El sábado pasado, la Asamblea de Granada aprobó recoger la propuesta sobre decrecimiento promovida por el Grupo de Medio Ambiente dentro de su consenso de mínimos, tras haber sido debatida y aprobada en las diferentes asambleas de barrios durante los últimos meses. A invitación de la Asamblea General de Granada se invitó al Grupo de […]
El sábado pasado, la Asamblea de Granada aprobó recoger la propuesta sobre decrecimiento promovida por el Grupo de Medio Ambiente dentro de su consenso de mínimos, tras haber sido debatida y aprobada en las diferentes asambleas de barrios durante los últimos meses.
A invitación de la Asamblea General de Granada se invitó al Grupo de Trabajo de Medio Ambiente a formular las características de un nuevo mínimo para aprobar, relacionado con el medio ambiente.
Este Grupo decidió proponer el decrecimiento por las siguientes razones estratégicas:
Por ser una propuesta que enlaza economía y medio ambiente, y que es a la vez un concepto novedoso y una propuesta no represiva como solución a la crisis económica y social, al contrario que los recortes. También por considerarla una propuesta radical, en el sentido de responder a la necesidad de llegar a la raíz de la problemática actual, siendo a la vez incluyente, donde caben una infinidad de iniciativas y alternativas a construir y al alcance de todxs. De hecho, la propuesta casa perfectamente con muchas reivindicaciones y actividades que ya se están desarrollando en Granada, como la lucha contra urbanizaciones y las infraestructuras que las acompañan u otros proyectos especulativos, la creación de asambleas para la toma de decisiones, los grupos de consumo ecológicos, los bancos de tiempo o las iniciativas de trueque, que son en su conjunto sólo la punta del iceberg de lo que la propuesta decrecentista puede ofrecer.
A la vez, la reivindicación propiciará identidad propia a las asambleas de Granada, retomando la iniciativa con una propuesta que rompe con la dinámica de acción/reacción entre sistema y el 15m (en la cual indeseables políticos puedan acabar marcando la agenda indignada), en cuanto a reivindicaciones previamente aprobadas manifestándose en la negativa indignada granadina ante la reforma laboral, el pensionazo, la ordenanza cívica o las privatizaciones de los servicios públicos (tratándose de reivindicaciones fácilmente asumibles por cualquier fuerza política).
Las características que hacen que el Grupo de Medio Ambiente considere como necesaria la alternativa del decrecimiento se explican en el siguiente texto, que es el que nos ha ido acompañando desde el principio en todos los talleres que se han ido desarrollando a lo largo de los últimos meses en las diferentes asambleas de pueblos y barrios, y que sirve como base de la nueva reivindicación para que empecemos a trabajar juntxs:
Decrecimiento: Una explicación
En los tiempos actuales estamos sufriendo en nuestras vidas personales y sociales las consecuencias del capitalismo global, en la cual una pequeña minoría impone sus intereses a una mayoría, a costa del planeta y de sus habitantes: condenando a morir de hambre a 24.000 personas diariamente, condenando a 2/3 de la población a vivir en la miseria, afectando a millones de personas por las guerras provocadas para mantener los privilegios del otro tercio de la población y atacando cruelmente a quienes tratan de escapar de esa miseria y sobrepasar los sistemas de vigilancia, muros, vallas u otras fronteras que ponen los países «desarrollados» para acotar su riqueza.
En términos ambientales, este sistema provoca el calentamiento de la tierra, la destrucción de ecosistemas y la extinción de numerosas especies al día, entre otras cosas.
Incluso en los países centrales, supuestamente beneficiarios de este sistema, el capitalismo genera grandes problemas ambientales y sociales, así como crecientes desigualdades, reflejadas en la actual crisis.
Frente a estos problemas, los economistas y políticos siguen buscando soluciones que parten desde un modelo económico obsoleto que mantiene una fe ciega y demencial en el mercado, en la tecnología y en un crecer sin limites en un mundo con recursos limitados, mientras emerge ya una grave crisis energética sin precedentes demostrada por la existencia de los picos del petróleo y el gas, entre otros recursos. Este proceso supone el declive de estos combustibles fósiles que no tienen sustitutos en términos de coste y operatividad y que son los pilares de la economía y los motores de la actual sociedad de consumo y, en definitiva, del capitalismo global.
Estos problemas requieren soluciones urgentes, alternativas que se podrían resumir en un cambio en las personas, en su forma de relacionarse entre sí, y acompañado de un cambio en la forma de relacionarse con el territorio y sus recursos.
Por una parte, para poder implementar estas alternativas, y dado que las actuales estructuras de poder carecen de capacidad, voluntad, legitimidad o utilidad para afrontar la problemática actual, se requieren cambios a la hora de organizarse y tomar decisiones, mediante procesos de autoorganización que permitan que la ciudadanía engañada y defraudada, se convierta en «actriz» de la obra del cambio, y deje de ser un «extra» de la película del capitalismo, votos y consumismo de siempre; que sea por tanto protagonista de su futuro, y activista ilusionada que trabaje colectivamente en la construcción de una democracia directa.
Una democracia que funcione de forma horizontal, sin líderes ni seguidores, sin figuras paternalistas, sin intermediarios, como bancos, grandes superficies, inmobiliarias, ETT´s y políticos profesionales en partidos y sindicatos «mayoritarios», «amarillos» y/o verticales. Queremos construir otro modelo democrático, donde la toma de decisiones con respecto a la economía, el territorio y sus recursos sea de las personas y sus asambleas…
Al mismo tiempo la situación actual requiere profundos cambios en las reglas del juego de la economía, mucho más allá de reformas o cambios paliativos, dado que cualquier alternativa real es incompatible con el capitalismo actual y del pasado, tanto por su nefasta e injusta forma de gestionar la economía y los recursos como por su dañina y consumista filosofía de vida que nos impone.
En términos generales proponemos las siguientes sugerencias y líneas a trabajar, desarrollar y construir, teniendo en cuenta las distintas realidades y diversidades de cada lugar:
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Frente a la economía actual del «crecer por crecer» proponemos, un vivir mejor con menos, un decrecimiento, que significa un crecer en ámbitos no economicistas (cuidados, desarrollo personal, apoyo mutuo, solidaridad etc.) y que debe ser construido de forma equitativa y autogestionada.
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Frente a la filosofía del consumismo y la obsolescencia programada construiremos una economía basada en la reducción del consumo, una gestión de los recursos basada en necesidades reales y no creadas y en apostar por las energías renovables, los productos locales y la artesanía.
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Frente a la economía del competir y de la atomización social construiremos la economía del compartir, del apoyo mutuo, de la solidaridad y de las redes sociales no necesariamente virtuales.
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Frente a la economía de la violencia y represión, recortes de derechos sociales y políticos, fomentemos la cultura de la desobediencia civil (no violenta), en la cual se antepone la ética y la legitimidad a la legalidad, que es solamente lo que los poderes económicos y políticos consideran legítimo (tratándose generalmente de intereses ilícitos que favorecen a una minoría y que se imponen a la mayoría mediante la ley).
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Frente a los actuales medios de comunicación y la tecnología al servicio de intereses privados para favorecer aún más el consumo y la desinformación, construyamos medios de comunicación y software libres y autogestionados.
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Frente al modelo político de la democracia representativa y de los intermediarios económicos y políticos e imposiciones desde lugares lejanos (como la UE), construyamos asambleas locales para que las decisiones sobre el territorio y su uso correspondan a lxs ciudadanxs.
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Respondemos con un NO rotundo a los proyectos de urbanizaciones y las infraestructuras (que también los sustentan) con sus impactos ambientales y sociales; queremos construir pueblos y ciudades sostenibles hechos para las personas y no para los especuladores o los coches.
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Frente a agricultura industrial, de pesticidas y herbicidas, transgénicos, patentes y multinacionales, queremos recuperar un modelo de producción y consumo ecológico, basado en la soberanía alimentaria.
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Frente al pensamiento único queremos un modelo económico y cultural que sea diverso, y donde los intercambios estén basados en la igualdad generando una globalización desde la base, donde no haya jerarquías.
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Frente a la economía especulativa y financiera queremos una economía real no-especulativa con un reparto justo de la riqueza, donde se sustituya, en la medida posible, el dinero por intercambios no monetarios como el trueque o los bancos de tiempo basados en la confianza y la palabra de las personas.
El contenido del texto anterior se resume en el siguiente párrafo de forma escueta, adaptándose en la medida de lo posible a la forma en la que se encuentran redactados el resto de mínimos ya aprobados por la Asamblea General de Granada:
Decrecimiento Ya: Autogestionado, equitativo y feliz. Sustitución de los modelos capitalista y consumista por un vivir mejor con menos, compartir en lugar de competir. La decisión sobre el uso del territorio para lxs ciudadanxs y sus asambleas. No a las nuevas urbanizaciones y a las infraestructuras especulativas. Reduzcamos el consumo de forma radical y creativa apostando por productos locales, ecológicos y artesanales.
Tras unos interesantes, enriquecedores y a veces intensos debates, introducidos y acompañados por talleres, encuentros y (video) conferencias, la propuesta fue consensuada en las numerosas asambleas de los barrios de Granada, y posteriormente ratificada como reivindicación mínima por la Asamblea General de Granada.
El Grupo de Trabajo de Medio Ambiente quisiera destacar que las reivindicaciones mínimos/de urgencia de la Asamblea de Granada no son propuestas cerradas o leyes «escritas en piedra», sino que se trata de un proceso abierto a aportaciones y modificaciones en las que cada persona, asamblea o grupo de trabajo están invitados a participar. En este sentido, la aprobación del decrecimiento, lejos de ser un fin en sí mismo o de ser una propuesta que cierra puertas a futuras reivindicaciones, es un paso que «abre nuevos horizontes», importante para iniciar una interesante y necesaria dinámica de debates y talleres sobre muchos temas pendientes en los que debemos formarnos y llevarlos a debate para poder después incluirlos en las reivindicaciones, ya sea dentro del propio decrecimiento o en forma de otros mínimos.
En su propuesta no ha incluido algunos temas que quizás le hubiera gustado haber incluido, por ejemplo, el género/patriarcado (por el simple hecho de no haber sido trabajado en el 15m de Granada hasta ahora), la renta básica (por los mismos motivos), las relaciones norte/sur (idem), el cuestionamiento de la propiedad privada en la forma en que la conocemos, la necesidad de una gestión colectiva de los medios de producción, etc… temas muy interesantes y necesarios que requieren su dedicación, a la que animamos a trabajar y elaborar propuestas a los integrantes del 15m de Granada, así como en cualquier otra parte.
El Grupo se ha limitado a poner tres condiciones básicas al decrecimiento: el carácter autogestionado (una crisis o los recortes, técnicamente son también decrecimiento), la equitatividad (mientras los ricos/la clase media o los países del norte y occidente deberían decrecer en términos economicistas, se permite crecer a lxs más desfavorecidxs) y la incompatibilidad con el capitalismo (tanto con el neoliberal actual como el capitalismo del pasado) y con ello (y a diferencia del concepto del consumo responsable) la necesidad de un cambio radical (no una reforma) del sistema.
El Grupo de Medio Ambiente quisiera terminar el escrito animando a la ciudadanía, y en especial a las asambleas del 15m, a considerar el concepto del decrecimiento tanto en su discurso como en sus actuaciones, un concepto que no se base en soluciones prefabricadas, a las que el sistema nos tiene tan acostumbradxs, sino en alternativas a construir y mejorar de forma individual y colectiva, sin recetas mágicas pero con posibilidades infinitas, y por esas características, siendo una iniciativa muy parecida al propio 15m y sus asambleas; un «algo» que hemos puesto en marcha sin experiencia previa, sin protocolos establecidos, sin tener claro dónde terminará, y sin embargo, a pesar de esa incertidumbre, apostando con valentía, dignidad e ilusión por una alternativa al sistema actual, haciendo camino (e historia) al andar, y es en ese recorrido donde nos gustaría encontrar(n)os para irnos juntos caminando hacia horizontes más saludables y alegres.