«Más allá de consideraciones teóricas, es difícil hacer entender a decenas de familias de toda condición social, que han perdido a sus seres queridos o bienes materiales básicos de su vida, el por qué de su sufrimiento y la razón de tanta barbarie. ¿Por qué precisamente a nosotros?, se preguntan muchos ciudadanos vascos. La sociedad […]
«Más allá de consideraciones teóricas, es difícil hacer entender a decenas de familias de toda condición social, que han perdido a sus seres queridos o bienes materiales básicos de su vida, el por qué de su sufrimiento y la razón de tanta barbarie. ¿Por qué precisamente a nosotros?, se preguntan muchos ciudadanos vascos. La sociedad vasca, en su inmensa mayoría, no entiende que este sufrimiento sea camino de libertad, ni que pueda ser una respuesta a los padecimientos voluntariamente aceptados por quienes utilizan la violencia como medio de acción política«, sostenían días pasados Ramón Balenziaga, Arturo García, Patxi Meabe y Paco Etxebeste del secretariado Social Diocesano-Justizia eta Bakea en el Diario de Noticias de Gipuzkoa.
Me resulta curioso observar una y otra vez a personas, que firman como profesores de ética, curas o semicuras, miembros de Justicia y Paz… u organismos de este pelo, que hablan sobre la violencia como medio de acción política en Euskal Herria. Y parten de una premisa: Eta y el mundo de la izquierda abertzale utilizarían la violencia como medio de hacer política. «La violencia con fines políticos, han afirmado (ETA) tiene su precio, y la sociedad tiene que asumirlo«, afirman los arriba mencionados. Los demás no, el gobierno, los ayuntamientos, los partidos políticos, los medios de comunicación, los empresarios, la Iglesia, los jueces, la policía… no utilizarían la violencia como medio de hacer política. Ellos utilizan el amor fraterno. El hambre en el mundo surgiría del respeto a los demás, de la entrega generosa de los medios de subsistencia de los muertos de hambre a los ricos y poderosos para que con su muerte por hambre ellos engorden, o provendría de la fatalidad endémica de que debe haber ricos y pobres en la sociedad porque sí, por ley natural o voluntad divina. ¿Porque cuando estos señores hablan de pérdida de seres queridos de qué hablan, a qué se refieren? ¿Sólo de los asesinados por ETA, hablan acaso de los asesinados por el estado, por sus funcionarios, por los grupos parapoliciales, hablan de los sufrimientos de la dispersión, del maltrato en las cárceles, de los miles de torturados, de los miles de golpeados en manifestaciones, de los cientos de huesos rotos, ojos vaciados por culatazos, disparos, porrazos…, de las violaciones en comisarías?
¿De qué hablan cuando hablan de sufrimiento y padecimiento? Sólo desde 1990 a 2007 las manifestaciones reprimidas en nuestro pueblo pasan con mucho de 1300, y los heridos y contusionados podrían rondar los 8000. De 1977 a 1981 las cargas de la policía y guardiacivil entre nosotros, en Euskal Herrria, fueron 1.492 y el número de personas heridas ascendió por lo menos a 2421. Las cargas de la ertzaintza de 1993 a 1997 fueron 938 y el número de heridos sobrepasaron los 3.303. En el periodo de 1990 a 2006 han conocido los calabozos de alguna comisaría de la ertzaintza 3.059 ciudadanos y ciudadanas vascas. Como no hace mucho decía un escritor: «La ignominia de la tortura tiene entre nosotros una terminal en Arkaute, despacho en Lakua y palacio en Ajuria Enea». No olvide que la erztzaintza ha matado a trece personas y lo ha hecho casi con completa impunidad, amparada por las instituciones y partidos. En Euskal Herria del 2000 al 2005 han denunciado torturas 549 personas, han sido detenidas 3438, han sido ilegalizadas 8 organizaciones y cerrados 4 medios de comunicación, amén de ser encarcelados parte de los dirigentes políticos de la izquierda abertzale.
¿A eso cómo le llaman ustedes cuando hablan de utilizar la violencia con fines políticos? ¿Los montones de ojos reventados, la pila de huesos, carnes y músculos rotos en manifestaciones por las huestes de los funcionarios estatales o de los diferentes gobiernos de Euskadi contra el mundo de la enseñanza, contra manifestaciones de trabajadores en huelga y reivindicación, de estudiantes, de insumisos, de personal de la limpieza, contra manifestantes en contra de las dos guerras de Irán, de la OTAN, en pro de los presos políticos, de la independencia, de la autodeterminación, en contra de determinados proyectos impuestos… qué era toda esa violencia, besos institucionales? Los controles en carretera ante concentraciones, la dispersión de presos, los interrogatorios, los policías embozados en la calle… serían para estos analistas engolados de consideraciones teóricas y silencios ante la violencia del estado a lo sumo breve comentario en frase pasajera para no aparecer demasiado escorados del lado de gobierno y así disimular la inquina contra la gente revolucionaria, viva, que se mueve y participa activamente en la configuración de la sociedad. Pero lo grueso, lo violento sería lo otro, no el estado.
Por supuesto que para ellos, que viven cómodos o relativamente cómodos, que son engranaje institucional del statu quo y no rebeldía, que admiten y forman parte de un gobierno torturador, mentiroso y terrorista, para estos los violentos, los que utilizan la violencia con fines políticos son los otros. ¿Podrían decirme cuántos torturadores, gobernantes y funcionarios del gobierno, han sido detenidos y castigados? ¿Podrían decirme por qué la Audiencia Nacional, tan valiente y justa ella, no sentó en el banquillo a Felipe González por el tema del Gal? ¿Podrían decirme por qué ante las bestiales torturas últimas, llevadas a cabo en nuestro pueblo, no ha habido mociones en Ayuntamientos, Juntas y Parlamento? ¿Podría decirme por qué en la Audiencia Nacional una juez manda callar a un acusado que reconoce en el perito de la guardia civil, que le acusa, a su torturador? ¿Por qué esos profesores de ética, ustedes mismos, han guardado silencio y no han alzado la voz denunciando a un gobierno terrorista de años, como lo vienen denunciando primero multitud de torturados e incluso organismos internacionales, hasta la pacata Amnistia Internacional, con mucha más fuerza y coraje que ustedes? ¿Por qué no les acusan a estos de utilizar la violencia en política? ¿Por cobardía, por ignorancia, por colaboración?
¿Se han preguntado ustedes por qué todos estos días vemos tanta intervención de la policía China contra los lamas del Tibet, tanto denuncia por la agresividad de esos agentes y se tapa y guarda silencio sobre la bestial actuación de la ertzaintza antes las numerosas manifestaciones en pro de los presos en nuestras calles y en nuestro tiempo? ¿Estuvieron acaso el sábado en Durango, vieron la represión policial en sus calles? Comparado con lo que en sucedió el sábado en Durango se quedan cortas las imágenes, que el mismo día nos brindaron profusamente los medios de comunicación sobre la actuación de la policía China o las que acompañaron a la antorcha olímpica. ¿Por qué esa denuncia mediática de la actuación policial lejana y el silencio a martillazos de la cercana, siendo ésta mucho más bestial y sanguinaria? ¿Dónde estaban ustedes y sus denuncias? A mi modo de ver vuestra indignación tiene un nombre: sumisión al estado y a los aparatos represivos, eso sí adobada ligeramente con frases de denuncia liviana. Ustedes hablan de justicia y paz, pero ustedes hablan desde la violencia de un estado y de unas instituciones terroristas, desde una violencia mucho más grave porque es institucional, a una violencia de respuesta y rebeldía.
Muchas de estas comisiones son agentes de sumisión y modorra, carecen de la valentía y la garra para denunciar la violencia brutal e inhumana del poder establecido porque ellos mismos forman parte de ese poder represivo, sordo, de un mundo que ni admite ni tolera respuesta ante sus actuaciones injustas y dictatoriales. Un gobierno que se niega a reconocer su tortura y que miente descaradamente a sus ciudadanos. ¿Quién fue el violento en nuestro pueblo con la central de Lemoiz, cuando eran miles las personas que pedían su paralización? ¿Qué hicieron ustedes? ¿Acaso no es violencia cuando en Zornotza todo un pueblo dice no a la central y se impone? ¿Eso qué es? ¿Acaso no es violencia la imposición del pantano de Itoiz y sus vecinos viven aterrorizados ante terremotos casi a diario? ¿Acaso no es violencia arrojar a patadas y culatazos a jóvenes de gaztetxes, a ocupas de casas reparadas por jóvenes y durante años abandonadas? ¿Eso qué es para ustedes? ¿La vieja tortura, que se da en las comisarías desde mi infancia, con Franco, Ibarretxe y Zapatero, qué es para ustedes? ¿Las detenciones a las 3 de la mañana, las violaciones en comisarías, el silencio de lo partidos, la colaboración de los jueces en las torturas de comisaría cómo la llaman ustedes? ¿No es eso violencia con fines políticos? Ya está bien de artículos baratos de gente engolada.
¿Acaso han visto ustedes que se haya detenido a las tres de la mañana a alguien que ha contaminado las aguas, a políticos que ha determinado desde años que se torture, a generales que han utilizado las comisarías como lugares de tortura, a fundadores del Gal y muerte? ¿Acaso han detenido de madrugada a curas y ciudadanos, que han violado a chavales indefensos reiteradamente? ¿O a empresarios que practican el chantaje entre sus obreros, que en sus fábricas mueren trabajadores por malas condiciones, a trabajadores que han ido enfermando de muerte a lo largo de los años mediante el amianto? ¿De qué violencia «política» hablan ustedes? ¿De qué justicia y paz hablan ustedes? ¿De la de los rebeldes frente al estado criminal? ¿Desde cuando es lícito, justo y ético reprimir una manifestación a pelotazos mediante funcionarios gubernamentales embozados, enmascarados y armados hasta los dientes con el aplauso y loa de los poderes institucionales?