¿Cómo se han fraguado estas jornadas? ¿Y a qué se debe que hayan transcurrido trece años desde que se celebrasen las últimas? Begoña Zabala: La verdad es que no tenemos plazos fijos para hacer las jornadas. Cuando comenzamos a pensar en organizar otras, el hecho de los trece años nos pareció gracioso. Además, hay unas […]
¿Cómo se han fraguado estas jornadas? ¿Y a qué se debe que hayan transcurrido trece años desde que se celebrasen las últimas?
Begoña Zabala: La verdad es que no tenemos plazos fijos para hacer las jornadas. Cuando comenzamos a pensar en organizar otras, el hecho de los trece años nos pareció gracioso. Además, hay unas nuevas generaciones que no han participado nunca. Esto refleja que hay un movimiento joven, feminista, organizado, potente y con unas manifestaciones feministas que nos interesan mucho. Creo que por eso hemos dejado pasar el tiempo, para ir acumulando experiencias nuevas, fuerzas nuevas y gente joven.
Aurora Iturrioz : Es un momento en el que socialmente ha habido movimiento y, por ello, es oportuno.
Maider Goikoetxea : Sí, hoy hay luchas feministas en la calle. Y, aunque cada grupo trabaje en su ámbito, es importante que marquemos unas líneas comunes. Además, es interesante lo de las nuevas generaciones. Gran parte de la juventud de hoy ha crecido en una falsa igualdad; por ello, seguramente, la juventud no apoya demasiado el feminismo.
¿Cuáles son los objetivos concretos que se han marcado con esta iniciativa?
A.I.: Yo creo que lo más importante de todo es tener un punto de encuentro. Los grupos organizadores seremos los que realicemos las ponencias a debatir, nos escucharemos las unas a las otras y eso nos enriquecerá. Luego cada una lo trasmitirá a su grupo. También, en mi opinión, es muy importante que nos conozcamos entre nosotras para, de ese modo, reforzar las redes de mujeres que son tan importantes. Esa estructura luego se hace notar en la calle.
M.G .: Supone realizar un intercambio entre grupos y luchas distintas. Las personas que acudan podrán conocer la lucha de las mujeres con una perspectiva muy amplia, que no se centra sólo en la violencia contra las mujeres. El problema, al ser estructural, es mucho más extenso y para muchas mujeres puede ser ésta la primera ocasión en la que podrán conocer la lucha feminista con toda la perspectiva.
¿Cómo se percibe en la calle el feminismo? ¿Ha cambiado la imagen en torno al movimiento?
B.Z .: El movimiento feminista en Euskal Herria ha cambiado mucho, pero cambiar en sí no quiere decir nada, ni que va para adelante ni que va para atrás, sino que ha ido modelándose y estructurándose. Lo que se ve es que en este nuevo siglo, frente a un feminismo institucional, hay un feminismo que se separa del oficial en planteamientos. Queremos visibilizarlo, porque realmente lo que se visibiliza es el feminismo institucional, el académico… Sí que percibimos también que nos ven diferente a lo que decimos. Hay un montón de gente que piensa que las feministas decimos que esto es la lucha contra los hombres, cuando realmente perdemos muy poco tiempo en luchar contra los hombres. Perdemos mucho tiempo y ganamos mucho en ver lo que pasa con las mujeres, que es lo que nos importa. Nosotras queremos visibilizarnos y recuperar espacios autónomos para las mujeres, propios, donde nosotras seamos independientes y autónomas. En este aspecto, las jornadas son un intento de encontrarnos los grupos feministas que reivindicamos estos espacios. Es un esfuerzo importante que, ante una visibilización distorsionada que se nos hace, aparezcamos así como éramos antes: malas, enfadadas, divertidas, muy reivindicativas, muy rebeldes, muy descaradas, muy contestatarias con el sistema. No de este tipo de feminismo que el día 8 de Marzo aprueba por unanimidad una moción con la UPN que al día siguiente nos da de hostias en la calle.
A.I. : Estamos hartas de oír el discurso en torno a la violencia que tienen asumido las instituciones, que piden que no se les pegue a las mujeres, pero nadie habla de cuál es la raíz del problema y nadie se enfrenta y toma medidas reales para solucionar el problema. En ese sentido, nosotras somos radicales, irreverentes y vamos contra el sistema, porque vamos a la raíz del problema.
M.G. : En la calle está muy asumido que vivimos en una situación de igualdad y es necesario romper con eso. Las instituciones han distorsionado todos nuestros mensajes y no hay una actitud crítica. Se nos dice `pero si ya tenéis igualdad, trabajáis fuera de casa…’ Y eso no es así. Ya es hora de que las instituciones dejen de llenarse la boca los días 25 de noviembre y 8 de marzo con la lucha de las mujeres y luego manden a la policía para que golpee a las mujeres, cuando han salido a la calle con todo su derecho, al igual que lo han hecho durante los últimos 30 años.
A.I. : Yo creo que la perspectiva sobre el feminismo no ha cambiado. La gente ha asumido que vivimos en igualdad y, de ese modo, consiguen seguir marginando a los grupos que originariamente hemos tenido todos estos discursos de igualdad y que más cotas de igualdad hemos conseguido en los paises que se hacen llamar democráticos. De alguna manera, toda la lucha feminista que viene desde el sufragismo se desvaloriza, se niega. Las instituciones hablan de igualdad porque queda muy bien, pero en la calle se nos sigue teniendo apartadas. En el día a día ser feminista está mal visto; que las mujeres defendamos nuestros derechos está mal visto. Al final, nos sentimos apartadas y no reconocidas, y eso en la calle se refleja por el rechazo al feminismo.
Ya dentro del programa de las jornadas, el primer eje se titula `Nosotras en un mundo global y local’. ¿Consideran que la discriminación que sufren las mujeres es tan amplia y extensa como el título propuesto?
B.Z. : Estamos asistiendo a un cambio en las relaciones internacionales sin precedentes. En un mundo globalizado, donde realmente las mujeres nos podemos mover y podemos ponernos en contacto entre nosotras, se no dice que puede ir mucho mejor el avance de la igualdad y los derechos. Ésa es una lectura interesada de occidente contra la que debemos oponernos. Precisamente el mundo globalizado está teniendo tantos costos sobre la vida de las mujeres que frente a ello sólo cabe la alternativa de oponernos fuertemente. Pero no queríamos perdernos en dimensiones internacionales y también trabajaremos lo local, que es de donde nos debemos enfrentar al mundo globalizado. Estamos asistiendo a un fenómeno migratorio especialmente de mujeres y especialmente involuntario impresionante, que hay que analizar también. Están llegando mujeres con planteamiento de vida y de lucha muy diferentes y hay cierto prejuicio en pensar que nosotras ya hemos hecho el camino hacia la igualdad y les tenemos que enseñar a hacer lo mismo que nosotras. Nosotras, que pertenecemos a grupos bastante contestatarios, pensamos que la igualdad no es un objetivo y que tenemos que hacer un trabajo de mestizaje, multicultural… como queramos llamarle. Nuestros papeles ante fenómenos multiculturales los tenemos un poco más claros, aunque realmente no sepamos cuál es la solución; seguramente la tengan que buscar ellas, al igual que nosotras lo hacemos con nuestras tetas y nuestros tacones.
M.G .: También abordaremos la precariedad que sufren las mujeres o la nula participación de las mujeres en las soluciones de conflictos políticos, porque no nos consideran agentes políticos.
B.Z. : Yo creo que la precariedad lo resume todo.
M.G .: Al fin y al cabo, en el actual sistema capitalista, si estás discriminada económicamente esto se traduce a otras áreas. La precariedad es lo que abarca todo.
La violencia contra las mujeres es quizá el exponente más grave de la discriminación que sufren, ¿cómo valoran la situación actual? ¿Y qué medidas consideran imprescindibles?
A.I .: El tema de la violencia es la muestra más clara de la hipocresía institucional. Son capaces de firmar un comunicado perfectamente escrito por una técnica formada en discursos de género y luego poner las elecciones el 9 de marzo. La conclusión es que el Estado ejerce violencia contra las mujeres. ¿Qué es lo que pasa? Que no entiende los discursos básicos, lo que provoca en realidad la violencia. Se pueden aplicar muchas medidas y, aunque a mí me parezca farragoso hablar de las medidas que aplican, no está de más recordar que, además de esas medidas, hay que aportar dinero, cosa que no se hace. Al fin y al cabo lo que se ve es que no hay interés por atajar el problema, hay interés por llevarse el punto. El problema de raíz son todos los discursos desigualitarios de género, los roles que se nos siguen inculcando y el derecho implícito que reciben los hombres, como género, de ejercer la violencia. Hemos hablado muchas veces de cuáles son los orígenes de la violencia y hasta que no se vaya contra ellos no hay solución.
M.G .: Lo que están haciendo las instituciones es poner parches. No tienen ninguna partida económica importante para solucionar este problema y mantienen la subsistencia de este sistema. Lo que hacen es aplicar unas medidas para acallar a la gente, pero en verdad no tienen ninguna intención de ponerse contra el sistema que provoca la violencia contra las mujeres. Además, en torno a este problema realizan un verdadero circo mediático y de ese modo lo distorsionan. El problema es el sistema y no cuatro hombres locos que han pegado a sus mujeres. En mi opinión, la clave es trabajar en la prevención, cosa que a día de hoy las instituciones no hacen. Mientras que no trabajen en ello, la violencia contra las mujeres irá perpetuándose en otras generaciones y se convertirá en un problema cada vez mayor. Las nuevas generaciones han de ser educadas con otros roles impulsando una sociedad nueva, donde la violencia contra las mujeres no exista. De nada sirve llevarse las manos a la cabeza cuando una mujer muere; las mujeres sufrimos violencia cada día y desde todos los ámbitos.
A.I. : En mi opinión, la prevención es importante, pero hay un paso previo, la toma de conciencia de la importancia de unos conceptos que no se enseñan.
M.G. : Eso sucede porque lo que desean es que este sistema se mantenga, y el sistema se mantiene a través del patriarcado.
A.I. : Llevamos diez años luchando porque en los medios de comunicación haya por lo menos un protocolo para que no se diga ni violencia de género, ni mucho menos crimen pasional. En otro tipo de temas se cuida mucho el lenguaje y el tratamiento, pero en el caso de la violencia contra las mujeres no se tiene tanto cuidado. Lo llaman la violencia doméstica ¿qué doméstica? ¿Le ha pegado acaso la cazuela? Eso representa muy bien todo el tema de la violencia: por un lado, dicen `qué mal que os maten’; pero por otro, se alimentan los discursos que nos matan.
M.G .: Aún se dice aquello de `algo habrá hecho para que le peguen así’.
A.I.: Y eso sucede también entre gente que se supone que tiene el discurso más asumido. El mecanismo de primero echar la culpa a la víctima sigue ahí. Una asistenta social progre, si te han violado cuando ibas sola por algún sitio oscuro, al final te acaba preguntando por qué ibas sola por ese sitio, como si ese fuese el problema.
M.G .: Existe una tendencia de responsabilizar a las mujeres porque optan por no denunciar, porque no denuncian un quebrantamiento de la orden de alejamiento… Toda esa responsabilidad no puede recaer en las mujeres. En el fondo está la dicotomía del ámbito privado y el ámbito público. Como las agresiones suceden en el ámbito privado, la sociedad no se implica en general; lo hace si sucede al lado de su casa. Por ello, la prevención es imprescindible para impulsar unas nuevas relaciones que no estén basadas en la jerarquía.
El tercer y último punto aborda el cuerpo de la mujer y la opresión que sufre. ¿Cómo afectan los cánones y roles actuales a la percepción que tienen las mujeres de su cuerpo?
B.Z .: Nosotras hemos querido remarcar explícitamente en qué se traducen los mensajes recibidos. Desde los primeros tiempos hemos tenido una batalla importante y hemos planteado el tema de la reapropiación de nuestros propios cuerpos; para la gente que no creemos en las almas, el cuerpo es lo único que tenemos las mujeres. Además, coincide con otro fenómeno importante que es que unos movimientos feministas muy punteros están poniendo en el centro del debate el cuerpo de las mujeres y a nosotras nos parece muy interesante, porque lo puedes ligar con todo el campo de la capacidad reproductiva de las mujeres, que es un campo de batalla de dominación masculina. Sobre los cuerpos de las mujeres existe un discurso implícito de la dominación masculina que es importante. También se percibe en este aspecto, en el de los cuerpos, una revolución importante.
M.G. : También abordaremos la dicotomía de si eres hombre o eres mujer; además, ¿qué es ser hombre y qué es ser mujer? Éste es un debate que en estos momentos está cogiendo fuerza y el movimiento feminista tiene que debatirlo.
<> A.I .: El trasladar a la sociedad que los cuerpos sean sexuados en dos es un invento del patriarcado para dominar y clasificar. Y luego dan a esos cuerpos unos comportamientos establecidos que interactúan en jerarquías… Al final el trasladar el discurso de que no existe ni la mujer ni el hombre sexuado y que hoy en día hay realidades que no se pueden clasificar nos parece una verdadera revolución. En esos casos violentamente no se puede inscribir sobre el cuerpo, porque no se puede definir si es hombre o mujer, no te puedes llamar Alaitz o Xabier y no te pueden educar respecto a los roles; el patriarcado no tiene instrumentos para oprimir, no tiene una diferencia tan marcada o contrapuesta porque hay una diversidad de personas, cada uno va como va. A nosotras eso nos parece muy rompedor. Y, frente al modelo heterosexual, queremos romper una lanza por el lesbianismo. A lo mejor en un futuro donde no existan cuerpos y no existan géneros no hace falta decir lesbianas y heterosexuales, pero en la sociedad actual, donde la heterosexualidad es la norma imperante, anteponemos el lesbianismo como una teoría política y queremos que aparezca la palabra lesbiana. Igual que de feminismo, vamos a hablar de lesbianismo. B.Z. : Ésa es una teoría muy de grupo que está muy perfilada. Lo que hemos querido es poner encima de la mesa el cuerpo y en este sentido trataremos también la prostitución. No todos serán debates ultramodernistas. Se tratará el tema del cuerpo desde diferentes ejes.
M.G. : Sí, también abordaremos luchas de siempre porque, al fin y al cabo, seguimos con la misma situación y con los mismos problemas. Pero habrá teorías muy rompedoras que quizá están más acalladas aún que otras.
Dentro de este eje analizarán el derecho al aborto. ¿A qué se deben los ataques en este ámbito que tanto han proliferado en los últimos tiempos?
B.Z. : Llevamos tiempo alertando sobre el tema del aborto. Es de destacar que el 97% de las interrupciones voluntarias del embarazo se realicen en centros privados. Lo de Navarra es un escándalo, porque no se hacen ni el 3% y, además, no hay clínicas privadas y las mujeres se tienen que desplazar. El aborto ha pasado de ser una reivindicación feminista a ser una intervención sanitaria de las instituciones mal hecha y que se deriva a la privada. Es un tema que hay que coger de nuevo con fuerza. Estábamos viendo en la población, por ejemplo en las mujeres jóvenes, que existe la idea de que si una quiere puede abortar, aunque cueste un poco de dinero. Nosotras no hablamos de aborto, hablamos de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres; hablamos de nuestro cuerpo y nosotras decidimos nuestra maternidad, y para eso tiene que haber un planteamiento preventivo y educativo de conocimiento de tu cuerpo. En este sentido, es rechazable la actitud del PSOE, que en su primera campaña tenía planteado ampliar la ley y en vísperas de las elecciones dice que no va hacer nada nuevo y que en la campaña no va sacar este tema porque no está consensuado en la sociedad. Para más inri viene el ataque a las clínicas privadas, que no defendemos, pero eso no justifica que una banda de fachas subvencionados por el Gobierno de Madrid vayan y les ataquen. Éste es el planteamiento político de un partido que ha decidido una vez más utilizar el cuerpo y los derechos de las mujeres. El aborto es un derecho y no un delito; por tanto, debe salir del Cógido Penal porque, si no, estamos a merced de que cuatro fachas, cuatro ex maridos revanchistas y un poder judicial modelo `Garzonis’ que mete a la cárcel a quien se les ponga en las narices.
M.G. : Si yo quiero ser madre, bien, pero si no quiero tengo que tener el derecho a no serlo. Al fin y al cabo, es una muestra más del recorte de los derechos sociales que estamos viviendo en la globalización. Una vez más somos las mujeres las que más estamos sufriendo las consecuencias. Estamos asistiendo al fortalecimiento de la ultraderecha y la recuperación del modelo tradicional de familia, y para ello es obligatorio que las mujeres perdamos nuestros derechos, aunque nunca hayamos tenido el de abortar libremente.
A.I. : Al final las mujeres somos las últimas monas; los gays y las lesbianas nos podemos casar, aunque no hubiese consenso social sobre eso, pero en el caso del aborto no, porque existe un puritanismo tremendo. ¿Qué hace en el Código Penal el derecho a decidir sobre nuestra no maternidad? El ningunearnos y el apropiarse de nuestro cuerpo mediante la violencia es constante.
¿Por qué nadie se puede perder las jornadas?
B.Z. : Vamos a estar un montón de mujeres y tenemos necesidad de vernos. Tenemos que estar todas para contarnos lo que estamos haciendo. De este modo, nace una autoestima colectiva que es muy necesaria y, además, valdrá para visibilizarnos y multiplicar lo que estamos haciendo todos los grupos.
A.I. : Vamos a aprender un montón y nos vamos a nutrir mucho. En este sistema que nos está violentando es muy importante el hecho de que vayamos a generar un espacio tan libre. Tanto las que militamos en grupo como las que no lo hagan pero tienen interés, saldremos con las pilas cargadas.
M.G .: El título de las jornadas es aclarador y a mi parecer la mejor carta de presentación: `Feministok eraldaketarako borrokan!’. Además, tendremos un espacio en el que podremos expresarnos de la manera en la que queramos.
*Begoña Zabala- Maider Goikoetxea-Aurora Iturrioz son representantes de los grupos que organizan las jornadas