Indígenas adivasis han organizado protestas masivas por toda la India para denunciar las expulsiones forzosas de sus bosques para dar paso a reservas de tigres.
Miles de personas que corren el riesgo de ser expulsadas de sus hogares, junto a otras que ya han sido desalojadas, se han sumado a las protestas de las últimas dos semanas en varias de las reservas de tigres más famosas del país, como la Reserva de Tigres de Nagarhole, la Reserva de Tigres de Udanti-Sitanadi, el Parque Nacional y la Reserva de Tigres de Kaziranga, el Parque Nacional de Rajaji o el Parque Nacional de Indravati. Y se prevén todavía más movilizaciones.
En julio, el director de la Autoridad Nacional para la Conservación del Tigre de la India (NTCA, según sus siglas en inglés) ya desató una oleada de indignación entre las comunidades indígenas cuando salieron a la luz unas cartas publicadas tras una solicitud de derecho a la información. Estas cartas demostraron que había escrito a los guardas responsables de la fauna salvaje de 19 estados instándolos a expulsar a más adivasi de las reservas de tigres.
Casi 700 adivasis de 25 comunidades protestaron a las puertas de Nagarhole, en el estado de Karnataka, una de las reservas de tigres más conocidas de la India. Cerca de 400.000 adivasis se enfrentan a la expulsión de reservas de tigres por toda la India.
“La declaración de reservas de tigres en nuestros territorios es una violación de la legislación, ya que nuestro pueblo ni dio su consentimiento ni fue consultado en el proceso. Han colocado carteles en nuestras tierras declarándolas parques nacionales y reservas de tigres. El NTCA es un intruso en nuestras tierras. Esta violación de los derechos indígenas debe cesar inmediatamente y los grupos conservacionistas implicados (incluidas ONG como WWF, WCS y WTI) deben ser castigados conforme a la legislación”, defendió el conocido activista adivasi JK Thimma durante la protesta.
La vida de cientos de miles de adivasis en reservas de tigres de la India están siendo destruidas en nombre de la conservación del tigre. El Gobierno del país los está expulsando ilegalmente del territorio donde siempre han vivido, de la tierra que siempre han protegido.
Las grandes organizaciones conservacionistas como WWF y WCS nunca se pronuncian contra las expulsiones y aseguran que las “reubicaciones” de la población indígena son “voluntarias”. Pero estas “reubicaciones” son casi siempre, de hecho, expulsiones forzosas.
“Las autoridades indias parecen empeñadas en mantener un modelo colonial de conservación totalmente anticuado y desacreditado, aún respaldado pororganizaciones como WWF y WCS, que considera a los pueblos indígenas como intrusos en sus propias tierras y los expulsa de manera brutal. Está en juego un racismo profundamente arraigado:el Gobierno y las organizaciones conservacionistas consideran a los adivasis, en el mejor de los casos, ciudadanos de segunda clase.
Estas expulsiones son ilegales según la legislación nacional e internacional, y no funcionan: la selva, los indígenas y los tigres no pueden sobrevivir los unos sin los otros. Las organizaciones conservacionistas y los operadores turísticos son cómplices de este escándalo: cuando se expulsa a la población indígena de sus bosques ancestrales, el turismo en las reservas de tigres se convierte en un gran negocio”.
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