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Reflexiones en el aniversario de Playa Girón

La batalla de la alfabetización

Fuentes: Rebelión

La trascendencia histórica de la declaratoria del carácter socialista de la Revolución y la victoria de Playa Girón, cuyo 50 aniversario recién conmemoramos, rebasa el hecho de guerra y la heroicidad que le es inmanente. Los combates de la Ciénaga de Zapata se multiplican en un conjunto de acontecimientos, que expresan con particular fuerza la […]

La trascendencia histórica de la declaratoria del carácter socialista de la Revolución y la victoria de Playa Girón, cuyo 50 aniversario recién conmemoramos, rebasa el hecho de guerra y la heroicidad que le es inmanente. Los combates de la Ciénaga de Zapata se multiplican en un conjunto de acontecimientos, que expresan con particular fuerza la totalidad del colosal proceso de cambios que se puso a prueba y logró triunfar en los días de abril de 1961.

Los ataques aéreos y la invasión mercenaria dirigida y organizada por el gobierno de los Estados Unidos entre el 15-19 de abril de 1961, también incluían el fallido intento de destruir el impetuoso avance de la democratización y masificación de la educación cubana. Un acto de guerra contra la Campaña Nacional de Alfabetización que recién comenzaba.

La violencia reaccionaria al pretender aplastar la Revolución, concebía su hundimiento en la ignorancia y la incultura. Los propios acontecimientos lo prueban, la historia lo confirma en sus inobjetables hechos.

1961: La historia inmediata

El 1 de enero de 1961 se inicia para la Revolución como «Año de la Educación», y su primera acción es la declaración oficial de comienzo de la Campaña Nacional de Alfabetización. La naturaleza esencialmente emancipatoria de la batalla cultural para la que Cuba se preparaba, recibe de inmediato el impacto de la agresividad de los Estados Unidos.

El 3 de enero rompe relaciones con Cuba el gobierno del país del Norte, acto que desataría una escalada de las acciones contrarrevolucionarias. El 5 de enero el plan terrorista diseñado desde Washington, asesta su primer crimen contra el «Año de la Educación» y la naciente Campaña Nacional de Alfabetización. Es asesinado en el Escambray el joven maestro voluntario Conrado Benítez Garcíai. «Era pobre, era negro y era maestro. He ahí las tres razones por las cuales los agentes del imperialismo lo asesinaron; era joven, era negro, era maestro, era pobre y era obrero. He ahí dos razones más por las cuales los agentes del imperialismo lo asesinaronii«, definiría Fidel Castro.

Para el 6 de febrero la dirección jesuita de la Escuela Electromecánica de Belén convoca a sus estudiantes a la huelga. El 22 de febrero la contrarrevolución vuelve a cobrar la vida valiosa de otro joven alfabetizador. Pedrito Miguel Morejón Quintana, joven alfabetizador popular de 20 años, es cruelmente acuchillado y ahorcado con alambres de púas, en San Pedro de Mayabón, provincia de Matanzas. El martes 28 de febrero se detona una bomba en Academia Nobel , ubicada en la Calzada de 10 de Octubre, en la barriada habanera de la Víbora, con el saldo de varios estudiantes, en particular muchachas y una de sus profesoras, heridas.

El 10 de marzo estudiantes de los colegios católicos llevan a cabo una provocación contrarrevolucionaria en Holguín, luego golpean salvajemente a uno de sus propios condiscípulos que se manifiesta a favor de la Revolución. La consigna de los provocadores es: «¡Abajo los libros!

Con la secuencia de crímenes y acciones de propaganda, la CIA perseguía atemorizar a las familias y a los jóvenes maestros que ya alfabetizaban, y entorpecer la salida masiva de voluntarios para cumplir la hermosa tarea. Pero la propia criminalidad del imperio moviliza el rechazo de la opinión pública. La Campaña fue creciendo en la sensibilidad del pueblo, y se convertirá en hecho de dignidad nacional.

El asesinato del joven Morejón Quintana realizado en una zona muy poblada resulta en un acontecimiento de desafío público a los terroristas. A pesar de la presencia de las bandas contrarrevolucionarias en la zona, los estudiantes de secundaria, en unión del pueblo realizan guardias de honor ante el féretro, y el entierro fue un masivo acto de reafirmación revolucionariaiii. Las huelgas y atentados como el de la Academia Nobel precipitan la posición de numerosos estudiantes y jóvenes católicos a favor de la Revolucióniv.

La actividad organizativa de la Comisión Nacional tampoco se detiene. El 16 de enero se inicia en todo el territorio nacional el censo de los analfabetos. El 6 de marzo comienza la inscripción masiva del estudiantado medio en las brigadas alfabetizadoras que llevarían el nombre del maestro asesinado «Conrado Benítez». Otros centenares de jóvenes se integran a las unidades militares y como símbolo de que se trabaja no solo por el presente, sino también por el futuro, parte el primer grupo de becarios hacia la URSS y otros países socialistas para formarse como técnicos.

La dirección pedagógica de la Campaña previó validar en la práctica los materiales didácticos diseñados y ejercitar los procedimientos organizativos. Con este propósito parten en febrero las brigadas pilotosv, dirigidas hacia grupos específicos de campesinos, carboneros, pescadores y mineros. Con las experiencias que se obtuvieran se pensaba perfeccionar la capacitación de los brigadistas en un curso previo que se fijó para la segunda quincena de abril en las instalaciones del antes exclusivo balneario de Varadero.

A principios de abril se han capacitado más de mil maestros normalistas y voluntarios para asesorar la Campaña. Ya trabajan más de dos mil subcomisiones técnicas a nivel de municipios y barrios, y laboran unos 500 técnicos responsabilizados con el apoyo metodológico a los alfabetizadores. En el sector productivo y de servicios estaban incorporadas 300 empresasvi. El curso escolar se adelanta para concluirlo ese mes de abril y facilitar la incorporación como brigadistas alfabetizadores Conrado Benítez de 100 000 escolares y sus maestros.

Fidel Castro

El papel de la personalidad histórica de Fidel Castro en los acontecimientos educacionales de los primeros años de la Revolución debe subrayarse. Si bien la impronta fidelista de educador socialvii, está unida indisolublemente a toda la actividad político social que realiza, su pedagogía revolucionaria se reveló con nitidez en la concepción y realización de la transformación socialista del sistema de educación neocolonial, y en particular en la dirección estratégica de la Campaña Nacional de Alfabetización.

En su estudio del legado martiano Fidel comprende desde muy joven, que los conceptos de José Martí sobre cultura y educación, progreso social y libertad, eran portadores de los ideales más progresivos de su época a escala mundial, y precisamente por ello tenían un sustrato de identidad con los presupuestos marxistas, pues los unía similar vocación humanista.

Fidel considerará que la transformación radical de las circunstancias trascendía lo político y socioeconómico, para dirigirse fundamentalmente a la esfera de la conciencia social, a la espiritualidad humana que referiría Martí viii . Entonces desde el propio Programa del Moncada planteó más que un proyecto político, un gran proyecto educativo-cultural revolucionario, para poner fin al capitalismo en Cuba.

La aplicación por Fidel del principio martiano que concibe la educación como una tarea de todos, representó un viraje para la teoría educacional y la práctica pedagógica a nivel societal. La clara concepción martiana sobre el derecho a la educación de todos los ciudadanos y el deber de estos contribuir a la de los demás, transitó del pensamiento filosófico revolucionario cubano a la praxis de masas, y nutrió el debate político y la lucha contra los prejuicios pequeñoburgueses – cretinismo profesional según Marx-, en el seno de los profesionales formados en la sociedad capitalista neocolonial. Esta profunda intelección enriquecida por el marxismo, nutren los aportes teóricos de Fidel, y su concreción en la toma de medidas para avanzar la masificación y democratización de la educación, y desarrollar con éxito la Campaña Nacional de Alfabetización.

Precisamente el día de graduación del Primer Contingente de Maestros Voluntarios. Fidel anuncia públicamente la próxima batalla contra el analfabetismo: «El año que viene tenemos que establecernos una meta, liquidar el analfabetismo en nuestro país ¿cómo? movilizando al pueblo, estableciendo ese compromiso al pueblo (…) el compromiso de honor de aprender a leer y escribir si es analfabeto. Y ¿quiénes van a enseñar? El pueblo (…) Movilizaremos a todos los estudiantes y movilizaremos a cuanto ciudadano sepa leer y escribir, para que enseñe a aquel que no sepa leer y escribir» ix .

Ya en ese primer trimestre de 1961 el país vive bajo condiciones de guerra no declaradax, sin embargo, Fidel no descuida la campaña de alfabetizaciónxi. El 23 de enero, durante la graduación del segundo contingente de maestros voluntarios, informa del asesinato de un joven maestro voluntario: Conrado Benítez, y con voz emocionada, demanda: «¡Después de muerto ese maestro seguirá siendo maestro! (…) Ese maestro es el mártir cuya sangre servirá para que nosotros nos propongamos, doblemente, ganar la batalla que hemos emprendido contra el analfabetismo.xii«

El 28 de enero, en homenaje al natalicio de José Martí, el jefe de la Revolución preside la conversión de la antigua fortaleza militar de la ciudad de Santa Clara en una escuela. Casi al concluir sus palabras reitera que la alfabetización es una de las más grandes batallas por la cultura que haya librado ningún pueblo: «Va a ser una batalla verdaderamente épica, en que debe participar todo el pueblo». Y más adelante, afirma: «Hay que comenzar a organizar ese ejército y vamos a organizar cien mil jóvenes alfabetizadores que por lo menos tengan de sexto grado en adelante, y por lo menos 13 años de edad». Al mismo tiempo, exhorta a los jóvenes villareños, para que sean los primeros en inscribirse.

Fidel realiza varias visitas a la Comisión Nacional de Alfabetización y ultima detalles con sus directivos. El 28 de febrero, está en la despedida del primer grupo de jóvenes que integran las Brigadas Pilotos. Allí da indicaciones para la inscripción masiva de todos los que deseen integrar estas brigadas.

El 25 de marzo, Fidel confirma que «hay que dedicar todo el esfuerzo a esa Campaña, porque la batalla contra el analfabetismo se ganará, entre otras cosas, en la misma medida en que llevemos al ánimo de todos la importancia de este esfuerzo»xiii.

El 9 de abril Fidel argumenta que no puede haber Revolución sin educación. En esta intervención, realizada en la clausura del ciclo de charlas sobre Educación y Revolución que se desarrolla en el espacio televisivo Universidad Popular, declara lo que ya era un principio de la propaganda revolucionaria: «Nosotros no le decimos al pueblo: ¡cree! Le decimos: ¡lee!».

Ese día 9 de abril Fidel, consciente de la próxima agresión militar, prepara al pueblo para pelear simultáneamente en los dos frentes de combate: «El mérito de nosotros no está ni estaría en rechazar cualquier ataque contrarrevolucionario sino en realizar al mismo tiempo la campaña de alfabetización. El hecho de derrotar a un enemigo que nos atacara no tendría mérito, o no sería enteramente tan satisfactorio, si ellos logran obstaculizar nuestra campaña»xiv.

Abril de 1961

El sábado15 y el domingo 16 de abril de 1961 debía partir de la sede del Consejo de Alfabetización en La Habana y simultáneamente de los Consejos provinciales de todo el país, el gran contingente de jóvenes brigadistas Conrado Benítez. En Varadero todo estaba preparado para realizar en el curso intensivo de capacitación pedagógica, que pondría a los jóvenes y maestros en condiciones de iniciar la etapa masiva de alfabetización.

Ese 15 de abril, con los primeros claros del alba se realizó el artero bombardeo contra los aeropuertos en La Habana, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, preludio de la invasión mercenaria que se iniciaría dos días después. En no pocos hogares de la capital cubana, mientras se escuchaban las detonaciones de las bombas enemigas y la respuesta de las baterías milicianas, se desarrollaba, paralelamente, otro acontecimiento, tan dramático como el que protagonizaban los soldados rebeldes y milicianos.

En esos mismos momentos partían de sus casas los jóvenes y maestros que se movilizaban para integrar el ejército de la Campaña Nacional de Alfabetización. El ataque terrorista corroboraba las denuncias de la dirección de la Revolución, en relación a la inminencia de una agresión militar directa de los Estados Unidos. Las columnas de humo y las sirenas de las ambulancias después de la retirada de los aviones enemigos, multiplicaban el impacto sobre la seriedad de la situación. Nadie dudaba ya que «los americanos» nos iban a invadir. La historia contada y los documentos disponibles, no recogen si en circunstancia tan extrema alguien se atemorizó y dejó de acudir a su cita con la patria. Lo que si resultó un hecho probado fue la masiva llegada de los jóvenes y maestros convocados al Consejo de Alfabetización en La Habana.

La partida hacia el Campamento de capacitación de la fuerza alfabetizadora en Varadero, es un hecho difícil de describir. Los protagonistas cuando testimonian se emocionan y estallan en sentimientos. Muchachos y muchachas de 14, 15, 16 y 17 años, sus maestros, padres, madres, hermanos y familiares, se colmaban de abrazos y cariños en la despedida. Sin dudas se trataba de uno de esos momentos cruciales en la vida de los sujetos individuos-masas, donde el discurso de la historia palidece ante la epopeya. La familia cubana y la juventud emulaban en confianza y entrega, en compromiso patriótico: «La Campaña no se suspende, se mantiene», fue la decisión unánime de los alfabetizadores y maestros, de sus padres y madres, de la familia revolucionaria cubana.

El día 16, en el sepelio de los caídos en los ataques aéreos, Fidel declara el carácter socialista de la Revolución: » ¡Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es… que hayamos hecho una Revolución Socialista en las propias narices de los Estados Unidos!» El líder solicita en el histórico acto jurar defender «la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes» xv . Y el pueblo reunido en impresionante manifestación responde afirmativamente. En la ya histórica esquina del Vedado habanero, que conforman las calles 12 y 23, se levantan miles de fusiles en simbólica demostración del voto popular.

En Varadero, en el parque de las Ocho Mil taquillas -instalación hecha por la Revolución para facilitar el disfrute popular de la famosa playa-, está concentrado el contingente de alfabetizadores. Los brigadistas y maestros escuchan las declaraciones del Comandante en Jefe, y repiten simultáneamente el grito de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! Y juran defender la Revolución Socialista.

Fidel ordena al finalizar el acto el «Estado de Alerta». Las orientaciones del jefe de la Revolución son precisas. Junto al logro de la máxima preparación para el inminente combate, a la intensificación de las medidas de neutralización de la contrarrevolución interna, se ordena: «A los obreros, campesinos e intelectuales, a todo el pueblo trabajador, mantenerse en sus puestos y redoblar sus esfuerzos por la producción y la enseñanza» xvi .

Durante el día 16 y aún el propio 17, continuaron arribando al campamento de Varadero otros contingentes de brigadistas procedentes del centro y el oriente del país. Sus historias cuentan que conocieron los hechos, entre parada y parada del tren que los conducía hacia el balneario. Como sus compañeros habaneros, su respuesta unánime fue la de continuar hacia Varadero.

Ya en la playa matancera un grupo de estudiantes de bachillerato de Holguín, recién llegados el 17, se propuso llegar a Girón para incorporarse a la batalla. Todos pertenecían a las milicias en su región, y se sabían relativamente cerca de los combates. Con la experiencia de infantería que poseían -se sentían «graduados» de combatientes después de vencer la caminata de 62 kilómetros que por entonces hacían los milicianos- pensaban marchar hasta la Ciénaga xvii , pero el ímpetu de los jóvenes cedió frente a la serena persuasión de los responsables del campamento, que por demás les leyeron la Orden emitida por el Comandante en Jefe: » Cada cubano debe ocupar el puesto que le corresponda en las unidades militares y centros de trabajo sin interrumpir la producción, ni la campaña de alfabetización, ni una sola obra revolucionaria» xviii .

En los escenario de la Batalla

En Girón, Mariano Mustelier, jefe de la milicia en el lugar, estaba de recorrido por la costa la noche del 17. Le acompañaba Valerio Rodríguez, un alfabetizador de 13 años de edad. El miliciano distingue una luz roja que no cesaba de pestañar. Mariano pensó que se trataba de un barco que iba rumbo a Cienfuegos y se había extraviado dentro de la bahía. Montó en un jeep y se dirigió rumbo al este, para auxiliar a la que creía embarcación en riesgo. El alfabetizador, saltó rápidamente al vehículo.

El parpadeo de la luz roja procedía de los equipos de luces que estaban colocando los hombres ranas que aseguraban el desembarco mercenario. Cuando el jeep enfocó la costa el jefe del grupo mercenario decidió disparar directamente contra el vehículo. Aquellos fueron los primeros disparos realizados por la fuerza invasora en Bahía de Cochinos. Quien disparó fue el estadounidense agente de la CIA Grayston Lynchxix.

Los faroles del jeep saltaron por los aires y algunos fragmentos hirieron a sedal en un ojo a Valerio Rodríguez. Simbólica paradoja. Los primeros disparos efectuados en la invasión que se proponía liquidar la Revolución Cubana, habían sido efectuados por un oficial norteamericano; y el primer herido era un alfabetizador de las brigadas pilotos, que se encontraba allí enseñando a leer y escribir a los carboneros del lugarxx.

Mientas en Girón Lynch disparaba contra Mustelier y Valerio; en Playa Larga, las primeras balas milicianas que rechazaron el desembarco mercenario, salieron de la ametralladora BZ del miliciano Ramón González, servida por tres brigadistas. Ellos ocasionaron las primeras cuatro bajas a los mercenariosxxi.

La presencia de los alfabetizadores desde los primeros momentos del enfrentamiento no fue un hecho fortuito. Cuando los mercenarios llegaron a la Ciénaga de Zapata trabajaban allí desde febrero, 30 alfabetizadores, integrantes de las brigadas pilotoxxii. El 13 de abril la prensa se hacía eco de la voluntad de los alfabetizadores y analfabetos de la Ciénaga de Zapata, de erradicar el analfabetismoxxiii. Cuando cuatro días después esa disposición se vuelca a la resistencia y el rechazo frente a los agresores. Junto a la población cienaguera los jóvenes alfabetizadores sufrieron los embates de la aviación y la artillería mercenaria. La mayoría logra ser evacuada hasta las líneas donde se encuentran las fuerzas revolucionarias, otros evaden a los mercenarios protegiéndose en la conocida profundidad del pantano.

La historia de quienes fueron apresados por los mercenarios resulta una irrefutable prueba de la entereza moral de aquellos jóvenesxxiv. El testimonio de Patria Silva Trujillo, brigadista de 19 años, compañera de Valerio, es impactante: Patria Silva cuando se percata de la invasión, trata de movilizar a los pobladores para evacuarlos, pero ya los mercenarios habían tomado el batey. Ella, la maestra de la escuela rural y otros pobladores son hechos prisioneros. El rechazo de la joven hacia sus captores la hace centro de presiones psicológicas, tratan los apátridas de doblegar a la joven mujer y cuando no lo logran la acusan de ser una «comunista fanática». En su huida los mercenarios intentarían tomarla como rehén.

Entrevistada cuatro décadas después, Patria Silva se reafirmaba en «el orgullo de haber participado en la gesta de Girón y combatido sin armas, solo con mis ideas. Eso fue hermoso, aún cuando me dejó para siempre profundas secuelas psíquicas. La Campaña la pude hacer hasta junio porque caí en schok y este degeneró en neurosis traumática. Estuve hospitalizada varios meses. Incluso, yo fui una de las testimoniantes cuando el proceso de la Demanda del pueblo de Cuba al gobierno de Estados Unidos por daños humanos«xxv.

Combatientes y pobladores cuentan la preocupación de Fidel por conocer la suerte de cada uno de los jóvenes brigadistas destacados en la Ciénaga. No descansó hasta que tuvo información de cada uno.

En Girón al decidirse el destino de la Revolución Cubana, se decidió también el triunfo de la Campaña. » Uno de los grandes méritos de aquel año – afirmaría después Fidel Castro – fue el haber mantenido la Campaña de Alfabetización en medio de la invasión de Girón» xxvi .

Estudio, trabajo y fusil

En un pizarrón utilizado en Playa Girón se podía leer en esos días: «Estudio, Trabajo y Fusil». La consigna hecha realidad ante el ataque armado imperialista, escrita por un anónimo alumno, quizá por uno de los milicianos que hasta allí llegaron barriendo a los invasores, testimonió durante años a los visitantes del Museo Nacional de la Alfabetización, esa peculiar, sensitiva y épica, relación entre educación, defensa y patriotismo que desencadenó la Revolución Cubana.

Al declarar públicamente el carácter socialista de la Revolución, Fidel y la dirección revolucionaria, realizaron un acto pedagógico de trascendental importancia. Antes de ir al combate, se esclarece al pueblo lo que había sido un fin, que de proclamarse antes del momento exacto, hubiera levantado serios obstáculos. La eticidad martiana de Fidel es el sustrato de esta decisión xxvii , que sin dudas fue seriamente evaluada. La honestidad, la ejemplaridad, el valor personal y la audacia que dibujan el liderazgo del líder de la Revolución Cubana, ratifican su singular aporte a los acontecimientos. El 16 de abril de 1961 fue el momento exacto para dar una sacudida definitiva al anticomunismo en el seno de la sociedad civil cubana.

Las 65 horas de combate para vencer a los invasores y la movilización militar nacional que las acompaña, expresan el acto más dramático y decisivo, del conjunto de batallas de clase que caracterizan el escenario histórico cubano en abril de 1961. Girón fue en tanto victoria militar, el triunfo político del socialismo. Este hecho sustantivo que marca a nivel cultural e ideológico el curso de los acontecimientos futuros en todo el país, se multiplica en una trascendente batalla por la educación y la cultura, por la conquista de la hegemonía ideológico cultural socialista.

La coincidencia de la declaración del carácter socialista de la Revolución y de la batalla de Girón, con el momento más importante de la Campaña de Alfabetización, cuando se preparaban para partir hacia todos los rincones del país los jóvenes componentes del ejército alfabetizador, en plena manifestación de la liberación de la espiritualidad y la solidaridad de los humildes; dotará el naciente socialismo cubano de una praxis humanista de sólida implantación.

Después de Girón, la alfabetización se convirtió en una batalla moral, política e ideológica decisiva para el triunfo de la alternativa socialista. El próximo 22 de diciembre, día del triunfo de la Campaña Nacional de Alfabetización, estaremos justo en el momento que marcan los 50 años de aquella proeza educacional. A tan crucial tema dedicaré una próxima entrega.

En tanto asumo la historia en su pertinencia para la construcción prospectiva, me interesa proponer cinco puntos de análisis, con el propósito de adelantan un debate que no puede esperar por la magna efeméride de diciembre:

UNO: El movimiento educacional de masas realmente existente en los primeros años de la Revolución, desbordaba las posibilidades de una institución gubernamental, y reclamaba y construía para sí su propio protagonismo. En tal coyuntura las instituciones estatales, el Ministerio de Educación en particular, cumplió de manera acertada la tarea organizacional, científico sistematizadora y facilitadora, que demandaban la sociedad civil revolucionaria, las organizaciones y asociaciones, las familias y los múltiples sujetos colectivos e individuales de la Cuba de aquellos años.

DOS: La base del movimiento educacional de masas, estuvo en el amplio movimiento nacional de reafirmaron patriótica que se conformó desde la sociedad civil, al calor de la insurrección armada, la huelga general revolucionaria de enero y el triunfo revolucionario, que se convirtió bajo la pedagogía revolucionaria de Fidel Castro y la acción cohesionadora del Ejército Rebelde-, en un sujeto colectivo, fuente de poder real y de iniciativa histórica. Movimientos como este, al decir de Carlos Marx, constituyen el fundamento de toda la historiaxxviii. En ellos está la fuerza de sobrevivencia y reproducción de las revoluciones socialistas.

El liderazgo estratégico de la Revolución se forjó inserto en esta realidad, aprendió, estudió y construyó las alternativas y decisiones de victoria, en medio de tal explosión de pueblo, en la articulación de la unidad ideológica y organizacional, concitando los disímiles protagonismos, con el trabajo de movilización y persuasión de base en las organizaciones y asociaciones, con los hombres y mujeres de pueblo, en diálogo permanente con la juventud, en asambleas-declaraciones multitudinarias. Así nació en aquellos días decisorios de abril 1961 el actual Partido Comunista de Cuba.

TRES: Destacar el papel de la personalidad histórica de Fidel en los acontecimientos escolares y en la alfabetización, fundamenta la validez de considerarlo un pedagogo de la Revolución, como certeramente lo catalogara Paulo Freirexxix. Con tal definición no solo se refería el ilustre filósofo brasileño a los aportes que le reconocía al líder cubano en el campo propiamente educacional. Estaba presente la comprensión de la concepción gramscianaxxx sobre el rol de la educación como aparato de construcción de hegemonía en el seno de la sociedad civil, la certera idea del teórico marxista italiano, sobre la consideración del carácter de relación eminentemente pedagógica, que asume la lucha de clases en el campo ideológico cultural. Esta concepción matriz que hizo praxis de éxito el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, resulta uno de sus más imperecederos legados.

CUATRO: Mientras exista el imperialismo y gobiernos genocidas en los Estados Unidos, la dialéctica de la Revolución Cubana pasa por una constante atención a la defensa armada. Las finalidades de la Revolución se inscriben en tareas tan dignificadoras como lo fue la propia alfabetización. La existencia de unas potentes Fuerzas Armadas y la preparación militar de todos los patriotas cubanos en tanto, constituye un medio fundamental para defender y llevar a feliz término esos fines humanistas. Y la educación y la cultura necesariamente serán tareas de paz, con una insoslayable misión defensiva.

La elevación del trabajo educacional al plano de la lucha por la defensa de la Revolución, no pasa solo por la voluntad de unos u otros dirigentes revolucionarios, trasciende la posibilidad de ministerios e institutos gubernamentales. Se pelea y articula en la construcción y el desarrollo ascendente, de un sólido y masivo movimiento educacional de masas. Esta verdad histórica nunca se nos puede olvidar.

CINCO: La prioridad política con que aparece la Campaña Nacional de Alfabetización en la estrategia revolucionaria cubana, sin lugar a dudas, precisó en los albores del proyecto socialista, lo que Fidel Castro Ruz y Ernesto Che Guevara definirían como posición principista de la dirección revolucionaria del país, frente a los criterios prevalecientes en el socialismo europeo que les fue contemporáneo: Crear riquezas con la conciencia y no conciencia con la riqueza. Y esta idea medular es hoy vital al empeñarnos en construir un inédito modelo económico y trabajar por la sobrevivencia y el desarrollo del socialismo, en medio de un mundo en peligro de extinción, donde es hegemónica la filosofía del tener sobre la del ser, donde el más vulgar de los materialismos – el del consumismo y el neofascismo-, pretende completar la enajenación del capital, con la muerte del ser consciente.

Notas

i Conrado Benítez García fue asesinado junto al campesino Heleodoro Rodríguez Linares. Ver: Revolución, La Habana, 24 de enero de 1961, p 1 – 2; Pedro Etcheverry Vázquez y Santiago Gutiérez Oceguera. Bandidismo. Derrota de la CIA en Cuba, Editorial Capitán San Lis, La Habana, 2008, p 118-119

ii Fidel Castro Ruz, «Saluda el Dr. Fidel Castro a los maestros voluntarios y rinde tributo a un mártir», Obra Revolucionaria, no. 5, Imprenta Nacional de Cuba, La Habana, 1961, p 34.

iii Olga Montalván: De Conrado a Manuel. Ediciones Unión. La Habana, 1994, p 19; Pedro Etcheverry Vázquez y Santiago Gutiérez Oceguera: Ob. cit, p 131.

iv«Grave denuncia de los estudiantes de Belén, Hoy, La Habana, 2 de marzo de 1961; «Con Cristo y la Revolución gritan alumnos de La Salle», Revolución, La Habana, 12 de abril de 1961

v Partieron hacia toda la isla 300 jóvenes alfabetizadores», Revolución, La Habana, 1 de marzo de1961, p 6

vi Armando Hart Dávalos, Ministro de Educación: Sobre el año de la educación, Ob. cit., p. 17

vii Ver: Rolando Buenavilla Recio: José Martí, educador social, IPLAC – UNESCO, La Habana, 1997.

viii Felipe de J. Pérez Cruz: Fidel Castro: Educación y Campaña de Alfabetización en Cuba; Revista Honda, La Habana, No. 16 del 2006, p 11; Portal de José Martí: http://www.josemarti.cu/files/Fidel.  

ix Fidel Castro Ruz: «Graduación del Primer Contingente de Maestros Voluntarios», Revolución, La Habana, 30 de agosto de 1960, p. 8.

x Ver: Juan Carlos Rodriguez: Girón. La batalla inevitable. La más colosal operación de la CIA contra Fidel Castro, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2010; Tomas Diez Acosta: «Frente a las amenazas agresivas Cuba preparó su defensa», XX Congreso Nacional de Historia, Unión Nacional de Historiadores, La Habana, febrero del 2011

xi Ver: Eugenio Suárez Pérez: Campaña de alfabetización cubana 1961, Bohemia, 12 de mato del 2006, http:// www.bohemia.cu/2006/12/05/.

xii Fidel Castro Ruz: Saluda el Dr. Fidel Castro a los maestros voluntarios y rinde tributo a un mártir», Obra Revolucionaria, no. 5, 25 de enero de 1961, p 36.

xiii Fidel Castro Ruz: Discurso pronunciado en el acto homenaje al Periódico R evolución , con motivo del Premio que le fuera otorgado por la Organización Internacional de Periodistas, el 25 de marzo de 1961, Obra Revolucionaria, La habana, No. 11, 26 de marzo de 1961, p 16

xiv Fidel Castro Ruz: «Conferencia en el ciclo de la Universidad Popular Educación y Revolución», La Habana, 9 de abril de 1961, Obra Revolucionaria, La Habana, no. 19, 1961.

xv Fidel Castro Ruz: «Discurso de Fidel Castro tras el sepelio de las víctimas del bombardeo a la Habana». Obra Revolucionaria, no 15, La Habana. 16 de abril de 1961 p 28.

xvi Fidel Castro Ruz: «Declaración de Estado de Alerta», Revolución, La Habana, 17 de abril de 1961, p. 1.

xvii Brigadista Conrado Benítez, Elio Cordero Roja. Testimonio al autor. Abril del 2011.

xviii Ident. Ant.

xix Ver: Peter Wyden: Bay of Pigs. The Untold History , Simon and Schuster, New York, 1979

xx Juan Carlos Rodríguez: Ob. cit, p 275.

xxi Miguel Ángel Sánchez: Girón no fue solo en abril, Editorial Orbe, La Habana, 1979. p 111

xxii «Alfabetización en la Ciénaga de Zapata», Revolución, La Habana, 18 de febrero de1961, p 3.

xxiii «Erradicarán en la Ciénaga de Zapata el analfabetismo», Revolución, La Habana, 13 de abril de 1961, p 13

Ver: Yo fui prisionero de los mercenarios, dice alfabetizador», Bohemia, La Habana, 30 de abril de 1961, p. 58 y 75.

xxiv «Yo fui prisionero de los mercenarios, dice alfabetizador», Bohemia, La Habana, 30 de abril de 1961, ps. 58 y 75;

xxv Iraida Calzadilla Rodríguez: «Solo tenía como arma mis ideas», Campaña de Alfabetización: Aniversario 40, http://www.granma.cubaweb.cu/index.ht

xxvi Fidel Castro Ruz. «Discurso en la clausura del VII Congreso del Sindicato de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte. Granma. La Habana. 24 de diciembre de 1997 p 4

xxvii «…hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin». Ver: A Manuel Mercado, 18 de 1895, en José Martí: Obras Completas, Ob cit, Tomo IV, p 168.

xxviii Carlos Marx y Federico Engels: Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1976, t I, p 39

xxix Freire, Paulo, Esther Pérez y Fernando Martínez: (1997): Diálogos con Paulo Freire, Colección de Educación Popular, Editorial Caminos, La Habana, p. 14.

xxx Ver: Antonio Gramsci: «Pedagogía y política», en Textos de Antonio Gramsci . La alternativa Pedagógica, Editorial Fontamara, Barcelona, 1981.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.