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Entrevista a Antonio Maira, portavoz del colectivo de militares Anemoi

«Impulsar los vientos del pueblo en los cuarteles»

Fuentes: Crónica Popular

Están intentando impedir que se atente contra el pueblo. Me parece, es mi conclusión. Son el Colectivo Anemoi, «todos los vientos». Buenos vientos. Hace unos días me quedé de piedra al abrir un medio on line y tropezarme con un Manifiesto de estos señores militares. Leí, celebré y, luego, al despertarme al día siguiente, pensé […]

Están intentando impedir que se atente contra el pueblo. Me parece, es mi conclusión. Son el Colectivo Anemoi, «todos los vientos». Buenos vientos. Hace unos días me quedé de piedra al abrir un medio on line y tropezarme con un Manifiesto de estos señores militares. Leí, celebré y, luego, al despertarme al día siguiente, pensé que había sido un sueño y releí todo de nuevo. «¡Madre mía! Por fin se habla claro, clarito», me dije. Contacté con ellos y Antonio Maira, su portavoz, coordinador del colectivo, me ha concedido amablemente esta entrevista absolutamente imprescindible en momentos como el que atravesamos. Se lo agradezco de corazón (de mi corazón de izquierda, popular). Hemos estado unos días en contacto directo, preparando minuciosamente estas aclaraciones para nuestros lectores.

Ellos dicen que están contra El Clan del Oso Cavernario y dicen querer recoger todos los vientos del pueblo para llevarlos a los cuarteles, hasta el resto de sus compañeros militares, hasta la Policía, hasta cualquier rincón. Dicen que su estrategia es la «toma pacífica de los cuarteles» y que el proceso en marcha «será fuertemente rupturista pero absolutamente pacífico». Su objetivo -dicen- es el de «neutralizar» la fuerte tentación del «gobierno parafascista del PP» (con consentimiento «parcial» del PSOE de Rubalcaba), de intervenir militarmente con las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad del Estado para atentar contra el pueblo. El detonante puede ser Cataluña pero el objetivo final es evitar un proceso constituyente desde abajo y la caída de la monarquía borbónica «de una vez por todas». Un objetivo histórico.

Cada una de las palabras, cada respuesta de esta entrevista, cada matiz, es importante. Es lo que pasa y lo que ocurre, son los vientos del pueblo…

¿Qué es El Clan del Oso Cavernario, Antonio, al que quieres referirte en primer lugar?

Denomino El Clan del Oso Cavernario al posfranquismo y neofascismo español. La referencia contenida en esta entrevista es solo el anuncio de un concepto más amplio que analizaré en detalle y publicaré en nuestra casa: Rebelión: www.rebelion.org. Allí hemos tenido y tenemos, en «Rebelión en los cuarteles» (http://www.rebelion.org/apartado.php?id=454), nuestra pequeña casa, nuestro altavoz, y nuestros grandes amigos. En definitiva nuestro refugio que no nos ofrecía nunca Falsimedia.

«Falsimedia», me parece una buena denominación para algunos medios. Otros queremos la verdad, como Crónica Popular, queremos saber, es cierto, lo que pasa en este país y que lo sepan nuestros lectores, sin tapujos, sin censura. Por eso te entrevisto. Comencemos por el principio. ¿Qué es Anemoi?

Anemoi es una palabra griega que significa: «todos los vientos«. El colectivo de militares, del que me honro ser coordinador, ha escogido ese nombre tan hermoso y, sobre todo, tan sugerente, porque queremos recoger «todos los vientos del pueblo» y soplarlos hacia los cuarteles. Cuarteles, aeródromos, buques, centros de mando y control, bases militares «de uso mutuo«, cuartelillos y comisarías de policía. Y, por supuesto, escuchar los ecos del pueblo y animar a las gentes empobrecidas y «excluidas» de la sociedad a perder el miedo y a luchar por sus derechos.

Anemoi está constituido por militares (jefes, oficiales, suboficiales y tropa) profundamente conmovidos con la terrible pobreza de los trabajadores de la ciudad y del campo; de las clases populares en general y de la inmensa mayoría de las clases medias. Fundamentalmente conmovidos por lo que pasa con las mujeres y los jóvenes.

Explícate, por favor. ¿En qué afecta esto que dices a las Fuerzas Armadas?

En la inmensa mayoría de los militares profesionales y de las Fuerzas de «orden público» (Guardia civil, Policía Nacional, y policías autonómicas, donde las hay); e incluso en algunas policías locales; la mayoría empieza a «leer la crisis en clave popular«. Aparece, muy fuerte, el sentimiento de solidaridad. Pero eso no ocurre así cuando sus mandos superiores o intermedios están educados para reprimir. Es el caso de las «unidades de intervención especial».

¿A qué te refieres? ¿Podrías ser más concreto?

En el caso de Madrid (capital y Comunidad Autónoma), o de Barcelona (capital, y algunas ciudades importantes) la brutalidad policial es, al margen de la posición general de los policías que ya he explicado, «ejemplar». La responsabilidad de esta actitud policial que ha llegado hasta el brutal, puro y simple asesinato de los «antisistema», de los «indignados», de los mendigos y de los considerados «marginales»; es, no obstante, de los mandos policiales de las «compañías especiales» y de algunos elementos franquistas que esos mandos han mantenido en la Guardia Civil. En definitiva, la responsabilidad fundamental por estos y otros actos de barbarie es de los sucesivos gobiernos de la Transición -el bipartito PP-PSOE desde Felipe González (Míster X) hasta Rajoy (el supuesto «papanatas»), pasando por el posfranquista y neofascista Aznar. Zapatero y Rajoy son meros presidentes obedientes que nos han llevado hasta la «batalla final». Rajoy el mudo -y sus ministros más parlanchines- repiten una y otra vez a las bases neofascistas que, con paciencia y mayoría parlamentaria, el «resultado será el deseado» pero con menor escándalo internacional.

Pero como decías, es que queda mucho franquista por ahí…

Mira casos como el del Capitán Muñecas, torturador franquista identificado y golpista en el 23F… No solo no lo juzga la Audiencia Nacional, sino que el Gobierno se niega a que lo reclamen otros países por crímenes contra la Humanidad, que son, como sabe todo el mundo, imprescriptibles. O casos como el del asesino de Yolanda González, una joven de 18 años asesinada al comienzo de la Transición por Emilio Hellín, en nombre del «Batallón Vasco Español», que ha reaparecido súbitamente como experto en reconocimientos de «restos humanos» en «escenarios de crímenes», en un terrible asesinato ocurrido en los últimos meses.

Y te has referido a que os conmueven en especial lo que pasa con las mujeres y jóvenes, ¿por qué?

Los trabajadores y trabajadoras de los grandes sectores públicos estratégicos, de las grandes empresas y servicios públicos privatizados en masa están siendo de los más castigados por la crisis. Pero mención especialísima merecen las mujeres, que no solo atraviesan horizontalmente todas esas categorías de «castigados por la crisis», sino que retornan a la humillante situación de «amas de casa forzadas por la crisis y por la «gracia de Dios«.

Doblemente castigadas y humilladas las mujeres. Estoy de acuerdo. ¿Ves, quizá, una mano negra?

En realidad, aquí hay una estrategia económica deliberada con un apoyo ideológico muy bien diseñado con técnicas goebbelianas que impone el ministro Gallardón (con el aval de todo el Gobierno). Por una parte, es una estrategia de sumisión, forzada por los aparatos ideológicos del PP: la Iglesia «Nacional-fascista de la Conferencia Episcopal y la extrema derecha. Por otro lado, actúa contra ellas el frente económico Guindos-Montoro. Se las está obligando a dejar los «puestos de trabajo» para reducir «sobre el papel» la tasa de paro y disminuir drásticamente los salarios personales y familiares.

No van a poder con ellas. Llegado el caso, las mujeres son extraordinariamente bravas.

Pues me parece meritorio que alguien se fije en esto.

De esa conmoción, de la percepción del sufrimiento del pueblo; de la observación y análisis de que ese sufrimiento terrorífico -con efectos de un auténtico genocidio social, visible ya en los niños-; tiene objetivos políticos y causantes directos e interesados surge Anemoi.

Ya, pero, ¿por qué actuáis tan directamente?, ¿porque dar a cara así, la rueda de prensa?, en fin… Algunos pueden pensar que es un poco inquietante que militares se muevan tan contundentemente…

Como militares, nuestra obligación es la de orientar estos vientos hacia los cuarteles. La intención es que nuestros compañeros -aparentemente sordos y ciegos-; escuchen también los «gritos y susurros» y se pregunten sobre su sentido más profundo. Quiero insistir en que muchos de nuestros compañeros y compañeras en las FAR y en las Fuerzas de Seguridad del Estado tienen ya unos oídos muy dispuestos a ello. El peligro es el aislamiento de los militares, y eso están intentando mantener los mandos más reaccionarios,con el Rey a la cabeza. Tarea inútil.

Dices que recogéis o queréis hacerlo, los vientos del pueblo. Pero, ¿hay vientos del pueblo potentes?, porque me parece a mí que mucha gente permanece aún quieta, ¿eh?

El viento del pueblo está soplando fuerte, muy fuerte, con furia huracanada. Nosotros percibimos los gritos de cólera entre las ráfagas, los gemidos de dolor en los momentos de calma y, sobre todo, los rostros tristes de las personas en las calles casi desiertas. Somos muy observadores por profesión: con frecuencia vemos la vergüenza de ser pobres en los hombres y mujeres de nuestro país. Así que observamos también de dónde viene «el ruido y la furia» que expresan los lamentos, y contra quien van dirigidos.

Esto de que os sintáis con tanta fuerza a mí me parece estupendo, ¡arriba ese optimismo! Y ojalá la tarea de los otros maniobreros reaccionarios sea inútil de verdad. Yo también soy optimista por naturaleza, ¿pero no será deseo sólo, sólo voluntad, optimismo de la voluntad?

No, es el optimismo de la verdad y de la fuerza de nuestro pueblo en lucha. La verdad siempre es revolucionaria. También es el optimismo de la historia. Éste país no es el Chile del presidente Allende, asesinado por el general Pinochet. Tampoco la España del 23F -con Juan Carlos de Borbón a la cabeza del golpe para fortalecer su Monarquía franquista autoritaria y corrupta-, asegurando de paso la entrada en la OTAN y el pacto cobarde de donde sale la Transición. Por eso hoy en día hay generales, antes golpistas, que ahora defienden los poderes que les otorga la odiada Constitución (a las órdenes del Rey) para amenazar con entrar a saco en Cataluña. La lealtad al Rey surge de un fraude y, ahora mismo, es una vergüenza. De paso dicen que el patriotismo es un sentimiento (propio de los militares, claro) que está por encima de cualquier constitución. El discurso golpista clásico contra un pueblo en lucha. Pero el pueblo ya empieza a gritar «¡Unidad!» y «¡El pueblo unido jamás será vencido!».

Mira que yo hablo claro, Antonio, pero lo que dices es más, muy fuerte; yo nunca había leído algo tan comprometido. ¿Sois muchos? ¿Sois todos antiguos mandos militares o no? en fin: ¿hay militares y policías en activo? ¿De qué nivel jerárquico?

En cuanto a nuestro número no te puedo dar, ni podré darte nunca cifras muy concretas, de exactitud estadística. Las leyes que regulan el derecho de manifestar pública y privadamente la opinión son enormemente restrictivas en las Fuerzas Armadas. Por los testimonios de afecto que recibimos directa o indirectamente podríamos decir que Anemoi tiene un número de simpatizantes que oscilaba hace unos meses entre algunos centenares de oficiales y varios miles de suboficiales y tropa. Las cifras, en este momento deben de haber subido de manera extraordinaria. Sabemos también que hay centenares de coroneles y un número importante de generales y almirantes que empiezan a «leer la crisis» y la Transición de un modo muy parecido al nuestro. Al menos, no contradictorio con el nuestro.

Pues cuando yo escribí «El Testamento de la Liga Santa» (y perdona la autopublicidad) no pensaba que un día iba a escuchar estas cosas, porque mira que hace unos años había pocos criticando la maldita Transición, que era una peste eso de la versión almibaradita que se daba de ella… ¿eh? Pero lo que dices es mucha adhesión, no sé yo… Porque, ¿a qué obedece que los militares -o muchos de ellos- seáis ahora tan majos?

Es una cuestión sociológica y política. Los coroneles a los que me refiero -capitanes y tenientes en la etapa 1975-1978; y capitanes y comandantes en 1981 (el año del 23F)- habían asumido los valores democráticos. Eran una parte significativa de las FF. AA. Observaron con perplejidad la decisión de la Unión Militar Democrática (U.M.D.) de «autodisolverse», presionada por los partidos de izquierda (PCE y, en menor grado, el PSOE) y volvieron de mala gana a los cuarteles. Eran los «Úmedos«.

La UMD, la represión, el 23 F

Sí, por cierto, ¿qué pasó con los de la UMD?

Los militares más significativos de la organización fueron después excluidos de la amnistía y efectivamente expulsados de las FF. AA. Los demás, valga la expresión popular, nos quedamos «colgados de la brocha»: dentro pero sin organización, legales pero represaliados con ferocidad. En esas condiciones el crecimiento de los «úmedos«, que era muy rápido, se detuvo. El sentimiento de simpatía quedó larvado, oculto.

Subsisten entonces aquellos militares que, como tú dices, quedaron «colgados de la brocha»… Eras uno de los demócratas, Antonio… Lo pasaríais mal, sí…

Los ex miembros de la UMD, con nuestros compañeros en la cárcel o expulsados, continuamos luchando contra el fascismo militar, pero sufríamos arresto tras arresto, represalia tras represalia por asumir posiciones perfectamente legales. Todos los que nos «significamos como demócratas» fuimos perseguidos, amenazados, sufrimos arrestos como digo; y se nos negaron destinos que nos correspondían, sin lugar a dudas, por méritos, experiencia y calificación militar. Mi testimonio sobre los gloriosos militares de la U.M.D, en forma de artículo y con el título de «Los Capitanes que no pudieron serlo«, fue publicado en Rebelion.org e inició la experiencia de Rebelión en los Cuarteles.

Oye, y ante el 23F, ¿qué? Esa noche, ¿qué hicisteis?, ¿qué pasó?

Exactamente lo mismo. Los jefes y oficiales que habíamos tenido que «auto disolvernos» continuábamos luchando contra los movimientos golpistas, observándolos e informando a los partidos de izquierda. Solíamos escribir en el Diario 16 de la época, artículos semanales muy moderaditos. Firmábamos con nombre, apellidos y grado militar ¡una auténtica locura! ¡Y un auténtico acto de valor porque virtualmente ya habíamos desaparecido como organización! La Ley lo permitía, pero nuestros mandos nos arrestaban sistemáticamente. El gran «héroe militar de la Transición», el General Gutiérrez Mellado, permitió todos aquellos arrestos arbitrarios. Al final, los generales fascistas que inicialmente nos temían acabaron por envalentonarse de nuevo y por «fichar a un buen número» de nosotros. Nos machacaron.

¿Y a tí también?, ¿qué te hicieron a tí?

No más que a los demás, menos que a alguno de mis compañeros. Me destinaron de un plumazo a Canarias, a 600 millas de mi familia. En realidad, me deportaron durante tres años. Mi esposa lo sufrió enormemente: teníamos tres hijos entre 8 y 4 años, uno de ellos minusválido. A ella le pintaban cruces gamadas en la puerta de nuestra casa; a mí me sometieron a una situación totalmente irregular: estaba en «observación de conducta» sin expediente ni resolución administrativa alguna. En Canarias -poco antes del 23F- (que nosotros veníamos venir un día sí y otro también, aunque políticos como Carrillo negaran la posibilidad del golpe), un oficial de apellido Franco me denunció ante un Almirante que también se apellidaba Franco. Me abrieron un procedimiento penal probablemente para quitarme del puesto de Segundo Comandante del buque en el que estaba. El proceso era absurdo y quedó en nada. Supe defenderme.

Estuve navegando en las costas del Sahara en momentos muy difíciles: cuando las matanzas de pescadores en buques como el Cruz del Mar: la guerra sucia de Marruecos contra el Frente Polisario. En Canarias viví el Golpe, separado de la familia y solo. Con la lejana solidaridad de mis compañeros había creado en Cádiz, de manera inmediata, un núcleo de 5 compañeros. Tal era la capacidad de crecimiento.

Esta biografía sí me gustaría leerla, no otras tan tontas que hay por ahí publicadas y que no pienso tocar. En fin, ya veo que no te desanima lo pasado, que justo al contrario, que eres firme y valiente. ¡Qué alegría me das! ¿Y a los demás qué, tus compañeros…?

En situaciones similares. En Madrid el periódico ultraderechista El Alcázar se dedicaba a amenazar a los demás compañeros cuando celebraban cenas de «confraternización» en los aniversarios de la todavía esperanzadora y limpia Constitución. Amenazaban mencionando exactamente el número de asistentes. No eran cosa baladí aquellas amenazas. Fue para el pueblo una época de terror y para muchos políticos -tal como se sabe ahora-, una época de Pactos en las alturas.

Cuando el golpe de palacio (que sustituía a un golpe de Capitanes Generales para «salvar a la Corona») se convirtió en aquel horror de Tejero entrando en el Congreso -tricornio y pistola en mano, pegando tiros y chillando como un loco, con la voz atiplada de su «Generalísimo Franco»-, la conmoción del mismo grupo de oficiales (ex UMD) volvió a ser terrible. Aquella cámara abierta nos salvó de un gobierno de concentración, presidido por Armada, con presencia de diputados de todo el «arco parlamentario» y con las bendiciones reales. Nueva ignominia para el mismo sector de militares.

Posteriormente, llegó el escarnio. El consejo de guerra se limitó a condenar a los «insalvables». Meses después se produjo otra provocación de «gran envergadura»: El «Manifiesto de los 100». Los oficiales que firmaron públicamente esa nueva llamada al golpe no fueron arrestados y continuaron su vida militar ascendiendo con sus escalafones, lo mismo que evidentes participantes del 23F que nunca fueron sancionados, o lo fueron con penas mínimas sin ser expulsados de las FF. AA.

Pues esta historia reciente merece otro libro, pero quiero retomar el ahora. En serio, ¿en qué apoyáis esos «datos» tan optimistas sobre el crecimiento de Anemoi? ¿No será un cuento de la lechera?

No es así por varias razones: La primera es estadística o, si lo prefieres, contable. Tenemos los datos de las lecturas de los artículos del «grupo de escribidores» (algunos no pertenecen al Colectivo porque jurídicamente no pueden, pero tienen opiniones identificadas plenamente con el Manifiesto que hemos hecho y que presentamos recientemente en Madrid), y que son artículos que están en nuestro primer cuartel general informativo: Rebelión en los cuarteles (www.rebelión.org). Aquí se producen tres enormes saltos cualitativos.

– Los artículos son ávidamente leídos. Se trata de decenas de miles de personas.

– Cuando se publican los primeros textos colectivos: Comunicado sobre la ley de Seguridad Ciudadana; Comunicado sobre la ley de Seguridad privada; Comunicado de adhesión a las Marchas de la Dignidad del 22 de marzo; Comunicado sobre la intervención en Cataluña, el salto vuelve a ser enorme.

-Finalmente, cuando aparece en los «medios digitales alternativos» el Manifiesto de Anemoi: «Las Fuerzas Armadas con el pueblo« tiene lugar la» tercera explosión informativa». Podemos hablar de no menos de 40.000 entradas, sólo en el diario-fuente: Rebelión.org. Eso hay que multiplicarlo por 6 o 7 veces porque se ha reproducido en decenas de medios informativos. Las cifras dan escalofríos. El número de lectores y lectoras es, sin duda, extraordinario. Y crece día por día en progresión geométrica.

¿Crees entonces que estáis ganando la batalla? Y el pueblo, ¿la puede ganar?

Ganaremos la batalla, aunque la batalla va a ser terrible. La gran burguesía, la oligarquía corrupta vinculada a ella, la propia Monarquía, pese a su pestilencia, van a intentar defender sus posiciones de poder y privilegio. La opción, como en 1975, es «socialismo o barbarie». Te doy una primicia que ha salido hace unos minutos que demuestran lo que están preparando: «La extrema derecha y «las tramas negras» intentan infiltrar Anemoi.

Véase, si no, el caso del subteniente Bravo de la asociación profesional, legal, AUME. Ha dicho varias cosas, muy ciertas y extremadamente lógicas en su papel y en su responsabilidad de presidente de la Asociación. Cada una de ellas le ha valido un arresto de privación de libertad -varios meses en total-, impuestas por vía administrativa.

¿Pero puedes dar cifras aproximadas de adhesión?

Representamos un estado de opinión, muy fuerte ya, y vertiginosamente creciente que se extiende como la pólvora entre los militares.

Hablas de casi todas las categoría militares, que están con vosotros, excepto la de los mandos superiores, Generales y Almirantes: ¿Qué pasa con ellos, pertenecen todos a lo que llamáis en vuestro Manifiesto la «casta militar»? Que a mí me fascina ese trozo, por cierto…

En absoluto. Yo mismo conozco personalmente a Almirantes y a Generales de Infantería de Marina que no permitirían que se levantase un arma, se lanzase un misil, o se empleasen medios aéreos: helicópteros o aviones contra el pueblo español o contra cualquiera de los pueblos integrados en el Estado español.

Toma pacífica de los cuarteles

Y díme: ¿hay civiles en Anemoi?

No, no hay civiles. La razón es evidente y tiene que ver con la estructura represiva del Estado y su enorme aparato de propaganda: Falsimedia. Sí tenemos una doble relación con las organizaciones sociales, políticas; y con los colectivos sociales y de trabajadores «en lucha contra el Sistema». Hay, sin embargo, un enorme ejército de colectivos sociales y organizaciones políticas, que están manteniendo relaciones con Anemoi y que están dispuestas a echarnos una mano en la doble tarea que hemos emprendido: impulsar a los «vientos del pueblo» para que penetren en los cuarteles, como comenzaba diciéndote (estrategia a la que denominamos de «toma pacífica de los cuarteles»); e incrementar las relaciones con las protestas sociales y sus crecientes organizaciones.

Pero vamos a ver, Antonio, que a mí lo de las «tomas» no me gustan nada… ¿Planteáis acaso un proyecto de rebelión militar?

En modo alguno: ese proceso será fuertemente rupturista pero absolutamente pacífico. Nuestro objetivo es el de «neutralizar» la fuerte tentación del «gobierno parafascista del PP» (con consentimiento «parcial» del PSOE de Rubalcaba); de intervenir militarmente con las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad del Estado para atentar contra el pueblo. El detonante puede ser Cataluña pero el objetivo final es evitar un proceso constituyente desde abajo y la caída de la monarquía borbónica «de una vez por todas». Como ves, un objetivo histórico.

¿Entonces eso no, eso de algo parecido a «revuelta» o a una «rebelión militar«?

Todo lo contrario, Anemoi -cuyos miembros son militares jubilados, en la reserva y en activo-, tiene como su principal máxima, su principal «obligación jurídica», su concepto de disciplina, de dignidad profesional y de ciudadanía, centrados en la «obediencia militar». Obediencia al pueblo al que servimos, del que somos parte y al que nos debemos. No, desde luego, a un Gobierno despótico, a un «sistema» corrupto -desde las bases del gran poder económico y político hasta la propia «testa coronada».

Las Fuerzas Armadas no pueden permitir que el Gobierno las trate como el último baluarte contra el pueblo.

Me has hablado del sistema de corrupción como propio del Estado, y su defensa, es decir, la perpetuación de la misma como una tarea encomendada a las Fuerzas de Seguridad del Estado y a las propias Fuerzas Armadas.

Se puede entender así porque hablábamos del Régimen de la Transición y de sus mecanismos de «gestión de la crisis» en un «fuga hacia adelante». El Régimen de la Transición -que bien podría llamarse de la Gran Traición contra el pueblo-; ha desarrollado un enorme sistema represivo (en vigor o en avanzada fase parlamentaria) con su con apoyo en algunas jerarquías superiores de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas; un sufrimiento tan enorme requiere la contribución de las máximas jerarquías.

Tratas a la Transición como un sistema en quiebra, al que te refieres con el término tan despectivo, últimamente, como «Régimen«. Pero esto es, según los partidos del llamado «arco constitucional» una monarquía parlamentaria: un sistema de «separación de poderes», de «garantía de las libertades», de no discriminación. ¿Qué objetáis a eso?

Ya no polemizamos con un discurso que parece un monólogo absurdo de una película de Groucho Marx. ¿Quién nos tomaría en serio si escuchásemos con seria atención y con ánimo de debate académico aquello de: «la parte contratante de la primera parte dice a la parte contratante de la segunda parte (…)»? El tiempo de «los brotes verdes», el «retorno a la socialdemocracia», ha pasado. Los políticos provocan una risa incontenible cuando transmiten sus discursos: con la risa los ciudadanos disminuyen la presión, descargan la cólera incontenible, y desahogan la vergüenza y miedo. Pero no siempre va a ocurrir así.

El Régimen está creando un «paquete represivo» que me rio yo de los primeros pasos del nazismo y el fascismo. Franco es, sin duda, el inspirador del «Jefecillo Aznar», Rubalcaba es el heredero político de Felipe González, un mentiroso corrupto cuyo modelo era Carlos Andrés Pérez y ahora es Slim (el segundo millonario del mundo). Arrogancia brutal y cobardía corrupta: esa es la ecuación que llevó al desastre a la República de Weimar.

Y esa conmoción por la pobreza y el desempleo se convierte en rebeldía. Cuéntanos por qué

Por varias razones. La primera de ellas -que requiere de una pequeña aclaración ecológica-, es económica y social. Porque, mira, la «crisis» no es un fenómeno meteorológico de carácter natural e inevitable como cualquiera de los terribles desastres «naturales» que nos acechan, y que -por cierto-, tampoco lo son. La primera razón es económica y social. La segunda, es fundamentalmente política.Todos los «damnificados por la crisis» ya no pueden sostener a su familia. O se están hipotecando para ayudar a los hijos desempleados o sometidos a condiciones de trabajo humillantes.

Y que lo digas. Me lo sé, no puedes suponer cuánto te comprendo…

Al menos tres generaciones han pasado a la pobreza o a la indigencia. Los derechos laborales, es decir: económicos, sociales y políticos han sido barridos por los gobiernos del bipartito, especialmente el antipopular Partido de la Gaviota, el frenéticamente anti popular y crecientemente parafascista: el Gobierno del PP.

Que sigáis con esta fuerza y esta decisión es una necesidad, una urgencia. Oye, y una curiosidad final: ¿por qué remarcáis el carácter de «colectivo» que tiene vuestro grupo y no decís «asociación», sin más?

Es una cuestión de seguridad, por un lado; y de credibilidad y autenticidad, por otro.

¿Seguridad?

El Gobierno (con la complicidad del PSOE que dio los primeros pasos y abrió el camino al fascismo militar), ha levantado una legislación represiva que impide la expresión pública de las opiniones de los militares. En estos momentos la ha reforzado y la reforzará mucho más en los próximos meses. La vigilancia interna es global. Anemoi lo denunció a partir de la publicación el El Pais de un documento reservado del Estado Mayor del Ejército. Así que aquí, por decreto, todos somos ciegos o mudos, sospechosos y vigilados. Sujetos de sanción administrativa de privación de libertad -como Jorge Bravo y otros miembros de AUME-, a la expulsión, a la rescisión de contrato o a la sanción penal. Han pisoteado la dignidad de los militares honrados. De la mayoría.

Ahora la lucha es entre el miedo y la protesta personal y la cólera de personas humilladas. La vigilancia trasciende el ámbito profesional y el territorial. Se vigila en «entorno social» y se vigila en la Red.

Pues Antonio, muchas gracias por aclararnos. ¡Salud y Libertad! Y Ánimo. Pronto veremos la República.

Enriqueta de la Cruz es periodista y escritora

Fuente: http://www.cronicapopular.es/2014/02/antonio-maira-portavoz-del-colectivo-de-militares-anemoi-impulsar-los-vientos-del-pueblo-en-los-cuarteles/