El periodista Javier Gallego, conocido como Crudo por el programa de agitación social, política y cultural, Carne Cruda 2.0, que dirige en la cadena SER y se ha ganado gran apoyo en las redes sociales, y columnista de eldiario.es, también hace música -en el grupo Forastero- y ahora acaba de publicar su primer libro de poemas, Abolición de la pena de muerte (Arrebato Libros), donde, frente al aullido y la rabia de su lado periodístico, saca la negrura de su cara pesimista y escéptica.
¿Cómo estiras el tiempo para hacer tantas cosas?
Durmiendo poco. Teniendo poca vida personal, sacrificando el tiempo con mis seres más cercanos y queridos, dividiéndome como puedo y de mala manera. Y tengo la sensación de que hago menos cosas de las que querría.
¿Qué más cosas te gustaría hacer?
Escribir más literatura. Este es el primer libro que publico de literatura y me gustaría que fuera una actividad más constante en mi vida. Tengo muchas ideas, que siempre voy aparcando porque el trabajo de periodismo me ocupa mucho tiempo.
¿Por qué, con la proyección social que tiene tu trabajo, esta necesidad de escribir poesía?
Es anterior a la del periodismo y la radio. En realidad, es una necesidad personal que me da resultado también como terapia. Además, soy un lector bastante constante de poesía. No me cuesta escribir poesía; la inspiración me llega repentina, en cualquier sitio. Como decía Picasso, la inspiración siempre te pilla trabajando.
Poetas que te gustan.
T.S. Eliot, Cummings, Westphalen, que es un poeta peruano surrealista que tiene un libro maravilloso, Bajo las zarpas de la quimera. Pero para mí el libro más grande en poesía en castellano es Poeta en Nueva York, de Lorca. Me gustan también Valente y Altazor, de Huidobro.
Dos preguntas de tu faceta periodística, tu cara ‘Carne Cruda’, antes de pasar a los versos. De todo lo que está pasando, ¿qué te parece lo más grave?
La parálisis política. Ahora está saliendo todo lo sucedido en años anteriores; y estamos asistiendo a una falta de reacción tan alarmante, tan repulsiva y lamentable… A pesar de la presión mediática, de la opinión pública, de la gente en la calle, a pesar de todo eso, la inopia, inercia e inacción de los políticos están dejando que se pudra el sistema, porque no están dispuestos a levantar el culo de su asiento. Me parece lamentable que el partido de la oposición cometa los mismos errores que el PP cuando tienen que tratar su porquería. Los dos grandes partidos de este país tienen metástasis y no reaccionan, parecen dispuestos a dejar que se pudra todo.
Quizá producen tanta mierda para abonar los brotes verdes que ellos dicen que ven.
Sí, claro, los brotes verdes de sus cuentas corrientes.
¿Y por dónde comenzar la reconstrucción?
Hay que demoler ese gran tótem del bipartidismo, y todas esas instituciones que se han llenado de privilegiados intocables en sus poltronas. Debemos empezar por unas elecciones. El proceso constituyente es fundamental ahora, y eso pasa por que los dos grandes partidos, que son los que están bloqueando cualquier regeneración, se vengan abajo, pero se tienen que venir abajo estrepitosamente. Frente a eso, me indigna las cosas que siguen diciendo. Yo quiero que nos digan qué tipo de drogas toman, que nos pasen las sustancias que toman, que compartan por lo menos la droga.
Vamos al TEXT-10 en torno a tu libro de poemas ‘Abolición de la pena de muerte’. Te leo 10 grupos de versos que me han llamado la atención y te pregunto a partir de ellos.
1. «Es una grandiosa victoria / terminar / el eterno paseo / de este día». ¿Qué tal llevas tu rutina, tu cotidianidad; te gusta? Yo siempre me he peleado mucho conmigo mismo en el día a día, me peleo con el tiempo, soy muy desorganizado. El tiempo me puede. Soy de esas personas poco prácticas, que acumulan tareas y gestiones sin hacer, porque parecen todas una montaña, hasta la más mínima gestión telefónica o llevar unos papeles al gestor. Soy un desastre para las gestiones de la vida, para la parte práctica de la vida. Hago larguísimas listas de cosas por hacer… Y me comen, me comen. Soy muy poco resolutivo.
2.»Porque no estás / porque mi cama es tuya / porque solo cuando comprenda / que estoy solo / que tú te has ido / podré empezar a sentir / la pena de muerte / y de estar vivo». ¿Te pesa este sentimiento de soledad? ¿Es real o literario? Real, este libro surge en un momento muy real de soledad, a partir de una ruptura sentimental, de ese sentimiento de desvalimiento que surge cuando lo que creías eterno e inmutable se viene abajo, y dejas de sentir lo que sentías y todo eso desaparece, y te encuentras muy solo. Se produce un momento de enorme soledad, pero también de gran reencuentro contigo mismo, esa es la parte positiva.
3. «Vivo, luego estoy en peligro de muerte». Para escribir bien, uno necesita sufrir y estar triste… Para escribir bien, lo que uno necesita es tener sentimientos intensos… Lo que pasa es que en los momentos de intensa euforia, te pones a vivir y a disfrutarlo más que a escribir; son más propicios para compartir con los demás. Los sentimientos de soledad y tristeza son más introspectivos. Pero también surge buena literatura de otros sentimientos, como la rabia, la furia, la melancolía…
4. «Ayer me reconocí por la calle. / Estaba tan pálido que daba miedo. / No quise saludarme porque iba / distraído pero pensé / que tengo que llamarme más / y hablarle más de mí a mis amigos». ¿Qué tal de autoestima? No ando mal. No me puedo quejar. He tenido éxito con el programa, tengo bastante seguimiento, sería un imbécil si me quejara. Pero he de reconocer que tengo grandes inseguridades y una obsesión por el perfeccionismo bastante fuerte. Yo creo que todos los que hacemos un trabajo público tenemos esa necesidad obscena de buscar continuamente la aceptación externa. Y más ahora con las redes sociales.
5. «Demonios que habitáis en mi barriga / que no me dejáis vivir / ……que ni el aire me dejáis…..». ¿Cuáles son tus principales demonios? Esa inseguridad de no cumplir las expectativas; esa eterna insatisfacción, ese enfermizo perfeccionismo. Mira, como la princesa Letizia; periodista y perfeccionista hasta la obsesión… (Risas) ¡Vaya comparación! Sí, sufro más las cosas que las disfruto. Tengo la enorme suerte de tener un trabajo vocacional, de poderme dedicar a lo que me gusta, hacer radio, escribir… y, sin embargo, no lo disfruto, por esa obsesión excesiva, por ese nivel alto de exigencia. Otros demonio: la soledad excesiva. Aunque soy muy sociable, a veces tiendo a encapsularme, por el miedo a fracasar y quedarme solo.
6. Estos son algunos títulos de tus poemas: ‘Homicidios frustrado’, ‘Crónica de una muerte anunciada’, ‘Cortejo fúnebre’, ‘Depósito de cadáveres’, ‘Las cenizas’… ¿Por qué tanta negrura?, ¿miedo atroz a la muerte? Es un temor a las distintas muertes, a las muertes cotidianas, a las pérdidas cotidianas, a la sensación de pérdida, lo que desaparece, a los vacíos…
7. «Me desalojaste del hueco de tu espalda / sin darme tiempo a empaquetar los días / que aún nos debíamos». Bonito… ¿Qué lugar ocupa el amor en tu vida? Lo descuido más de lo que debería, y eso me pasa factura… Pero ahora estoy profundamente enamorado.
8. «De muertos que aún respiran están las sepultura hienas. / De sus recuerdos más vivos se alimentan. / Las muy perras». ¿Ves muchas hienas a tu alrededor? ¡Uf, estamos rodeados! Pero ese poema está sobre todo dedicado al paso del tiempo, que es el gran devorador de recuerdos.
9. «Mala hierba prende y me incendia. / Soy un cuerpo en llamas / a punto de quemarse / que aún se opone y desafía / a los dioses de la tempestad, / al ensimismado huracán, / a la brisa asesina, / al palo, al puñal / a la lágrima, al azar / y a la derrota. / Y por encima de ellos / sigue aullando / mi llama diminuta». ¿Desanima tanta protesta aparentemente con tan pocos resultados? Sí, a veces desanima, pero no creo que esté siendo ineficaz. Creo que están cambiando muchas cosas en la mentalidad de la gente, en la forma de entender la política, de responsabilizarse en la sociedad en la que vivimos, que sé que no es mayoritario, que hay mucha gente que aún pasa, pero sí se están transmitiendo unos valores de democracia, responsabilidad, justicia y compromiso que creo que van creando un magma, calando poco a poco entre la gente. Lo que sucede es que queremos que todo cambie a golpe de clic; y eso no es así, los cambios sociales son mucho más lentos. Yo no creo en las revoluciones de la noche a la mañana en un país como España, pero el 15M es una revolución a cámara lenta, se ha sembrado una semilla y está creciendo. Sí que es verdad que a veces te desespera que no se mueva nada, y que salga González Pons, que se supera cada día que habla. A veces con su cinismo te sacan los sentimientos más violentos, con la hipocresía de gente como Esperanza Aguirre, que ha gobernado la Comunidad de Madrid gracias al Tamayazo y la Red Gurtel… Y que ahora venga de íntegra… Pero, señora, ¿qué me está contando? Tienen una cara que no les cabe en el cuerpo, que ni les cabe en el traje que se han hecho. Es muy muy indignante. Pero hay que ser pacientes, porque creo que sí está cambiando algo, poco a poco, pero sin marcha atrás. Lo hablaba el otro día con Ignacio Escolar, director de eldiario.es, que me decía que antes la prensa la leía el 18% de la gente, y el 82% pasaba; sin embargo, ahora las encuestas dicen que un 50% lee prensa. Algo ha cambiado. Se están creando unas bases importantes, unos cimientos que afectan a la realidad, que no van a desaparecer y que se van extendiendo como una mancha de aceite, lenta pero inexorablemente. El presidente Rajoy dirá que son «hilillos», como definió la marea negra del ‘Prestige’. (Risas) Sí, sí, hilillos de plastilina.
10. «Ningún pájaro en el aire. / Ningún pájaro despierto. / Ningún pájaro vivo. / Solo pájaros muertos. / He perdido la esperanza / de mirar de nuevo al cielo». Pero, Javier, tú, tan crítico, tan enérgico en tu protesta ‘Cruda’, ¿de dónde sale este pesimismo? Tengo momentos muy oscuros… Me obligo a ser optimista, pero soy de naturaleza escéptica. También es verdad que me ha contagiado mucha gente con su esfuerzo, con su energía. Yo era una persona más descreída, menos convencida en el cambio social, y eso me hacía ser más cómodo, porque te lleva a decir eso de: bueno, como esto no tiene arreglo, como esto no se puede cambiar… Tengo una lucha entre esos dos caracteres. Y con la poesía saco esos días negros. Pero en estos momentos me he contagiado de una vitalidad y una esperanza en el cambio que yo por mí mismo no tenía. De repente, me veo defendiendo argumentos más esperanzadores. Y me gusta más ser así que un escéptico al estilo de Cioran, al que he leído mucho. Vivo ahora en una época más ilusionada.