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Hallarse ante las fotos de Korda significa algo más que convertirnos en testigos de la época que le tocó vivir: Es vislumbrar en un segundo toda la belleza de una fracción palpitante de la vida y de la historia insular. Un homenaje a Korda es una invitación a recordar que la fotografía cubana de los 60 sigue siendo uno de nuestros testimonios más intensos de las nuevas tendencias y el devenir de la historia de la fotografía misma.
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Muchas personas en el mundo se preguntan cómo es posible que se haya creado, mantenido y desarrollado la burbuja inmobiliaria basada en las hipotecas en EE.UU. y en otros países del mundo. Trataré de ilustrarlo (…) a partir de varias características del entorno estadounidense del año 2007, entre ellas (…) dos de los elementos fundamentales del «sueño americano»: el ser propietario de al menos una casa o vivienda, y el vivir y progresar a base del crédito y de las compras a plazo aunque fueran mucho más allá de sus posibilidades económicas reales y, por último, el afán de lucro de los ejecutivos, administradores y grandes accionistas de un sistema bancario y financiero casi desregulado.
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• La Jiribilla No. 387: Crisis económica. Paradojas de un salvamento |
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Creo que entre otras cosas ha significado pagar una deuda de gratitud a mi padre por todo ese enorme y bello trabajo que nos dejó, ha permitido, sobre todo a las nuevas generaciones, comprender su legado fotográfico, apreciar su versatilidad y tal como han expresado los autores… «hemos querido recuperar lo que el propio Korda *no pudo ver*; y así, transformar el mito en un hecho concreto».
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• GALERÍA DE IMÁGENES DE LA EXPOSICIÓN KORDA CONOCIDO DESCONOCIDO
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Desde su puesto privilegiado, el hombre de la imagen divisaba el horizonte. O tal vez, devoraba tranquilamente cada detalle del modo en que se construía el porvenir. El Quijote mira desde lo alto en posición sosegada. Los momentos históricos excepcionales promueven espíritus impetuosos, capaces de proponerse la inaudita misión de escalar hasta la punta de una farola.
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La exposición -como el libro- enriquece nuestra percepción y los conceptos que teníamos sobre Korda como hombre y como fotógrafo. Nos reafirma su legado como una obra bella, que transfiere toda la espiritualidad que existía tras su lente. Es un privilegio para nosotros como institución y para las generaciones de fotógrafos en general, el tenerlo hoy aquí, más completo. Korda es una verdadera escuela.
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No olvidaré la primera impresión, tan contrastante con lo que pensaba encontrar en una persona que sabía alrededor de los 70 años y suponía rodeada de la aureola impenetrable de los que tienen conciencia de su talento y de su fama. Me topé, por el contrario, con un hombre extremadamente vital (…): pelo largo y barba revuelta, sandalias y overall; un desenfado y locuacidad tales que me pregunté si sería posible que desconociera ser el autor de la foto más famosa del mundo y la imagen más difundida y reproducida de todas después de la de Jesucristo.
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Hombre de una sensibilidad infinita, siempre fue un cazador de imágenes vivas, que abandonó la publicidad para reflejar la angustia de la Cuba seudorrepublicana. Con su amiga inseparable, la cámara fotográfica, este cubano dejó grabada para la historia la epopeya de un pueblo, de su gente.
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ENTREVISTA CON JOSÉ A. Figueroa, ASISTENTE Y AHIJADO DE ALBERTO KORDA Dos grandes fotógrafos Kaloian Santos Cabrera • La Habana
Korda escapaba de la fama. Incluso murió modestamente, creyéndose el mismo, asustado de su fama. Nunca asumió su papel de estrella sabiendo que lo era. Y puedo asegurarte que él era estrella en Cuba y fuera de Cuba.
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Estaba convencido de que sus 12 mil negativos, tirados hasta 1969, conformaban una historia del máximo líder cubano y su revolución. Con Fidel logró tal empatía que lo retrató en los momentos más comunes de un ser humano, no fue casual, lo buscaba según me confesó «quería enseñar al hombre, no al dirigente».
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En una casona de La Habana Vieja cuelga una gigantografía de un señor con bufanda y sonrisa que invita a conocer de su sensibilidad hacia la vida de Cuba, los protagonistas de los primeros años de la Revolución -más allá de lo célebre y trillado- y sus introspecciones. El distinguido de la foto es Alberto Díaz (1928-2001), conocido no como Alberto Díaz Gutiérrez, sino como Korda y su imagen descomunal del Che.
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Estoy segura que desde esta mirada, la mirada del 2000, del 2008, desde este libro, desde esta exposición, la obra de Korda nos puede decir muchísimo acerca de los caminos, de los hallazgos de orden técnico, de orden estético, de propuestas, de ideas que pueden estar encontrando aquí, o redescubriendo aquí, muchísimos fotógrafos actuantes, y muchísimos pintores actuantes también.
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La muestra Korda conocido desconocido, abierta en la Fototeca de Cuba, es un verdadero reconocimiento de una obra gráfica de la que no podemos prescindir. En un despliegue museográfico de gran mérito -Cristina Vives y Diana Díaz, esta última su hija y albacea, curaron la muestra, trabajo en el que intervino también José A. Figueroa, uno de los más destacados discípulos del fotógrafo-, el espectador entra en contacto con muchas imágenes no vistas con anterioridad, tomadas por Korda y a Korda hasta llegar a un total de 170 obras más 35 gigantografías.
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© La Jiribilla. Revista de Cultura Cubana La Habana, Cuba. 2008. IE-Firefox, 800×600 |
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