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Entrevista a Carlos Taibo

«La alianza de civilizaciones pretende separar artificialmente el mundo de lo cultural del ámbito de lo económico y de lo militar»

Fuentes: LAvanç

Carlos Taibo es profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid y colaborador habitual de El País y Rebelión. Invitado por el colectivo Terralada a hablar en el Centro Social Terra sobre la situación olvidada de Chechenia, L’Avanç aprovechó su paso por Valencia para conversar con él sobre las principales cuestiones de la actualidad política internacional

¿Qué perspectivas se vislumbran en Iraq? ¿Cómo ve la posibilidad de una retirada a corto o medio plazo?

Yo me imagino que antes o después, el ejército norteamericano se marchará. Lo hara sólo cuando considere que ha dejado en Iraq un gobierno lo suficientemente dócil como para garantizar que los objetivos fundamentales de la operación bélica del año 2003 son objeto de satisfacción plena. Y sospecho que esto no está en el horizonte más cercano. Entre esos objetivos, por cierto, creo que uno de los primeros y el fundamental, es garantizar el negocio para las grandes empresas estadounidenses del complejo militar-industrial, de la construcción civil y de la producción del petróleo y del gas natural. Para estas empresas la situación actual en Iraq es muy saludable. Lo enuncio como un dato que me parece interesante rescatar: los EEUU están naufragando en el terreno militar, pero, sin embargo la operación económica que se haya en la trastienda está produciendo los resultados apetecidos, por eso tal vez conviene considerar la posibilidad de que los EEUU no se vayan a retirar, precisamente en virtud de su fracaso militar, pero de su éxito económico, al menos entendido en términos de intereses privados muy singulares.

¿En qué medida piensas que las acciones de la resistencia está siendo un factor decisivo en el declive militar de los EEUU en Iraq?

Este es un factor decisivo para explicar ambas cosas. No me cabe ninguna duda. De todas maneras, a mi entender, el problema fundamental que plantea la resistencia es la reflexión relativa a la estrategia argumental norteamericana, y aquí nos hayamos ante una paradoja más. Los EEUU están muy interesados en atribuir todas las acciones de la resistencia a Al-Qaeda o a redes afines. Eso es un arma de dos filos. En primer lugar, yo creo que las evidencias sugieren que el grueso de la resistencia no tiene nada que ver con Al-Qaeda. Es una resistencia nacional y nacionalista que se opone a la presencia de un ejército invasor y no hay que enunciar mucho más. Pero si los EEUU parecen empecinados en atribuir todas las acciones a Al-Qaeda, lo hacen con toda certeza porque consideran que, en términos de legitimación internacional eso es un argumento sólido en su provecho, al final pueden encontrarse con una tesitura muy delicada, en la medida en que pueden acabar por generar el monstruo que ellos mismos dicen rechazar, y propiciar una entrega a redes como Al-Qaeda de una resistencia que exibía un carácter distinto y que probablemnet en algunas de las claves era más propicia a la negociación.

Algunos de los gobernantes iraquíes han procurado distinguir entre dos modalidades de la resistencia sugiriendo que se puede negociar con la resistencia autóctona, que se opone simplemente a la presencia del invasor. Cuando los norteamericanos prefieren recurrir a semejantes manipulaciones tan groseras, probablemente se estén cerrando ellos mismos determinados horizontes de futuro.

¿Piensas que las próximas acciones bélicas de los EEUU pueden dirigirse hacia Síria a través del informe Mehlis?

Mi impresión general es obvia: los EEUU están naufragando militarmente en Iraq y también en Afganistán, aunque de esto hablemos muy poco. Es improbable que en esas condiciones se lance a asumir una estrategia de colisión militar frontal en un país como es Síria o en país como es Irán. Intuyo que, aunque no sea el tipo de posición que defiende Bush, en este caso está servida la conclusión de que es más sencillo que recurran a formas de presión muy severas que no pasan por lo estrictamente militar. En el caso de los gobernantes sirios, hay que convenir que la estrategia norteamericana al respecto ha sido hasta el momento razonablemente exitosa. Cuando los EEUU se han puesto farrucos, Síria ha asumido las presiones, por ejemple han retirado el grueso de los contingentes militares presentes en el Líbano. Si hasta ahora esta estrategia les ha dado resultados, no hay ningún motivo para concluir que Washington la va a abandonar. Va a seguir presionando pero intuyo que no hasta el punto de llevar adelante una acción militar en toda regla.

¿Qué papel juega en este contexto el concepto de alianza de civilizaciones?

Bueno, esto se puede analizar desde muchas prespectivas. Hace unas semanas le preguntaron a José María Aznar qué pensaba sobre la alianza de civilizaciones. Respondió que no había que crearla, que ya existía, era la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Claro, si uno se sitúa en semejante perspectiva tiene que mostrar al menos alguna simpatía inicial por la propuesta de una alianza de civilizaciones. Yo creo que cuando analizas seriamente la cuestión, la alianza es un fiasco. ¿Por qué? Yo lo describo así: pretende separar artificialmente el mundo de lo cultural del ámbito de lo económico y de lo militar. Los problemas de desencuentro entre presuntas civilizaciones, no se verifican en el terreno de lo cultural, se verifican en el terreno económico y en el militar de la mano de una situación de explotación manifiesta del Sur por el Norte, por ejemplo en el Mediterráneo, y de una presión militar del Norte en los países del Sur. Entonces, si la propuesta de Rodríguez Zapatero se contenta sin más con organizar dos macroconferencias, una en Madrid y otra en Beirut, me imagino que el cambio objetivo es nulo. Intuyo, además que las condiciones objetivas no están dadas para que el cambio no sea mayor. No sólo se trata de eso, esto hay que situarlo en un escenario general de retroceso de las atribuciones económicas y sociales de los poderes públicos de los Estados. Si los Estados carecen de estos recursos que podrían modificar las relaciones objetivas, lo que se nos está diciendo es que el protagonismo de este tipo de cambios debe de recaer sobre los empresarios privados y esto es pedirle peras al olmo, los empresarios privados están simplemente por la búsqueda del beneficio más descarnado, con lo cual yo entiendo que, en realidad, por bien intencionado que sea, la propuesta de alianza de civilizaciones es una operación de cara a la galería.

La retirada de las tropas de Iraq por parte del PSOE al llegar al poder marcó sin duda un cambio respecto a la anterior política exterior del gobierno de Aznar. Sin embargo, ¿qué limitaciones y qué similitudes mantiene la actual política exterior respecto de la anterior?

Yo creo que, por desgracia, las similitudes son mucho más notables que las diferencias. El único dato indiscutiblemente saludable de la política exterior de Rodríguez Zapatero es la retirada de los contingentes presentes en Iraq. Pero no ha llegado ninguna noticia en el mismo camino con posterioridad. Si el gobierno español quiere que creamos que está rompiendo amarras con los EEUU, que está cancelando una relación de cincuenta años de supeditación, lo que tiene que hacer es muy fácil de identificar: desmantelar las bases de Morón y de Rota, denunciar los convenios de defensa hispano-norteamericanos y propiciar el abandono de la OTAN. Con toda evidencia, ninguna de estas medidas están en la agenda del gobierno socialista. No se trata sólo de esto, en el propio terreno económico y comercial, la política del gobierno socialista es literalmente continuista de los gobiernos de Aznar. Lo acabamos de ver con ocasión de la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Hong-Kong, con el ministro Montilla defendiendo claramente las subvenciones a los productos agrícolas y a otros bienes productivos en la Unión Europea. Cuando el gobierno español no asume ninguna actitud crítica ante lo que es la OMC o ante lo que es el Fondo Monetario Internacional, pues difícilmente puede uno creer que está rompiendo amarras con una relación de integración en el Norte desarrollado y de ratificación, por ejemplo, de las reglas del juego del intercambio desigual. Por eso digo que, más allá de que el gobierno Aznar pudiera llevar a circunstancias extremas, por ejemplo la relación de sumisión con los EEUU, los cambios objetivos son menores.

Centrándonos en esta cuestión, nos encontramos además con el caso de Haití y de Afganistán, donde tropas españolas están colaborando en unas misiones extremadamente desconocidas por el público en general. ¿Cómo se explican estos dos casos?

Tanto Afganistán como Haití lo que reflejan del lado del gobierno español es el designio de congraciarse con los gobernantes norteamericanos, de colocar sobre la mesa el argumento de que, aunque había una discrepancia precisa y coyuntural en relación con Iraq, la relación de cordialidad sigue siendo fundamental. Por desgracia, me temo que en este caso lleva razón este inefable personaje que es José Bono cuando afirma que España es un aliado fiel de los EEUU. Tal vez el caso de Afganistán es, pese a todo, más claro. Uno retira los contingentes militares en Iraq y los redespliega en cierto sentido en Afganistán, creando en la opinión pública la imagen de que son dos conflictos totalmente diferentes. Cualquier persona sensata sabe que las semejanzas entre esas dos situaciones son abrumadoras. En ambos casos, los EEUU, en el pasado, dispensaron su apoyo a gobiernos o a movimientos que hoy se encargan de rechazar agriamente. En los dos casos, han asumido operaciones bélicas saldadas violaciones gravísimas de los derechos humanos más básicos. En los dos casos defienden opciones geoestratégicas y geoeconómicas muy interesadas y muy similares, en los dos casos, y se diga lo que se diga, están violentando el espíritu y la letra de la Carta de Naciones Unidas, con lo cual cualquier persona sensata sabe que no hay ninguna razón que venga a explicar porque se retiran los soldados de un lugar y se despliegan sin embargo en otro. Y esto, de nuevo, nos emplaza ante una relación objetiva de continuidad en la sumisión al dictado que llega de Washington.

Finalmente, ¿qué opinión te merecen los resultados de la última cumbre euromediterranea celebrada hace un tiempo en Barcelona?

Yo creo que nadie sensato sostiene que no ha sido un fiasco. El dato que puedo admitir, que en si mismo tiene cierta dimensión simbólica y que no invita a establecer ninguna conclusión pero resulta interesante, es que la mayoría de los jefes de Estado de los países del Sur no acudieran. Esto da cuenta de la importancia que le atribuian a algo que, de nuevo, ha sido difundido entre nosotros a bombo y platillo, como si fuera un indicador muy sólido del relieve de la política exterior española, y donde al final lo que hay por detrás a penas es nada.

Además, no nos engañemos mucho, creo que es interesante comparar el relieve objetivo que en términos de esa política exterior ha tenido la Conferencia Euromediterránea y el relieve otorgado en cambio a las negociaciones con la Unión Europea para conseguir más recursos. Obviamente, lo segundo es mucho más importante a los ojos de nuestros gobernantes que lo primero. ¿Qué quiere decir eso? Que lo que ocurre en el Mediterráneo interesa sólo en relación con una dimensión expresa, que es la inmigración ilegal y los problemas de seguridad. Lo otro, en cambio interesa, aunque yo creo que también es un reflejo cabal de la miseria de la política exterior española a día de hoy. Cualquier persona sensata sabe que en los diez candidatos incorporados a la UE en 2004 hay un sinfín de regiones más pobres que las Comunidades Autónomas más pobres del Estado español. Sin embargo, aquí la clase política se empecina en seguir pidiendo recursos que otros necesitan con mucha mayor urgencia. Esto nos emplaza ante las paradojas de quienes acusan a los responsables de sacar adelante un proyecto de reforma del Estatuto catalán de insolidadaridad y luego se manifiestan conforme a las mismas claves cuando se trata de negociar en Bruselas.

Otro ejemplo que me pareció fascinante de la incoherencia: la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, que propugna un discurso neoliberal extremo, es sin embargo partidaria de que que el presupuesto público permita financiar la enseñanza concertada. Me imagino que es algo que desmiente radicalmente lo que el neoliberalismo reivindica. Pues así estamos….