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Independentismo e Internacionalismo

Fuentes: Rebelión

Que una coalición integrada mayoritariamente por formaciones políticas soberanistas e independentistas se denomine Iniciativa Internacionalista es algo que seguramente habrá sorprendido a más de uno. Porque en ciertos sectores de la izquierda todavía persiste la idea -tan absurda como conveniente para los poderes establecidos- de que el independentismo y el internacionalismo son posturas incompatibles, por […]

Que una coalición integrada mayoritariamente por formaciones políticas soberanistas e independentistas se denomine Iniciativa Internacionalista es algo que seguramente habrá sorprendido a más de uno. Porque en ciertos sectores de la izquierda todavía persiste la idea -tan absurda como conveniente para los poderes establecidos- de que el independentismo y el internacionalismo son posturas incompatibles, por no decir antagónicas. El internacionalismo une a los pueblos, mientras que el independentismo los divide, argumentan algunos, ya sea de forma ingenua o tendenciosa. De forma tan ingenua o tan tendenciosa que olvidan incluso algo tan elemental como que, por definición, el internacionalismo presupone la existencia de los correspondientes nacionalismos a interrelacionar. Entendiendo por nacionalismo, huelga señalarlo, no la exaltación arrogante de determinadas peculiaridades culturales ni la reivindicación excluyente de privilegios arbitrarios, sino la pura y simple afirmación de la propia soberanía frente a quienes la niegan o la limitan. Y en una época en la que el capitalismo adopta la forma de un imperialismo avasallador que intenta arrebatarles a los pueblos su identidad para poder arrebatarles todo lo demás, la defensa de la soberanía y el derecho de autodeterminación se convierte en un aspecto fundamental de la lucha anticapitalista.

Así lo han entendido la mayoría de los cubanos, para quienes «socialismo o muerte» y «patria o muerte» se han convertido en lemas equivalentes, puesto que tienen muy claro que la defensa de su nación y la defensa de su proceso revolucionario son una misma cosa. Así lo ha entendido una buena parte del pueblo vasco, cuya lucha contra la opresión de los estados español y francés se funde y se confunde con la lucha de clases. Y así lo han entendido también diversas organizaciones independentistas catalanas, gallegas, castellanas, aragonesas, andaluzas… Y así empiezan a entenderlo, por fin, algunas formaciones de izquierdas de ámbito estatal, lo que ha hecho posible, por primera vez en la historia, la confluencia en una candidatura común -y lo que es más importante, en un proyecto de futuro- de grupos políticos que hasta hace poco se miraban con indiferencia, cuando no con hostilidad.

Cuando en América Latina y en Oriente Medio los desheredados del mundo libran una batalla decisiva contra el imperialismo, las privilegiadas izquierdas europeas tienen la insoslayable responsabilidad política e histórica de unirse en un frente común, en una quinta columna que desde el propio interior de los países ricos, desde el corazón de la bestia, contribuya a desbaratar los planes de expolio y exterminio de un capitalismo exasperado que, también entre nosotros, está mostrando su rostro más brutal. Y en ese sentido, la candidatura a las elecciones al Parlamento Europeo de la coalición Iniciativa Internacionalista-La Solidaridad entre los Pueblos parece un esperanzador primer paso.

Pero la batalla no se libra solo en el terreno específicamente político. Quienes han hecho de la cultura y la comunicación su oficio pueden y deben desempeñar en estos momentos críticos un papel especialmente importante. La consolidación de los medios alternativos, que han conseguido abrir una brecha significativa en el oligopolio de las grandes mafias mediáticoculturales (el número de visitas recibidas por los periódicos digitales más prestigiosos ya es comparable a las tiradas de algunos diarios de ámbito estatal), nos brinda herramientas nuevas y poderosas, impensables hace apenas unos años, que no podemos desaprovechar. Y la estrecha vinculación de los medios alternativos con los movimientos sociales propicia la aparición de nuevos foros de debate y nuevas formas de organización.

En estos momentos de profunda crisis económica e institucional, con la previsible intensificación de las luchas obreras y estudiantiles, la impugnación del discurso dominante y la reflexión sistemática sobre el proceso que estamos viviendo, así como la difusión de las informaciones veraces y las ideas transformadoras, son más importantes que nunca. Y esa es una tarea que nos atañe a todos y a todas.