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La abstención supera al 40% en algunas capitales

La abstención aumenta, ocultada por un empate técnico entre PP-PSOE

Fuentes: Gara/Rebelión

A escasos meses de las elecciones generales, los comicios municipales de ayer registraron una victoria, por la mínima, del PP sobre el PSOE, lo que deja totalmente abierto el panorama político en un año que se revela como crucial para las expectativas de los dos grandes partidos del ámbito estatal español. En unos comicios en […]

A escasos meses de las elecciones generales, los comicios municipales de ayer registraron una victoria, por la mínima, del PP sobre el PSOE, lo que deja totalmente abierto el panorama político en un año que se revela como crucial para las expectativas de los dos grandes partidos del ámbito estatal español.

En unos comicios en los que la participación bajó más de tres puntos en relación a la registrada en las municipales de 2003, y con más del 98% de votos escrutados, la formación derechista opositora logró un 35,6% de los votos, frente al 35% que cosechó la formación del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, lo que supone en términos absolutos alrededor de 150.000 sufragios más.

Los mismos, voto arriba voto abajo, que el PSOE sacó de diferencia al PP en 2003, justo un año antes de que Zapatero venciera a Rajoy en los comicios del 14 de marzo de 2004, bien que condicionados por los sangrientos atentados islamistas contra los trenes de cercanías de la capital española.

Sin obviar el impacto del 11-M y de la estrategia de la mentira protagonizada en aquellos días por el Gobierno de José Maria Aznar, entonces se volvió a cumplir la regla de oro vigente desde 1983, según la cuál el partido que saca más votos en el cómputo total de las municipales vence en la siguiente cita electoral al Congreso español.

Buen augurio para un PP que lleva tres años de brutal ofensiva contra el Gobierno del PSOE -cuya victoria sigue sin reconocer-, ofensiva basada sobre todo en la reivindicación de la más rancia españolidad y en el marcaje férreo a cualquier atisbo de intento de encarrilamiento de un proceso de resolución del problema político entre el Estado español y Euskal Herria.

En esta estrategia, la derecha mantiene totalmente movilizada y en primera fila de las calles a su militancia, lo que sin duda le proporciona réditos en el juego electoral a corto.

Su victoria electoral de ayer se vio reforzada por un triunfo por goleada tanto en la capital española como en la Comunidad Autónoma de Madrid, lo que viene a reforzar las expectativas del sucesor de Aznar para cruzar el umbral del Palacio de la Moncloa en los próximos e inminentes comicios generales.

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, revalidará su cargo con más de un 55% de votos. Esperanza Aguirre, su compañera de partido y rival en la pugna interna de la derecha española, logró asimismo la mayoría absoluta y seguirá al frente del Gobierno autónomo.

Un resultado éste especialmente significativo si recordamos que hace cuatro años, y de no haber sido por dos tránsfugas (el famoso tamayazo) el PSOE estuvo a punto de arrebatar el Gobierno regional al PP.

El dilema del PSOE

Por lo que toca al PSOE, estos resultados evidencian su incapacidad de hacer valer el factor gubernamental, que suele tener también su incidencia en este tipo de comicios.

En un primer análisis, parece evidente que el partido en el Gobierno paga su cuota de abstención. Si en 2003 votó el 67,68%, la deserción de las urnas subió ayer alrededor de cuatro puntos, evidenciando un mayor nivel de desmovilización del electorado susceptible de votar en clave más progresista.

Cabe destacar, asimismo, el cada vez más marcadamente diferente comportamiento electoral entre la periferia y el centro de la «España profunda».

Así, destacan los buenos resultados del PSOE y sus filiales en Euskal Herria -especial importancia tiene la pérdida de la mayoría absoluta de la derecha navarra- y en Catalunya.

Por contra, el PP logra amarrar no sólo sus grandes feudos sino buena parte de las capitales de provincia. Con el 70% de votos escrutados, conseguía incluso cerrar el paso al PSOE al Gobierno de Baleares, una de las principales apuestas del Gobierno de Zapatero.

En espera de que concluyera el recuento de los comicios autonómicos (a 13 de los 17 parlamentos), los resultados de ayer sitúan al PSOE ante un importante dilema. Ganar al PP dentro de unos meses supone movilizar e ilusionar a su potencial electorado y salir al paso de la continua labor de zapa y marcaje que sufre a manos de la oposición derechista.

El PP aventajaba en 150.00 votos al PSOE con el 99% escrutado.

La participación se situó en torno a un 64%, casi cuatro puntos menos que en los comicios de 2003.

El PP venció en 33 capitales de provincia. El PSOE lo hizo en 15

El alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón (PP), venció con más del 55% de votos. El PP logró asimismo mayoría absoluta al Parlamento autonómico madrileño.