La Comunidad de Madrid ha jugado con fuego y, aunque todavía no se ha quemado las manos la presidenta Aguirre, el incendio continúa en marcha tanto en el PP, donde está causando estragos, como en la propia Comunidad, en la que Aguirre debió anunciar una inmediata y decidida investigación de los que han sido primeros […]
La Comunidad de Madrid ha jugado con fuego y, aunque todavía no se ha quemado las manos la presidenta Aguirre, el incendio continúa en marcha tanto en el PP, donde está causando estragos, como en la propia Comunidad, en la que Aguirre debió anunciar una inmediata y decidida investigación de los que han sido primeros informes del espionaje y seguimiento de dirigentes del PP (publicados por el diario El País) por funcionarios que al parecer trabajan en su Comunidad. Pero ella se negó y decidió ampararse en las bromas que de todo ello hizo el ministro de Interior, Rubalcaba, sobre los personajes del TBO Mortadelo y Filemón.
Asimismo, y de manera paralela, en el arranque del escándalo madrileño está la responsabilidad de la Comunidad de Madrid en la batalla abierta, en el seno del PP, por el control de Caja Madrid. La que esconde, además de una clara ambición de poder, la que era candidatura secreta, y sospechada, de Ignacio González como posible sucesor de Miguel Blesa al frente de la Caja, lo cual causaba estupor en la dirección nacional del Partido Popular, por lo que saben y sospechan del personaje, hoy en el ojo del huracán.
A partir de ahí, las cosas se han ido enredado y han comenzado a salir los equipos de espías variados -los que seguían a Cobo, Prada y Lapuerta, y los que seguían a González y De Miguel-, con acusaciones cruzadas entre los consejeros de la Comunidad de Madrid y toda clase de intrigas entre los servicios policiales y las empresas de seguridad, a las que les ha tocado turno de análisis e investigación a partir de los supercontratos públicos, ¡la gran caja de los truenos! Como los concedidos de sospechosa manera en el Canal de Isabel II a Segurisa (similar a otros parecidos de su matriz Sagital) por parte del Gobierno de Aguirre. El contrato gordo del Canal de Isabel II que los matrimonios de Ignacio González, Pedro Antonio Martín Marín y Enrique Sánchez (el agraciado empresario de Segurisa/Sagital) se fueron a celebrar a Sudáfrica, al parecer «gratis total», por más que lo desmientan.
Ya hace tiempo que venimos avisando de todo esto y de la llamada «banda de los cuatro» -estilo Mao- de la Comunidad de Madrid, donde aparecen, por una parte, los tres tenores de Ignacio González, Pedro Antonio Martín Marín (y su familia) y el inefable directivo del Canal de Isabel II, el tal Ildefonso de Miguel, brazo derecho de González y especialmente de Martín Marín, con quien ha trabajado muchos años en distintas empresas. Y, por otra parte, está el pobre patito feo de la «banda de los cuatro», Francisco Granados, sobre el que pesan historias de celos y tensiones con González y la sospecha de autoría de los informes contra Prada, Cobo y Lapuerta, así como varias habilidades que se conocerán.
Al final, el enredo ha sido mayúsculo y, en su contraataque, la «banda de los cuatro», al tiempo de presentarse como víctimas de espionajes -«los pájaros tiran a las escopetas», asegura un dicho castizo- ha pasado al contraataque contra la cúpula nacional del PP, embistiendo a ciegas y con cualquier munición a su alcance -a través del diario El Mundo, como una réplica a El País- , primero contra Cospedal, luego contra Rajoy, y al final contra el ex tesorero del PP Lapuerta, y contra el actual tesorero, Bárcenas, lo que es tanto como lanzar desde la Comunidad de Madrid torpedos contra la línea de flotación del Partido Popular, ¡su sistema de financiación!
Los cuatro de la fama hace tiempo que debieron ser desalojados del poder de la Comunidad y de su más emblemática empresa -el Canal de Isabel II-, que además pretenden privatizar para quedársela. Pero montados en su ceguera y en su loca ambición decidieron abrir el frente de Caja Madrid para alzarse con todo el poder del cuarto banco nacional, en beneficio de I. González. Lo que, al día de hoy y visto lo ocurrido y lo que está por llegar, parece imposible. Entre otras cosas porque nos sorprendería que el PSOE mantuviera su apoyo a Aguirre en la lucha por Caja Madrid, después de todo lo ocurrido, sin que a Tomás Gómez se le subleven las bases.
Y como guinda de todo este lío, y también dentro del contraataque ciego y furioso de las huestes de Aguirre contra la dirección nacional del PP, están los informes aparecidos sobre I. González en la dirección nacional del PP en el 2006 -«cuando el río suena, agua lleva»-, y la revelación por parte de Aguirre, y de sus afines medios de comunicación -El Mundo haciendo el papel de lanzadera acusadora-, de las conversaciones privadas realizadas dentro del despacho del presidente del PP, Rajoy, que mencionó Aguirre sin el menor de los reparos.
Y, desde luego, la gran contradicción: ¿por qué Aguirre y González no han denunciado, ante jueces, fiscales y medios de comunicación, los famosos dossiers e investigaciones del vicepresidente de la Comunidad de Madrid en el 2006? El último ataque de encargo a El Mundo, con un pretendido caso menor de tráfico de influencias, en el que se ocultaba que el secretario general de la Puerta del Sol, el tal Borja Sarasola, es el yerno de ¡Pedro Antonio Martín Marín!, al final, ha abierto -como un bumerán contra «la banda de los cuatro», cuando pretendía ser un obús contra el tesorero del PP, Luis Bárcenas- la caja de los truenos de las contrataciones que se han hecho en los últimos años en la Comunidad de Madrid.
Y cabe esperar que El Mundo solicite de inmediato -así como el PSOE e IU en la Asamblea de Madrid- todas las contrataciones relativas a todos los medios de comunicación que se han beneficiado de los Presupuestos de la Comunidad de Madrid por distintas vías, y hasta sumas gigantescas y en muchos casos escandalosas por desproporcionadas, a través de: los avales (Aval Madrid), ayudas indirectas a empresas, la publicidad, discriminada y desproporcionada a favor de los suyos, las promociones, vídeos de regalo, las licencias audiovisuales -que han sido suspendidas por el Tribunal Superior de Madrid-, y las contrataciones de películas y de productoras en Telemadrid.
Luego está el gran capítulo de la obra pública, los servicios de seguridad, limpieza, mantenimiento, del Metro y el famoso Canal de Isabel II (donde trabaja una hija de ¡Pedro Antonio Martín Marín!), que es el centro de no pocas intrigas y toda clase de sospechas. Tanto aquí en Madrid, como en América Latina -con su sociedad de Canal Extensia-, y de ahí los recientes seguimientos a González en Colombia, donde alguien esperaba encontrar mucho más que fotos, y puede que algo haya encontrado, como pronto se sabrá.
Total, que hemos pasado de los espías a los dossiers, y de éstos a la gran caja de los truenos de las contrataciones públicas de Aguirre, gracias a la extraordinaria colaboración de El Mundo, que sigue alineado en todo esto -como lo dijimos en su día, y nos lo copiaron- del lado de Nixon, o de «los hombres de la presidenta». Con lo que ya tenemos culebrón inagotable de la Comunidad de Madrid. Sin olvidar la lucha por la sucesión de Rajoy, la caza de Caja Madrid y los tremendos destrozos que todo está causando en el seno del PP, en vísperas electorales y en plena crisis económica nacional.