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Jornada de homenaje visibiliza experiencias profesionales de mujeres diversas

Fuentes: SEMlac

La persistencia y el esfuerzo que se les exige para alcanzar sus metas es un punto en común entre mujeres diversas que han roto moldes en las esferas culturales y científicas de la sociedad, quedó evidente durante un intercambio que agrupó a varias de ellas, organizado este 23 de marzo por la Consejería Cultural de la Embajada de España en Cuba.

El espacio «La mujer que soy», concebido como clausura a un mes de actividades dedicadas a la reivindicación de las luchas feministas por la igualdad de género, visibilizó los aprendizajes, experiencias y trayectoria profesional de siete cubanas en la ciencia, el cine, la danza, la literatura y los proyectos comunitarios.

La igualdad no debe limitarse a una fecha, ni siquiera a un mes; es algo que se logra día a día, afirmó Laura López, consejera cultural de la embajada al dar paso al diálogo con la poeta y escritora Gilda Guimeras Pareja, las doctoras María Guadalupe Guzmán y Vivian Kourí, las directoras de las compañías danzarias «A Compás Flamenco» y «Flamenco Ecos», Karelia Cadavid y Ana Rosa Meneses, respectivamente; la jazzista Zule Guerra y la actriz Laura de la Uz.

Historias que inspiran

«Escribir no estaba en mis planes, de profesión soy historiadora», dijo Gilda Guimeras, a quien la discapacidad visual no le impidió realizarse profesionalmente.

Esta cubana resultó ganadora en dos ocasiones (2016 y 2023) del premio español Tiflos de Poesía -convocado por la Organización Nacional de Ciegos de España- uno de los certámenes literarios más prestigiosos para promocionar el trabajo y promover la integración de las personas con discapacidad visual a través del arte.

Guimeras consideró que en la literatura ha encontrado «una manera de expresar justamente el conflicto que tenemos las mujeres cubanas en una época y en un país en el que sabemos por cuantas complicaciones debemos transitar», dijo.

La poeta y narradora señaló que nunca es tarde para emprender un proyecto profesional. «Tenía más de 50 años cuando publiqué mi primer cuaderno de poesía».

Como a Gilda, se le ha reconocido su trabajo a la doctora en Ciencias María Guadalupe Guzmán Tirado, directora de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), con más de 30 años de experiencia en la investigación en el campo de la virología.

La experta, quien ha publicado más de 300 artículos científicos y es autora del capítulo sobre el dengue en la Enciclopedia de Salud Pública de Cuba, se alzó en 2022 con el Premio Internacional L’Oréal-Unesco, La Mujer y la Ciencia.

«Para mí fue muy emocionante e inesperado que se le diera este galardón a una científica caribeña cubana», dijo Guzmán Tirado, y subrayó que el premio reúne el trabajo de muchas científicas, en este caso en las ciencias de la vida.

«Aún miro hacia atrás y no me lo creo. Apliqué en medio de la pandemia de covid-19, porque un compañero de la Academia de Ciencias me instó a inscribirme», dijo.

La científica es la primera mujer caribeña en ganar este lauro, otorgado por sus trabajos pioneros que han permitido comprender mejor, prevenir y tratar el dengue.

«Nunca pensé en ser médico. Quise estudiar astronomía, empecé matemática en la universidad, pero al mes de estar allí no entendía nada y luego, en diciembre, la única matrícula abierta era medicina», dijo Guzmán y añadió que no se arrepiente.

Junto a ella acumula una larga trayectoria en los laboratorios del IPK, la médica y microbióloga Vivian Kourí. Hoy vicedirectora primera de esta institución, Kourí recuerda los difíciles momentos vividos con la covid-19, y reconoce el trabajo de las mujeres en su centro, que suman más del 70 por ciento del personal.

«Yo me dedicaba sobre todo a infecciones de transmisión sexual, pero hubo que asumir la parte administrativa, de desarrollar la metodología y organizar el diagnóstico de los casos, tanto en el IPK, como en las provincias, a donde nos trasladamos incluso en medio del pico de contagios», comentó.

De dificultades para emprender profesionalmente sabe Karelia Cadavid, directora de «A Compás Flamenco». Desde esa compañía danzaria ha impulsado un proyecto sociocultural comunitario en la barriada capitalina de Los Sitios -zona altamente vulnerable- que implica a niños, niñas y jóvenes a partir de los tres años de edad y busca fortalecer el intercambio cultural entre Cuba y España.

«Tengo una parálisis cerebral infantil motora, de nacimiento, y eso no me impidió dedicarme a la danza. Me ha costado mucho trabajo por supuesto, porque nadie entendía que una persona con mi problema pudiera dirigir un proyecto como este» refirió Cadavid.

Sin embargo, «hoy puedo decir que en la compañía se han preparado generaciones de bailarines que pertenecen a compañías danzarias profesionales de Cuba y del mundo. No solo prepararlas para el mundo artístico sino también para la vida, porque hemos fomentado buenos valores humanos», agregó.

Ana Rosa Meneses, directora de la compañía Ecos, comparte su pasión por el flamenco y la danza. Desde hace 24 años enseña, difunde y crea a partir del arte flamenco. Defender la identidad y la gestualidad de la mujer cubana ha sido un sello de Ecos, que se ha nutrido de la interacción del flamenco con ritmos populares.

Meneses dijo que de lo más arriesgado en lo que se ha enfocado como creadora destaca una obra basada en la pieza de teatro La casa de Bernarda Alba, estrenada el año pasado. Es una propuesta contemporánea, que coloca en el centro la libertad femenina. «El espíritu de acompañar es propio de la compañía, donde predominan las mujeres, bailarinas con sus propios conflictos. Somos una familia», dijo.

Para la jazzista Zule Guerra buscar nuevas maneras de cómo siendo mujer defender un género históricamente masculinizado es uno de sus mayores desafíos. «Se requiere de mucho estudio y consagración y eso me ha llevado a superarme», reconoció la artista, quien narró cómo ha tenido que sortear estereotipos y obstáculos para acceder a festivales y eventos internacionales.

A la actriz Laura de la Uz, con una prolífera carrera dentro del cine y el teatro, la música, la actuación, la dirección y la pedagogía le han aportado mucho en su trayectoria profesional, así como la posibilidad de encarnar el papel de mujeres diversas. Tal es el caso de Vestido de novia, de la realizadora Marilyn Solaya, dijo.

Nacida en Los Sitios, de la Uz combina su carrera artística con la gestión de un pequeño hotel, donde apoya con empleo a mujeres en situación de vulnerabilidad. «Lo mejor de emprender es ayudarlas a ganar independencia», destacó.

«Tengo 53 años vividos a tope. Las miro y veo la riqueza de sus historias y lo maravilloso que sería representarlas», dijo a las demás panelistas.

El intercambio contó con la proyección de los audiovisuales españoles Cerdita, Aurelia y La Boda, de las directoras españolas Carlota Pereda, Milena Martínez y Marina Seresesky, respectivamente. Los cortos abordan temas como la discriminación, la gordofobia, la migración y la violencia de género, resaltó la cineasta cubana Marilyn Solaya, al presentar esas propuestas.

«Es importante cuando las mujeres directoras, productoras y guionistas nos colocamos detrás de la cámara, por todos los obstáculos que tiene que pasar una mujer realizadora para producir y desarrollar sus obras. Es muy difícil, pero cuando una mujer lo hace beneficia también a la sociedad. Es una mirada aguda, que aborda con juicio y exigencia temas que interesan y necesitamos», enfatizó.