En la obra de este intelectual, exiliado en México tras la Guerra Civil, se encuentran las claves para la consolidación y reivindicación de una filosofía hispanoamericana, un pensar en español transocéanico
Después de haber sido el último rector de la Universidad republicana de Madrid, convertida para 1936 en un campo más de batalla durante la Guerra Civil española, José Gaos (1900-1969) llegaría a México en 1938, donde permaneció hasta el día de su muerte. Esta lo encontró en uno de los salones del Colegio de México cuando presidía un examen de grado de uno de sus discípulos –tantos, por cierto, que tuvo– del otro lado del Atlántico. Su crónica enfermedad cardiaca todavía no le había impedido asistir a sus compromisos y actividades como maestro en filosofía. De hecho, fue gracias a esta vocación que se ganó el reconocimiento como profesor emérito, otorgado en 1961 por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), veinte años antes, en 1941, había adquirido la nacionalidad mexicana.
Llegado el año 1969, pocos meses antes de que cumpliera su septuagésimo aniversario, el filósofo que nació con el siglo XX intuía acaso su fin en aquellas tierras. Así dejó constancia Leopoldo Zea en el prólogo que escribió para la obra gaosiana En torno a la filosofía mexicana. El pensador mexicano, que fue uno de sus más destacados alumnos, confiesa en ese escrito que Gaos, días antes de su muerte, le manifestó: “No sé cuánto aguante este corazón, espero, al menos, llegar a los setenta años…”. Sin embargo, el pensador transterrado, como él mismo se hizo llamar, murió de 69 años, a pesar de su anhelo; dejó entonces a su discípulo la encomienda de que su obra fuera conocida. Si bien no podía juzgarla por sí mismo como buena o mala, sabía que quedaría como la culminación de su accidentada existencia.
Esta fue la última voluntad de quien hoy se sabe fue uno de los más notables promotores del pensamiento hispanoamericano, acogido entrañablemente por América y, particularmente, por México. Así lo explica en nuestra entrevista, Antonio Zirión Quijano, catedrático de la UNAM, actual coordinador del proyecto Obras Completas de José Gaos. “Él sigue siendo una figura muy importante. Su vocación como profesor de filosofía determinó durante muchos años, y hasta la fecha, la estructura de los planes de estudio de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, esa fue su aportación. Orientó una serie de estudios sobre el pensamiento mexicano e hispanoamericano y cuando llegó a México en 1938, empezó muy pronto a publicar artículos sobre filósofos mexicanos. Ese fue un aspecto muy revelador de su personalidad. Se puso a estudiar a Alfonso Reyes, Eduardo García Máynez, Edmundo O´Gorman, Samuel Ramos, Antonio Caso. Llegó a ser de los mejores conocedores de la filosofía mexicana, como lo revelan sus libros. Hacer lo que hizo Gaos es envidiable y admirable”.
En esto coincide Aurelia Valerio Pie, quien se refiere a la excepcionalidad que caracterizó al pensador español a la hora de mostrar una curiosidad inmediata para conocer no solo el país, sino también el pasado filosófico mexicano. “A mediados del 42 apareció su primer estudio sistemático sobre el pensamiento en México. Es decir, en tres años había adquirido tal familiaridad con los autores nacionales, que ya estaba en condiciones de proponer una visión más panorámica de Hispanoamérica y que incluía a España, para que pudiera fundirse ese pensamiento en un mismo proyecto cultural”, refiere la autora de José Gaos en México. Una Biografía intelectual (1938-1969), libro editado en 2015 por el Colegio de México.
Inmediatamente, Gaos se acercó a quienes eran los grandes maestros de la filosofía, tejiendo una amistad muy cercana con Alfonso Reyes y otros de su envergadura para poner fin a las reticencias iniciales que podían alejar o inhibir un proyecto político y social con los inmigrantes y exiliados españoles en América. “Gaos no sólo contribuyó con intelectuales y filósofos mexicanos, sino que logró disipar la vieja idea de los españoles que vienen a conquistar o hacerse con los recursos económicos. Él hizo una importante labor de servicio hacia la sociedad. Comenzó a sumergirse en la lectura de los filósofos del país para reivindicarlos. Un ejemplo de ello fue la reseña que hizo sobre El perfil del hombre y la cultura en México de Samuel Ramos. Reinterpretó dicho texto en las coordenadas que le prestaba la filosofía de Ortega y Gasset, convirtiéndolo en un punto de guía para las generaciones venideras, incluyendo al propio grupo Hiperión”, refiere Valerio.
Gaos fue profesor de los jóvenes mexicanos que integraron dicho grupo de intelectuales que, con excepción de Zea, apenas rondaban los 30 años. En los nombres de pensadores mexicanos como Emilio Uranga, Jorge Portilla, Luis Villoro Ricardo Guerra, Joaquín Sánchez, Salvador Reyes y Fausto Vega, el filósofo español había depositado la expectativa de hacerlos acreedores de la máxima responsabilidad histórica: sustituir los parámetros ajenos por los propios para que resurgiera un pasado y un presente filosóficos en el ámbito nacional que lograra contribuir con la cultura occidental.
Para ese día, José Gaos ya había hecho de México su patria de destino como después la llamó. Así fue para la mayoría de los exiliados españoles a quienes acogió el pueblo mexicano durante el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río. Incluso, muchos de quienes encontraron dificultades en otros países de América terminaron su éxodo en México. Fue mediante este exilio que, según Leopoldo Zea, la tierra de Gaos “por la vía más dolorosa, volvió a prolongarse por la América que los Cortés, los Pizarro, los Ponce de León y tantos otros, incorporaron a España. Pero ahora era esta la que se incorporaba a esta América. Por ello, José Gaos creó una palabra que daba sentido a este hecho: transtierro. El transterrado José Gaos pasó, sin problema alguno, a empatriarse a esta parte de Hispanoamérica, en México, iniciando de inmediato su extraordinario magisterio”. Tales fueron las palabras que escribió su discípulo.
En este sentido, Aurelia Valerio destaca que Gaos fue un maestro reconocido cuya enseñanza no debe recordarse como una mera transmisión de ideas entre generaciones, sino que sus lecciones se orientaron hacia la práctica de la filosofía, a su aplicación en la lectura detenida, la argumentación rigurosa, clara y precisa. Esta fue clave para la profesionalización de la filosofía en México en la que Gaos participó desde la universidad. Por otra parte, su filosofía abarca distintas vertientes. Por un lado, están sus trabajos sobre pensamiento en lengua española, que han sido abordados desde distintas ramificaciones en Latinoamérica, gracias a sus estudiosos y lectores; y por otra, está su proyecto para una filosofía de la filosofía, que fundamentalmente aborda la filosofía a través de su historia. “La vida de Gaos fue de mucho trabajo y esfuerzo, de una entrega tanto a sus alumnos como a la obra cultural que tenía en marcha. Alcanzó con ello una expresión de coherencia total en el orden de lo político, lo moral y lo intelectual. Es ahí donde podemos encontrar un modelo para el presente”.
Por su parte, Zirión Quijano asegura que para Gaos era importante reivindicar que el pensamiento hispanoamericano tenía el mismo nivel del pensamiento español y que era, en realidad, una fase más del pensamiento hispánico. Ideas como esta se encuentran en su historicismo que sigue vigente.
En el contexto de una filosofía mexicana que para entonces había encontrado un grado importante de interés en la discusión pública –así como por la recepción que tuvo a su llegada el filósofo español–, José Gaos encontró condiciones promisorias para desarrollar su obra de la cual quedan aún muchas cosas por descubrir y estudiar, como coinciden en apuntar Zirión y Valerio.
Por ello, no sin razón, Gaos le pidió a su entonces discípulo, Leopoldo Zea, líder del grupo Hiperión, que se encargase de dar a conocer su obra, una ardua tarea que aún continúa desarrollándose en México. A este propósito han contribuido distintos personajes como Fernando Salmerón, quien murió en 1997, pero que dejó avanzado el proyecto de las Obras Completas de Gaos, el mismo que está ahora en manos de Zirión Quijano, renombrado investigador de la UNAM. Con el propósito de dar a conocer el volumen 18, este especialista en Husserl –filósofo alemán del que también fue gran conocedor Gaos, igualmente como lo fue de Heidegger– realizó en 2018 una gira por varias ciudades españolas para reintroducir en el ámbito intelectual español a Gaos, aunque fuese simbólicamente, presentando sus primeros escritos españoles (1928-1938), como el origen de un vasto legado. Sobre ello, Quijano señala: “Ese tomo ha permitido enlazar el trabajo que hizo en México con el que había hecho previamente en España. Podemos estudiar a un Gaos previo a su exilio, pero donde se encuentran los antecedentes del pensamiento que desarrolló aquí. Y esa perspectiva nos permite ver cómo se conjunta una biografía de una sola línea, a pesar del éxodo. Luego, pensando en las diferentes facetas que tuvo, recuperamos todas las publicaciones así como cursos que hizo en España, abarcando su tesis doctoral así como una conferencia en torno a la obra de Ortega y Gasset”.
Y la lista de escritos gaosianos continúa hoy, ya que el proyecto de reunión de sus obras se encuentra activo a través de la Coordinación de Humanidades del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. En dicho recinto universitario, ubicado en la ciudad de México, se encuentran los documentos originales de José Gaos. Ahí se conserva su archivo personal y se espera que lleguen los manuscritos, epistolarios, cursos, notas sueltas y cuadernos de trabajo, así como sus diarios con reflexiones diarias, los cuales se han ido reuniendo recientemente. “México sigue contribuyendo a reunir su obra ya que la labor que está haciendo la UNAM para rescatar esas obras dispersas es algo heroico, solo una universidad pública puede permitirse realizar esta tarea para dar a conocer estas obras”, señala Aurelia Valerio.
Las Obras Completas de Gaos que completarán cerca de 22 tomos, de los que se han publicado 18, es, sin duda, una colección de textos tan ingente como necesaria para que se conozca en México y España el legado del transterrado en América. A José Gaos siempre le preocupó la edificación de una auténtica comunidad cultural e histórica entre ambos lados del Atlántico. En su obra se encuentran las claves para la consolidación y reivindicación de una filosofía hispanoamericana, un pensar en español transocéanico, del cual todavía hay un capítulo por escribir, un episodio en el porvenir para redescubrir a esa América Hispánica en la que alguna vez pensó.
Fuente: https://ctxt.es/es/20210801/Firmas/36772/Jose-Gaos-Mexico-filosofia-exilio-grupo-Hiperion-UNAM.htm