Creo que no se ha reparado en una de las mayores diferencias existentes entre el portugués y otras lenguas neo-latinas. Un español, un italiano o un francés, el día de su cumpleaños, dirán, con una expresión algo insegura: Hoy cumplo x años. Como si no estuvieran bien seguros de haberlos cumplido de acuerdo con las […]
Creo que no se ha reparado en una de las mayores diferencias existentes entre el portugués y otras lenguas neo-latinas. Un español, un italiano o un francés, el día de su cumpleaños, dirán, con una expresión algo insegura: Hoy cumplo x años. Como si no estuvieran bien seguros de haberlos cumplido de acuerdo con las reglas y normas establecidas por los diversos mentores sociales. Nosotros, los portugueses, nosotros, los brasileños (acabo de comprobarlo en el diccionario Aurelio) no cumplimos años, los hacemos. Ya se pensó en lo bonito que es hurgar en el tiempo, empujarlo, extenderlo, empujarlo, y a esto llamo yo vida y, de repente, comenzar a recibir e-mails, cartas, llamadas telefónicas de parientes y amigos que nos dicen: Felicidades, otro año más. Y nosotros respondemos: Buen trabajo me dio, pero ahí está, hecho. Ahí están ahora estos cien, hechos por Oscar Niemeyer, amasados con todas las esperanzas y razones del mundo, entregados en las manos del futuro con estas palabras de promesa: Aquí estuve, aquí estoy, aquí me encontrarán siempre. Querido Oscar, hasta el próximo año.
José Saramago
*El famoso arquitecto brasileño Oscar Niemeyer cumple cien años el próximo 15 de diciembre.