Desde hace años asistimos a la creación de grupos de vecinos contra la instalación de lugares de culto musulmanes. Son conocidos los casos de Premià de Mar, Reus, Almería, Santa Coloma, Murcia, Sevilla… En la mayoría de estos casos los ayuntamientos han acabado cediendo a las presiones y los musulmanes se han quedado sin mezquitas. […]
Desde hace años asistimos a la creación de grupos de vecinos contra la instalación de lugares de culto musulmanes. Son conocidos los casos de Premià de Mar, Reus, Almería, Santa Coloma, Murcia, Sevilla… En la mayoría de estos casos los ayuntamientos han acabado cediendo a las presiones y los musulmanes se han quedado sin mezquitas. En el mejor de los casos las mezquitas se han visto relegadas a zonas industriales alejadas de la vida cotidiana de los fieles, y esto en una religión que establece cinco oraciones diarias, entre el alba y el ocaso.
Todo esto es suficientemente grave como para que las autoridades intervengan, para que todos los sectores que consideren la libertad religiosa como un bien se posicionen. Son necesarias medidas firmes para acabar con esta lacra, con la impunidad con la que actúan plataformas de vecinos que se apoyan en ideas abiertamente xenófobas. La libertad religiosa está siendo vulnerada de forma manifiesta, con el empujando a un sector de la población a una situación de marginalidad.
Existe sin embargo una diferencia sustancial entre todos estos casos y el que ahora nos ocupa. La recogida de firmas organizada por el PP contra la mezquita de Badalona es de una gravedad extrema. Esta es la primera vez que una fuerza política con representación parlamentaria respalda activamente esta clase de campañas, en las cuales la islamofobia es un elemento dominante.
Los argumentos ofrecidos por el Partido Popular de Badalona son meras excusas. Según afirman, están a favor de la libertad religiosa, pero no de la cesión de espacios públicos para la construcción de templos. Esto es una falacia. El ordenamiento jurídico actual prevé que los planes urbanísticos municipales reserven zonas para equipamientos religiosos, y esta es una práctica habitual en los ayuntamientos, incluidos los del PP.
La hipocresía del PP en este punto salta a la vista. Hace seis meses el Ayuntamiento de Seseña, a petición del PP, ha decidido regalar una parcela de 17.639 m² al Arzobispado de Toledo, para la construcción de un complejo parroquial con templo, casas para sacerdotes, salones parroquiales, etc. Este no es un caso aislado. Hace pocos años fue cedido un terreno del mismo barrio de Montigalà para la construcción de una parroquia, sin protestas ni recogidas de firmas del PP. Se invoca el laicismo solo cuando se trata de vulnerar los derechos de los musulmanes.
La comunidad musulmana de Badalona requiere de una mezquita en condiciones. En los últimos años hemos visto como se cerraban dos lugares de culto. Desde el Ayuntamiento se alega la falta de permisos o de condiciones de seguridad. No queremos entrar ahora en estos casos. Lo que si podemos afirmar es que el Ayuntamiento que cerró esos lugares de culto tiene la obligación de buscar alternativas. Los musulmanes de Badalona llevan ya años en esta situación límite, y en el momento en el cual se perfilaba una solución, el PP ha puesto la estocada.
Es evidente que al PP no le importa lo más mínimo que los musulmanes de Badalona no tengan un sitio para celebrar sus oraciones colectivas. Y debería importarle. El PP, como el resto de las fuerzas políticas presentes en el Ayuntamiento, debería preocuparse por hallar una solución viable a esta situación de vulneración de la libertad religiosa. Pero lo que ha hecho es justo lo contrario: tratar de boicotear una solución pactada por el equipo de gobierno, con fines electoralistas.
Creemos que es un deber cívico de los políticos y de la gente de bien en general el favorecer la convivencia, limar asperezas entre los distintos colectivos, y colaborar en la búsqueda de soluciones razonadas. Un partido que aspira a gobernar no puede hacerlo apoyándose en la demonización de todo un colectivo. Esto significa el suicidio de la democracia.
La gravedad de lo sucedido en Badalona no puede ser pasada por alto. Una recogida de firmas de estas características tiene un efecto corrosivo. Favorece el clima de fractura social y enfrentamiento ciudadano. El eslogan utilizado («No a la construcción de una mezquita en terreno público»), contiene un llamamiento a la discriminación por motivos religiosos. ¿Se imaginan al PP haciendo campaña con el lema «No a la construcción de una Iglesia en terreno público»?
Parece que ahora a los musulmanes no nos queda ni tan siquiera la posibilidad de realizar nuestras oraciones en polígonos industriales. Incluso esta solución, que ya es el colmo de la desintegración social, es tratada como una ‘concesión a los moros’. En todo esto no solo los que gritan, sino también los que callan son culpables. ¿Dónde están todos esos políticos que nos venden la idea de una Cataluña plural y tolerante? ¿Dónde están nuestros líderes del diálogo interreligioso? ¿Dónde están las asociaciones de cristianos de base? ¿Cuál es la posición del Arzobispo de Barcelona? ¿Dónde están las ONG anti-racismo? ¿Qué tienen que decir, unos y otros, al respecto?
La falta de cultura democrática en España es desoladora. Es extremadamente grave el hecho de que un partido democrático haga campaña contra el ejercicio de un derecho fundamental de un colectivo religioso, utilizando la islamofobia latente en nuestra sociedad para ganar votos. Esto, en Europa, sólo lo hacen los partidos de extrema derecha.
* Abdennur Prado es Presidente de la Junta Islámica Catalana
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