Crónica revisada y ampliada por Jaume d’Urgell.
La facultad de económicas de la UAM fue escenario de un acto con el escritor Jaume d’Urgell, que en su calidad de enviado especial del periódico La República y el portal Kaos en la Red, fue un espectador privilegiado del efecto devastador de la reciente invasión israelí del Líbano. El evento tuvo una buena acogida entre los estudiantes.
Realidad humana
Jaume se apoyó de fotografías hechas por él mismo para trasladar lo que a priori es una obviedad pero que no tenemos interiorizada por la anestesia que nos provocan los telediarios: «los libaneses son personas corrientes, como nosotros, con preocupaciones y proyectos personales».
La diferencia estriba en que se trata de un pueblo castigado, que desde hace 30 años vive una pesadilla: «esa población lleva tres décadas prácticamente con una guerra cada cinco o seis años». Por ello, pidió un ejercicio de empatía para sentir que pasaría que si nos destruyeran nuestra casa, nuestras escuelas, hospitales, infraestructuras, depósitos de agua, bibliotecas…
Un ejemplo de la vileza de los ataques fueron los barrios enteros destruidos, en contraste de un cuartel del ejército libanés que permanecía intacto, a pocos metros; lo que deja en evidencia que el objetivo israelí consistía en castigar a la población civil y minar «su moral» de resistencia. Jaume apunta a un intento de Israel para realizar una «limpieza étnica» provocando un éxodo masivo de libaneses hacia el norte, para después llevar a cabo un «expansionismo» de facto, estableciendo supuestas zonas de seguridad que no son sino la pérdida de soberanía sobre extensas áreas, que al cabo de cinco o seis años pasarían a ser consideradas suelo territorial israelí alegando que están allí «desde siempre».
Hezbolá
D’Urgell explicó que Hezbola no sólo es un partido político que participa en el parlamento libanés, sino que además, ante el vacío provocado por la escasa presencia de instituciones estatales en la parte sur del país, la población local ha desarrollado una serie de estructuras pseudos-estatales, paralelas a la oficial, que a través de la organización de algunos de los partidos políticos que operan en la zona, suple la carencia de servicios públicos existente. Así, a modo de Estado paralelo, no es extraño que importantes sectores de lo que debería ser la acción de los poderes públicos, estén bajo control efectivo de partido como Hezbola, fenómeno éste que muchos analistas políticos han definido como la existencia de un «Estado paralelo». El ponente refirió el efecto positivo del aperturismo de Hezbolá para aglutinar la unidad antiimperialista, aunque también mencionó que la citada organización acusa un importante déficit democrático, manteniendo rescoldos de dogmatismo religioso, una opacidad estructural que ocultaría una falta de participación de las bases en la dirección del partido y un nulo interés por valores como el laicismo.
No obstante, dejó claro su importante papel en la «defensa legítima» ante una invasión exterior -derecho consagrado por el Derecho Internacional, aunque en el caso que nos ocupa, muchos de los países con intereses en la zona pretendan ignorar esta realidad-, asimismo también mencionó que desde sectores progresistas, nacionalistas, democráticos y fuerzas políticas como el Partido Comunista Libanés, también participaron en la resistencia nacional, aunque no a través de la oposición de un contingente armado, sino mediante el auxilio a la población civil, la atención a las víctimas, la organización de las primeras etapas de la ayuda humanitaria, efectuando labores de reconocimiento del terreno, elaboración de mapas y otras tareas pacíficas destinadas a minimizar el sufrimiento del pueblo obrero.
El ponente calificó al ejército libanés como el paradigma de una «ONG corrupta», que sólo atemoriza «a su propia población».
Datos a quemarropa
Jaume aportó datos de gran interés a lo largo de toda la exposición:
-Todavía en estos momentos existen «numerosos enclaves militares israelíes» situados en el interior del territorio nacional libanés.
-Cerca de un centenar de puentes de autopista fueron destruidos.
-Desde el inicio de la invasión se han registrado más de 1.400 bajas entre la ciudadanía libanesa, además de 3.400 desaparecidos que en estos momentos podemos considerar también como bajas, sin temor a equivocarnos; casi un millón de desplazados, lo que supone el 25% de la población libanesa.
Tropas españolas en Líbano
Jaume es tajante en este asunto: «con el pretexto de su hipotético desarme -ni el 10% de los militantes de Hezbola participó activamente en las tareas de defensa de su país-, las tropas de la ONU quieren controlar los movimientos y el aparato político de Hézbola -un partido político legal en el Líbano, donde cuenta con ministros, 14 parlamentarios y numerosas alcaldías». Añade que no entiende porque el país invadido y devastado tiene que padecer una ocupación para «pacificarse», lo cual contrasta con la nula presencia de tropas extranjeras en el país que ha provocado el conflicto, el país invasor: Israel.
D’Urgell señala que tanto la guerra como la reconstrucción supondrá un pingüe negocio, que inflará la cuenta de resultados de empresas extranjeras que reconstruirán el país a costa de deuda pública exterior, que en resumidas cuentas, terminará afrontando el pueblo trabajador libanés, con gran perjuicio de su desarrollo futuro.
Pero las desgracias nunca vienen solas: el pago de la deuda externa no sólo se afrontará con un extra provocado por los intereses financieros, sino que también los intereses políticos tendrán un coste en términos de soberanía política. El chantaje en ese terreno no es nuevo para los pueblos oprimidos del mundo. Comentó que no nos sorprendiéramos de una posible celebración de «conferencia de donantes» como la escenificación de la humanidad del imperialismo.
Jaume considera que la participación del Estado español y de la UE responde a un interés geoestratégico para «repartirse el pastel» de los recursos naturales de la zona y «poner la bandera», señalando así una clara línea divisoria entre los estados que participaron en la operación y los que no, con vistas al posterior resarcimiento de los participantes, mediante la adjudicación de importantes obras públicas y otros intereses estratégicos en beneficio de las empresas de cada país participante en la post-invasión.
Por otra parte, Jaume indica que una de las posibles explicaciones a la enorme desproporción de medios militares desplazados sobre el tablero de operaciones, sería el garantizar la seguridad de las propias fuerzas militares, dado que muchas de las potencias que han enviado tropas se enfrentarán en los próximos 15 a 20 meses a importantes procesos electorales en su país. «los muertos propios no gustan a nadie, y suponen una incómoda noticia para los partidos en el poder que pretendan optar a la reeelección, que de ninguna forma quieren trasladar a su propia opinión pública la creciente sensación de vietnamización de todo Oriente Próximo». Por último, Jaume mencionó su deseo de que algún día las operaciones de paz no las garanticen soldados, sino bomberos, médicos, maestros…
AEE anima a la asistencia a la Marcha a Torrejón
La Asociación de Estudiantes de Económicas de la UAM invitó a todos los asistentes a solidarizarse con el Líbano, y en coherencia con ello, que asistieran a la Marcha a Torrejón de este domingo a las 10:00 AM en metro Canillejas. Jaume recordó aquella frase que «la primera víctima de una guerra es la verdad», pues es hora de rescatarla. Nos vemos en la Marcha a Torrejón.