La cultura popular, la cultura que brota del pueblo y de sus expresiones de alegría, dolor o anhelo, ha perdido a uno de sus más destacados representantes. Antonio Gades, el bailarín, el comunista, un miembro más de la clase trabajadora, ha sido uno de los artistas más importantes de la renovación cultural del siglo XX. […]
La cultura popular, la cultura que brota del pueblo y de sus expresiones de alegría, dolor o anhelo, ha perdido a uno de sus más destacados representantes. Antonio Gades, el bailarín, el comunista, un miembro más de la clase trabajadora, ha sido uno de los artistas más importantes de la renovación cultural del siglo XX.
Hombre de compromiso y dignidad, de lealtades y amigos, bebió desde niño de las fuentes de la tradición obrera, del sufrimiento del trabajo, de la necesidad, elevando su arte mayor, el baile flamenco, un baile de clase con conciencia, hasta la categoría de manifestación universal. De los tablaos a los teatros y de los teatros a los tablaos; de Moscú a la Habana, de Nueva York a París, de Barcelona a Cádiz, cualquier sitio era bueno para asistir, ante su magnifica presencia de bailarín sobrio, a la lucha por la identidad común -a veces usurpada por los señoritos- de una expresión artística de fuertes resonancias colectivas.
Aclamado en el mundo entero, Antonio Gades supo llevar la ética del compromiso pegada a su taconeo, a su chaquetilla corta, a sus revueltas, haciendo de cada movimiento y de cada palabra un signo de valor frente a la tiranía de la explotación sin perder de vista su lucha permanente por la justicia, la igualdad y el socialismo. Hombre de izquierdas, comunista, Gades siempre estuvo al lado de su propia historia sin abandonar ni traicionar, pese al éxito, el hilo rojo que marcó su trayectoria humana y profesional.
Muerto Antonio Gades, muerto su arte libre y el mar bravo de sus últimos meses, nos quedará siempre el recuerdo de un bailarín excepcional, de un hombre sincero que hizo de su compromiso político una obra de arte sobre las tablas de la vida. Muerto Antonio Gades, suspendido en el aire del recuerdo sus zapatos y sus manos, su fuerza y su verdad, admiraremos en su figura los rasgos más destacados de los hijos del pueblo y de sus vientos. En estos momentos tristes, hablaremos de él como le hubiera gustado, con alegría y ganas de vivir para transformar, con alegría -rota por su definitiva ausencia- por haber podido compartir, de cerca o sobre un escenario, momentos inolvidables con su presencia de artista de bien, de hombre cabal, de comunista.
Francisco Frutos Gras es secretario general del Partido Comunista de España (PCE)