Hoy se cumplen 25 años de la muerte del preso político del PCE-r Juan José Crespo Galende, Kepa, en huelga de hambre. Empezó la huelga el 14 de marzo, sumándose después otros compañeros y compañeras. El motivo de la larga duración de la huelga fue la alimentación forzada a la que fue sometido, además de […]
Hoy se cumplen 25 años de la muerte del preso político del PCE-r Juan José Crespo Galende, Kepa, en huelga de hambre. Empezó la huelga el 14 de marzo, sumándose después otros compañeros y compañeras. El motivo de la larga duración de la huelga fue la alimentación forzada a la que fue sometido, además de para alargar la agonía, para que cayera en el descrédito. Cuando se enteró, dijo: «pues ahora ni agua». Su última voluntad fue pedir un magnetofón para escuchar música popular vasca.
Tras la fuga de cinco miembros del PCE-r y los GRAPO de Zamora en 1979, el Gobierno de UCD aprovechó para trasladar al resto de presos a la cárcel de Herrera de la Mancha. A las palizas físicas se añadía la «tortura blanca» (insonorización, privación sensorial, etc.), cuyo objetivo era la aniquilación del individuo sin dejar huellas físicas. Herrera fue planificada como un laboratorio que, en caso de tener éxito, se aplicaría a los demás presos políticos. Coincidió la huelga de hambre con la iniciada por aquellas fechas (estamos en 1981) por los patriotas irlandeses del IRA y del INLA que supuso la muerte de diez de ellos. Pero, a diferencia de estos presos, que reivindicaban un estatuto de preso político, los camaradas de Kepa simplemente pedían el respeto de sus derechos humanos, es decir, la condición de persona ¡y nada más! Y eso pasaba por la salida del infierno de Herrera, el reagrupamiento de todos en otra cárcel y garantías de continuidad de lo conquistado. Es decir, acabar con los planes de «reforma penitenciaria» que el gobierno de UCD tenía reservado a quien no claudicara y tragara las «reglas del juego». No hay que olvidar que, en «democracia», ya no existen presos políticos, sino «terroristas». Esas reglas se resumen en la «filosofía» del funcionario fascista: la seguridad está por encima de los derechos fundamentales de cualquier preso. Tras perder la batalla de Herrera gracias a esta huelga de hambre y la que protagonizaron los presos de ETA en la misma prisión en 1985, la nueva «cárcel modelo» del PSOE sería Alcalá-Meco, inaugurada en agosto de 1982. Siempre inspirándose en el «modelo alemán» experimentado con la Baader-Meinhoff.
No fue, pues, aquella lucha ciertamente «inhumana» pero propia de humanísimas personas por unas condiciones dignas una guerra particular de unos pocos. Sin más recurso que la huelga de hambre le agarraron por la solapa al sistema.