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Entrevista a Ana Pontón, diputada de BNG

«Hay un exceso de «madricentrismo» en la política, en la economía y también en la información»

Fuentes: Público [Foto: Ana Pontón (Miguel Fernández)]

Ana Pontón (Sarria, Lugo, 1977) entró como diputada en el Parlamento de Galicia con 26 años y desde entonces no ha parado de crecer. Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidade de Santiago de Compostela, accedió a la Portavocía Nacional del Bloque Nacionalista Galego (BNG) en 2016, con la formación en uno de sus peores momentos, doliéndose de la escisión propiciada por su tótem histórico, Xosé Manuel Beiras, y arrinconada por la alianza de éste con Izquierda Unida primero, y con Unidas Podemos después.

En sus primeras elecciones como candidata a la Presidencia de la Xunta, Pontón obtuvo solo seis escaños. Tras cuatro años de una trabajada legislatura en la que el Bloque supo aprovechar la debacle de una izquierda alternativa desaparecida del mapa parlamentario en las autonómicas del año pasado, logró el mejor resultado de la historia del nacionalismo gallego. Lo aupó a la condición de segunda fuerza del país, con 19 escaños y sobrepasando también a un desinflado PSOE.

Armada de un carisma del que carecían sus antecesores y de un conocimiento profundo tanto de Galicia como de su organización, Pontón ha renovado al bloque y, más allá de devolverle fuerza, ilusión y juventud a su militancia, ha dado con la tecla para lograr que su discurso sobrepase de largo a las bases del partido. Madre de una niña de un año y cuatro meses, dice que la pequeña no le permite dormir como querría, aunque la impresión que ella deja en la distancia corta es que lo que de verdad le desvela son los añejos agravios que, en su opinión, padece Galicia. Tanto por parte de la Xunta y de Alberto Núñez Feijóo como de Pedro Sánchez y el Gobierno de coalición.

¿Está el BNG en su mejor momento histórico? ¿Lo percibe así?

El BNG está más fuerte que nunca, y no lo digo solo por los resultados electorales, sino porque, como organización, somos la referencia para miles de personas que creen que en Galicia es necesario un cambio, y que son conscientes de que ese cambio va a venir con el BNG.

En el otro gran momento del bloque, cuando llegó con Beiras a 21 diputados en el Parlamento de Galicia…

No, fueron 18.

Sí, es verdad, fueron 18. Disculpe. Quería decir que entonces no existía la misma percepción social de la transversalidad que aparenta hoy el BNG.

Quien puede hacerle frente como oposición al Partido Popular es el BNG, pero no solo para hacer oposición remando a la contra, sino como alternativa de país. Se nos ve como la fuerza referencial para que se pueda producir un cambio. Hay mucha gente que cree que dentro de tres años se va agotar el tiempo político del PP y que el BNG está fuerte para gobernar este país.

Pero para que el BNG pueda gobernar este país no basta con que acumule todo el voto de la izquierda, donde los vasos comunicantes parecen conducir siempre al mismo techo que permite al PP repetir mayorías absolutas una tras otra. Tiene que llegar a ese electorado que ahora está votando al PP.

Escuchando a Feijóo en estos últimos seis meses, me da la impresión de que piensa que estamos entrando en su base electoral. Si no, no se entiende que en medio de una pandemia dedique tantos esfuerzos al ataque ya no solo contra el BNG, sino contra su portavoz nacional. La explicación que encuentro es que está nervioso porque estamos entrando en esa base electoral del Partido Popular.

Hay dirigentes y portavoces del PP que en privado hablan muy bien de usted.

Pues en público yo solo recibo ataques personales. Le invito a venir cualquier día a la sesión de control en el Parlamento de Galicia, podrá escuchar los calificativos que yo he escuchado en estos últimos seis meses. Cualquiera diría que soy la presidenta de Galicia. Sorprende que en plena pandemia el presidente de la Xunta se haya lanzado a una ofensiva personal de este calibre. Pero, insisto, supongo que es por cierto nerviosismo que hay en el PP por algún motivo que a mí se me escapa.

Para poder gobernar Galicia, al BNG también le conviene que el PSOE esté fuerte. No parece muy posible que ustedes solas puedan aspirar a la mayoría absoluta.

Somos conscientes de que en Galicia hay un escenario plural para formar una alternativa al PP. Pero la clave para que se produzca un cambio está en fortalecer el espacio del BNG.

Feijóo presume de que ha sabido contener a la ultraderecha en Galicia, pero esa situación puede leerse en el sentido de que la ultraderecha ya está dentro del PP de Feijóo.

Sí, o en el sentido de que a la ultraderecha le gusta el discurso de Feijóo, lo que desmonta esa imagen del Feijóo moderado que demasiadas veces vemos por parte de la progresía madrileña.

Algunos dirigentes del PP español se miran o se miraban en esa imagen, como si desearan parecerse a Feijóo. Ayuso, Juan Manuel Moreno…

Hay un intento por parte de la progresía española de crear una figura moderada dentro del Partido Popular, me imagino que con el objetivo de dañar a Pablo Casado. Pero lo que me extraña es que hayan escogido a Feijóo, que ha sido el precursor de muchas de las medidas más radicales de la derecha. Feijóo llega a la Presidencia de la Xunta con una campaña de mentiras y difamación, trumpismo antes del trumpismo, podríamos decir. Y su política ha sido la de desmantelar servicios públicos, inventarse el pin parental lingüístico, apoyar a las redes antiabortistas, aplicar una estrategia de opacidad y control de los medios públicos… En los peores momentos de Telemadrid, el control era menor que el que tiene Feijóo sobre la TVG. Eso es Feijóo. Y me da la impresión de que la progresía madrileña se empeña en crear un nuevo Gallardón. Y ya sabemos en qué acabó Gallardón.

¿Y el nacionalismo gallego de derechas? ¿Está en el PP o está en el BNG?

No sé si es un unicornio, la verdad. Llevo años escuchando hablar de la posibilidad de que en Galicia exista un nacionalismo de derechas, pero si no existe es porque no hay esa representatividad. En el BNG somos una fuerza política transversal y ofrecemos una alternativa que es buena para los trabajadores y para las trabajadoras, pero también para la pequeña y mediana empresa, para los autónomos. Por ejemplo, ahora estamos discutiendo sobre los fondos Next Generation. ¿Quién está defendiendo que tienen que llegar a las pymes y no a cuatro multinacionales? El BNG. ¿Quién tiene un proyecto económico para fortalecer el tejido empresarial enraizado en el país? El BNG. Realmente creo que tenemos esa transversalidad y que representamos una alternativa más amplia.

Ahora mismo, cuando hablamos [la entrevista se realizó el pasado viernes día 21], se está celebrando la investidura de Pere Aragonés, de Esquerra Republicana de Catalunya, que cuenta con esa ventaja de poder gobernar gracias a que hay un nacionalismo de derechas que le apoya.

La historia de Galicia y la de Catalunya son muy diferentes. Podríamos hacer un análisis histórico de por qué aquí no hemos tenido una burguesía propia, o de por qué esa burguesía cumplió otro papel. Somos realidades diferentes, y el BNG no es equiparable a ninguna otra fuerza política de las que hay en Euskadi o en Catalunya. Tenemos una singularidad propia. El BNG responde a una realidad gallega, no somos la imitación de nadie. Eso explica la persistencia del nacionalismo gallego y su fuerza en este momento.

¿Ya ha felicitado a Aragonés?

No, pero tengo pendiente hablar con él. Además, yo a Pere ya le conocía de sus tiempos en las juventudes de Esquerra. Coincidimos en la etapa en la que yo estaba en la dirección de Galiza Nova [las juventudes del bloque] y él en la Secretaría Xeral de las de Esquerra. Nos conocemos desde hace muchos años. Para mí es muy relevante que Catalunya tenga de nuevo un presidente de ERC. Así que, mis felicitaciones y mis mejores deseos para que tenga los mayores éxitos y aciertos, porque se enfrenta a una situación compleja.

Conociéndole, ¿cómo cree que va a ser esta legislatura?

Es una persona muy inteligente y con capacidad para poder llevar adelante con éxito un proyecto alternativo. Tienen la obligación de acertar porque acaban de recibir un respaldo social muy importante en unas circunstancias muy adversas. Es un reto no solo para el independentismo, sino particularmente para Esquerra, que sea un Gobierno longevo y que abra un etapa diferente en el liderazgo del soberanismo catalán.

Antes hablábamos del momento que vive el BNG. ¿Cree usted que en el resto del Estado también percibe a su organización como una fuerza capaz de influir en las políticas del Gobierno de coalición?

Yo creo que Pedro Sánchez y el Gobierno de coalición tienen que hacer una reflexión. Hay un exceso de madricentrismo en la política, en la economía y también en la información. Los últimos procesos electorales, y este es un ciclo que se abrió en Galicia, denotan que hay un castigo al Gobierno. Pero el Gobierno ha hecho una lectura equivocada de las elecciones gallegas. Lo que se está abriendo paso es un castigo a quien no cumple con Galicia. También lo hay por parte de la izquierda, porque el Gobierno de Sánchez no está cumpliendo su palabra: siguen vigentes la reforma laboral, la ley mordaza… Cuando la izquierda no hace políticas de izquierda, lo que hace es fortalecer a la derecha.

Igualmente, un Gobierno que se compromete con que tiene que haber un cambio del papel de Galicia en el Estado, y no cumple, también tiene una penalización. El Gobierno de Sánchez debe volver al diálogo con el BNG y cumplir el acuerdo de investidura. Más allá de cuestiones que no niego que sean importantes, como el saneamiento de la ría de O Burgo, en A Coruña, o empezar a desbloquear la conexión con el puerto exterior de esa ciudad… Pero de cara a la supresión de los peajes de la AP-9 [la autopista de pago que cruza el eje atlántico desde Ferrol hasta Vigo], en lo sustancial no vemos cambios.

¿El Gobierno no está cumpliendo el acuerdo con el Bloque?

Es evidente que no. Hay incumplimientos en el caso de la central térmica de As Pontes, tiene que haber una transición energética justa y tenemos toda una serie de cuestiones en los que teníamos que estar trabajando para concretar ese acuerdo. El Gobierno de Sánchez no es que nos esté haciendo esperar al BNG, está haciendo esperar a los gallegos y a las gallegas. En muchos ámbitos están repitiendo políticas que no pueden tener nuestro apoyo bajo ninguna circunstancia. Yo me llevo las manos a la cabeza cuando veo que el Gobierno de Sánchez le toma al relevo al PP para aplicarnos peajes en las autovías. Eso no es de izquierdas ni es verde. Es una política antisocial. Verde es fomentar el transporte público, pero en Galicia, fuera del eje atlántico, nos están desmantelando el tren. No sé qué tiene de social poner peajes en las autovías, que los trabajadores y trabajadoras de este país, que tienen los salarios más bajos del Estado, no van a poder pagar. ¿Tendrán que ir por carreteras por las que van a tener más accidentes? Puedo comprender que esas políticas las impulse el PP, pero me sorprende que les estén dando el relevo y estén facilitando un marco favorable a la derecha, poniendo una alfombra roja para que gane el PP. Porque todo eso genera decepción, y es lógico, claro.

¿Cómo es la interlocución del BNG con el Gobierno del Estado? ¿Sólo a través de su diputado en el Congreso, Néstor Rego, o tienen más canales de comunicación?

Tenemos la interlocución que estaba pautada en el acuerdo: una comisión de seguimiento entre quien lo firma, que era la vicesecretaria general del PSOE [Adriana Lastra], y el BNG. El Partido Socialista tiene que cumplir su palabra con los gallegos y las gallegas, y tiene que hacer una lectura adecuada de lo que está pasando. Un Gobierno que no cumple genera decepción, y el Gobierno de Sánchez no está cumpliendo con Galicia y está manteniendo la misma discriminación que los gobiernos del PP. Se equivocan si piensan que ese incumplimiento funciona, o si es funcional para el PSOE que Feijóo siga gobernando en Galicia. Es decepcionante tener que expresar todo esto.

¿De verdad piensa que al PSOE o al Gobierno les conviene que Feijóo siga gobernando en Galicia? ¿Para qué? ¿Para que no dé el salto a Madrid?

No creo que tengan miedo de que Feijóo se vaya a Madrid, pero lo que sí les resulta funcional es mantener una figura que supuestamente representa un ala moderada del PP, aunque no sea así, para desgastar a Casado. Yo recuerdo unas declaraciones de Ábalos al comienzo de la campaña electoral de las autonómicas gallegas que, sinceramente, hacían pensar en que venía a hacer campaña por Feijóo. Aunque también es normal, si el ministro de Fomento tiene a un presidente de la Xunta que acepta todas las discriminaciones. Ábalos tiene que estar encantado, tuvo una reunión con Feijóo en la que anunció que se retrasaba seis meses el acuerdo para la rebaja de los peajes de la AP-9, y Feijóo, en vez de exigirle que la rebaja se aplique cuanto antes, dice que le parece muy bien y no plantea una agenda de país.

Si yo fuera presidenta de la Xunta, lo primero que le diría a Ábalos es que no voy a aceptar la discriminación de Galicia. Acaba de condonarle la deuda al puerto de València, 300 millones de euros, y sin embargo no le condona la deuda al puerto exterior de A Coruña, cuando la deuda del puerto de València viene de los desmanes y corruptelas de un Gobierno del PP, y la de A Coruña es fruto de una decisión del Consejo de Ministros. Es inaceptable que se nos diga que la deuda de València sí, y la de A Coruña, no. Es absolutamente inaceptable.

Ábalos le ha tirado flores a Feijóo en más de una ocasión.

Entiendo que lo haga porque es funcional para mantener la discriminación de Galicia en el Estado. Mientras tanto, el BNG molesta. ¿Por qué? Porque no aceptamos pulpo como animal de compañía. Exigimos que Galicia cumpla otro papel en el Estado porque además nos va la vida en ello. ¿Qué va pasar con los fondos de reconstrucción? En dos planos: primero, no puede haber recortes sociales, y esa agenda oculta del Gobierno, la falta de transparencia, es algo denunciable. No nos pueden decir que se van a recortar más las pensiones, ni derivar a dentro de dos años una agenda oculta de reformas que parece que es lo que enviaron a Bruselas. Pero como no hay transparencia y no conocemos ese plan, esa opacidad hace saltar las alarmas. Segundo, también nos preocupa cómo se van a distribuir esos fondos, porque parece que el grueso ya está en manos de cuatro o cinco multinacionales, y que hay un diseño centralista. Y cada vez que Madrid decide algo, Galicia pierde. Ahí el Gobierno gallego, con Feijóo a la cabeza, ni está ni se le espera. Va a ser un problema, porque esos fondos van a ser lo único que vamos a tener para cambiar de modelo.

En Galicia teníamos muchos problemas, pero es que ahora nos dicen que el gran reto es la digitalización, cuando nosotros tenemos ahí una posición peor; que va a haber una transición energética que aquí es una nueva reconversión encubierta, y no hay ningún modelo económico de país. Nosotros necesitamos producir. El turismo tiene que ser un complemento, no la base de un sistema productivo. Lo grave es que la propuesta de Feijóo en este tema es una carta a los Reyes Magos sin estrategia ni proyecto.

Más allá de las demandas específicas para Galicia, ¿el BNG puede tener una posición activa y decisiva en el resto de políticas del Estado?

Atender a las necesidades de Galicia es una política social. Nosotros necesitamos industria, infraestructuras competitivas, necesitamos enfrentar la transición digital, enfrentar el reto verde, un ferrocarril que nos conecte entre nosotros y con Europa… La obsesión siempre ha sido salir por Madrid, pero a mí me preocupa más cómo va a quedar el corredor atlántico, si vamos a tener un corredor de Ferrocarril de Vía Estrecha (Feve) que nos permita salir hacia Europa, cuáles van a ser nuestras relaciones con Portugal, que es un eje fundamental de desarrollo económico con una de las eurorregiones más dinámicas de Europa y con la que tendríamos que aprovechar sinergias… Ahí tenemos retos muy importantes. Pero si usted lee nuestro acuerdo de investidura con el señor Pedro Sánchez, verá que ahí estaba la derogación de la ley mordaza, acabar con las reformas laborales que están precarizando a miles de trabajadores, fundamentalmente gente joven y mujeres, que son quienes más están padeciendo esa situación… Tenemos disposición a dialogar, pero si alguien cree que vamos a aceptar migajas o que nos vamos a callar si se discrimina a Galicia, se equivoca.

¿Qué piensa de la salida de Pablo Iglesias del Gobierno y de su posterior abandono de la primera línea política?

Me parece inaceptable en términos democráticos la campaña de acoso personal y mediática que vivió Pablo Iglesias. Se sobrepasaron muchas líneas rojas y quiero mostrar, desde las diferencias políticas, mi respeto por su figura. Él entendió que había agotado un ciclo, y cuando alguien toma una decisión de esas características, es completamente respetable.

¿Qué opina del creciente protagonismo de la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz? Usted la conoce bien, han compartido plenos en el Parlamento de Galicia durante varios años.

Personalmente tengo muy buena relación con ella, nos llevamos muy bien. Pero hay que esperar primero a ver las decisiones que toman Podemos y su espacio político. Parece que hay una decisión interna sobre la que yo no tengo nada que decir. Lo que sí estoy deseando es felicitar a Yolanda Díaz por acabar con la contrarreforma laboral del PP.

Fuente: https://www.publico.es/entrevistas/entrevista-ana-ponton-bng-ana-ponton-hay-exceso-madricentrismo-politica-economia-informacion.html