En un artículo publicado el 19 de junio en su blog, el militante de IU Hugo Martínez Abarca hace una interesante comparación entre Syriza y la izquierda griega y la izquierda española. (http://blogs.tercerainformacion.es/iiirepublica/2012/06/19/sin-el-pasok-syriza-desde-lejos-syriza/). En estas líneas, Hugo señala correctamente que la demolición del PASOK ha sido fundamental para entender el ascenso de Syriza. Acabar con […]
En un artículo publicado el 19 de junio en su blog, el militante de IU Hugo Martínez Abarca hace una interesante comparación entre Syriza y la izquierda griega y la izquierda española. (http://blogs.tercerainformacion.es/iiirepublica/2012/06/19/sin-el-pasok-syriza-desde-lejos-syriza/). En estas líneas, Hugo señala correctamente que la demolición del PASOK ha sido fundamental para entender el ascenso de Syriza. Acabar con el mito de una socialdemocracia que no se diferencia en nada en las grandes políticas de los partidos de la derecha es una condición necesaria para abrir una nueva etapa en la que la izquierda alternativa pueda alcanzar una posición hegemónica. La equivalencia entre el PASOK y el PSOE es muy oportuna y, ciertamente, ningún cambio sustancial puede esperarse de ninguno de los dos: ambos están totalmente comprometidos con un capitalismo europeo cada vez más decrépito del que han sido fieles valedores durante sus respectivos periodos de gobierno.
Es en la segunda parte del artículo donde tengo algunas diferencias con lo planteado por Hugo. La frase que resume ese párrafo es esta: «Resulta curioso que seamos capaces de adoptar un referente común si está a miles de kilómetros de distancia y no seamos capaces aquí». Luego añade que un portavoz de Syriza declaró hace unos días que » Syriza es como Izquierda Unida, es nuestro partido hermano». Puede ser curioso, pero es una constante en los procesos históricos porque los contextos, la evolución de las corrientes sociales y políticas y las actuaciones de los actores implicados difieren mucho en un sitio y en otro. Veamos: Syriza se formó en el año 2004 tras la preparación conjunta del Foro Social Europeo celebrado en Atenas entre varios partidos, como Synaspismos, el maoísta KOE, el trostkista DEA y otras agrupaciones de la extrema izquierda. El partido más grande es, efectivamente, Synaspismos, pero conviene recordar su evolución en los últimos años, tal y como señalaba en una reciente entrevista Stathis Kouvelakis: «Synaspismós ha evolucionado significativamente durante su historia. A principios de 1990, votó a favor del Tratado de Maastricht, y su orientación mayoritaria le situaba en la izquierda moderada. Pero también es un partido heterogéneo, formado por distintas corrientes. Sus alas izquierda y derecha se enfrentaban en luchas internas muy fuertes. Poco a poco, el ala derecha ha ido perdiendo terreno. La constitución de Syriza consagrará el giro a la izquierda de Synaspismós. Synaspismós ha hecho autocrítica de su posición favorable al Tratado de Maastricht y, como todas las formaciones de la izquierda radical europea, hizo una fuerte campaña en contra del Tratado Constitucional Europeo de 2005.»1
Esa lucha enconada entre corrientes dentro de Synaspismos terminó con la salida de todo el ala derecha, que controlaba el partido hasta 2004, para formar hace dos años la Izquierda Democrática (DIMAR) de Foutis Kuvelis, que tiene presencia parlamentaria y parece que va a apoyar al gobierno que formen Nueva Democracia y PASOK tras las elecciones del 17 de junio. Las luchas intestinas dentro de Synaspismos tuvieron a Syriza al borde de la ruptura en varias ocasiones hace no demasiado tiempo pero la salida de DIMAR en 2010 ha calmado las aguas y certificado que la independencia política respecto al PASOK es un eje estratégico asumido por la dirección. Este otro pasaje de la entrevista con Kouvelakis lo deja claro: «Syriza tiene una línea claramente anticapitalista, y se distingue muy claramente de la socialdemocracia. Es un aspecto tanto más importante en la medida que, en el pasado, importantes luchas en el seno de Synaspismos opusieron a corrientes favorables a una alianza con la socialdemocracia a otras corrientes que eran hostiles a todo acuerdo o a toda coalición a cualquier nivel, incluso a nivel local, o incluso en el movimiento sindical. El ala «socialdemócrata» de Synaspismos perdió el control del partido en 2004 cuando Alekos Alavanos fue elegido su presidente. Este ala derecha, dirigida por Fotis Kuvelis, acabó por abandonar Synaspismos y constituyó otro partido, la Izquierda Democrática (DIMAR); una formación que se presenta como intermediaria entre el PASOK y la izquierda radical. Syriza es pues una coalición anticapitalista que aborda la cuestión del poder poniendo el acento en una dialéctica de alianzas, de conquistas y de éxitos electorales, y de movilización por abajo y de luchas. Syriza y Synaspismos se presentan como partidos de lucha de clases, formaciones que representan intereses de clase específicos y que se conciben como partidos portadores de un antagonismo fundamental en relación al sistema actual. De ahí el título de «Syriza»: la «coalición de la izquierda radical». Esta reivindicación de «radicalidad» es un elemento extremadamente fuerte del partido. Cuando el ala izquierda logró la mayoría en 2004, una de las primeras modificaciones que hizo a los estatutos del partido era la reivindicación explícita de la filiación al movimiento revolucionario y comunista griego, y a la herencia de la revolución de Octubre.2
En definitiva, la orientación actual de Syriza, aún con todas las contradicciones que todavía pueda acarrear, es fruto de una dura batalla entre corrientes de izquierda y derecha y de la suma de su credibilidad electoral a su credibilidad política y social, por ser un partido que no ha participado en el saqueo del país perpetrado por Nueva Democracia y el PASOK y no ha mantenido lazos estrechos con ellos a ningún nivel en los últimos años. Su hegemonía política actual en el campo de la izquierda no se entiende sin tener en cuenta su giro estratégico de los últimos años.
Hugo afirma que, como Syriza es igual que IU, aquí todos tendríamos que confluir con ella para después montar otro proyecto más amplio. Pero no parece que las evoluciones políticas de la dirección de esta organización tengan nada que ver con las que hubo en Syriza. Con una situación económica desastrosa, cuando es cada día más evidente que la Troika va a intervenir el país y va a exigir recortes cada vez más duros, cuando es patente que el PSOE está totalmente plegado a estas directrices europeas y que ante un hipotético Gobierno de concentración o compuesto por tecnócratas no dudaría un minuto en prestarle su apoyo… IU decide participar de forma subalterna al PSOE en el Gobierno andaluz , la Comunidad Autónoma más grande del país y con tamaño equivalente al de Grecia, y ayer mismo aprueba un plan de ajuste en la Junta de Andalucía » por responsabilidad»3. Nadie se imagina que Syriza hubiera podido tener la misma credibilidad ante el conjunto de sus votantes y simpatizantes si hubiera recortado el salario de los trabajadores de la región del Peloponeso, por poner un ejemplo. Y esta vez no se le puede echar la culpa a Iniciativa per Catalunya: es la propia dirección federal la que avala el acuerdo PSOE-IU allí y dos pesos pesados de ella fueron los que se encargaron de la negociación: José Luis Centella, Secretario General del PCE y Portavoz del Grupo Parlamentario de IU, y Willy Meyer, único Eurodiputado de IU y mentor de Cayo Lara. El eje sobre el que cimentó su elección Lara en la Asamblea de 2008 fue la diferenciación con Llamazares por la cercanía de este al PSOE durante la primera legislatura de Zapatero. El discurso giró a la izquierda, se abrieron procesos truncados como la Refundación pero, transcurrido el tiempo, la política es la misma: buscar espacios de poder «exigentes e influyentes» siendo el «socio menor» del PSOE. Buena parte de la gente más de izquierdas de IU apoyó a Lara para romper con la lógica de subalternidad hacia el social-liberalismo de la etapa de Llamazares. Ahora, a diferencia de lo que ocurrió en Synaspismos en 2004, no existen corrientes de izquierdas bien organizadas a escala estatal en el seno de IU que permitan pensar en cambios de orientación en futuros procesos congresuales. Esa es una de las principales diferencias entre Syriza e IU: Con todos sus problemas, en Syriza siempre ha existido un debate de ideas y propuestas entre corrientes políticas portadoras de diferentes orientaciones. El ala partidaria de una independencia total con respecto al PASOK se impuso finalmente; esperamos y deseamos que se consolide en el futuro. En IU, no hay nada de esto de momento, y la tradición siempre ha descansado más en agrupamientos de intereses de aparato que ideológicos. No se trata, por tanto, de que haya un dirigente local infumable o de una diferencia programática menor como señala Hugo: las diferencias entre una organización como Izquierda Anticapitalista y la actual dirección de IU se basan en la experiencia real y afectan a cómo entendemos y hacemos política en aspectos fundamentales; , no se superan solo haciendo apelaciones a la unidad evitando discutir sobre ellas u obviándolas sin más. Por eso, mucha gente de IA se alegra del resultado de Syriza y, en general, de la fortaleza de la izquierda anticapitalista griega, porque su objetivo no es completarle una mayoría al PASOK para después hacer la política de este con unos pocos retoques: su apuesta es romper con la camisa de fuerza impuesta por la UE, el BCE y el FMI y no ser cómplice de ella. IU Andalucía declaró ayer que estaba tentada de hacerse insumisa ante los recortes de la Junta que cogobierna pero que los aprobaba por responsabilidad. Una palabra combativa frente a una acción política lamentable. Esa es la realidad actual de IU. Syriza apuesta por acumular fuerzas abajo antes que gobernar con los de arriba. IU sigue el camino contrario.
Pero está claro que la irrupción de Syriza va a tener consecuencias en su relación con la política partidaria de muchos activistas sociales y de militantes de la propia IU y de otras organizaciones políticas. Las aspiraciones unitarias van a ser cada vez más fuertes pero , junto a ellas, también están cada vez más claras las condiciones necesarias para avanzar en una recomposición de la izquierda anticapitalista y alternativa: prioridad absoluta para la autoorganización popular y el impulso de movimientos sociales y sindicales, no se puede gestionar ninguna institución bajo los parámetros de la austeridad impuesta por la Troika y cualquier experiencia de gestión ha de hacerse en oposición a ella , lo que excluye cogobernar con el PSOE o hacerlo en contra de los intereses de los y las de abajo. Finalmente, consideramos imprescindibles medidas antioligárquicas y desprofesionalizadoras de la actividad política partidaria, hoy totalmente desprestigiada a ojos de la inmensa mayoría de la población, y una renovación generacional significativa. Hace falta un revulsivo en la izquierda española. ¿seremos capaces de encontrarlo? Espero que, más temprano que tarde, lo hagamos.
Raúl Camargo Fernández es militante de Izquierda Anticapitalista.
1 http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=5311
2 http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=5311
3 http://www.europapress.es/andalucia/sevilla-00357/noticia-iulv-ca-apoya-plan-ajuste-junta-responsabilidad-admite-tentacion-declararse-insumiso-2012061
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