Jerry A. Fodor, uno de los filósofos más importantes de la mente, que utilizó el funcionamiento de la tecnología informática del siglo XX para replantear viejas preguntas sobre la estructura de la cognición humana, murió el 29 de noviembre en su casa de Manhattan, Nueva York. Tenía 82 años. La causa fue una complicación de […]
Jerry A. Fodor, uno de los filósofos más importantes de la mente, que utilizó el funcionamiento de la tecnología informática del siglo XX para replantear viejas preguntas sobre la estructura de la cognición humana, murió el 29 de noviembre en su casa de Manhattan, Nueva York. Tenía 82 años. La causa fue una complicación de la enfermedad de Parkinson y un derrame cerebral reciente, según su esposa, Janet Dean Fodor.
Veterano profesor de la facultad de filosofía de la Universidad de Rutgers, el Dr. Fodor fue ocupaba en el momento de su muerte la cátedra del filosofía del Estado de Nueva Jersey. Su trabajo, que comenzó en la década de 1960, abordó campos como la lingüística, la lógica, la semiótica, la psicología, la antropología, la informática y la inteligencia artificial, siendo ampliamente reconocido como uno de los fundadores de la nueva disciplina conocida como ciencia cognitiva.
«Básicamente creó la especialidad de filosofía de la psicología», puntualiza Ernie Lepore, un filósofo de Rutgers y un colaborador frecuente de Fodor, en una entrevista telefónica el pasado día 29. «Si el estudio de la mente ha sido un tema dominante en filosofía en los últimos 30 ó 40 años, se debe en buena parte a la influencia de Fodor.»
Conocido por su estilo dinámico, a veces agresivo y sin concesiones, el Dr. Fodor fue autor de más de una docena de libros, varios de ellos de divulgación general. Uno de los más conocidos es «La modularidad de la mente «, publicado en 1983.
En él, argumentó que la mente humana, en lugar de ser un sistema unitario como a menudo se supone, comprende un conjunto de subsistemas innatos, compartimentados, desarrollados funcionalmente: la facultad del lenguaje, otro para la habilidad musical, otro para las matemáticas, etc.… Estas facultades, explicaba Fodor, operan por medio de algoritmos abstractos, de forma parecida a como lo hacen las computadoras.
En el desarrollo de este modelo, el Dr. Fodor utilizó desarrollos de la revolución de mediados del siglo XX en lingüística de Noam Chomsk y de las ciencias informáticas del matemático inglés y cripto-analista Alan Turing .
Mientras que el cerebro, una entidad física, puede ser objeto de estudio, la mente – un objeto abstracto y elusivo – es mucho más complicada, y las preguntas sobre su arquitectura han obsesionado a los filósofos periódicamente desde la antigüedad clásica.
Platón y Aristóteles tenían mucho que decir sobre el tema. Y, más de dos milenios más tarde, también filósofos del siglo XVII como el racionalista René Descartes y el empirista John Locke.
Este tipo de preguntas – en particular, si las capacidades cognitivas son innatas o deben ser aprendidas – volvieron a ser centrales en la primera mitad del siglo XX gracias a los psicólogos conductistas, en particular B. F. Skinner , cuyo trabajo, según el Dr. Fodor, había que criticar.
Siendo un empírista convencido, Skinner sostuvo que un niño nace con su mente como una pizarra en blanco. A medida que madura, aprende una serie de capacidades mentales – lengua, razonamiento, resolución de problemas y muchas otras – a través de la experiencia externa.
A finales de 1950, el Dr. Chomsky, lingüista, filósofo y racionalista ardiente del Instituto de Tecnología de Massachusetts, demostró que la lengua no era un comportamiento aprendido, como Skinner creía. En cambio, demostró que era producto de una facultad mental funcional que es innata – en la jerga actual, estructural. Los especialistas consideran que desmontó el conductismo, sobre todo por lo que se refiere al estudio del lenguaje.
El Dr. Fodor, también un convencido racionalista, que enseñó en el MIT muchos años, amplió las ideas del Dr. Chomsky sobre el carácter innato del lenguaje para incluir otros aspectos de la mente más allá del lenguaje.
Basándose en el trabajo de Turing, que desarrolló los primeros modelos matemáticos informáticos, el Dr. Fodor propuso un modelo de la mente que implica facultades separadas – los llamó «módulos» – que gobiernan funciones separadas.
«La Psicología de las facultades», escribió, «está determinada por tales diferencias prima facie como entre, por ejemplo, sensación y percepción, la volición y la cognición, el aprendizaje y el recuerdo, o el lenguaje y el pensamiento.»
Como el Dr. Lepore señaló el pasado 29 de noviembre: «Es una idea muy antigua, pero por alguna razón se perdió en la historia de la filosofía. Y fue resucitada por Fodor».
La idea había caído en desgracia en parte como resultado de la frenología , una pseudociencia, popular en el siglo XIX, que buscaba analizar las capacidades de las personas, y su carácter, mediante la identificación física de determinadas áreas en la cabeza para encontrar características prominentes.
Pero si se dejaban de lado esas prominencias craneales físicas y sus connotaciones caracteriológicas perceptibles al tacto, el Dr. Fodor argumentaba que la premisa subyacente a la frenología – que la mente consiste en facultades funcionalmente concretas – era lo suficientemente valiosa como para volver a ser investigada.
Uno de los problemas que tal modelo parecía resolver había atormentado a los psicólogos mucho tiempo: la cuestión de por qué una parte de la mente parece poco dispuesta a hablar con otra.
«Hay diferentes aspectos de la mente – razonamiento, lenguaje, percepción, pensamiento – y no se comunican muy bien, y eso es un poco raro» dice el Dr. Lepore.
Consideremos, por ejemplo, una ilusión óptica familiar, en el que las líneas de igual longitud están flanqueadas por puntas de flecha internas o externas:
Incluso contemplándolas ahora – a pesar de saber que son una ilusión – no se puede dejar de ver las líneas como diferentes en su longitud.
«Ese es un ejemplo de como la parte perceptiva de la mente no se comunica con la parte racional», explica el Dr. Lepore.
El Dr. Fodor argumentaba que solo un modelo de organización de la menta en el que las facultades están, en esencia, separadas unas de otras puede explicarlo.
«La Psicología de las Facultades está volviendo a ser respetable después de siglos de codearse con la Frenología y otras teorías dudosas», escribió en «La modularidad de la mente.»
Con el tiempo el Dr. Fodor revisó su posición, argumentando que algunas de las funciones mentales, incluyendo el lenguaje y la percepción, son modulares, mientras que otras, como la creencia, la toma de decisiones y la inferencia lógica, operan de manera más amplia. Pero sus palabras de 1983 aún resuenan:
«El inventario propuesto de las facultades psicológicas», escribió, «es equivalente a una teoría de la estructura de la mente.»
Jerry A. Fodor fue hijo de Andrew Fodor, un investigador bacteriólogo, y de Kay Rubens, ama de casa. Jerome Alan Fodor nació el 22 de abril de 1935 en la ciudad de Nueva York y se crió en Queens.
Después de terminar sus estudios en el Forest Hills High School, recibió una licenciatura en filosofía de Columbia, donde estudió con el filósofo Sidney Morgenbesser . Obtuvo un doctorado en la misma especialidad de Princeton, donde fue discípulo del filósofo y matemático Hilary Putnam .
El Dr. Fodor enseñó en el MIT desde 1959 hasta 1986. Fue profesor en el Graduate Center de la City University de Nueva York de 1986-1988, antes de unirse a la facultad de Rutgers. A lo largo de sus años en Rutgers, mantuvo su residencia en el Upper West Side de Manhattan por su proximidad a la ópera, una de sus pasiones.
Entre sus otros libros destacan «La estructura del lenguaje» (1964), con Jerrold J. Katz; «El lenguaje del pensamiento» (1975); «Conceptos: en que se equivocó la ciencia cognitiva» (1998); y «La mente no funciona de esa manera» (2000).
El Dr. Fodor era un colaborador habitual de The London Review of Books y el suplemento literario del Times, de Londres.
Como gran parte de la filosofía, un campo cuya esencia es el debate, el trabajo del Dr. Fodor no estuvo exento de polémica. Ninguno de sus libros provocó mas discusión que el provocativamente titulado «En lo que Darwin se equivocó» (2010), escrito con Massimo Piattelli-Palmarini, un científico cognitico de la Universidad de Arizona.
En él, los autores se centraron en una de las vacas sagradas de la biología evolutiva: la selección natural. Defendieron que el proceso, con sus cambios incrementales lentos, tenía poca influencia en el desarrollo de la cognición, o, para el caso, en otras características del Homo sapiens.
«Creemos que lo que se necesita», escribieron, «es cortar el árbol desde la raíz: mostrar que la teoría de la selección natural de Darwin es fatalmente errónea».
Y añadieron, en una de las acusaciones más duras que un racionalista puede hacer: «Reivindicamos que la teoría del aprendizaje de Skinner y la teoría de la evolución de Darwin son idénticas en todo menos en el nombre.»
El libro desató un gran revuelo entre los científicos. (Su reseña en la revista Science apareció bajo el título «Dos críticos sin idea»).
«Fodor y Chomsky tenía un modus operandi que era ‘enterrar a tus oponentes tan pronto como sea posible,» señala el Dr. Lepore. «Y cuando se enfrentó a la comunidad científica, no creo que Fodor estuviera preparado para ello. Básicamente les dijo que la selección natural era falsa. Sus argumentos son interesantes, pero no ganó muchos conversos».
Al final, a pesar de medio siglo de trabajo del Dr. Fodor y sus colegas, la mente permanece algo esquivo. Trató el asunto sin tapujos en «La mente no funciona de esa manera.»
«Tenemos mucho que hacer», escribió el Dr. Fodor. «De hecho, lo que nuestra ciencia cognitiva ha hecho hasta ahora es en su mayor parte arrojar alguna luz sobre la gran oscuridad que existe.»
Margalit Fox, periodista del New York Times.
Fuente del original en inglés: https://www.nytimes.com/2017/11/30/obituaries/jerry-a-fodor-dead-philosopher-of-the-mind.html?_r=0
Traducción: Enrique García