Para las que vendrán; para Mercedes, que ya está aquí. Para las compañeros del colectivo Juan de Mairena, tan necesarias como el aire y la vida. En casa -recordeu: casa nostra és casa vostra- tenemos el recibidor y el pasillo lleno de poemas que cuelgan de las paredes. Son poemas nuestros, muy nuestros.. sin […]
Para las compañeros del colectivo Juan de Mairena, tan necesarias como el aire y la vida.
En casa -recordeu: casa nostra és casa vostra- tenemos el recibidor y el pasillo lleno de poemas que cuelgan de las paredes. Son poemas nuestros, muy nuestros.. sin ser nuestros propiamente. Con mucho color violeta y bastante rojo.
Mi compañera-esposa tiene uno en la cocina que parece que sea tan sólo de y para ella. Y no lo es, en absoluto. Lo lee cada día veinte veces. Para darse ánimos, dice, en las tareas domésticas, como si fueran asunto suyo en exclusiva. Una, servidora, también cocina, ordena residuos y lava muchas paredes, ventanas y platos (no tenemos lavaplatos, no es ecológico digan lo que digan). El poema es de Brecht que ya sé que era un hombrecito no siempre acertado en asuntos sentimentales.
Es la «Loa a la dialéctica». Seguro que ya lo han adivinado. Tenemos dos versiones de dos maestros germanistas. Una, la más antigua, es de Vicente Romano; la segunda es de Antoni Domènech.
En la loa brechtiana me inspiro. Para todas vosotras (y para vosotros, que en esto también contáis):
Si estás cansada, descansa, levántate cuando puedas y sal a la calle.
Si no sabes qué decir, no te apures; ya saldrá, ya sabrás qué decir en su momento.
Si has perdido la confianza, recupérala, no es tiempo de pesimismo.
Si estás pesimista, piensa en el esperancismo.. y practícalo.
Si te sientes traicionada, olvídate de traiciones y de vanas esperanzas. ¡No merecen ni un segundo que pienses en ello!
Si te llaman, llama; si no te llaman, llama también. Hay que comunicarse como dicen ahora. Hay que hacer y construir comunidad.
Si te sientes una, no eres sólo una, eres todas también.
Si no te entienden, haz, intenta que te entiendan.
Si te sientes poco querida, tienes que saber que hay millones que están cerca tuyo y que te quieren.
Si piensas que a estas alturas tanto da todo, no todo da igual. Lo sabes bien.
Si piensas que tus, que nuestros ideales son absurdos, recuerda que lo absurdo son los cálculos de poder, insolidaridad y egoísmo… y patada para adelante.
Si ves que todo vale, tú sabes -porque nosotras lo sabemos y sentimos- que no todo vale.
Si estás deprimida, entiéndete y cuídate. Tienes motivos.
Si te sientes poco cuidada, yo te cuidaré.
Si estás aquí de todo esto, pasa pantalla como ellos dicen.
Si te sientes nerviosa, intranquila, intenta serenarte. En tu cabeza -y en tu alma- suena «Pequeño vals vienés». Cohen, Silvia Pérez, Morente y yo te lo cantamos. ¿Lo oyes?
Si no tienes fuerzas, ten mi mano y mi escasa fuerza (que es mucha junto a la tuya).
Si quieres gritar, grita, grita, grita; con respeto pero grita
Si te insultan y te llaman españolista, franquista, cutre, inculta, autoritaria, represora o fascista directamente, no insultes. Calma: piensa en él non sense, puro non sense.
Si no te dejan hablar, habla, no te calles (¿recuerdas aquel por qué no te callas?)
Si te sientes muy decepcionada, por los tuyos, no por los otros, piensa que tienes motivos para ello. Muchos motivos ¡No tiene perdón! Y no les perdonaremos (por decirlo mal) esta vez. No olvidaremos.
Si piensas en algunos de sus referentes y te horrorizas, tienes razón para estarlo, mucha razón.
Si te sientes ahogada, respira y abraza.
Si te abrazan, abraza, abraza y abraza
Si sientes dolor, arrójalo fuera, expúlsalo, no lo mereces.
Si pienses que son muchos, millones, nosotras somos más… aunque no importa realmente el número.
Si ves, si piensas que no hay forma, hay forma amiga, hay forma.
Si te temes lo peor, lo peor no vencerá; estás tú y nosotras para impedirlo.
Si te dicen que son malos tiempos para la lírica, recítales un poema y di que siempre son buenos tiempos para la buena gente.
Si te hablan de la vida, cántelas el «Gracias a la vida» de Violeta.
Si te hablan de mujeres cañeras y revolucionas (partidarias de nuevos estados), recuerda -ya lo sabes- que no hay mayor revolución que la ternura entre la ciudadanía y no levantar muros excluyentes de separación entre gentes cercanas y amigas. Esa «revolución», de revolución no tiene nada. Ni la palabra.
Si te dicen que se sientan maltratadas, pregunta, una y mil veces, quién ejerce ahora realmente el mal trato.
Si piensas en dejarlo todo, en marcharte, en vivir en otros tierras de fraternidad, recuerda que esta ha sido, es y será tierra de fraternidad.
Si te hablan de comportamientos antidemocráticos, ríe con fuerza y recuérdales sus acciones últimas.
Si te cantan els Segadors, déjales que finalicen. No tengas en cuenta lo de rica i plena. Canta luego la Internacional.
Si te dicen que esta es su tierra, diles que esta es también tu tierra, que la de todas.
Si te dicen que ellas aman su tierra como nadie, diles que hay falsos amores que matan y que no ayudan, y que también otras amamos esta tierra como nadie (por decirlo mal y con su lenguaje).
Y recuerda compañera, camarada, que las derrotadas de hoy, no seremos, no queremos ser las vencedoras de mañana porque nosotras no queremos vencer a nadie. Queremos simplemente lo que siempre hemos querido, que entre todas, que entre tú y yo compañera, rija lo que siempre ha regido, lo que debe seguir rigiendo: la fraternidad, la ayuda mutua, la amistad sincera y sin cálculos, la comprensión, el compañerismo (que debería ser palabra femenina), la solidaridad, la mano tendida, el apoyo a las más necesitadas.
No podrán con nosotros, no podrán.
Levántate, amiga, y recuerda: a la calle que ya es ahora de nuevo de pasearnos a cuerpo y con nuestro cuerpo. Anunciamos, seguimos anunciando, tú anuncias, algo nuevo, muy nuevo. Viene del fondo del tiempo, de siglos de lucha, resistencia y fraternidad. De una palabra tan bella como solidaridad, lo opuesto al egoísmo y a la identidad excluyente.
Un beso compañera, un beso fraterno y federalista.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.