Una generación nacida en la década de los 70 está dando mucho que hablar a favor de la cultura cubana. En el audiovisual el panorama es prometedor, son jóvenes que rondan los 35 años y cuenta con una sólida formación cultural, sustentada por un programa académico recibido en las instituciones universitarias de Cuba y por […]
Una generación nacida en la década de los 70 está dando mucho que hablar a favor de la cultura cubana. En el audiovisual el panorama es prometedor, son jóvenes que rondan los 35 años y cuenta con una sólida formación cultural, sustentada por un programa académico recibido en las instituciones universitarias de Cuba y por el empeño de cada uno de estos hacedores, por enriquecerse más allá de lo que aporta La Universidad de las Artes.
Ian Padrón, (La Habana, 1976), es uno de esos talentos que se ha formado en el oficio que entraña esta profesión, tomando de cada experiencia una perspectiva integradora del arte audiovisual, sin dudas la gran escuela. En sus inicios fue guionista de la Revista Zunzún y de la serie de animados Filminutos del ICAIC (Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica). Se vincula profesionalmente a esta emblemática institución en el año 1996, realizando su primera obra: Making de Amor Vertical.
Graduado en la especialidad de Dirección en la Facultad de Cine, Radio y TV del Instituto Superior de Arte en el año 2000, realiza su tesis con la obra de ficción: Motos, producida en 35 mm.
De su filmografía documental hay que denotar los filmes: Eso habría que verlo, compay (1999), Luis Carbonell: después de tanto tiempo (2001), Fuera de liga (2003) y Eso que anda (2010).
El primer título, es un homenaje a los creadores del dibujo animado más popular de Cuba: Elpidio Valdés. Un hurgar en los orígenes de este personaje, una búsqueda de los intríngulis de esta fiesta del dibujo animado cubano, una reconstrucción de la historia del personaje donde afloran recuerdos, tropiezos y voces de muchos «compinches» nacidos por la creatividad y el talento de unos pocos que bajo la dirección de Juan Padrón -su padre-, han llenado de sabiduría, humor y alegría a millones de cubanos. Este filme nos hace ver los mástiles de la cultura y sus raíces, nos permite entrar en la historia de Cuba.
Luis Carbonell…, es una obra de justicia, una suma de confesiones de unos de los más grandes declamadores de Cuba. Se suele acuñar para este tipo de documental, el término «rescate», ante un grande del arte replegado al ostracismo por los prejuicios de la sociedad. Ian padrón lo pone en el escalón que le corresponde con la complicidad del ICAIC, desde las armas del intimismo y el testimonio aleccionador.
La pasión en Cuba es «la pelota», con Fuera de liga, este notable realizador discurre sobre la vida de unos de los más grandes equipos de beisbol de todos los tiempos: Industriales, buque insignia del deporte habanero. Sobre este filme el crítico de cine cubano Joel del Río ha significado: «Fuera de liga contribuye al diálogo, al entendimiento, a la comprensión desde todas las riberas de la cubana. El documental de Ian Padrón toca, sin timideces ni prudencias hipócritas, una cuerda sumamente sensible de nuestra contemporaneidad. Los que se fueron y quienes nos quedamos, la tensión entre cubanos de adentro de la Isla y los radicados en el exterior, las lealtades y nostalgias de quienes partieron, las dificultades materiales de los que permanecieron… todo ello se expone con total franqueza en esta obra que complace y estimula, sin dejar de ser verista y penetrante. Filme espectacular conmovedor, estimulante y capaz de llevarte de la euforia a la tristeza, pero valiéndose siempre de la autenticidad, la honestidad intelectual y la responsabilidad ciudadana».
El documental Eso que anda, es una obra de acierto y entrega, una texto fílmico tejido desde los avatares del Road Movie, imprescindible para seguirle la pista a la agrupación sonera, Los Van Van, conocida en Cuba como: «El tren de la música cubana». El filme apresa los momentos más entrañables de esta banda, explotando la particular relación que tiene con su público, un público de multitudes y bailes, un público sensual que puede llegar al éxtasis sociológico, fotografiado por este creador desde una puesta en escena despampanante y mística.
Retomando su hoja curricular, hay que subrayar su experiencia como director artístico de conciertos y galas a figuras de la cultura cubana como: Beatriz Márquez, Los Van Van y Juan Padrón, Premio Nacional de Cine del año 2007. Su talento no ha estado solo volcado hacia el cine documental, ha materializado una maratónica carrera en «terrenos» dispares del audiovisual, que -hasta hoy- suman más de 80 obras como realizador y guionista de spot, video clip y obras de ficción.
Agrupaciones y solistas heterogéneas en cuanto a género y estilos, le han «entregado» su obra para hacer y rehacer con atinado lenguaje y profesionalidad construyendo desde «los misterios del video clip». En este inventario están: Los Papines, Manolito Simonet y Bamboleo, Ernán López-Nussa, Adalberto y su Son, Juan Formell y los Van Van, Buena Fe, Diego Gutiérrez, Grupo Tres de La Habana, Yesey, Elaine y Liuba María Hevia.
Hace unas pocas semanas estrenó su primer largo de ficción titulado: Habanastation, coproducida por el ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión), el ICAIC (Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica) y la prestigiosa compañía de teatro infantil La colmenita, que dirige el Carlos Alberto Cremata.
De esta obra la crítica ha dicho: «Una lectura relacionada con la igualdad y el igualitarismo, esos dos bocados bien diferentes de un mismo plato, e igualmente con los privilegios y las razones y mecanismo que lo propician, y también las diferencias detectables entre seres humanos a partir de los valores que atesoran en sus bolsillos, y -vaya usted a saber- también en sus conciencias». (Rolando Pérez Betancourt, Periódico Granma).
«Con ingeniosidad y humor, Padrón conduce al espectador a un viaje por esa otra Habana para resaltar cómo dos niños de mundos opuestos pueden lograr una profunda amistad, marcada por verdaderos valores humanos». (Agencia Prensa Latina).
«Habanastation cuenta con una excelente fotografía y ostenta una efectiva dirección de actores que se traduce en la organicidad de todo el elenco, pero esencialmente de los protagonistas, los cuales poseen además condiciones histriónicas indiscutibles y un gran carisma. En Habanastation hay objetividad, contundencia en las ideas y un lirismo sin aspavientos que provoca por momentos mucha emoción, pero el realizador logra evitar los excesos en este sentido con la frescura de un humor criollo y sano». (Cubarte)
Retomando el tema de esta serie: Apuntes sobre el video clip cubano, tomo nota de la obra: Apretaito pero relajao, de la agrupación Vocal Sampling, compuesto por René Baños, -líder del grupo-, tema que pertenece al disco Akapelleando de la disquera EGREM. Este video clip obtuvo el Premio Lucas* en la categoría de música tradicional (2006). Antes de abordar esta puesta audiovisual, se impone aportar algunos datos sobre esta descollante agrupación.
Nacida como un divertimento entre estudiantes de música de la Escuela Nacional de Arte, es actualmente una de las formaciones vocales contemporáneas más sorprendentes de Cuba. Sus seis integrantes interpretan toda la música apelando a la voz. Desde sus inicios han recibidos el reconocimiento de artistas de talla internacional como: Bobby Mc Ferrin, Peter Gabriel, Paul Simon y Quincy Jones, con los que han tenido la oportunidad de compartir su música.
Escenarios muy exigentes lo han acogido en sus salas, el Royal Albert Hall, en Londres; el Club New Morning, de Paris; el Teatro de la Ópera de Viena; el Hollywood Ball, de Los Ángeles, y el Club Ronie Scout, de Londres. Circuitos como el World Music y Jazz de Europa, incluida Japón y múltiples teatros y plazas de América del Norte y del Sur que forman parte de su habitual ruta, que superan los 50 países.
Sus integrantes tienen una manera muy peculiar de presentarse. René Baños se presenta como «el pianista». Reinaldo Santer como «el guitarrista». Abel Sanabria asevera que es el «percusionista y bajista» de la banda, Jorge Chaviano es «el guitarrista» y cierran «el piquete», Oscar Porro, como «trombonista» y Renato Mora, como el «percusionista». Su pulida discografía incluye: Una forma más (1993), De vacaciones (1997), Live in Berlin (1999), Cambio de tiempo (2001) y Akapelleando (2006). El manejo preciso de los ritmos, un registro muy peculiar de sus voces y un vasto conocimiento sobre la cultura y la música cubana, son las bases de su éxito.
El video clip está filmado en una locación «de lujo», El Parque Lenin, uno de los pulmones verdes de La Habana. La letra es llana, por tanto el planteamiento audiovisual es coherente con esta premisa. Ian Padrón fragmenta su trabajo en secuencias, haciendo un guillo al cine. Convoca a personajes que son arquetipos en la historia de este gran arte.
La letra es un exquisito texto de son tradicional cubano, permeado de picaresca, de humor, de insinuaciones que el realizador «dibuja» sin exacerbar los tonos de los personajes tipo. Una introducción y un cierre, un féretro que «no puede airearnos la fiesta». De alguna manera toma de la tradición en México de celebrar el día de los muertos, es una suerte de vivir la vida, de vivirla con intensidad sin negar lo «ceremonioso de una despedida».
En una auto caravana caben todos: un luchador de Sumo, -interpretado por un bailarín de la Compañía Danza Voluminosa, la Caperucita Roja «una niña traviesa e ingenua», una despampanante mujer de mirada seductora, un afro norteamericano del Bronx que «se rompe la oreja» con la música, un guajiro cubano «traído de la sierra», un samurái interpretado por su padre -Juan Padrón- quién ha hecho otras actuaciones en anteriores filmes del joven realizador.
En el «carromato» caben otros arquetipos, una prostituta de los western encarnado por la actriz Blanca Rosa Blanco, que cada papel que asume se lo toma muy en serio, aunque sea para «unos segundos de nada». No podría faltar a esta cita Chaplin, el Gran Charlot. Un Charlot burlón, estilizado, y poético, visionamos una ejemplar parodia del genio del cine universal «hecho a mano» por el actor Rigoberto Ferrera, quién desdobla pasajes de su filmografía.
Dentro de este «gran carricoche» del siglo XXI, se entremezclan los integrantes de Vocal Sampling. Un Árabe que el realizador podría haberlo tomado de Las mil y una noche, un charro de bigote potente y «desprendido», un cura de sotana roja que «esconde» al director de Vocal Sampling y un motero -que sale de paso ante la cámara-, y que se ha unido al guateque.
El ritmo cadencioso de las voces y «los instrumentos» de Sampling, marca el tempo. Los actores personajes o personajes actores están de fiesta. La dramaturgia de video clip se asienta en cortes, Ian marcan las escenas con subtítulos «tomados de las anotaciones de su guión». Nos recuerda que estamos viendo un filme, en la que singulares actores se divierten al compás de un tema «pegajoso», a fin de cuentas: «a quién no le gustaría tener una fiesta con Charles Chaplin».
La «película» evoluciona, en la introducción de este filme había un muerto que enterrar, el féretro nunca fue puesto al descubierto, los personajes de este filme han dejado la exhumación para última hora. Asistimos al entierro de una cámara antigua, que escenifica la metáfora de la muerte del cine, ese cine que «tantas veces hemos matado» y sigue eterno y perdurable. Chaplin toma su Handycam de video y filma la escena, la escena del despido, la escena del dolor. Ian Padrón traspala en Chaplin esta idea y es que en varias ocasiones a expresado que nunca dejará de hacer cine, que nunca dejará de contar historias.
Detrás de las cámaras hay una eficaz dirección de actores, también un acertado uso del vestuario y del maquillaje, imprescindible para trasmitirle a los espectadores, lo caricaturesco de cada uno de los que están en escena. En el apartado dirección de actores, Ian es comedido y centrado, le pide a cada uno de los integrantes de esta «fiesta» austeridad en la proyección escénica y contención en la configuración del personaje, no podemos olvidar que estamos ante una película clip. Padrón construye, -con acierto, los clichés de sus invitados.
Charlot se contornea, mueve la cintura y te invita a que participes en esta fiesta multicultural a ritmo de Son Cubano. Asómate a la ventana de tu casa, que el «carromato» espera por ti. A fin de cuentas el Son Cubano también se puede bailar «en un ladrillito». Sobre Ian Padrón he de volver.
Lucas* Programa de la TV cubana dedicado a promover el video clip. Con igual nombre se desarrolla cada año un espacio competitivo para estimular la creación de este modo de realización audiovisual.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.