Machismo: ¿Mito o realidad? «Empecemos por aquí para que quienes afirman que no existe el machismo, se callen», afirman María Murnau y Helen Sotillo. Estas dos jóvenes andaluzas dan vida a la página digital «Feminista Ilustrada», que nació en noviembre de 2015 y que actualmente cuenta con 155.000 seguidores en Facebook, Twitter e Instagram. En […]
Machismo: ¿Mito o realidad? «Empecemos por aquí para que quienes afirman que no existe el machismo, se callen», afirman María Murnau y Helen Sotillo. Estas dos jóvenes andaluzas dan vida a la página digital «Feminista Ilustrada», que nació en noviembre de 2015 y que actualmente cuenta con 155.000 seguidores en Facebook, Twitter e Instagram. En las octavas Jornadas Feministas del sindicato Acontracorrent, que se celebran en Valencia, resumen su cometido: visibilizar las situaciones de machismo cotidiano y hacer llegar el «mensaje» de igualdad a las personas menos cercanas al feminismo. Utilizan para ello el diseño gráfico y las ilustraciones, con un discurso claro y directo, pero también con humor. Asimismo hacen un análisis de los contenidos mediáticos, por ejemplo de la revista «Cosmopolitan», dirigida a un público femenino. «Ellas aparecen sexualizadas y divinas, con fondos de color rosa y tienen normalmente menos de 30 años», explican en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de València. ¿Qué ocurre en las revistas destinadas a los hombres? Se puede ver en las portadas a mujeres exuberantes, aunque en este caso predomine ya no el rosa sino los colores fuertes. En la revista «Esquire», se aprecia a hombres maduros con sus canas y expresión de tipo duro, mientras las mujeres exhiben lencería.
María Murnau (San Fernando, Cádiz, 1991) ya realizaba todos sus trabajos sobre feminismo y género cuando estudiaba Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla. Pero uno de los motivos que con más fuerza le condujo a la militancia feminista fue la actividad del colectivo Femen, del que grabó un documental. En «Feminista Ilustrada» se dedica principalmente a los contenidos, mientras que del diseño gráfico se ocupa Helen Sotillo (Sevilla, 1989), quien procede del mundo de la publicidad y antes se curtió en empresas como Barilla, Paribas o Heinieken-España. Prosiguen con la ristra de ejemplos para evidenciar el machismo mediático. No hace falta que las publicaciones tengan como receptor específico a uno de los géneros. Algunas portadas de la revista «Fotogramas» permiten observar a hombres enchaquetados y con pose de autoridad; ellas son las que muestran las carnes… Estas diferencias se marcan todavía más en la televisión. De los presentadores con traje y corbata, a los que se les permite el aspecto informal, las camisas largas y hasta las zapatillas deportivas, se pasa a las mujeres pintadas y con tacones, escote, faldas cortas, perfecta depilación y embutidas en sus vestidos. «En programas como ‘El Hormiguero’ se les reservan los blogs de moda», afirman Murnau y Sotillo, pero los distingos llegan hasta la previsión meteorológica. «Y qué vamos a decir de Cárdenas…». Si alguien busca en Google «presentadoras guapas» o similares, se le mostrarán las capturas de fotos y vídeos compartidas por los usuarios, todos hombres.
«Nuestro objetivo es visibilizar las escenas de micromachismo en el día a día», reitera Helen Sotillo. Algunas, tan aparentemente inocentes como pedir en un bar una cerveza (la mujer) y un refresco «cero» en calorías (el hombre); y que debido a los prejuicios de género, las bebidas se sirvan de manera alterada. Situaciones como esta son las que reflejan las autoras de la página Web, «siempre con mucho humor y pedagogía (la justa)». En una de sus ilustraciones dan la vuelta a un conocido tipo de anuncios, y reivindican el «Penisil», para la higiene íntima masculina. «¿Qué pasa, que a los hombres no les huele el pene?» «Tampoco hay anuncios de Viagra para mujeres». En otra de las viñetas conversan dos amigos. «¿Vamos a la playa?», pregunta uno de ellos, a lo que responde el compañero: «No puedo, no me he depilado». De este modo, se señala que los hombres no se avergüenzan ni sienten la presión social en caso de lucir el vello. Otro hombre tomando el sol en la playa, pone el punto de ironía a la pesada carga de la imagen: «Para estar guapo hay que sufrir». En otras ocasiones la crítica ilustrada se centra en la prensa deportiva, que mira casi exclusivamente a los hombres. Da cuenta de ello un supuesto diario «Carca», al que acompaña un explicativo subtítulo: «Un líder para enmarcar». Y también hay un espacio para el hombre que se acerca a una manifestación de mujeres que protesta por las violaciones. Éste les espeta: «No todos lo hacen», pero a continuación le dice a su hija que no salga a la calle pues podría pasarle algo.
Algunas viñetas se prestaron a cierta polémica. Por ejemplo la representación de una mujer musulmana con velo, en contraposición a otra occidental, con escasa ropa. Las autoras aclaran que no se trata de defender el hiyab, sino de señalar que las servidumbres pueden darse en los dos casos. «La libertad consiste en decidir nosotras lo que nos ponemos». O en elegir una estética propia, de ahí la crítica al «péinate, tíñete, maquíllate, depílate» de uno de los diseños gráficos, que remite a los anuncios con mujeres pulcras, cuartos de baño muy blancos y perenne olor a colonia, mientras los hombres -si así lo desean- pueden mostrarse desaliñados y con barba. Para realizar el trabajo, tal vez sirva de inspiración un aserto -«somos lo que vemos»- que agrada a Helen Sotillo. También esto se pone de manifiesto en las ilustraciones: «Si es princesa, que sea guerrera», o «No le tenemos miedo a nada», de los cazafantasmas. «Así tienes más ‘papeletas’ para ser una mujer activa y combativa que con las imágenes de Cenicienta», afirma la ilustradora. ¿Superhéroes o superheroínas de cómic? Muy aficionada al género, María Murnau destaca que es muy difícil encontrar en el cine a los equivalentes femeninos de Thor, Batman o Los Vengadores. «Y la mayoría de los ejemplos están muy sexualizados», añade.
En las fiestas navideñas, las autoras de «Feminismo Ilustrado» alumbraron un Belén inclusivo que encendió a los sectores ultraconservadores. «Ya sabemos que las navidades son unas celebraciones muy machistas y racistas», recuerdan. Se presentaba a María y José como a homosexuales y activistas veganas. Además, Jesús de Nazaret no era tal, sino una niña negra. Al repertorio se agregaban los tres magos de oriente, en este caso una mujer coreana, otra gitana y un transexual. Recuerdan el aluvión de críticas, «fue duro pero también nos divertimos bastante». Menos incendiarias fueron las ilustraciones de Frankestein, encarnación del prototípico machista de izquierdas o La Momia, no menos habitual en las familias. «Es el típico ‘cuñado’ que se cree el más listo aunque nunca haya leído un libro sobre género», aclara María Murnau. Pero la denuncia del patriarcado no se limita a la discriminación de la mujer blanca y occidental. En algunas ilustraciones hay también una denuncia explícita del racismo, como en el caso de una mujer negra que se pregunta sin embozos: «¿Por qué no puedo yo representar a la especie humana?» Al fondo de la composición, un hombre barbudo se presenta como el canon. Así las cosas, los cuchillos volvieron a llover con la viñeta de una mujer que preguntaba por el género de un bebé. El acompañante le respondía: «Cuando nazca, crezca o aprenda, él o ella lo dirá». Pese a las críticas, se trataba de una respuesta que no excluía a los «trans» ni confundía el sexo con el género.
Así, paso a paso, con mucho esfuerzo, «Feminista Ilustrada» dejó de ser un hobby y las dos creadoras se dedican por entero a la publicación. Reciben encargos para campañas -de instituciones públicas o privadas- y actualmente trabajan con el Observatorio de Género de Chile, «uno de los países que penaliza el aborto en todos los supuestos», recuerda Sotillo. A una pregunta del auditorio responden que no realizarían viñetas para el PP, Ciudadanos o Vox, aunque ningún partido sea feminista al 100%; «ni siquiera al 50%», matizan. Otra vía de ingresos es la tienda on-line, por la que pueden adquirirse chapas, tazas, cuadernos para colorear o posters con las ilustraciones. En el acto organizado por Acontracorrent no han olvidado a compañeras del diseño gráfico feminista. La argentina Agustina Guerrero; Ana Belén Rivero, de Barcelona; Flavita Banana; P8ladas de Pamplona, cuyo personaje -Fatman- se atiborra de pizzas y grasas; Moderna de Pueblo, de Reus, uno de los grandes referentes; Alejandra Lunik, de Santiago de Chile; Lola Vendetta, de Barcelona; Carol Rossetti, de Belo Horizonte (Brasil); Sara Fatrini, de Venezuela; Rocío Salazar; Pinita, de Extremadura, Emma Gascó… Helen Sotillo se refiere a un «boom» de mujeres ilustradoras: «Algunas han entrado en Planeta; pero en general los salarios son muy bajos, el diseño gráfico no les da para comer».
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