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Izquierda Unida: una unanimidad ficticia ante las buenas expectativas electorales

Fuentes: Rebelión

Desde el año 1994 soy afiliado a Izquierda Unida, he sido Coordinador Local de Coria del Río y en las últimas elecciones municipales ocupé el tercer puesto. Desde mis inicios en la coalición hace dieciocho años recuerdo todavía con ilusión la etapa de la mal llamada «pinza», criminalizada por el PSOE. En esta etapa creíamos […]


Desde el año 1994 soy afiliado a Izquierda Unida, he sido Coordinador Local de Coria del Río y en las últimas elecciones municipales ocupé el tercer puesto. Desde mis inicios en la coalición hace dieciocho años recuerdo todavía con ilusión la etapa de la mal llamada «pinza», criminalizada por el PSOE. En esta etapa creíamos en la existencia de dos orillas políticas: En la orilla izquierda solo nos encontrábamos nosotros, la izquierda real, y en la orilla derecha el resto de partidos, incluyendo claramente al PSOE.

Hoy en día no me encuentro en primera línea política y ello me confiere la libertad de observar los toros desde la barrera, sin estar atado a estrategias o al discurso de cada momento. Aunque esto tiene el inconveniente de que también se me podría achacar ser una especie de librepensador que no sufre los problemas políticos diarios.

Desde esta retaguardia he observado con bastante escepticismo la unanimidad de la última Asamblea Federal de Izquierda Unida, pues la ponencia aprobada de clara oposición a los recortes, de estar al lado de los desempleados, de oposición a los desahucios, de apoyo al 15M y al 25S no es creíble. No es creíble porque el discurso a nivel nacional se contradice con el apoyo que se da al acuerdo de gobierno en la Junta de Andalucía.

Hace tiempo que la gente quiere hechos y no palabras. Los hechos y las realidades en Andalucía son multitud de carteles reivindicativos en guarderías, en centros de día o en residencias para mayores denunciando que la Junta de Andalucía no paga. La realidad es que mientras algunas comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos buscan las argucias legales para abonar la paga extra de diciembre de 2012 a los funcionarios, en Andalucía no abonará absolutamente nada, apoyándose en el «imperativo legal». La realidad es que los funcionarios de otras comunidades autónomas cobrarán íntegras las dos pagas extras el próximo 2013, mientras que en Andalucía la cobraremos con una reducción en los complementos, la realidad es que en el Servicio Andaluz de Salud el personal eventual se contrata al 75%, dejando a celadores con solo 850 o 900 euros netos al mes con que mantener su familia, la realidad es que en Andalucía hay más de un millón de desempleados (ver EPA), la realidad es no se ha vuelto a hablar de la renta básica que aparece en el Estatuto de Autonomía para las personas que no tienen ningún ingreso.

En definitiva los hechos y las realidades son tercos y por ello no es de recibo la actitud intransigente que mantuvo Cayo Lara con los compañeros de Extremadura, donde por cierto si abonarán la paga extra a los funcionarios, mientras abraza por el hombro al compañero Diego Valderas, que apoya todos los recortes del pseudosocialista Griñán.

Un discurso alternativo no es creíble si no lo llevas a la práctica allá donde gobiernas. Hace falta que la gente crea que hay un modelo alternativo práctico, porque si no el discurso se convierte en palabras vacías cuando llegas al poder.

Prefiero mil veces el faccionalismo interno, que la unanimidad, si esta división sirve para mantener y organizar a un sector que siga manteniendo la coherencia, esa coherencia de los tres diputados de IU-LV-CA que no han votado los recortes presupuestarios de Griñan. Prefiero mil veces la visualización de las facciones internas que una unanimidad ficticia con el objetivo de aprovechar el ronroneo de las encuestas.

Igual que hace dieciocho años seguimos necesitando un líder del nivel de Julio Anguita que nos estructure en un discurso coherente, un discurso que explique las acciones de Sánchez Gordillo, que de coherencia al sector comunista que no admite los recortes y a los tres diputados díscolos, un discurso que nos vuelva a posicionar en la orilla izquierda y no en las alfombras del Palacio de San Telmo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.