Ayer por la mañana, cuatro activistas de la campaña DÍMELO A LA CARA acudieron a la sede madrileña de la CEOE, (calle Diego de León, 50) en calzoncillos y tapados con cajas de cartón. Su objetivo era entrar así vestidos en la sede de la patronal para entregar a su presidente, Gerardo Díaz Ferrán, una […]
Ayer por la mañana, cuatro activistas de la campaña DÍMELO A LA CARA acudieron a la sede madrileña de la CEOE, (calle Diego de León, 50) en calzoncillos y tapados con cajas de cartón. Su objetivo era entrar así vestidos en la sede de la patronal para entregar a su presidente, Gerardo Díaz Ferrán, una carta abierta invitándole a estar presente en la manifestación que tendrá lugar también frente a la sede de la CEOE, este próximo sábado, 26 de junio a las 19 horas, bajo el lema DÍMELO A LA CARA.
Lamentablemente, los militantes no pudieron cumplir su cometido, al serles prohibida la entrada por los agentes de la policía nacional (funcionarios que han visto rebajado su salario un 5%, medida aplaudida por la CEOE) desplazados al lugar.
Al no dejarles pasar, los activistas preguntaron a los agentes si podían mediar con alguno de los responsables de la CEOE, con la finalidad de conseguir un intermediario al que poder entregar la carta. Esta petición tampoco fue atendida, motivo por el que los miembros de la campaña DÍMELO A LA CARA decidieron irse tras responder a la prensa y cantar consignas como «manos arriba, esto es un atraco» o «contra la reforma del capital, huelga general».
El objetivo de este acto era anunciar la manifestación del próximo sábado frente a la sede de la patronal (19 horas), en la que se invita a Díaz Ferrán a participar para que les pueda DECIR A LA CARA a todos los presentes qué es lo que hay que quitarle a la depauperada clase trabajadora de este país para que los grandes empresarios como él sigan ganando.
En este sentido, Marcos Gutiérrez, uno de los activistas de DÍMELO A LA CARA, recordó que «esta crisis se creó debido a la especulación financiera y también a la especulación inmobiliaria, que ha tenido un peso muy fuerte en este país. Pero ni los bancos ni las promotoras van a pagar los platos rotos. De nuevo nos vuelve a tocar a los de siempre, a los trabajadores y trabajadoras».
Otro de los activistas, Daniel Jiménez, señaló además que «el capital financiero fue el que creó esta grave crisis, y con ello provocó que se perdieran millones de puestos de trabajo. Y ahora resulta que es precisamente el capital financiero, el principal causante de la destrucción de los puestos de trabajo, el que nos impone una reforma laboral que por ello está abocada al fracaso».
Carta abierta a Gerardo Díaz Ferrán… y a todos los demás
Señor líder de la patronal:
Hoy estamos aquí, ante la sede de su organización, con la finalidad de entregarle esta invitación para participar en la manifestación que se celebrará también en este mismo lugar el próximo sábado, 26 de junio, a las 19 horas. Ese día nos gustaría contar con su presencia para que nos dijera a la cara a los presentes, la clase trabajadora de este país, qué es lo que tenemos que seguir perdiendo para que ustedes continúen aumentando sus ya importantes privilegios.
Somos conscientes de que piensa rechazar nuestra propuesta. No se preocupe, su presencia tampoco nos es grata. Sin embargo, no nos dirigimos a usted por ningún tipo de animadversión hacia su persona. Si no fuera usted el presidente de la CEOE, su puesto lo ocuparía otro empresario con un perfil muy parecido. Tal vez sería alguien que gestionara mejor sus propias empresas, aunque no necesariamente. Los grandes empresarios no suelen ser buenos gestores. Lo que les caracteriza más bien es que saben sacar provecho de la ruina ajena. Por eso usted los representa tan bien.
Cuando usted dice que debe abaratarse nuestro despido y que nuestras cotizaciones sociales tienen que ser recortadas, sabemos que está formulando algo más que el punto de vista de la patronal. Rendido como está este gobierno a los poderes financieros y empresariales, y ante la absoluta falta de legitimidad social de los sindicatos mayoritarios, somos conscientes de que nos está anunciando lo inevitable. Al menos mientras no consigamos cambiar las cosas. Para eso estamos aquí, porque no todos y todas nos hemos rendido, señor Díaz Ferrán.
También queremos recordar, no sólo a usted, sino también a esos que se dicen socialistas, que tanto caso le han hecho finalmente, que cuando se insiste machaconamente en esa vergonzosa propaganda de que «hay que arrimar el hombro», lo que nos están pidiendo son sacrificios a los ya sacrificados. En este país hay más de nueve millones de pobres. De nuestros socios comunitarios, sólo nos superan Grecia y Portugal en este vergonzoso apartado.
A estos hay que sumar a los privilegiados que tienen el lujo de ser explotados en un trabajo. Dentro de este grupo, los mileuristas y minusmileuristas suponen la gran mayoría, y a ellos hay que sumar a esos más de cuatro millones de parados, a sabiendas de que posiblemente sean muchos más.
Es decir, España es un país compuesto por pobres, parados y por personas que, aunque ganan un salario, difícilmente pueden sufragar sus necesidades básicas con el mismo. Nuestros gobernantes piden que arrimemos el hombro, pero ellos jamás se arriman a nuestra realidad. Ni siquiera la tocan con la punta de los dedos.
Usted también sabe, señor líder de la patronal, que el verdadero objetivo de esta reforma laboral no es crear empleo. Algunos ingenuos probablemente habrán picado, pero no Díaz Ferrán. Los grandes empresarios saben que en un país donde se despide tanto, el despido no puede ser el problema.
Esta reforma lo que busca es simplemente que ustedes todavía lo tengan más fácil para seguir acumulando sus beneficios sin tener que reparar en molestas leyes laborales. En realidad este es su único estorbo, ya que hace tiempo se deshicieron de sus últimos escrúpulos morales.
El verdadero objetivo de esta reforma es que los empresarios puedan ganar todavía más, y por tanto tengan más dinero para apostar en esa ruleta de la especulación que es la economía global. Lo malo es que tener más dinero para la ruleta no garantiza el éxito en el juego. La bolita, que casi siempre está trucada por la banca, que es la dueña del casino, puede volver a traicionarles.
Pero no se preocupen, señores del casino, en caso de que la ruleta falle, la clase trabajadora volverá a ser la que pague su ludopatía, si hace falta con más reformas laborales. Ya llevamos seis en menos de 30 años. Todas y cada una de ellas han sido fieles a la ortodoxia neoliberal. Sin embargo, la fe en el mercado no ha conseguido solucionar el problema del empleo en este país. Tal vez porque en realidad no se trataba de eso.
Mientras tanto, la ruleta sigue girando, y en ella está en juego algo más que la codicia de ustedes. También se juega nuestro futuro. Por eso no nos vamos a callar. Algún día asaltaremos el casino y dejará de ganar siempre la banca. Aunque usted no quiera decirnos nada a la cara, señor Díaz Ferrán, nosotros no vamos a dejar de mirarles a ustedes. Todavía no se ha acabado el juego, y no tenemos ninguna intención de dejar de jugar.
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