Si Keynes levantara la cabeza estos días posiblemente se golpearía con las abundantes luces de navidad que, con mayor o menor acierto estético, decoran nuestras calles. 27 galets gigantes iluminados en la Rambla Catalunya, espectáculo de agua, luz y villancicos en la Font Màgica, la polémica pista de hielo de Plaça Catalunya y la instalación […]
Si Keynes levantara la cabeza estos días posiblemente se golpearía con las abundantes luces de navidad que, con mayor o menor acierto estético, decoran nuestras calles. 27 galets gigantes iluminados en la Rambla Catalunya, espectáculo de agua, luz y villancicos en la Font Màgica, la polémica pista de hielo de Plaça Catalunya y la instalación y mantenimiento de iluminación navideña en 300 calles supondrán, para las arcas del Ajuntament, nada menos que 2.697.000 euros; un 20% más que el año anterior. Queda claro que la austeridad no entonará villancicos.
Los partidarios del aumento del gasto público para promocionar las navidades justificarán su decisión argumentando que dicho aumento dinamizará el consumo durante estos días y frenará los efectos negativos que está teniendo la crisis económica en las ventas de los comercios barceloneses. La paradoja salta a la vista: la misma Convergència i Unió que ha hecho bandera de la austeridad promueve el despilfarro de los barceloneses – recordemos las declaraciones de Joana Ortega, vicepresidenta del Parlament con estudios en psicología, afirmando sin rubor alguno que la «austeridad debe ser un nuevo valor de los catalanes»-.
Porque, ¿quién debe aumentar el consumo en estas fechas? ¿Los funcionarios a quien ha recortado los sueldos? ¿Los profesores universitarios asistentes que ha despedido fulminantemente? ¿Los estudiantes universitarios que han sufrido el mayor aumento de las tasas de la historia? ¿Los catalanes que tenían previsto opositar en 2012 y no lo harán puesto que no se convocarán oposiciones? ¿O a caso será el personal interino que tienen previsto despedir?
Les hará falta algo más que la sonrisa de su campaña electoral para convencernos de que es compatible reducir el poder adquisitivo de la población y aumentar su consumo navideño. We wish you a merry Christmas, estará pensando el viejo Keynes al ver lo mal que ha interpretado CIU las políticas de estímulo de la demanda.
Antoni-Ítalo Moragas Sánchez es estudiante del Máster en Economía de la Universidad de Barcelona y responsable de relaciones internacionales de la CJC-Joventut Comunista de Catalunya