Los estatutos de IU [i] aprobados en la última asamblea federal de 2012 establecen en su artículo primero: » Artículo 1. Definición política y jurídica. Izquierda Unida es un movimiento Político Social y cultural de carácter anticapitalista que se conforma en una Organización, política y jurídicamente soberana, cuyo objetivo es transformar el sistema capitalista económico, […]
Los estatutos de IU [i] aprobados en la última asamblea federal de 2012 establecen en su artículo primero: » Artículo 1. Definición política y jurídica. Izquierda Unida es un movimiento Político Social y cultural de carácter anticapitalista que se conforma en una Organización, política y jurídicamente soberana, cuyo objetivo es transformar el sistema capitalista económico, social y político, y superar el patriarcado, en un sistema socialista fundamentado en los principios democráticos de justicia, igualdad, libertad, solidaridad, internacionalismo, democracia participativa respeto a la naturaleza y organizado conforme a un Estado Social y Democrático de Derecho republicano, laico, federal, plurinacional y solidario . Es unitario en la línea política general y en el programa, organizativamente federal e ideológicamente plural, de la Izquierda española y de sus pueblos y naciones donde participan los partidos, colectivos y todas aquellas personas que voluntariamente se adscriban, acepten y practiquen la política de IU, aprobada en sus Asambleas Federales, su programa, su política internacional, su funcionamiento administrativo y financiero, y los presentes estatutos. La soberanía de Izquierda Unida reside en sus afiliados y afiliadas y se expresa en la Asamblea Federal, órgano que recoge y representa ante la sociedad el sentir unitario de IU, compuesta por las personas delegadas para ese fin por sus compañeros y compañeras en las respectivas federaciones, de acuerdo con las normas que se establezcan en cada caso».
Con esta definición y con los objetivos así expresados lleva años IU trabajando políticamente en la sociedad española, con movilizaciones en la calle y mucho trabajo en las instituciones.
En sus 19 años de historia IU ha pasado por diversas fases de éxito y crisis, ganándose a pulso, un prestigio innegable en un sector importante de la clase trabajadora en su confrontación durísima con las fuerzas poderosas del capital que sostienen el sistema, los que mandan sin presentarse a las elecciones, el poder financiero que mueve los hilos del sistema.
Con la crisis cíclica del sistema capitalista iniciada en 2008, con la secuencia clásica de recesión y depresión económica, se entró en una espiral de cierre de empresas, aumento del paro y morosidad de las capas populares endeudadas. Los gobiernos del PSOE y PP, siguiendo las indicaciones de sus amos de la banca y los burócratas de la UE, implantaron en España unas medidas de recortes sociales brutales, mientras se mantuvieron los regalos fiscales a los capitalistas y se sanearon los balances de la banca privada con dinero público. Las reacciones de rebeldía por la clase obrera y diversos sectores populares afectados, sostenidas durante años, provocaron un descrédito grave de los partidos más identificados con el sistema, principalmente PP y PSOE. Por el contrario IU inició paralelamente un ascenso significativo en votos y expectativas que encendió las alarmas de los poderosos, aquellos que – repetimos – no se presentan a las elecciones y vieron peligrar sus privilegios.
Las fuerzas del capital reaccionaron, inciándose una campaña de descrédito generalizada de «los políticos» en general, situando la causa de los males que sufren las capas populares no en el propio sistema capitalista, sino en los «políticos corruptos».
Poderosos medios de masas promovieron las elecciones primarias abiertas como medida para «sanear los partidos», con la pretensión aducida de «evitar que las burocracias de los partidos dominen por encima de las propias bases». Se trata de un debate que sigue abierto y debemos reconocer que han conseguido colocar en la mente de mucha gente las ilusas bondades de dicho sistema.
Incluso ha calado en ciertos dirigentes de IU y por eso el tema de las primarias abiertas fue debatido en la Xª Asamblea Congresual de IU en diciembre de 2012. En la ponencia de estatutos se incluyó en el artículo 35 la posibilidad de realizar primarias abiertas con la expresión referida a los simpatizantes de que «Asimismo tendrán derecho a participar en las consultas, referéndum y reuniones que sean convocadas, así como en las áreas de elaboración colectiva». Esta propuesta de la ponencia no prosperó y, contrariamente, se aprobó la exclusión de los simpatizantes de elección de cargos internos o listas electorales por voluntad mayoritaria de las personas delegadas en dicha asamblea soberana.
Incluso Alberto Garzón argumentó acertadamente sobre las perversidades de las primarias abiertas [ii] en un artículo publicado en enero de 2014 que meses después pareció olvidar.
Por mi parte destacaré la vulnerabilidad que la afiliación y simpatizantes de IU podemos sufrir respecto a los medios de masas del sistema que non son neutrales y actúan. En este tipo de votaciones tienen ventaja las personas candidatas más conocidas – normalmente conocidas gracias a su militancia en IU – en detrimento de las consideradas en un determinado momento más capaces o adecuadas por las compañeras y compañeros de trabajo en la organización, que conocen mejor que nadie las cualidades y defectos de las personas candidatas.
Con las primarias abiertas se coloca la soberanía de la toma de decisiones fuera de los órganos legitimados para ello por la afiliación, de acuerdo con el artículo 1 de los estatutos de IU arriba mencionados. Ante la perversa campaña mediática contra las estructuras de los partidos indiscriminadamente, no es de extrañar que mucha gente pueda creer que dichos órganos partidarios internos no son más que «perversas cúpulas». Reconozco mi impotencia para contrarrestar – en un debate a nivel de calle, sin referencia a los clásicos – esta convicción de muchos, pero mi experiencia en IU desde su fundación me ha llevado a la seguridad de que estoy en una organización muy democrática, en la que hay muchos problemas, pero que presentamos unha hoja de servicios sin parangón con ningún otro partido y que nos merecemos la confianza de la mayoría social trabajadora, pese a que – como en las mejores familias – hayamos tenido algunos sucesos aislados de conductas deshonrosas por parte de afiliados de IU como los del caso Bankia.
Y en esto llegó Podemos. Los mismos poderosos medios de masas del sistema hicieron surgir esta organización, pretendidamente novedosa, de la que parece necesario resaltar algunos elementos clave de su discurso. En primer lugar la atribución de culpabilidad de todos los males del pueblo a los «partidos de la casta», grupo de perímetro ambiguo para incluir a IU. En segundo lugar el afrontamiento de las elecciones europeas con relevantes y viejas propuestas programáticas de IU que para amplias capas de población curiosamente eran novedad adscrita a Podemos, lo que nos ilustra sobre el papelón informativo de los grandes medios. Ahora, temas claves de dicho programa ya se han caído de su discurso en su deriva hacia el «centro del tablero». En tercer lugar la exigencia para cualquier proceso de convergencia las «primarias abiertas a la ciudadanía» con la misma finalidad antes mencionada respecto a las «burocracias de los partidos». En cuarto lugar el carácter carismático de su lider que surguía como un mesías capaz de superar la penosa travesía del desierto de IU. Cuatro elementos que fácilmente podemos evidenciar como torpedos a la línea de flotación de IU, cargándose los principios que figuran en la definición arriba expuesta de IU, que están para ser tenidos en cuenta en cualquier proceso de convergencia.
Pasaron las europeas de mayo de 2014 en las que IU quedó en tercer lugar, triplicando los votos de las precedentes, y Podemos, con pocos meses de existencia, quedó de cuarto, con un europarlamentario menos que IU. Estos resultados fueron presentados por los medios como una derrota de IU, con la colaboración de algunos dirigentes de esta formación, al no haber conseguido lo que meses antes las encuestas pronosticaban. Por el contrario, los excelentes resultados de Podemos se magnificaron. La historia de las europeas de 1993 con la Nueva Izquierda de Cristina Almeida se repetía, entonces y ahora simultaneando la tragedia y la farsa.
Sorprendentemente, con fecha 28-06-14 el Comité Político Federal (CPF) de IU aprobó un informe que incluye el siguiente acuerdo:
«Desarrollar instrumentos de amplia participación en la elección de representantes institucionales, de forma específica la candidatura a Presidente de Gobierno, que se realizará por primarias abiertas a simpatizantes«, pese a que los estatutos prohiben expresamente que los simpatizantes puedan participar en los procesos «referidos a la elección de los cargos internos y en las listas electorales» .
Un grupo de afiliados de Galicia, entre los que me incluyo, presentarmos un recurso ante la Comisión de Garantías en julio de 2014. La comisión de garantías, pasado el plazo estatutario para resolver, no lo hizo o al menos no nos comunicó su resolución. No solo no resolvió, sino que, demostrando su poca independencia y neutralidad, dicha Comisión de Garantías se implicó como junta electoral para la supervisión del proceso de primarias para el que únicamente Alberto Garzón consiguió los avales que el propio CPF estableció.
Alguien pudo recurrir a la justicia ordinaria y probablemente paralizar este acuerdo antiestatutario, pero personalmente considero más adecuado resolver los temas internos políticamente. El caso es que todas las federaciones con elecciones autonómicas en perspectiva se lanzaron a las campañas de primarias. Los estatutos de IU contemplan las elecciones primarias limitadas a la afiliación para resolver ciertas situaciones de falta de consenso en los órganos que habrán de tomar la decisión.
Desconozco la información que los miembros del CPF recibieron respecto al impedimento estatutario de las primarias abiertas, ni el sentido del voto de cada uno de los asistentes, pero es evidente que han tomado una decisión para la que no tenían competencias, extralimitándose en sus funciones. En fin, que los miembros del CPF han querido dar lecciones de democracia interna y espíritu democratizador a sus propias bases, pasándose por el arco de triunfo los que estas habían decidido. Un ejemplo de este espíritu nos lo dio Tania Sánchez cuando acusaba a Cayo Lara de «meterse en la burocracia de los estatutos» [iii].
Vista la experiencia a posteriori, observamos que las primarias abiertas, aparte dar vara a los medios del enemigo y conculcar el principio básico de soberanía de la afiliación, no sirven para resolver las discrepancias internas que puedan darse en los órganos y favorecen el econamiento y la fullería en los debates. En Madrid no han servido para resolver las divergencias y a nivel federal se vieron obligados a cancelarlas, porque Alberto Garzón se quedó sin rival y ha tenido que promover a una recogida de firmas de apoyo posterior, también fallida, para potenciar su legitimidad interna.
Algún dirigente de IU federal como el podemita Alberto Arregui [iv] no se cortó en atribuir esta falta de competidores a un boicot. Otro daño colateral perverso que las primarias mal administradas ocasionan es que favorecen la personificación de las alternativas, promocionando a líderes mediáticos y mediodependientes por encima de las estructuras orgánicas trenzadas desde las asambleas de base. Se favorece, pues, una estructura organizativa basada en lideratos carismáticos, tipo Podemos, por encima del carácter movimentista y colectivo como el de la actual IU. Se empuja por lo tanto a IU hacia otro modelo organizativo, sin someterlo previamente a un debate en los órganos estatutariamente legítimos.
IU sufre una gravísima crisis interna y ha desvelado sus flaquezas. Ante el primer gol de su poderoso contrincante – Podemos y lo que hay detrás – se desintegra todo el CPF y empieza el cruce de acusaciones.
No descarto que alguien aproveche esta exposición para colocarme en el bando de «la mafia de Madrid», «la derecha de IU», el «llamazarismo» y otras lindezas con las que algunos compañeros espolvorean a los que defendemos la IU que se define en el artículo arriba expuesto.
IU debe explicitar su papel estratégico que, a mi entender, no debería definirse en oposición a otros, sea el PSOE de la casa común, sea el Podemos de las asambleas ciudadanas que tanto se parecen en su objetivo estratégico, sino que debe definirse como un proyecto centrado en sí mismo y lo que representa. A su vez, el CPF debe abstenerse de adoptar acuerdos para los que no tiene competencias, salvo que quiera pasar a la historia como un CPF golpista.
Notas
[i] http://www.izquierda-unida.es/node/12219
[ii] Garzón, Alberto. http://www.lamarea.com/2014/01/18/garzonn/
[iii] http://www.europapress.es/nacional/noticia-tania-sanchez-acusa-cayo-lara-meterse-burocracia-estatutos-olvidar-momento-politico-20150208112648.html
[iv] Arregui, Alberto. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=198360
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