Medio siglo no es suficiente para darse cuenta de la realidad, pues los autodenominados «exiliados» cubanos continúan con su arcaica y gasta retórica de «luchar por una Cuba Libre». Parece que la vejez de muchos de los miembros del mal llamado «exilio» les impide discernir lo que es realmente un exiliado y el concepto de […]
Medio siglo no es suficiente para darse cuenta de la realidad, pues los autodenominados «exiliados» cubanos continúan con su arcaica y gasta retórica de «luchar por una Cuba Libre».
Parece que la vejez de muchos de los miembros del mal llamado «exilio» les impide discernir lo que es realmente un exiliado y el concepto de libertad.
Los que abandonaron su país en 1959, lo hicieron huyéndole a la justicia que les pedía cuenta por los crímenes cometidos durante la sangrienta tiranía de Fulgencio Batista, hechos de los cuales esos «exiliados» no protestaban ni reclamaban el cumplimiento de los derechos humanos, cuando la sangre de los cubanos si corría calles abajo por todas las ciudades.
Tampoco pedían transiciones en Cuba ante el robo a manos llenas que cotidianamente cometía Batista. Ante eso callaban y se salpicaban con lo que podían alcanzar de tantos negocios turbios ejecutados por la mafia ítalo-norteamericana.
Jamás esos «exiliados» en Miami, protestaron por los abusos de la guardia rural que quemaba casas de campesinos, ni por los niños pidiendo limosnas en las ciudades, o por los que no tenían dinero con que pagar una cama en un hospital, ni enviar a sus hijos a una escuela para no engrosar el ejército de analfabetos que encontró la Revolución tras su triunfo.
Ese «exilio» que se enriqueció con el dinero recaudado para «liberar» a Cuba otorgado por la CIA y el Gobierno estadounidense, ahora se las dan de excelentes emprendedores, pero olvidan que el capital inicial no fue del sudor, como muchos quieren aparentar.
Solo basta con leerse los recientes documentos publicados por la CIA, para comprobar lo que en ese «exilio» ha hecho. Ahí está el caso de uno de los cinco hombres que se introdujeron secretamente en la sede del Comité Nacional Demócrata en 1972, dando lugar al escándalo del Caso Watergate.
En sus más reciente desclasificaciones, la CIA reconoce que ese cubano Eugenio Martínez, alias «musculito», estaba a sueldo de la Agencia y calificado como un ferviente miembro del «exilio» anticastrista, participante en 1961 de la derrotada invasión por Bahía de Cochinos.
La propia CIA afirma que «musculito» secretamente le proporcionaba información sobre sus compatriotas «exiliados» en Miami.
En su intento para seguir recaudando dinero de los incautos, han convocado a una reunión en el lujoso hotel Hilton del aeropuerto de Miami, para celebrar el acto «Todos por Cuba Libre» el 10 de octubre, fecha en que Cuba celebra el inicio de las gestas libertadoras contra España en 1868.
Quienes convocan al convite son los miembros de la titulada Asamblea de la Resistencia Cubana y el Foro de Derechos y Libertades, una de las tantas organizaciones creadas a lo largo de 58 años en Miami, para vivir del presupuesto que otorga la Casa Blanca para derrocar a la Revolución socialista.
En su convocatoria afirman que son «amantes de la libertad, la democracia y los derechos humanos», y desean un futuro distinto para Cuba.
Sin embargo, no le reclaman al Gobierno de Estados Unidos libertad para que sus ciudadanos puedan viajar libremente a la Isla, donde tienen prohibido hacer un turismo sano, sin drogas, violencia, ni casinos de juego.
Tampoco exigen el fin de la guerra económica, comercial y financiera que tiene por objetivo, según los documentos desclasificados: «…inducir al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, unido a operaciones psicológicas que acrecienten el resentimiento de la población contra el régimen…»
Esos «exiliados» tan «preocupados» por los derechos humanos, no reconocen que esa guerra económica es la mayor violación de los derechos humanos a la que está sometida el pueblo cubano, incluida la persecución financiera ejecutada con más vehemencia por el propio presidente Barack Obama, el que mayores multas ha impuesto a bancos de terceros países por trabajar con Cuba, como fue la multa de 10 mil millones de dólares aplicada al banco francés PNB Paribas, rebajada a 8 mil millones después de meses de apelaciones.
La llamada Asamblea de la Resistencia Cubana y el Foro de Derechos y Libertades, deja bien esclarecida su posición al afirmar su apoyo a la conocida Ley Helms-Burton, o Ley para la Libertad y Solidaridad Democrática Cubana, aprobada en 1996 por William Clinton, la cual refuerza aún más el bloqueo contra el pueblo cubano.
También subrayan su defensa al conocido Plan Bush, cuyo nombre es Acta de la Comisión para una Cuba Libre o Proyecto de Transición, con propósitos similares al Programa Democracia de la administración Reagan, para desmontar el socialismo.
Lo que no quieren reconocer los miembros de ese «exilio» fue lo que dejaron atrás al salir huyendo hacia Estados Unidos, y recibidos como héroes a pesar de los crímenes cometidos por los testaferros del dictador, ese que tomó el poder violando la Constitución de 1940 mediante un golpe militar apoyado por los yanquis.
Fue la Revolución la quien eliminó el analfabetismo, la desnutrición, la discriminación de la mujer y de razas, el juego, las drogas, la prostitución, la explotación, construyó escuelas y hospitales brindándole atención gratuita a todos, sin preguntar filiación política, ni religiosa, algo que los cubanos no desean perder y retornar al pasado en el que vivían.
Es cierto que las penurias por las que pasan hoy los cubanos son amplias, pero lo que no mencionan los señores del «exilio» es lo que la propia CIA reconoce en sus documentos hoy publicados, donde se puede leer:
[…] en gran medida los problemas que enfrenta el régimen de Castro…son resultado de la política de aislamiento económico y político de los Estados Unidos, así como otras medidas de hostilidad y sabotaje […] Estas medidas han sido en buena parte responsable de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de guerra económica.»
En su convocatoria, el «exilio» piden apoyo y solidaridad internacional con la causa de la defensa de los derechos humanos en Cuba, pero la verdadera solidaridad es la que brindan los pueblos y gobiernos del mundo al condenar todos los años en la Asamblea General de la ONU, el cruel y vil bloqueo, o guerra económica como afirma la CIA.
Lo demás es más de lo mismo y como tuvo que reconocer el propio Obama el pasado 17/12/2014:
«Pondremos fin a un enfoque anticuado que durante décadas no ha podido promover nuestros intereses […] ninguna otra nación nos ha apoyado en la imposición de las sanciones».
Disfrutando de los lujos hoteles en Miami, no es el mejor ejemplo para pedir apoyo para destruir a la Revolución.
Con ese cuento han engañado a muchas personas; mientras Cuba perfecciona su socialismo a pesar de que el bloqueo, las acciones subversivas y el apoyo financiero y político a la contrarrevolución se mantienen intactos, porque como afirmó José Martí: «…un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército».
Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.