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Invitación para propuesta de nuevas categorías, para nuevas contradicciones materiales, desde lo ambiental

Fuentes: Rebelión

1. Las profundidad de la obra de K. Marx, nos obliga a interpretar la problemática ambiental en un esfuerzo, por proyectar la esencia de su pensamiento y no considerarlo, como un aspecto secundario, y menos, una externalidad, pues la práctica no la tiene. 2. Estamos ciertos que nuestra vida está en grave peligro vital, y […]

1. Las profundidad de la obra de K. Marx, nos obliga a interpretar la problemática ambiental en un esfuerzo, por proyectar la esencia de su pensamiento y no considerarlo, como un aspecto secundario, y menos, una externalidad, pues la práctica no la tiene.

2. Estamos ciertos que nuestra vida está en grave peligro vital, y nos referimos a la humana y no humana, como a todo el planeta. La situación es más grave que el análisis atomista que hacemos de la problemática ambiental, no son los bosques, es la vida del planeta con ellos, no es sólo el árbol, es el proceso múltiple de relaciones que se generan, con y en él. Es la interrelación de la totalidad la que se nos diluye en aparecer que nos hacen centrar nuestra atención en aspectos parciales, tanto al nivel de denuncia, como en la búsqueda de soluciones.

3. Hoy es imperativo abordarlo, pues hay práctica acumulada que lo posesiona como contradicción, que por cierto, no podemos eludir, y sobre ella nos centraremos.

4. El capitalismo, estudiado por Marx, debe ser entendido como una totalidad que explica las formaciones ideológicas, por la práctica material. Ello nos permite movernos en el entendido de lo esencial para transformar la totalidad. De ahí el interés de este trabajo, que no tiene por objeto, propuestas conceptuales, ni si quiera valórica de un tema que identificamos como la crisis ambiental; la propuesta es encontrar su sentido, al interior de la contradicción material, para conducir el cambio.

5. Marx esboza en sus escritos, aspectos que nos merecen recordar para entender la separación entre hombre y naturaleza que, como dualidad, se acentúa considerablemente con el surgimiento del capitalismo, por no decir que viene con él. Escribe «Hemos considerado el acto de enajenar la actividad humana práctica, el trabajo en dos de sus aspectos 1) La relación del obrero con el producto del trabajo como un objeto ajeno que ejerce poder sobre él. esta relación es al mismo tiempo la que tiene con el mundo sensorial externo, con los objetos de la naturaleza como mundo ajeno antagónicamente opuesto a él. 2) la relación del trabajo con el acto de la producción dentro del proceso del trabajo. Esta es la relación del obrero con su propia actividad como actividad alienada que no le pertenece… Aquí tenemos la autoenajenación, como antes vimos la enajenación de la cosa» , más adelante sostiene » al enajenar del hombre 1) la naturaleza, y 2) al hombre mismo, sus propias funciones activas, su actividad vital, el trabajo enajenado enajena la esencia del hombre. Convierte la vida de la especie en el medio de vida individual…» . De esta separación, interna del capitalismo, hombre-naturaleza, hombre-hombre, proviene la lectura, que hacemos, como acumulación de práctica que nos hace estar asumiendo desde la conciencia, una contradicción como tema histórico; es lo que distinguimos intuitivamente, como conflicto ambiental, y que, para superarla, se requiere hacerlo desde la lectura de la contradicción misma. No desde las formas de consumismo, o discusión de la visión antropocéntrica, ni al valor intrínseco de la naturaleza. Lo grave de hoy, es que esta contradicción amenaza con terminar con la humanidad.

6. Sabemos que el trabajo es esencial al hombre, y cuando no le pertenece, ni su producto, ni su actividad, es decir, le son ajenos, reproduciéndose de igual forma en avances hacia una mayor confrontación lo expresa, de igual manera, en categorías que entrañan la misma contradicción, pues la identifica; por ejemplo, medio ambiente, considerado como partes ajenas entre sí. Y en ello, lo que hay que acentuar como teoría revolucionaria, es en categorizar la vida material, de tal forma, en que el tema ambiental quede incluido en ella internamente, y no como una externalidad que ha producido el desecho de la mercancías. Pues el problema está en ella misma -en la mercancía -. En su interior se encuentra la contaminación. Pues de la misma forma en que no buscamos la ganancia en su circulación, tampoco debemos hacerlo fuera cuando hacemos atención al conflicto ambiental.

7. Marx se refiere, en su estudio de el capital, a la Mercancía como la forma elemental básica de este tipo especial de producción, y a esta específica forma de valor; la señala como un objeto externo, apta para satisfacer necesidades humanas de cualquier clase. Manifiesta su atención a la finalidad que se relaciona con la propiedad de los medios de producción y en quienes no lo son, de ahí deriva que «Para él su mercancía no tiene valor de uso inmediato. De otro modo no acudiría al mercado. Tiene únicamente un valor de uso para otros. Para él no tiene más valor directo de uso que el ser encarnación de valor de cambio. Por tanto medio de cambio… todas las mercancías son para su poseedor no-valores de uso y valores de uso para los no poseedores… por tanto, «… las mercancías tienen necesariamente que realizarse como valores antes de poder realizarse como valores de uso… para poder realizarse como valores, no tienen más camino que acreditarse como valores de uso…» Por lo cual, la necesidad que la legitima en el mercado, como mercancía comerciable, se encuentra en estrecha relación con la necesidad de quien se beneficia en última instancia de ella, a costa del planeta (hombre-naturaleza). Por lo tanto, la acreditación del valor de uso, se apoya y encubre, con las desviaciones de lo que se ha posesionado como el contenido de calidad de vida centrada en el tener, y así, no habrá solución a la crisis, pues desatendemos la esencia. Es decir, las necesidades que se encuentran en la base de reproducción de la calidad de vida, y desenvolvimiento del desarrollo e incluso en la promesa de cambio de mundo posible, no pueden arrancar de una contradicción que proviene de la propiedad privada de los medios de producción, de la mercancía y su mercado-circulación para realizar en forma de dinero su origen. Su fin último de cambio y de un proceso de explotación para adquirirlo.

8. Es entonces en el devenir intrínseco de la relación capital trabajo, donde encontramos la separación entre hombre -naturaleza a la que se ha incorporado como una contradicción que hoy demanda superación.

9. En la misma realidad material, encontramos la separación hombre-hombre, que no es una realidad distinta, es la misma, vista desde otra dimensión teórica. Marx es categórico al establecer su fuente de fundamentación a la esencia humana y señala en la VI Tesis sobre Feuerbach «no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales». contrariando la idea de una consideración de éste como un individuo aislado. Lo que implica, por cierto, es la coherencia de que el acto de liberación humana no es individual, como la solución del conflicto ambiental, tampoco, con la «experiencia profunda» masificada como aspira la ecología profunda.

10. Llevada a la máxima expresión de individualidad y separación (hombre naturaleza, hombre-hombre), expresa la agudización de la contradicción del sistema

11. El socialismo hoy, es un desafío que debe plantearse como una superación revolucionaria, en el sentido de una transformación de lo viejo, en lo que tiene de esencial y su proclamación como alternativa material debe contener realidad, no un sueño, pues justamente estaríamos invitando a construir una utopía que Marx comprometió su vida en desvirtuar. En este esfuerzo, no hay que abandonar las categorías marxistas, ni su planteamiento a la lectura de la realidad, hay que profundizarlo, con atención en lo esencial.

ALGUNAS PROPUESTAS DE CATEGORÍAS

12. La crisis ambiental, requiere de una comprensión del conflicto a la internación misma de las contradicciones que lo provocan. Hacia la vida real y no hacia su conceptualización. Para ello, es necesario reconocer la esencia de lo que hay que transformar para cambiarlo. Y en esa lógica, hay que incorporar, a las clásicas categorías, la dialéctica de la práctica con sus contradicciones actuales.

13. El Ambiente, es una totalidad que se debe entender, como un complejo de relaciones y contradicciones, no congeladas en partes, ni ajenas entre sí. Visto de ese modo, las relaciones sociales llevan tanto de social como de vida (aspecto abarcador que rescatamos). Por lo cual, cada concreto, es decir cada individuo, es la totalidad en su especificidad como un momento de síntesis (que como tal la expresan).

14. Por lo tanto, para entender el conflicto ambiental, debemos hacerlo como interno a la esencia misma del modo de producción capitalista, y no seguir entendiéndolo como una consecuencia, externalidad, o como un problema secundario, por no decir una simple variable.

15. Marx comienza su estudio del capitalismo con la mercancía, pero no atomizadamente como una cosa, pues justamente lo devela al referirse a su fetichismo. Así, deja relucir, que ellas circulan escondiendo el misterio del trabajo incorporado en ellas como relaciones sociales circulando, por cierto de explotación. Pero hoy hay que leer una realidad más para develar el misterio total, ellas esconden Ambiente como relaciones de apropiación privada interambiental de vida.

16. Marx sostiene que si las mercancías hablaran dirían «es posible que nuestro valor de uso interese al hombre, pero el valor de uso no es atributo material nuestro. Lo inherente a nosotras, como tales cosas es nuestro valor»; y hoy hablarían más fuerte » tú hombre eres parte de mí, no sólo por lo que me transformaste, sino porque somos Ambiente, te estás cosificando conmigo para el disfrute de algunos».

17. En el proceso de producción, sabemos que se produce plusvalía; pero también, hoy, advertimos que produce, lo que denomino, un «plusambiental, plusambiente», es decir, Ambiente cosificado que ya no se interrelaciona como vida, y nos disminuye como totalidad, como humano, y por ende, nos cosifica en cada mercancía. Nuestro concreto lleva menos de totalidad-viva, reduce la interrelación. Visto así, no es Ambiente que falta, la idea de crisis ambiental, en rigor, no expresa el agotamiento de una cosa, sino que manifiesta una interrelación disminuida y, por consiguiente, aumentada en las mercancías un «fetichismo ambiental» como creencia de agotamiento o contaminación, es decir, como aparecer muerto, en vez de una relación social-ambiental circulando en el mercado.

18. Si no ponemos atención en esta contradicción, y sólo nos quedamos centrados en la plusvalía, podemos dejar pendiente un aspecto central de la explotación capitalista que nos puede pesar en el futuro, y que es la cosificación de la vida como máxima reenajenación.

19. Hay, por consiguiente, un » valor ambiental» (la totalidad no reproduciéndose como vida), que es apropiado por algunos, con mayor intensidad hoy por el actuar del imperialismo y los tratados de libre comercio. Agudiza la contradicción que se nos hace visible como problema del ambiente (de otro) y no como contradicción del capitalismo. El único problema que tiene el Ambiente es, en definitiva, ser cosificada su interrelación, y ajeno a sí, en el proceso de la reproducción del capital.

20. Entonces una mercancía lleva, valor de uso, de cambio y un valor ambiental, que no está implícito en la materialidad del valor de uso como naturaleza, pues lo que lo hace surgir como especial, es la apropiación privada de la interrelación ambiental, y hace que, el hombre se incluya como SER (especificidad de la interrelación ambiental- totalidad). Por lo tanto, la explotación capitalista, no sólo lleva tiempo no remunerado como su base de ganancia, sino que al hombre mismo. Atención que no hemos considerado. Ello conduce a entender que, no sólo mientras más produce el obrero es más pobre, sino que además mientras más produce, más se pierde en el proceso, y con él la totalidad-viva, «mientras más TIENE, menos ES».

21. Siguiendo lo anterior, como ya no sólo no tiene nada más que vender, pues la fuerza de trabajo también es insuficiente, dadas las crisis cíclicas, hoy se vende así mismo como Ambiente.

22. Por cierto, entonces, cada vez que realizamos la actividad de consumir, no sólo la explotación se expresa en dinero y da visibilidad a la plusvalía, sino que, además, materializamos el acto de nuestra propia destrucción, pues estamos, en último término satisfaciendo la necesidad del sistema de autorreproducirse; él nos consume como su proceso de satisfacción lo que se da en relación inversa a la Ambiental-viva-(por cierto, en su faz humana). Por lo tanto, en el proceso del consumo, somos un instrumento de movilidad, que lleva explotación y muerte

23. Cuando entendamos una transformación revolucionaria de la sociedad, debemos incluir la del Ambiente; debe haber una amplitud categorial a considerar cuando nos referiríamos a la Totalidad. No se trata, entonces a considerar sólo la plusvalía, con su consiguiente socialización de los medios de producción, o en la consideración que se plantee, de acuerdo a la realidad, sino que además, se debe considerar la socialización, o dicho más generalmente algo así como la «ambientalización», es decir, terminar con la apropiación privada de éste, para que se pueda desenvolver en la abundancia de sí, es decir, como interrelación dialéctica, lo que antes era visto, por Marx, como una abundancia por la liberación de las fuerzas productivas, hoy se requiere de nuevas categorías que incluyan al Ambiente, pues la práctica que él consideró, no había acumulado la contradicción desde el desborde ambiental como hoy. Lo anterior, conlleva la necesidad de profundas incorporaciones a las categorías clásicas, pues esta contradicción es una de las más serías, porque nos arriesgamos no sólo la libertad, sino que la vida del planeta.

24. Hoy hay muchos planteamientos para el tema ambiental, pero centrados en el conflicto del sistema social con la naturaleza, entendida su crisis, como fuera del sistema social, y por ende, como crisis del ambiente atomizado y congelado, como un agotamientos de cosas y no como disminución de interrelación. Esta tiene una cualidad ontológica. Para nosotros, la crisis está en el modo de producción, por lo cual, las contradicciones se resuelven desde ellas, de lo contrario, estaríamos incentivando un ambientalismo utópico, es decir, una solución desde la idea.

25. Tampoco participamos dentro de una perspectiva progresista, como se ha enfocado el tema ambiental, pues su calidad de tal, se lee desde los cambios materiales del capitalismo. Las ideas del Ambiente interrelacionado con la recepción de los aportes del pensamiento complejo, expresan la coherencia con la práctica, la que se desarrolla cada vez más globalizada, cada vez más compleja en sus relaciones materiales y, por cierto en el reconocimiento de lo nuevo en la idea de la incorporación de lo especulativo, financiero.

26. La intención, es la búsqueda de un tratamiento de lo ambiental desde la esencia del pensamiento de Marx, en su rescate de lo revolucionario. Y que hoy puede ser pensado porque la práctica lo está develando como contradicción material.

27. Incorporar las contradicciones ambientales a las necesidades mismas, como necesidades ambientalmente dialécticas, que satisfaga a un hombre considerado como síntesis de un mínimo ambiental concreto, y por lo tanto, para reproducirse como interrelación ambiental liberada y en abundancia, debe terminar con la contradicción del plusambiental o plusambiente, como apropiación privada de la interrelación-viva, pues no puede quedar pendiente al momento de nuestra práctica revolucionaria; si no, estaríamos dejando sin resolver una contradicción material, que más temprano que tarde, se resolverá con graves consecuencias para la totalidad-viva.

28. Considerar, entonces, que el Ambiente es un tema revolucionario, es fundamental, pues establece las contradicciones materiales a superar, que hasta ahora, la práctica no había puesto de manifiesto como tales.

BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA

Karl Marx: » Manuscritos económicos y filosóficos de 1844″, Editora política, La Habana, 1965.

Karl Marx: » El Capital», editorial de ciencias sociales, Instituto cubano del libro, La Habana 1973

Karl Marx «Feuerbach contraposición entre la concepción materialista y la idealista» Editorial de ciencias sociales, Instituto Cubano del Libro, La Habana 1972