El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha vuelto a actuar de forma irresponsable al permitir que la central siguiera funcionando con un fallo grave en un elemento vital para la seguridad, demostrando así que no ha aprendido las lecciones del suceso de Vandellós-2. La central nuclear de Zorita no debería volver a arrancar tras el […]
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha vuelto a actuar de forma irresponsable al permitir que la central siguiera funcionando con un fallo grave en un elemento vital para la seguridad, demostrando así que no ha aprendido las lecciones del suceso de Vandellós-2.
El fallo de la bomba principal provocó la liberación de cierta cantidad de vapor de agua radiactiva del circuito primario, lo que provocó un situación de alarma en la central y en el CSN. Alarma lógica pues la pérdida de agua del circuito primario puede llevar a un accidente LOCA (Accidente por Pérdida de Refrigerante, en sus siglas inglesas), el más grave en una central nuclear, escenario de accidente que en Zorita es especialmente grave, dado que esta central sólo dispone de un generador de vapor (central de un sólo lazo).
Ante esa situación, Unión Fenosa decidió bajar la potencia del reactor, en lugar de parar la central nuclear y resolver el problema. Al bajar la potencia, la fuga de agua del primario cesó, y entonces, todavía sin conocer la causa del problema, el titular, de acuerdo con el CSN, decidió asumir que el problema se había solucionado «mágicamente» y decidió volver a subir la potencia. El sábado se volvió a ver que el problema permanecía y, dada la gravedad del problema, se paró la central.
«Este nuevo fallo demuestra dos cosas. Por un lado, el precario estado de la central nuclear de Zorita y su peligroso funcionamiento y, por otro, la irresponsable actitud del CSN, que ha permitido que la central siguiera funcionando con un grave fallo en un sistema vital para la seguridad», ha declarado Carlos Bravo, portavoz de la campaña antinuclear de Greenpeace.
Greenpeace critica la actitud del CSN, que parece no haber aprendido las lecciones del grave suceso de Vandellós-2, donde su negligencia quedó en evidencia, al actuar de nuevo de forma no conservadora desde el punto de vista de la seguridad, permitiendo que la Zorita siguiera funcionando con un problema grave en la bomba principal del primario sin conocer la causa del problema.
Para Greenpeace, ni el CSN ni el titular de la central pueden aceptar que un problema tan grave como una fuga en un componente vital para la seguridad, y más en el caso de Zorita, como es la bomba principal del primario, se soluciona sólo de forma «mágica».
«El CSN no puede permitirse jugar con la seguridad de los ciudadanos y del medio ambiente», añadió Bravo. «Su negligencia, sumada al peligroso funcionamiento de Zorita, hacen recomendable que la central no vuelva a arrancar, y permanezca parada hasta la fecha decidida de cese de actividades».