Iberdrola pone en marcha una campaña para destacar su compromiso contra el cambio climático. Las emisiones directas anuales de toneladas equivalentes de CO2 son las mismas de lo que lanza en la atmósfera toda Galicia. El embajador español en Francia recibió el 1 de diciembre a un equipo de Iberdrola compuesto por diez personas que […]
Iberdrola pone en marcha una campaña para destacar su compromiso contra el cambio climático. Las emisiones directas anuales de toneladas equivalentes de CO2 son las mismas de lo que lanza en la atmósfera toda Galicia.
El embajador español en Francia recibió el 1 de diciembre a un equipo de Iberdrola compuesto por diez personas que han recorrido en 12 etapas la distancia entre Bilbao y París a lomos de bicicletas eléctricas. Los ciclistas están en París para presentar su manifiesto contra el cambio climático, con motivo de la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21).
La campaña publicitaria de la compañía ha sido recogida por varios medios de comunicación, que destacan los «compromisos concretos» de la empresa y un dato aportado por la misma, como que las emisiones por kWh de la compañía son ya un 30% inferiores a la media del sector eléctrico europeo. Un compromiso que no obedece a una conciencia ecologista recién adquirida por Iberdrola, subraya Erika González, del Observatorio de las Multinacionales en Latinoamérica (OMAL Paz con Dignidad):
«Creemos que están desarrollando una intensa actividad para posicionarse como líder en un mercado que está creciendo y es muy lucrativo: la producción eólica y las grandes presas hidroeléctricas. Pero esto no tiene que ver con una conciencia ecologista porque Iberdrola no ha dudado en criticar y oponerse a cualquier ayuda a las energías renovables en global y la termosolar en particular. La reducción en las emisiones que plantea se refiere a la puesta en marcha de más producción eólica, nuclear e hidroeléctrica, no en la reducción de todas sus centrales térmicas».
Iberdrola emite tanto como toda Galicia
En España, Iberdrola es la cuarta responsable de las emisiones de CO2 por parte de los sectores fijos -donde se engloban las grandes infraestructuras eléctricas, las de refinado de petróleo o las cementeras-, y que suponen un 45% de las emisiones totales. En 2009, año de referencia por representar el año medio de todas las emisiones entre 1990 y 2012, la compañía que dirige Ignacio Sánchez Galán emitió 8,8 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), el gas más determinante en el aumento del cambio climático.
La campaña publicitaria de Iberdrola se está llevando a cabo sólo una semana después de que el presidente de Estados Unidos, el primer país responsable del cambio climático y el segundo que más emite, diese un «toque de atención» a dos compañías españolas, Iberdrola y Abengoa. El plan de Obama ha pasado por integrar a estas compañías en su plan para aumentar el peso de las energías renovables en la «tarta» de consumo energético a nivel global.
Fernando Prieto, ecólogo y miembro del Observatorio de la Sostenibilidad, pide más «coherencia» a empresas como Iberdrola: «Llama mucho la atención que alguna de las empresas que más CO2 emiten en España con importantes instalaciones que emiten millones y millones de toneladas de CO2, y que están detrás del modelo energético basado en el carbono y en el gas, coincidiendo con la cumbre de cambio climático realicen campañas muy agresivas de publicidad, de que no quieren subir dos grados la temperatura del planeta, mientras en toda su historia están contribuyendo precisamente a es aumento de las temperaturas».
En su web, la compañía publica que el 34% de su producción es renovable, el 30% es de ciclo combinado, un 18% es energía nuclear, el 9% térmica convencional y el 4% cogeneración. Según su propia memoria de 2014, Iberdrola emite un total de 30 millones de toneladas de CO2 equivalente en España, Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y México.
Si bien es cierto que se han reducido, en los últimos años, durante los últimos cinco ejercicios, Iberdrola ha emitido más de 30 millones de toneladas anuales. Es decir, Iberdrola emite lo mismo que toda la Comunidad Autónoma de Galicia.
Eso sin contar las emisiones indirectas, derivadas de otras actividades como las paradas en las centrales de generación o el gasto energético de los centros de trabajo. La suma de emisiones indirectas también roza los 30 millones de toneladas de CO2 equivalente cada año. La suma de directas e indirectas sitúa a Iberdrola diez millones de toneladas por encima de la Comunidad que más emite en el Estado, Andalucía.
Mientras Iberdrola ha aprovechado el empujón de COP21 para explicitar la apuesta por las energías renovables, el 13 de noviembre el portal Sabemos Digital publicaba una información según la cual, Nuclenor, la compañía que dirige la central nuclear de Garoña ha comenzado a realizar las inversiones para la reapertura de este complejo, extendiendo la vida de Garoña -según González, «una central nuclear que tiene más de 40 años y serios problemas de seguridad en las instalaciones»-, hasta el año 2031. Nuclenor está participada a partes iguales por Iberdrola y Endesa.
Lobbies en la COP21
Pero, para Erika González, esta campaña es «parte de su estrategia de negocio que desarrolla a través de varios ejes. En este caso es el de la reputación. La campaña busca mejorar su imagen corporativa y así obtener beneficios (incremento de clientes, mejores valores bursátiles, legitimación de las ayudas públicas, etc.)». Esta investigadora resalta que la empresa maneja, aparte del márketing verde, emplea otros ejes para aumentar sus ingresos como son «la presión política, a través de un fuerte lobby para conseguir medidas gubernamentales que le favorecen, y directamente a través de irregularidades, como la manipulación de precios de la electricidad o el soborno (como el que realizó su filial Iberinco en Albania)».
No es la única empresa que lo está haciendo. El Corporate Europe Observatory (CEO) ha publicado una guía de los lobbies de cara a la Cumbre del Clima de París. Para González, «las transnacionales están financiando y dirigiendo las políticas de instituciones multilaterales y las cumbres para satisfacer sus intereses. Deberían reducir sus emisiones a nivel global de manera drástica eliminando las fuentes con mayores emisiones. Claro, el resultado sería una contribución real a frenar el cambio climático pero también una fuerte reducción de sus beneficios, así que es imposible que sea así».
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/28583-campana-iberdrola-cambio-climatico.html