Fue un dislate la contestación que dio un concejal de Unión del Pueblo Navarro a Armando Cuenca, edil de Aranzadi, sobre la propuesta de ampliar el carril bici en Iruñea/Pamplona. Así fue esa intervención en el pleno municipal: «Mire, señor Cuenca, las utopías, ésas que a usted le gustan tanto, ¿sabe a qué han conducido? […]
Fue un dislate la contestación que dio un concejal de Unión del Pueblo Navarro a Armando Cuenca, edil de Aranzadi, sobre la propuesta de ampliar el carril bici en Iruñea/Pamplona.
Así fue esa intervención en el pleno municipal: «Mire, señor Cuenca, las utopías, ésas que a usted le gustan tanto, ¿sabe a qué han conducido? A la URSS, a la Unión Soviética, a Siberia, a los campos de concentración, a 20 millones de muertos. Sí, sí, sus utopías, sí, las suyas: a eso conduce la utopía. Luego llegan los talibanes y todas esas utopías las convierten en férreas realidades. Y claro, construyen la URSS, construyen Corea del Norte, que supongo que le encantará, uno de los países más auténticamente comunistas que existen -con ese ‘Chimpón Chi’ o como se llame, que es el que dicta todo lo que se hace allí-, conduce a Cuba y conduce más recientemente a Venezuela, la utopía de la ultraizquierda suya: URSS, Corea, Cuba y Venezuela, lugares a los que nadie quiere ir, ni quiere estar, que han provocado millones de muertos».
Dos cosas sobre este disparate. Una: esta derecha sufre de una incultura política y de una falta de coordinación y argumentación notables. Dos: es un caso típico de fobia vesánica y clasista ante cualquier cambio, por pequeño que sea.
No obstante, puede que tanto despropósito escondiera una verdad. Quizá al introducir más bicicletas en nuestras ciudades un día empezaremos a cuestionarnos la dictadura del automóvil, su invasión acelerada, su lobby industrial, su publicidad veloz, su contaminación global, el espacio público usurpado, el tipo de urbanismo impuesto, la ausencia de un transporte colectivo eficaz y barato para quienes no pueden endeudarse con un coche y pierden millones de horas a diario porque sus vidas no importan mientras van a estudiar, a trabajar o a la consulta médica.
Quizá por una bicicleta alguien empezará a pensar en utopías, en algo en común, en algo que nos han hurtado durante décadas. Y entonces quizá alguien se acordará de aquella frase de Iván Illich que decía que el socialismo no puede venir en coche, sino con la velocidad de una bicicleta.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/culturas/32456-la-bici-comunista.html
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