El Movimiento 15 de Mayo español ha demostrado con hechos su particularidad y su capacidad para crear las bases de una nueva realidad. Cierto es que también dependerá de su capacidad de síntesis, de confianza en sus propias fuerzas y en la obra realizada y fundamentalmente, de su audacia para la convocatoria, que conseguirá seguir […]
El Movimiento 15 de Mayo español ha demostrado con hechos su particularidad y su capacidad para crear las bases de una nueva realidad. Cierto es que también dependerá de su capacidad de síntesis, de confianza en sus propias fuerzas y en la obra realizada y fundamentalmente, de su audacia para la convocatoria, que conseguirá seguir reflejando el sentir y la convicción de los millones de ciudadanos que queriéndoles, aún no bajan a las plazas de sus Asambleas Populares.
Es lógico que quienes han declamado durante siglos y hasta milenios, la naturaleza bondadosa y solidaria del ser humano, que quienes llevan centurias declamando las verdades de la justicia, la igualdad, la democracia, sin cumplirlas, se sientan preocupados por esta presencia. Pueden testimoniar que miles de personas declaran que la ética es administrar la cosa pública en beneficio de los pueblos y no de unos pocos; que la lógica indica que entre las personas no pueden existir barreras ficticias como las que crean quienes defienden con ellas sus propiedades y beneficios.
En esta encrucijada, quienes habeis obtenido un espacio a la sombra de los beneficios de esos propietarios, estais preocupados. Veis al Movimiento Popular del 15 de Mayo como a un competidor por los favores de quienes los dispensan. No debeis preocuparos, no somos vuestros competidores por las dádivas. Queremos una democracia de verdad y eso significa, por ejemplo, que todo el sector público sea de propiedad y gestión del pueblo; que nadie trabaje más de 8 horas; que el trabajo y la vivienda sean derechos garantizados y cumplidos por mandato constitucional, etc. Sabeis de qué os hablo.
Así que no os disputamos vuestro espacio sindical, vecinal o partidario. Como se suele decir, estamos en otra. Entendemos que pretendais conseguir objetivos propios con nuestra participación; con nuestro aval aunque sea conseguido de mala manera; o como fruto de alguna maniobra para que nos diluyamos en vuestras organizaciones. Es parte de la lucha fatricida en la que estais enfrascados desde el momento aquel, en el cual aceptasteis contar con una parcela que os obliga, si no actuais de esa forma, a disminuir o a desaparecer como entidades y por lo tanto, con todo aquello que esas entidades significan personal y grupalmente para vosotros.
Es el precio que hay que pagar en un sistema de jerarquías, para ser cabeza de ratón. Quienes lo dirigen han establecido este tipo de intereses y de «normas de juego» precisamente, para que todos participemos de una forma u otra, obedeciéndolas.
Estamos viendo que esta forma de hacer las cosas, lo que ha producido y produce y de seguir así, seguirá produciendo, es una mayor pobreza y miseria. La creciente pobreza se produce por el afán privatizador de los jerarcas del sistema. Especulan para contar con el dinero para poder ser cada vez más propietarios y saben, que es la forma de poder someter a todo aquel que posea poco o nada. Que somos la inmensa mayoría.
Supongamos que todos nos sometemos: ¿qué sucederá? No es difícil imaginar el panorama. Todos los propietarios de parcelas en guerra despiadada de los unos contra los otros. ¿Que algunos se unen para derrocar al o los jerarca,s mayor,es? Eliminarles. ¿Genocidio? Ya no existirá esa palabra. ¿O es que acaso imaginais un futuro de pacífica obediencia al mandato de los jerarcas? ¿Por el pan y el lecho de heno en el establo, con los animales, como en la Rusia zarista? ¿O eliminados directamente, como «material sobrante» en un mundo de progresivo agostamiento de las finitas materias primas? Se llama nazismo. ¿Suena?
No estamos por vuestro espacio ni compartimos estos tristes y criminales valores de convivencia social. Queremos otro mundo posible. Un mundo inclusivo, en el cual todos tengamos cabida. Para ello, deberemos usar toda nuestra imaginación y creatividad, cosas que nos sobran. Un mundo horizontal no sólo porque las jerarquías han demostrado hasta la saciedad su incapacidad para gestionar nuestra convivencia, sino porque nos creemos de verdad, que todos somos iguales en nuestras necesidades y diferentes en nuestra posibilidades de desarrollo como personas. Y queremos un mundo no violento porque la Especie nueva en que nos hemos convertido como producto de nuestro desarrollo, entiende y entendemos que nuestras mejores virtudes son la solidaridad, la creatividad, la bondad y el sentido ético de la vida.
Hemos afincado en la restauración del medioambiente agredido por nosotros, la base más sólida para conseguir la perdurabilidad de nuestra Especie en ese otro mundo que, estamos convencidos, es cada día más posible. Por eso estamos poniendo las bases materiales en la mente y el corazón de nuestros conciudadanos, que se denominan inclusión, horizontalidad, no violencia, democracia y restauración medioambiental.
En esta lucha por ese otro mundo posible, debemos estar hombro con hombro compartiendo valores y trabajos para llegar a esa meta mejor para nuestros hijos y nuestros nietos. Es por lo que han luchado quienes nos han precedido en esta marea millonaria por un mundo de comprensión entre nosotros, de afecto y cariño por nuestro entorno. Todos nuestros cariños y afectos nacen de la repetición diaria y pausada de nuestros recorridos por las personas y los paisajes de nuestras vidas. A todos estos valores se referían aquellos que hablaban de revolución. Hoy hablamos de cambio social porque de verdad, la forma de convivencia en la cual estamos, no nos es útil.
Las verdades son así de sencillas y en tiempos de cambio, lo son aún mucho más. Estais demasiado enfrascados en la lucha en la cual os habeis enfrascado como parte de una parcela, que no veis la necesidad general de los trabajadores y de todos los ciudadanos de cambiar esta forma de vida obsoleta. En nuestras Asambleas Populares ya están participando muchos compañeros de vuestros partidos, sindicatos y asociaciones de todo tipo. Lo que corresponde es dar el paso hacia la formación asamblearia, igualitaria, horizontal y democrática de vuestras organizaciones, siguiendo el ejemplo de vuestros compañeros. Cambiando nuestra forma de entendernos entre nosotros, ya estamos cambiando este sistema. Teneis que uniros al caudal de pueblo que quiere el cambio. Hay un mundo nuevo para construir entre todos y todos somos necesarios.
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