Conviene decirlo de entrada. Sin olvidar ni dejar de reconocer, la concisión, la información, la buena escritura y el ojo clínico de los autores, Carlos Fernández Liria y Silvia Casado Arenas, el libro que comentamos tiene también otra autoría muy importante, la de David Ouro. Sus ilustraciones -que son mucho más que ilustraciones- son magníficas, […]
Conviene decirlo de entrada. Sin olvidar ni dejar de reconocer, la concisión, la información, la buena escritura y el ojo clínico de los autores, Carlos Fernández Liria y Silvia Casado Arenas, el libro que comentamos tiene también otra autoría muy importante, la de David Ouro. Sus ilustraciones -que son mucho más que ilustraciones- son magníficas, excelentes, imprescindibles. Aquí sí que vale aquello de que una buena ilustración vale tanto como mil o 2 mil palabras.
El objetivo fundamental del libro -que pertenece a una más que oportuna colección titulada «Nuestra historia explicada a los jóvenes»- lo exponen la autora y el autor en los primeros compases de este ensayo que pretende llegar a todos los públicos, especialmente a los jóvenes, con documentación, compromiso con la verdad y sin contar cuentos falsarios.
En el año 2015, señalan, el escritor Arturo Pérez Reverte [APR] publicó La guerra civil contada a los jóvenes. De forma concisa, el libro de APR, «viene a decir que la guerra española que comenzó en 1936 fue un enfrentamiento entre dos bandos rivales de la población española, una guerra entre hermanos que provocó un inmenso sufrimiento por ambas partes». Y así fue, admiten, sin duda. Lo que cuenta el libro del escritor es en general muy cierto. Ante todo, añaden, «pretende ser equidistante sin renunciar, desde luego, a denunciar el golpe de Estado de Francisco Franco y sus aliados, el fascismo italiano y el nazismo alemán».
Sin embargo, esta es la perspectiva singular de los autores, la equidistancia de los acontecimientos históricos «no depende solo de lo que dice. También depende de lo que no se dice». Con su libro, pretenden «sacar a la luz algunos aspectos de la guerra que también son ciertos y deben ser tomados en cuenta». Para ambos, también para el ilustrador probablemente, ser equidistante cuando se trata de víctimas y verdugos consiste «en identificar a las víctimas y señalar a los verdugos».
Parece razonable y, desde luego, es justo.
Además del prólogo y un breve apartado de biografías de algunos personales de la II República para cerrar, componen el libro treinta y cinco capítulos. Algunos de sus títulos: «La amenaza de una victoria electoral antifascista», «Financiación del golpe de estado», etc. También caben acontecimientos posteriores a la muerte del general golpista y criminal: «El régimen del 78», «El 15M y la crisis del bipartidismo», «La ley de la memoria histórica», etc
Breves, muy bien escritos, directos a la mente y al corazón, claros políticamente, están acompañados en la mayoría de los casos de referencias complementarias para seguir leyendo y analizando: libros (destaco dos de ellos: Si te dicen que caí, Lloro por King Kong, aunque falta Los girasoles ciegos cuya película, en cambio, se recomienda generosamente), comics, documentales, películas (la primera «Novecento», «Cabaret» es la sexta, «La lengua de las mariposas», «La voz dormida» de Benito Zambrano, una película injustamente maltratada por la crítica).
No es casual, por supuesto que no lo es, que uno de los capítulos más extensos, dentro de la brevedad de todos ellos, esté dedicado al «Protagonismo de las mujeres y la lucha feminista».
Si yo fuera profesor de Historia no lo dudaría: un material para leer, analizar, disfrutar y estudiar en las clases de 4º de ESO, en ciclos formativos de grado medio y superior (en lugar, por ejemplo, de esa inmensa idiotez nada inocente llamada «Economía e iniciativa emprendedora») y en Bachillerato.
La edición, además, es magnífica y atractiva. El precio asequible.
No se lo pierdan. Si tienen hijos jóvenes es un excelente regalo para leer y comentar juntos. Nos ayuda a todos a ser mejores ciudadanos, más cultos, más informados y más comprometidos con un tiempo y unos ideales que, por supuesto, siguen siendo los nuestros: libertad, igualdad, fraternidad.
Apto, pues, para todos los públicos (mayores no excluidos).
Fuente: El Viejo Topo, septiembre de 2017.