La Audiencia Nacional ha condenado al militar torturador y asesino, el argentino Adolfo Scilingo, a 640 años de prisión. Los magistrados le han encontrado responsable de un delito de lesa humanidad con «causación» de treinta muertes con alevosía, detención ilegal y torturas cometidas durante la dictadura que sufrió Argentina entre 1976 y 1983, durante la […]
La Audiencia Nacional ha condenado al militar torturador y asesino, el argentino Adolfo Scilingo, a 640 años de prisión. Los magistrados le han encontrado responsable de un delito de lesa humanidad con «causación» de treinta muertes con alevosía, detención ilegal y torturas cometidas durante la dictadura que sufrió Argentina entre 1976 y 1983, durante la que «desaparecieron» entre doscientas y trescientas mil personas; entre ellos, al menos seiscientos españoles o descendientes.
La Sección 3ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha confirmado que el militar argentino Adolfo Francisco Scilingo ha sido condenado a 640 años de prisión, tras ser encontrado por el juez responsable de un delito de lesa humanidad con «causación» de treinta muertes con alevosía, detención ilegal y torturas.
La denuncia fue presentada por la Asociación Argentina pro Derechos Humanos de Madrid (AAPDH-M), representada por su abogado, Antonio Segura.
Durante la dictadura argentina «desaparecieron» entre doscientas y trescientas mil personas, entre ellos al menos seiscientos españoles o descendientes de españoles.
Durante la estancia de Scilingo en la ESMA (Escuela de Mécánica de la Armada), se encontraban allí, al menos, catorce ciudadanos españoles.
Scilingo es el primer militar argentino condenado en presencia por un tribunal fuera de Argentina.
Su defensa se empeñó en presentar pruebas para lograr su absolución al estimar que los hechos que se le imputan no estaban suficientemente probados por la fiscalía.
En la sentencia del tribunal, que ha sido leída en una vista pública, considera en su resolución, que consta de 209 folios, que Scilingo participó en la denominada «lucha contra la insurgencia» organizada por la dictadura argentina y que, en concreto durante su estancia en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) entre 1976 y 1977, intervino, al menos, en dos «vuelos de la muerte» en los que lanzó vivas al mar a treinta personas a las que previamente se sedaba.
En el texto se explica que Scilingo conoció las torturas que se aplicaban en la ESMA a los detenidos y que incluso fue testigo del interrogatorio a una joven a la que se aplicó el tormento popularmente conocido como «la picana» (descargas eléctricas).
También se considera probada su participación en un secuestro a mediados de 1977 y su conocimiento de los denominados «asados», en los que se calcinaban los cuerpos de las personas que fallecían en la ESMA durante su cautiverio, ya que como jefe de automotores facilitó el material necesario para ello.
La convicción judicial sobre la culpabilidad de Scilingo se ha sustentado fundamentalmente, recuerda el tribunal, en sus propias declaraciones judiciales prestadas ante el juez de instrucción a su llegada a España, aunque se retractara después de ellas en el juicio.