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La conciencia alien-burguesa asentada en la intelectualidad de cátedra

Fuentes: Rebelión

Cada vez estoy más convencido de que la burguesía, nuestro enemigo de clase, para entendernos, nos ha ido ganando en nuestro campo la partida ideológica. Los intelectuales de carrera, doctores, profesores universitarios, etc, supuestamente de izquierdas o «comunistas» reconvertidos, se han unido al discurso ideológico burgués. La Universidad es un aparato ideológico dominado de forma […]

Cada vez estoy más convencido de que la burguesía, nuestro enemigo de clase, para entendernos, nos ha ido ganando en nuestro campo la partida ideológica. Los intelectuales de carrera, doctores, profesores universitarios, etc, supuestamente de izquierdas o «comunistas» reconvertidos, se han unido al discurso ideológico burgués. La Universidad es un aparato ideológico dominado de forma absoluta por el pensamiento doctrinario neoliberal, pasaron los tiempos en los que el marxismo campeaba a sus anchas por los campus universitarios, ahora la Universidad pública está contaminada del pensamiento, terminología y lenguaje burgués. Precisamente, el artículo de Pedro Chavez Giraldo (Izquierda Alternativa: ¿hay alguien ahí?, 5-05-2008), uno de muchos, ha adquirido el lenguaje academicista «moderno» para acabar pensando en burgués.

En búsqueda del sujeto del cambio sin partido comunista ni clase obrera

En el citado artículo se vuelve a analizar, por enésima vez, que la «perspectiva de cambio sistémico» (cambio revolucionario, para entendernos) se «quebró» en Europa durante la 2ª mitad del siglo XX, por la «mejora del bienestar» y «los procesos de movilidad ascendente» (utilizando terminología de la sociología weberiana y funcionalista) como causa que elevó a los trabajadores a mejores condiciones de vida, y alejó a la base social de los partidos «referentes» (partidos comunistas de masas).

Es decir, una vez más se busca una base genético-biológica (bienestar, fordismo) que justifique la legitimidad o no legitimidad de los partidos comunistas para su existencia. Nuestros compañeros de cátedra nos quieren convencer de que superando el Estado de bienestar, muerta la clase obrera «tradicional» o integrada en el sistema los partidos comunistas de masas perecen también, por lo que hay que buscar otros sujetos e instrumentos políticos. Esa tesis ya la conocemos desde mucho antes que los Negri y Hardt (Imperio, Multitud), Holloway (cambiar el mundo sin tomar el poder), Miras y Tafalla (Dilemas del comunismo, a caballo entre dos épocas…), etc, salieran a escena.

Todos sabemos que la existencia del sistema socialista en la Europa del Este, empujó al imperialismo a promocionar la política del pacto social capital/trabajo como un instrumento más (no el único) para contener el avance del movimiento obrero y comunista en la Europa Occidental años 50-70, y frenar así los procesos revolucionarios encabezados por la clase obrera, precisamente porque el imperialismo sí que tenía claro donde estaba el sujeto revolucionario. Sujeto que por el contrario para Chavez Giraldo era la base social en proceso de movilidad ascendente (aburguesada, para entendernos). Recordemos las viejas tesis tercermundistas y socialdemócratas de los 60-70 sobre el aburguesamiento de la clase obrera. ¿Nos suena de algo?.

También conocemos los intensos debates internos en los Partidos Comunistas francés, italiano y español, ya que el «referente político» (vanguardia política, para entendernos), no jugó en su momento el papel de dirección ante las situaciones revolucionarias que se dieron y que la táctica política e ideológica que se adoptó (eurocomunismo), que al final acabaría siendo una estrategia en toda regla de repliegue hacia la opción socialdemócrata, fue la dominante en tales partidos, y la causa fundamental de que la clase obrera abandonara en pleno la opción revolucionaria, o la «perspectiva de cambio sistémico», según Chavez Giraldo).

Este desenlace no fue por culpa del Estado de Bienestar ni de la movilidad ascendente, sino por la lucha de clases, ya que la crisis de 1973 la acabamos pagando la clase obrera, el capitalismo cambio de modelo de acumulación (forma de explotación y dominio político-ideológico), en España no se produjo la ruptura democrática, la posibilidad de cambio revolucionario se esfumó, no hubo una alternativa a la crisis fuera del sistema capitalista, sino veleidades azucaradas como el compromiso histórico, la solidaridad interclasista ante la crisis, etc. Esa es la causa del repliegue de la clase obrera y no su «gen» anti-revolucionario. Algunos parecen haberlo olvidado, pero otros no lo hemos hecho, ni creo que debamos hacerlo, solo así en clave clasista soltaremos lastre con las malditas hipotecas políticas «generacionales».

El legado cultural y organizativo del mayo del 68

Los intelectuales de cátedra ejemplifican el mayo del 68, mayo francés, como referente de hace 40 años, como «legado cultural y organizativo» como algo «nuevo», y se olvida que al filo de la revuelta estudiantil y los adoquines s e produjo una situación objetiva y subjetivamente revolucionaria entre mayo y junio, con 10 millones de obreros manteniendo una huelga general política, con comités de huelga y ocupaciones de fábrica, dando lugar a una dualidad de poderes que desconcertaban a los aparatos del Estado, especialmente los represivos.

Esta situación desmontó la tesis marcusiana, socialdemócrata y tercermundista de una clase obrera integrada en el capitalismo. No obstante, a esta situación no le acompañó el papel de la vanguardia política, ya que el PCF se limitó a dar una lectura económica de las luchas. Es curioso que del 68 sólo se recuerde la revuelta estudiantil, la espontaneidad, y que la crítica hacia el PCF se haga no desde la falta de iniciativa para la conquista del poder político, sino desde el revisionismo, desde los «nuevos» movimientos, desde las «nuevas» clases, etc.

En la búsqueda de los movimientos sociales ajenos al movimiento obrero, algunos han dado tantos pasos hacia atrás que ya no están ni en el siglo XXI, ni en el XX, sino en el último tramo del XIX, ¿no nos suena aquello de «el fin no es nada, el movimiento lo es todo»? (1). El revisionismo de Bernstein florece sin que nadie rechiste bajo otros «paradigmas» ideológicos y políticos (movimientos de movimientos, clase media, multitudes, precariado, la clase obrera ha muerto, etc).

Izquierda Unida, alternativa (?): ¡esperar tiempos mejores!

Siguiendo la disertación de los intelectuales de cátedra, se nos quiere vender la moto de que el electorado de izquierdas fluctúa entre el «partido socialdemócrata/reformista de referencia» y los «partidos revolucionarios o altersistémicos», y siguiendo esa lógica los mejores resultados electorales de IU son producto nada menos que ¡¡¡del desgaste del felipismo!!!, y que el crecimiento electoral de IU (1.989-96) se debe al GAL y la corrupción y no al crecimiento de la conflictividad de clase (con dos huelgas generales de por medio) ni a una politización creciente de la clase obrera.

Para Chavez Giraldo IU aparece como una «organización de nuevo tipo» capaz de arrastrar apoyo de «sectores urbanos, de elevada cualificación, niveles medios/altos de renta y público joven». ¡¡¡Vivan las clases medias???. O sea al grito de ¡los obreros se han vuelto racistas, xenófobos, antiecologistas, no votan a la izquierda!, ¡apostemos por la modernidad!, se rehabilita el espíritu pequeño burgués de mayo del 68, centrando la mirada hacia los movimientos no obreros (ecologismo, feminismo, movimiento gay, etc) como la alternativa real al capitalismo, no para mirar a la mujer obrera, la juventud obrera, la inmigración obrera, la contaminación ambiental en los barrios obreros, los problemas de movilidad obrera hacia las zonas francas, etc, sino para buscar el voto de el nuevo sujeto: la clase media. ¡Chapeau!.

Como vemos la visión no tiene nada que ver con una posición de anclaje marxista (mucho menos leninista), que parta de la base de la relación de la lucha de clases: conflicto social capital/trabajo, movilización social y voto organizado. Por eso, ¡cabe la duda!, si la izquierda no moviliza, y la derecha si lo hace, ¿estamos trabajando nuestra base social o seguimos buscando a la clase media perdida como «nuevo sujeto»?. Para Chavez Giraldo la única alternativa pasa por esperar que el zapaterismo agote su proyecto, coger el cestón recoge votos y engordar el electorado del público con niveles de renta medio alto (variante de clases medias) los cuales votaran en masa a IU y por efecto dominó arrastrarán a la juventud en general y al sector irregular de la clase obrera (precariado).

Este discurso me es conocido en otros ámbitos, por quienes piensan que cuando se retrocede en elecciones políticas y sindicales es porque el pueblo no está a la altura, no se entera, son freakys, nosotros no nos equivocamos nunca, ya comprenderán, etc. Miramos por encima del hombro como los tribunos del Cesar en el Imperio Romano o la Grecia Clásica. No, el pueblo no es tonto, somos nosotros quienes perdemos la lucha de las ideas y conflictos de clase, perdemos el contacto con las masas, perdemos su confianza, y no valen decretos doctorales de university, ni dogmas de fe, para osar atribuirnos gratuitamente su representatividad, cuando no nos siguen. El dilema es ¿tan incomprendidos o tan soberbios somos?.

El mundo mundial perdido

Para Chavez Giraldo el mundo se ha reconstruido con la globalización (mitología burguesa), la crisis del estado de bienestar, la flexibilización, liberalización, precariedad (neoliberalismo, para entenedernos) y la multiculturalización, en la que la fragmentación salarial y productiva ha provocado la fragmentación cultural y de conciencia de las multitudes (¿) que no encuentran un referente político. Nuevo sujeto sin referente político, nos dice.

Chavez Giraldo se nos lamenta de que el movimiento anti-globalización «podría haber sido una plataforma de reconstrucción programática de la izquierda social y política alternativa», que el Foro Social está en proceso de extinción, etc, y también se lamenta de que la acción política se contextualice en «claves estatal-nacionales» en vez de un «espacio global».

Ante estas lamentaciones, en primer lugar, me veo obligado a recordar que desde tiempos de Marx y Engels la clase obrera es diversa, y que los camaradas ya analizaban su diversidad. Engels en La situación de la clase obrera en Inglaterra (1.845) analizaba el componente del proletariado por sectores: industrial, extractivo, agrario, inmigrantes irlandeses, etc. Marx en El Capital también analizaba los diferentes sectores de la clase obrera (obreros cualificados, no cualificados, inmigrantes del campo, precarios, mujer y juventud obrera, trabajo infantil, etc) y las diferentes fracciones de la clase obrera del trabajo productivo ligado a la creación y reparto de la plusvalía entre los distintos capitales (obrero industrial, comercial, etc) (2). Y aún así, PASANDO POR ENCIMA DE LA DIVERSIDAD ¡¡¡siempre tuvieron claro la necesidad de construir un partido político de clase como «referente político», o vanguardia de la clase obrera!!!.

Marx investigó científicamente la plusvalía y su reparto en El Capital, y la estrategia del capital de nivelar a la baja el salario utilizando la fragmentación de la clase obrera (3), utilizando la sobreexplotación, el anti-sindicalismo y la competitividad obrera, para promover el deterioro del valor medio de la fuerza de trabajo como freno a la caída de la tasa de ganancia y la crisis del sistema (que es estructural-general, y no cíclica, no lo olvidemos). ¿Qué tienen hoy de novedoso los obreros inmigrantes, la mujer obrera ocupada en los trabajos menos remunerados y los trabajadores jóvenes con menos salario?. ¡¡¡Hace ya más de 1 siglo que bajo otras condiciones históricas y físicas ya existían!!!.

Por tanto, al proletariado sólo lo define su relación de explotación por el capital, sea fijo, sea temporal, sea cajero, almacenero, estibador, transportista o mecánico, sea de renta salarial media, o de renta salarial baja, sea de Rabat, Nueva Delhi, Brasilia o Barcelona, para entendernos. ¡Nada de precariado, pelotariado, idiotariado, clase media, clase pequeña, ni superclase!.

En segundo lugar, el Foro Social que surgió como contrario al Foro Económico de Davos, empieza a ser desplazado desde el momento en que la socialdemocracia copa la dirección y se sectariza contra lo que huela a rojo, llegando incluso a negar la presencia de Cuba en el Foro Social de Porto Alegre (para restar protagonismo anti-imperialista y comunista), y además coincide con el incremento de los encuentros de los partidos comunistas y obreros del mundo en Atenas, Lisboa, Bélgica, Minks, etc, con la recuperación del Movimiento Comunista Internacional.

Del movimiento de resistencia a la globalización y los foros sociales hay que hablar de lo que pudo haber sido y todavía no es: un movimiento internacional de resistencia al neoliberalismo, de carácter anti-imperialista, y con el socialismo como finalidad histórica.

Por el momento el frente anti-globalización es muy heterogéneo en lo social, político e ideológico. Las propuestas políticas son de carácter humanista (radicalización de la democracia y derechos mundiales de ciudadanía), adquiriendo unidad en torno a reivindicaciones concretas anti-neoliberales (soberanía alimentaria, problema de la tierra, supresión paraísos fiscales, condonación deuda externa, impuesto sobre las transacciones financieras, no a la guerra, etc), la forma de lucha es movimientista contra los foros internacionales del capitalismo, pero no es el instrumento político del sujeto revolucionario del Modo de Producción Capitalista, sino un frente unitario de lucha supra-estatal donde convergen clases, ideologías y naciones.

Al renegar de las luchas de clase en el ámbito estatal-nacional, Chavez Giraldo resucita al ultraimperialismo de Kautski, ya no quiere saber nada del carácter desigual del desarrollo capitalista bajo el imperialismo, las contradicciones centro-periferia, y que el punto de partida de cualquier proceso revolucionario de carácter universal siempre es nacional, y es ahí donde hay que iniciar el movimiento, como nos decía el camarada Antonio Gramsci: «estudiando la combinación de las fuerzas sociales nacionales que la clase internacional deberá dirigir y desarrollar según las perspectivas y directivas internacionales» (4), en clara alusión a la perspectiva internacional del proceso revolucionario de transición al comunismo iniciado por la clase obrera como clase internacional.

Esto siempre ha querido decir que el internacionalismo proletario debe aclimatarse a las formas nacionales de la lucha de clases, del movimiento obrero de cada país, sino quiere perecer. Las revoluciones socialistas habidas hasta ahora han demostrado que la revolución proletaria es y será internacional en su contenido y nacional en su forma, siendo el internacionalismo proletario el eje central que distingue a los partidos comunistas de todos los demás.

¿Toda la culpa la tiene el voto útil?

La intelectualidad de cátedra nos quiere convencer que el problema de IU es «la estrategia del voto útil», que hasta que no haya una pérdida electoral del PSOE dicha estrategia no se invertirá. Lo dicho, a esperar tiempos mejores.

Es cierto que es un error subvalorar el bipartidismo y el sistema electoral no proporcional como engendro antidemocrático del imperialismo yanqui para evitar que los comunistas ganaran las elecciones en Europa Occidental.

Pero también es un error de bulto creerse que en el retroceso electoral de IU se deba únicamente al sistema electoral bipartidista y su excremento (el voto útil), que ya existía desde las primeras elecciones en las que el PCE-PSUC e IU obtuvieron mejores resultados, ignorando de paso que existe una desconexión brutal del mensaje y la táctica política con nuestra base social que son la clase obrera y las masas populares.

La posición no sólo objetiva, sino incluso hasta honesta sería la de reconociendo una vez más que el sistema electoral D´Hont es injusto, asumir de una puñetera vez que la acción política de IU ¡¡¡no ha sido capaz de conectar con las masas trabajadoras!!!, que hemos fallado desde hace mucho tiempo en la lucha ideológica, la movilización social y la táctica política, que nuestro objetivo no inmediato no es la lucha por la «casa o causa común» sino frenar al neoliberalismo y defender los intereses de la mayoría social (clase obrera incluida), desde la izquierda, evidentemente. En este frente puede caber la socialdemocracia si abandona su opción neoliberal (tercera vía). ¿Lo ha hecho ya?.

Izquierda-derecha ¡Sí!. Dos orillas ¡NO!. ¡IU, Partido de Nuevo Tipo y nuevos sujetos sociales! (?)

Chavez Giraldo carga contra la tesis de las dos orillas como estrategia incomprensible, para manifestar que nuestro eje diferenciador pasa por estar en la izquierda frente a la derecha.

Totalmente de acuerdo con esta conclusión, pero, ¡cuidado! doctor, porque la estrategia «comprensible» dentro de la izquierda también pasa por delimitar bien el espacio físico e ideológico de quienes tanto en la izquierda socialdemócrata ¡¡¡como incluso «no socialdemócrata»!!! se colocan en el neoliberalismo, campo en el que coinciden la derecha nacionalista estatal (españolista) y la derecha nacionalista no estatal, las cuales evidentemente han votado favorablemente todas y cada una de las contrarreformas laborales en el parlamento español junto con los amigos felipistas-zapateristas y algunos sí criticos «no socialdemócratas». ¿Olvidamos también eso?.

Pero Chavez Giraldo no se desgana en «alternativas» y para animarnos nos señala a IU como «partido de nuevo tipo que se constituía como referente de nuevas contradicciones y con nuevos sujetos sociales».

¿De que nos está hablando de un Frente de Izquierdas republicano, o de un partido político constitucionalista tipo Iniciativa? ¿Nos está hablando de un movimiento político y social plural donde caben todas las sensibilidades políticas y sociales, o de un partido monolítico?. ¿Volvemos a confundir el Frente de Izquierdas con el Partido Comunista, para avanzar hacia su liquidación?. ¿Volvemos a fracturar la propuesta de Frente de Izquierdas convirtiendo a IU en un frente electoral?

No. El espíritu fundacional de IU no era construir un nuevo partido, aunque algunos que siempre han maniobrado para liquidar al partido comunista como organización, y no se hayan cansado de utilizar a IU como arma anticomunista. Están muy equivocados, hay dos opciones o se está por un proyecto de frente de izquierda real donde cabe todo el que quiera aceptar los objetivos políticos y sociales (republicanos, de izquierda, antineoliberal, etc) o se va a otro proyecto «no socialdemócrata» o «anti-capitalista», o al PSOE. Eso sería lo honesto. Aquí algunos (Curiel, Sartorius, etc) han demostrado tener más olfato que otros (Almeida, López Garrido, etc).

IU es necesaria como Frente de Izquierdas capaz de ligar los intereses de la clase obrera y las masas populares en un proyecto político (política de alianzas) con un objetivo común, ya que el propio desarrollo de la lucha de clases da lugar a la formación de dos bloques antagónicos donde la clase obrera va más allá de sus intereses económico corporativos estableciendo las alianzas necesarias en el proceso de la lucha hacia el socialismo.

¡Viva el sentido común! ¡Viva el populismo electoralista! ¡Pervertid a Gramsci otra vez!

Se nos habla gratuitamente de Gramsci, de la lucha por la hegemonía, que según Chavez Giraldo se basa en «organizar un nuevo sentido común», ¿comó?, sí ¡¡¡organizar el nuevo sentido común!!!. ¡Pobre camarada Antonio!, creo que nadie ha sido tan manipulado y vilipendiado como él.

Chavez Giraldo olvida que Gramsci precisamente oponía el buen sentido al sentido común. Pero el doctor en Ciencias Políticas va más allá del horizonte y nos invita al populismo. No se trata de elevar las masas despolitizadas a la gran política ligando las reivindicaciones concretas al cuestionamiento de la forma y el carácter del Estado, sino hacer como Mariano Rajoy y convertirnos en portavoces de los «sectores medios» golpeados por las hipotecas y la incertidumbre económica. ¡Otra vez a vueltas con la clase media!.

Para Chavez Giraldo la repolitización de lo social significa no luchar por la hegemonía del movimiento obrero, ni centrarnos en las reivindicaciones sociales y alternativas políticas al neoliberalismo provocadas por la crisis del capitalismo que afectan a otras clases, fracciones y categorías sociales (campesino, trabajador autónomo, pequeña burguesía urbana, estudiantes, intelectuales…) sino «insertarse en los nuevos recursos y alternativas», «combinar la acción reivindicativa con ese nuevo sentido común».

¿Se puede saber de que leches estamos hablando? Si el sentido común de las masas les lleva a atacar la inmigración ¿reivindicamos Schengen, para ser más «populares»?. Una cosa es conectar con las masas, y otra cosa distinta es desconectarnos de norte totalmente.

Chavez Giraldo olvida que para Gramsci el sentido común de las masas es CONSERVADOR por naturaleza, y que es necesario partir del sentido común de las masas pero para liberarlas ideológica, política y culturalmente. Es en este terreno donde adquiere importancia la labor del partido comunista, la dirección intelectual y moral de las masas, dando la lucha en el terreno del lenguaje popular, pero para convertir el sentido común conservador en buen sentido potencialmente revolucionario, para no quedarse al nivel de las masas, para elevarlas a la nueva conciencia comunista, para elevar a la clase obrera del instinto de clase a la conciencia de clase, para la construcción de un «bloque intelectual-moral que haga políticamente posible un progreso intelectual de masas y no sólo de escasos grupos intelectuales» (5).

El buen sentido, la reforma intelectual moral y la hegemonía en Gramsci

Desarrollemos con un poco de luz la posición teórica. Gramsci pretende unir ideológicamente a las masas con los intelectuales, unidad entre lo bajo y lo alto, los simples y los intelectuales. Una fuerza social revolucionaria que aspira a la hegemonía debe bajar a los simples, luchar por superar el sentido común, desbaratar el conformismo y la naturalización de la realidad existente y colocar a la nueva cultura, filosofía y ciencia a la altura de lo más alto del pensamiento mundial como concepción revolucionaria-comunista del mundo.

Para Gramsci las ideas no son un simple reflejo directo de la realidad, incluso como mera apariencia-disfraz que cae ante las masas cuando esta realidad se modifica, advirtiéndonos contra el iluminismo intelectual que pretende que el simple deterioro de las condiciones de vida y las crisis económicas puedan provocar una generalización de la conciencia revolucionaria en las masas, de ahí la prioridad de la tarea de organizar y formar a las masas, prepararlas para la revolución.

Gramsci coloca al partido comunista como el intelectual colectivo, partiendo de la base de que cada clase tiende a crear su propio grupo de intelectuales, que le da cuerpo homogéneo y conciencia en lo económico, pero también en lo político y cultural. Para Gramsci, los intelectuales no son independientes, sino orgánicos con su clase, y su planteamiento rompe la individualidad del intelectual como «hombre de letras» aparentemente neutral.

La denominada reforma moral-intelectual y la estrategia revolucionaria que Gramsci propone como medio de ejecutar la hegemonía de la clase obrera en la sociedad civil, se realiza bajo forma no espontánea sino a través de los intelectuales orgánicos que forman el partido (militantes y cuadros), como dirigentes y organizadores del partido para la clase en la que están presentes en la práctica social y política.

El Partido Comunista es el intelectual de nuevo tipo, no el especialista de temas, sino el dirigente organizador, especializado y político a la vez, donde la función de todos los miembros del partido es de dirección, formación y organización, donde los obreros que entran en el PC no lo hacen como tales (mecánicos, carpinteros, metalúrgicos, transportistas, etc.) sino como comunistas; donde el partido como organización y escuela forma a los dirigentes, los intelectuales revolucionarios de la clase obrera. Sólo de esta forma la actividad inconsciente de las masas puede transitar hacia una actividad consciente (filosofía de la praxis) por medio de la vanguardia organizada (partido comunista) que sea capaz de disputar la hegemonía intelectual y moral a la clase dominante.

Partiendo de esa realidad la organización del contra-poder a lo existente (modelo neoliberal), debe partir desde la primacía de la organización del movimiento obrero en el centro de las contradicciones anti-neoliberales, lo cual facilitará que la naturaleza conservadora del sentido común que la desorganización de los explotados encierra, retroceda frente a la respuesta organizada de los explotados y su «buen sentido». En definitiva, se trata de ligar la reforma a la revolución, politizando el movimiento obrero y elevando la actividad organizada de las masas a la política revolucionaria, a la gran política (6).

¡VIVA LA IDEOLOGÍA DE CLASE! ¡ABAJO LA BISUTERÍA! REFLEXIONES DE CLASE

1. Superar el anti-clasismo pequeño burgués

Pero no seamos tan duros con los compañeros de cátedra, ya que si el anti-clasismo vuelve a la carga es porque existe una nueva realidad-causa para semejantes disquisiciones anti-marxistas, realidad con nuevas formas donde el ciclo del capital a nivel nacional e internacional introduce fuertes cambios en la composición de las clases sociales, y ¡¡¡cómo no!!!, también de la clase obrera.

Actualmente, como efecto de la crisis general del capitalismo, estamos abocados en una aceleración de la tendencia hacia la precariedad laboral no sólo en la periferia sino también en el centro industrializado, la extensión de la superpoblación relativa analizada por Marx, que genera una bolsa de marginación (ejército de reserva), con la exclusión de millones de masas del mercado laboral legal, expropiados durante el proceso de acumulación de sus medios de vida particulares (pequeña producción agraria o artesanal) que pasan a ser sectores estables de la población que difícilmente encuentran ocupación.

Excluidos «legalmente» pero sobreexplotados realmente por el Modo de Producción Capitalista en su mercado irregular y precario, es el síntoma de la extensión de la acumulación capitalista, de una proletarización precaria de sectores de la clase obrera cuya magnitud es creciente, y que en los países centrales es más debido al reflujo de la lucha de clases, que a las innovaciones científico-técnicas.

Lo que pasa es que a veces olvidamos nuestra memoria histórica y nos hacemos trampas, ya que este proceso no es nuevo y se dió en las dos primeras revoluciones industriales en los países capitalistas más desarrollados y con la introducción de la industrialización en las colonias, aspecto que además fuera analizado por Marx y Engels hace ¡¡¡más de 100 años!!!. La introducción del capitalismo destruye y somete las bases económicas precapitalistas y potencia el desarrollo del proletariado como clase principal en nuestros días en todo el mundo de la periferia. ¿Lo tenemos claro?.

La causa de esa proletarización creciente radica en la ampliación de la explotación y opresión obrera a escala mundial de forma desigual, donde el capital no puede arrancar más plusvalía ni con el desarrollo tecnológico (trabajo muerto), ni con ratios de bienestar social y público (salario diferido e indirecto) sino a través de una explotación diferenciada DE TODA LA CLASE OBRERA.

Dicha realidad el marxismo la puede explicar perfecta y científicamente (¡¡¡volvamos a ESTUDIAR trabajo asalariado y capital y haber si aprendemos algo!!!). Sin embargo tal realidad impulsa a intelectuales renovadores de cátedra hacia análisis estratificadores donde las clases o bien son superadas o son simplemente un componente más, prevaleciendo el peso de los individuos, los tercios, la clase media, el precariado, el lumpen, etc., en la estructuración poblacional o los mundos en la división de los países (primero, segundo, tercero y hasta cuarto). En vez de hacer prevalecer los análisis de las clases, la explotación y opresión, imperialismo y neocolonialismo como objetos reales que acompaña al análisis marxista-leninista, ¿abandonamos el análisis marxista por el burgués? ¡Pues vaya rollo de lenguaje moderno y nuevo!.

Seguramente el fin de las ideologías pregonado desde el medio burgués ha cebado la mente de quienes entraron comunistas en la universidad y salieron (¿) pensando en burgués. Una cosa es conocer el pensamiento del enemigo de clase para combatirlo mejor, pero otra…

Ante esta «nueva realidad» las organizaciones políticas, aún denominándose comunistas, que han vaciado su componente obrero, han reculado su influencia en el movimiento obrero, han colocado en pie de igualdad las diversas luchas sociales (ecología, pacifismo, etc.), han acabado diluyéndose en el tradeunionismo (coordinadora de movimientos sociales) en el reformismo y el izquierdismo.

No podemos esconder que las causas que generan la existencia de movimientos sociales en la lucha por la paz, la ecología, la liberación de la mujer, la enseñanza pública y de calidad, son reflejo de la lucha de clases en su polaridad capital/trabajo, ya que es la clase obrera la que más soporta la carga de los gastos militares, la que más soporta la doble carga de trabajo como obrera, los barrios desatendidos y el declive de los servicios sociales, y el capital su máximo beneficiario económica, política y sistémicamente.

Por lo que es totalmente dañino para la estrategia comunista separar tácticamente tales luchas sociales del movimiento obrero, pues ello supone en la práctica reducir a este a la mera lucha reivindicativa y sindical por el salario y las condiciones de trabajo, entendiendo estos como los únicos elementos constitutivos y válidos para la lucha social del proletariado.

Las clases o categorías aliadas (campesinado, intelectualidad, pequeña burguesía) no aportan un modo de producción propio, y sólo son transformadoras por naturaleza en su ámbito democrático (lucha por las libertades políticas, por la liberación nacional, por la reforma agraria, los derechos sociales, etc.), fuera de tal ámbito sólo accederán al comunismo subjetivamente, dirigidas por el sujeto revolucionario en la etapa de transición, la clase obrera.

2. Tras la desintegración de la URSS la crisis general del capitalismo sigue existiendo

La derrota coyuntural de la lucha por el socialismo ha cautivado a sectores del propio campo de la izquierda, que apoyándose en la desintegración de la URSS han hecho eco del griterío burgués: ¡esta lucha la perdieron la revolución y la clase obrera! ¡ha triunfado definitivamente el capitalismo! ¡el socialismo culminó en un estrepitoso fracaso! ¡el materialismo histórico como teoría social se reveló como una falsedad!, etc.

Estas posiciones son derrotistas, y calzan bien con el discurso triunfalista del imperialismo, ¡la historia ha terminado!, ¡la humanidad ha alcanzado su cénit!, ¡éxito del capitalismo y demostración de la verdad liberal!, ¡la burguesía ha triunfado!, ¡la clase obrera ya no tiene nada que hacer!, ¡no debe luchar por cambios revolucionarios, debe creer en la democracia a secas!, ¡debe desear la libertad, debe adquirir conciencia de que los valores de la sociedad burguesa y la democracia neutral vuelven a ser inamovibles y eternos!. Amen.

¿Y qué hacemos ante la derrota, y el rodillo bíblico-ideológico? Algunos se prestan a buscar otros caminos y actores no «contaminados» de marxismo-leninismo (multitudes, clase media), impugnan las organizaciones objetivas del movimiento obrero (sindicatos de clase y partidos comunistas), recuperan la utopía del S.XIX, consideran al anarquismo como ideología moderna (anarco-comunismo), eliminan o silencian el socialismo científico, etc.

Pero los que seguimos aspirando al cambio revolucionario y al objetivo comunista, objetivamente debemos aceptar el carácter fundamental de nuestra época, que es el del tránsito del capitalismo al comunismo, de la CRISIS GENERAL DEL CAPITALISMO ¡¡¡actualidad objetiva y subjetiva de hoy a principios del Siglo XXI!!!, actualidad a partir de la revolución socialista de Octubre en Rusia, las revoluciones china, cubana, vietnamita, etc. Actualidad del sujeto revolucionario del capitalismo y sus aliados, la clase obrera y el movimiento anti-imperialista. ¡¡¡Nada de clase media o precariado!!!.

Es cierto que han habido triunfos y derrotas, eso ya lo sabemos como también sabemos que por desgracia esas derrotas pueden seguir siendo inevitables. Pasos adelante y hacia atrás, avances y retrocesos, dirigentes y partidos comunistas e izquierdas que se doblegan, se reconvierten, y dirigentes y partidos comunistas que se templan y forjan sus armas teóricas ante la adversidad. Militantes, cuadros y dirigentes que abandonan o cambian de barco y militantes, cuadros y dirigentes que los reemplazan, estadios que se consideraron superados antiguamente, y ahora que vuelven a florecer todas las utopías idiotas del amor fraterno interclasista y el hippismo inofensivo actualizado (¡haz el amor y no combatas al Estado burgués!), la vieja literatura socialista del S.XIX que Marx y Engels sometieron a crítica en el Manifiesto resucitada ¡¡¡en el siglo XXI!!! literatura que no tiene ni zorra idea del centro neurálgico de las ganancias, la explotación y las guerras, ideas ilusorias que sin embargo desde el flanco del movimiento comunista y obrero ¡¡¡Se deben de volver a combatir!!!.

Nace lo nuevo, se abre paso inexorablemente la nueva sociedad, pero ninguna lucha, ninguna construcción social se realiza en línea recta y pura, como tampoco la vieja sociedad capitalista se extingue de forma recta y sin resistencias. No ha existido, ni existirá una revolución pura, sin esfuerzos, sin luchas, sin rodeos, sin retrocesos, aquel que piense en eso será devorado por el pensamiento desiderativo de la generación fustrada y fustrante de no ver materializado el sueño de los justos. En oposición a ese pensamiento claudicante y derrotista, buscador arqueológico de «nuevos sujetos», nosotros no debemos renunciar ni olvidar de lo que somos y lo que perseguimos. Somos comunistas, luchamos por el socialismo y partimos de la lucha de clases concreta de hoy, con el movimiento obrero y la izquierda de hoy, nos guste o no lo que hay.

Precisamente hoy estamos en esa etapa histórica complicada, preñada de confusión ideológica por la hegemonía neoliberal. Sin embargo, y a pesar de todo, la lucha de clases se extiende con vigor en la última década, manifestaciones contra la guerra en EE.UU, resurgir de la guerrilla en Chiapas y Colombia, movimientos campesinos insurgentes en Brasil, Bolivia y Ecuador, proceso transformador en Venezuela, gobiernos anti-imperialistas salidos de las luchas y las urnas en Ecuador y Bolivia, resurgir de las luchas obreras en Europa y Asia Pacífico, revitalización de los comunistas en el este de Europa, resurgimiento del movimiento comunista internacional, auge del movimiento de resistencia a la globalización capitalista, relanzamiento de las relaciones económicas entre la periferia al margen del imperialismo (Brasil-India-China-Venezuela-Bielorrusia…), etc.

Muy a pesar del Pensamiento Único y del guante lanzado por Fukuyama (el fin de la historia), hoy existe una abultadísima praxis material para resituar desde el marxismo-leninismo la etapa de transición a una sociedad nueva, comunista, como posible y necesaria, resituando los sujetos revolucionarios, las vanguardias, las formas de lucha, los mecanismos de poder, etc. Sometiendo a crítica y aprendizaje nuestra propia historia, crítica que sin renunciar a la teoría, nos sirva para aprender de la práctica siendo capaces de dirigir nuestra actividad. Reintentando lo que los camaradas Lenin, Gramsci, Dimitrov, Castro y Ho Chi Min, nos mostraron ante situaciones historico-concretas diferentes, no agarrándose nunca a dogmas ni a revisionismos, sino contribuyendo a enriquecer la teoría revolucionaria sin renegar de la clase objetivamente revolucionaria.

3. La esencia de las últimas crisis

Las últimas crisis, 1.951-52, 1.973, 1.992-93, y 2.007-08, aparentemente cíclicas, son crisis de carácter estructural y general en el ámbito de la lucha de clases. Ya Marx nos advirtió en El Capital que la tendencia general del modo de producción capitalista es la crisis general, cuya causa es la contradicción entre el carácter social de la producción y la apropiación privada capitalista, y su motor su ley económica fundamental el exceso relativo de la acumulación de capital, la tendencia decreciente de tasa de ganancias.

Es esa tendencia decreciente, la que empuja a la oligarquía financiera (fracción dominante del capital desde finales del siglo XIX) a utilizar permanentemente los mecanismos anti-crisis contra la clase obrera, acumular más plusvalía, mediante políticas monetaristas e inflaccionarias que reducen el valor real de la fuerza de trabajo, el salario real, el nivel de empleo, que elevan la superpoblación relativa con obreros desocupados dispuestos a trabajar por menos salario; que disponen del comercio exterior para deslocalizar actividades hacia países con costes sociales más bajos; que aceleran el intercambio desigual y la deuda externa en la periferia, etc.

Todo eso lo conocemos desde la década de los 50 del siglo pasado, donde en la práctica, el liberalismo económico coincidía con la política de bienestar, Hayek convivía con Keynes en las políticas económicas y financieras de los estados imperialistas y sus foros internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, OMC). Ese maldito movimiento obrero occidental y el socialismo eurosoviético, forzaban al capital ceder en el campo social, detrayendo ingentes cantidades de beneficios, que luego arrebataba la oligarquía financiera gustosamente con la redistribución de la renta (fiscalidad indirecta), la especulación y la inflacción.

La crisis de hoy, no es novedosa en lo fundamental, es otro repunte más de la crisis general, solo que no tenemos al activo preparado en la lucha de clases para el asalto frontal, para la guerra de movimientos como diría Gramsci. No hemos organizado el sujeto revolucionario, la clase obrera, no hemos afilado sus instrumentos de clase, ni mucho menos unificado a sus aliados potenciales, hemos retrocedido en la guerra de posiciones. La economía nos va por delante de la política y la ideología, que van por detrás, la hegemonía burguesa es absoluta. Por tanto, estamos en una etapa de repliegue, y de ofensiva del capital bajo su forma neoliberal, a la que hay que frenar desde el movimiento obrero, y no fuera de él.

4. Crisis y política en el Estado español

La oligarquía financiera española, incorporada al club de las burguesías imperialistas en un término medio de la cadena imperialista (semi-periferia) necesita ante el nuevo escenario político y de crisis económica una renovación de sus colchones de la alternancia política, para mantener su hegemonía política en la gestión del Estado capitalista plurinacional.

El PP, con su aparente «crisis» (tras haber aumentado ¡¡¡casi medio millón de votos!!!) debe virar hacia el centro, manteniendo sus principios ideológicos de derecha españolista, camuflando su esencia ultra sin torpedear la gestión de la crisis, apoyándola como en todas las ocasiones y preparar el futuro recambio ante el posible desgaste político del gobierno actual. El resto de la derecha (CiU, PNV, UPD, CC…) volverán a jugar su papel de clase en el frente neoliberal anti-obrero.

En esta época de crisis la naturaleza de clase del Estado español y sus burguesías van a quedar al desnudo. Bien pronto para acá los ideólogos de la globalización, del estado «no intervencionista» y «neutral», han dejado a un lado su deformación de la misma realidad, para lanzarse a gestionar la crisis.

Para ello el actual equipo de gobierno del PSOE, va a girar más hacia el centro-derecha, no va a diferenciarse en nada de las recetas de la derecha, por eso ha optado por incorporar a la pandilla más neoliberal (Pedro Solbes, M. Sebastián, etc.) y descargar la crisis sobre las espaldas de la clase obrera, aplicando medidas de redistribución de rentas (desfiscalizar las rentas altas, reducir el bienestar social), para salvar los intereses de la oligarquía financiera, responsable de la situación de crisis.

La dirección neoliberal de la socialdemocracia ya está debatiendo-admitiendo que éste es el momento adecuado para el despido libre (buscando reconvertir otra vez el mercado de trabajo), y la posibilidad de que los fondos de pensiones puedan utilizarse para garantizar liquidez de los bancos. Y con dosis de hipocresía ha promulgado la «ampliación gratuita del plazo de las hipotecas», medida que va a reportar a la banca un aumento de los intereses y a las familias obreras un aumento de los grilletes del endeudamiento. Las tareas de gestión neoliberal de la crisis va a llevar a la dirección del PSOE más temprano o tarde a entrar en contradicción con su base social electoral mayoritariamente obrera.

Estamos en la punta del iceberg en la destrucción-inutilización de las fuerzas productivas, la tasa de paro registrado se ha situado en abril en un histórico peor de los últimos 23 años, el descenso del empleo interanual es general en todos los sectores, construcción (5,2%), servicios (1,2%), agricultura (2,2%) y la industria (1,5%). La cifra total de paro registrado 2.338.517. El paro real (EPA) es mayor.

Ante esta ofensiva, debemos prepararnos porque todavía no lo estamos. A nivel político y a nivel sindical y social, potenciar la movilización social, politizar el sindicalismo de clase y los movimientos sociales (vecinal, estudiantil, pacifista, etc), recuperar el carácter sociopolítico de los frentes de masas partiendo de las reivindicaciones concretas.

5. ¿Abandonar el sindicalismo de clase? Lenin sobre el papel de los comunistas en el movimiento sindical

No puedo compartir aquellas voces que utilizando la crisis de IU, vuelven a confundir Frente de Izquierdas-Partido Comunista-Movimiento Obrero, lo mezclan todo y hablan de que hay que reconstruir el movimiento obrero y sindical en nuestro país, fraccionarlo más de lo que ya está.

Es muy fácil hablar, mucho más decir para que otros hagan, pero muy difícil hacer uno mismo. Los comunistas debemos seguir teniendo claro donde está nuestro referente: el sindicalismo de clase y no en organizaciones testimoniales, experimentos corporativos de empresa, redes, etc., que se colocan al margen de la clase obrera y las masas, que testimonializan el sujeto social. ¿Acaso es creíble que sin trabajo entre las masas preñadas de reformismo, se puede construir espontáneamente un sindicato de centenares de miles, nuevecito del todo?.

Posiblemente quienes aspiran verbalmente a sanear el movimiento sindical, fraccionándolo más le suenen absurdas ya algunas conclusiones del camarada Lenin, pero no estaría de más recordarlas en ese absurdo y viejísimo debate.

Lenin advertía de la necesidad de luchar contra el oportunismo de los líderes de los sindicatos en Europa Occidental, para conquistar la mayoría de la clase obrera, como parte de la lucha por el poder político, y criticaba la posición infantil de los comunistas alemanes que daban la espalda y dejaban a las masas obreras organizadas en sindicatos en manos del reformismo (7) En este sentido, Lenin advertía de que el trabajo entre las masas exige sacrificios necesarios para ganar su simpatía y conquistar la dirección de los sindicatos (8).

La posición de Lenin sobre el papel del sindicato de clase era bastante clara:

1.-Progreso en la organización clasista del proletariado, superior a la organización gremial y corporativa, ya que agrupa a la clase obrera de todas las ramas productivas y de actividad económica.

2.-Importancia de la Unidad de toda la clase en la organización sindical, al margen de las creencias políticas, ideológicas y religiosas. Organización sindical plural, unitaria y democrática.

3.-No neutralidad del sindicato en la lucha por el socialismo. Organización de carácter sociopolítico, capaz de ligar las tareas propias reivindicativas y económicas, a las tareas políticas que expresan los intereses y objetivos revolucionarios de clase.

4.-Trabajo obligatorio de los comunistas en los sindicatos, para conquistarlos a la lucha por el socialismo y la revolución, donde la primera tarea pasa por lograr que los afiliados al sindicato democráticamente voten a los comunistas para los órganos de dirección.

5.-En Occidente donde la burocracia sindical, está más implantada, y sus dirigentes reformistas forman la base social de la aristocracia obrera, el trabajo de los comunistas adquiere un papel de mayor importancia dadas las dificultades (marginación y persecución de los comunistas). Las organizaciones sindicales son mas amplias, por lo que la conquista de ellas para la causa del socialismo supone un paso prioritario, para lograr la hegemonía de la mayoría de la clase obrera por los comunistas.

Lenin les hablaba así a los comunistas alemanes a principios de los años 20, es decir en un periodo revolucionario, Dimitrov más tarde en la resoluciones del VIIº Congreso de la Internacional Comunista elevaría a rango táctico la tesis leninista del trabajo en los sindicatos de masas bajo condiciones mucho más duras, el fascismo (9). La táctica del PCE a partir de finales de la década de los 50 del siglo pasado de introducción en el sindicato vertical (posibilidad legal) para organizar al movimiento obrero desde la ilegalidad (comisiones obreras) con el objetivo de combatir al franquismo, fué una forma concreta de llevar a la praxis este principio táctico.

Proponer hoy como algunos hacen desde el «nuevo» infantilismo de abandonar sindicatos de clase y de masas (y que además no son reaccionarios) con más de 1 millón de afiliados, como Comisiones Obreras, para acabar aislándose de la clase obrera, es un tremendo error político y un balón de oxígeno para las posiciones reformistas, mayoritarias hoy en la dirección del movimiento sindical.

Debemos trasladar la visión de que el movimiento obrero (partido comunista y sindicalismo de clase) debe recuperarse, no hay más alternativa, ni nuevas clases «revolucionarias», ni nuevas organizaciones anarco-corporativas al margen de los sindicatos. Es el frente de masas principal de la contradicción capital/trabajo, donde los comunistas debemos bregar los suyo para ser hegemónicos, lo demás son utopías bien bonitas, sí, pero sólo palabras.

6. El contexto político europeo es mucho más amplio

Los intelectuales de cátedra no quieren hablar por «razones históricas» o de «contexto» de otros países europeos, pero en Bielorrusia, suelo europeo, hay un gobierno comunista que no ha renunciado al socialismo y que mantiene el activo económico y social contra la ola globalizadora neoliberal, en otros países como Rusia, Chequia, Hungría, etc., el comunismo levanta cabeza en organización, movilización social y peso electoral, y eso es una realidad incuestionable que no debiéramos ignorar.

Los intelectuales de cátedra no quieren hablar fuera de contexto, pero Chipre es el único país de la UE donde gobiernan los comunistas de AKEL (Partido Progresista del Pueblo Trabajador, marxista-leninista).

No queremos aprender, pero en Francia el peso del PCF, a pesar de los reveses electorales, se mantiene como partido de masas a través de su trabajo en el frente de masas principal, el movimiento obrero y sindical de clase, cuyo referente de trabajo es la CGT francesa. En Portugal el PCP otro tanto de lo mismo, donde la CGTP sigue siendo el sindicato de clase mayoritario dirigido por sindicalistas comunistas, y que en los últimos 5 años ha convocado 2 huelgas generales (2.002-2.007) contra la política económica de los gobiernos neoliberales (derecha y socialdemócrata).

En Grecia el KKE (cuyo crecimiento electoral es progresivo desde 1.993) participó en la creación del único sindicato de clase griego, el PAME (1.999), que cuenta ya con 415.000 afiliados (más del 10% de la población activa), con una capacidad de movilización mayor que los otros sindicatos corporativos del sector privado (ADEDY) y público (GSEE) que juntos suman 700.000 afiliados y donde también los comunistas del KKE están en el 20% de los órganos de dirección. El KKE tiene como objetivo la unidad de los trabajadores en un solo sindicato de clase no corporativo, y también dirige el movimiento campesino griego, que ha desarrollado grandes movilizaciones de masas en la última década.

7. Trabajar, organizar y pugnar por la hegemonía.

Al margen de la metafísica y el economismo, que ignoran a la lucha de clases como motor de la historia, en los países de Europa occidental debemos primar la idea de ligar la lucha democrática con la lucha por el socialismo. Vivimos en una sociedad civil desarrollada productiva y laboralmente, integrada políticamente como ciudadanía y atomizada como clases, donde la clase obrera ha pasado a ser la fuerza social principal, la más numerosa con la proletarización de amplios sectores de trabajadores (comercio, servicios, etc.), y las fracciones de clase urbanas han crecido con respecto al campesinado clásico.

La pequeña burguesía en 1.970 representaba el 40% de la población activa en España, en la actualidad, esta fracción supone apenas el 16%, unos 3 millones, de los que la mayor parte son autónomos (10), pequeños agricultores, pescadores, ganaderos, comerciantes, vendedores y profesiones liberales. Más del 80% son trabajadores asalariados, de los cuales la gran mayoría son clase obrera.

En esta nueva realidad la tarea principal pasa por organizar una vanguardia revolucionaria capaz de aglutinar al pueblo en torno a la clase obrera en un Bloque Histórico (utilizando la terminología del camarada Gramsci) que sea capaz de generar correlación de fuerzas y sea capaz de tomar el poder aprovechando la crisis del sistema, cuando se presente. Para entretejer ese Bloque Histórico, la clase obrera y su partido político debemos diseñar y actualizar nuestra estrategia y táctica política de clase:

  1. Definir el periodo político actual bajo la hegemonía neoliberal

  2. Definir los objetivos políticos en la época actual: república democrática y revolución socialista.

  3. Identificar el enemigo de clase principal: el imperialismo, la oligarquía financiera y las transnacionales.

  4. Definir los aliados estratégicos, el conjunto del movimiento obrero, el movimiento sindical de clase organizado, los trabajadores asalariados y autónomos, los campesinos, los intelectuales, los estudiantes, la pequeña burguesía, las masas organizadas en movimientos sociales (AA.VV., Paz, ecología, estudiantado, mujer, asociaciones de consumidores, ecologistas, universidad, etc), los países y movimientos anti-imperialistas.

  5. Crear un programa de metas mínimas. Aislar al enemigo principal, unir a las fuerzas sociales y políticas contra el neoliberalismo, apostar por la república democrática que en España avance en la democracia y los derechos sociales.

  6. Impulsar la lucha por la paz, el desarme y un nuevo orden internacional anti-neoliberal y anti-imperialista que potencie el desarrollo multilateral de las economías nacionales . Por una Europa no imperialista, de una velocidad, combatir los objetivos neoliberales de la Agenda de Lisboa y la criminalización del comunismo y del antifascismo, solidaridad con los procesos de transformación social en el mundo (Cuba, Venezuela, Bielorrusia, Chipre…).

  7. Desarrollar el carácter marxista-leninista del partido.

  8. Estudiar las diferentes correlaciones de fuerza (fracciones y bloques dominantes en el poder político económico -oligarquías financieras especulativa e industrial-).

  9. Desarrollar la táctica. Formas de lucha económica, política e ideológica, formas de movimiento ofensiva o defensiva (correlación de fuerzas). Alianzas coyunturales con fuerzas políticas y sociales que coinciden en los objetivos inmediatos. Frentes de masas, políticos, electorales, etc. Reforzar el carácter sociopolítico de todos los movimientos sociales.

  10. Frenar las ofensivas neoliberales, y avanzar al socialismo con reformas incompatibles con el neoliberalismo: invertir la desregulación del mercado de trabajo (no a la fragmentación de los derechos la clase obrera), frenar la privatización de empresas y servicios públicos, el recorte de prestaciones sociales y la privatización de la Salud. Propuestas reivindicativas que afecten a: Estado (República Democrática), Trabajo (Empleo Estable), Economía Política (fiscalidad progresiva, nacionalización sectores estratégicos, planificación económica y política industrial, reforma agraria) Cultura y la enseñanza (educación científica de calidad y gratuita, memoria histórica), Paz (salida de la OTAN, reducción gasto militar, retirada de tropas en Afganistán y Kosovo, política exterior de paz y anti-imperialista), Salud y Sanidad (ampliación de la red pública, eliminación listas de espera y tasas copago).

En torno a los aliados estratégicos (d) es necesario no perder de vista los instrumentos que faltan en lo organizativo y sin los cuales sería difícil avanzar. Hoy por hoy es estratégico la lucha por afilar 4 instrumentos principales para la configuración del Proyecto anti-neoliberal:

1.- La construcción de un fuerte partido comunista como expresión de la unidad e independencia política de la clase obrera, y su vinculación con el Movimiento Comunista Internacional.

2.- La unidad de la izquierda, recuperar IU como frente de izquierdas-movimiento político social anti-neoliberal.

3.- Unidad sindical y reivindicativa de la clase obrera, pugnar por el sindicalismo de clase y su unidad para la lucha por conquistas sociales contra el neoliberalismo. ¡¡¡La clase obrera existe, deshechemos su fragmentación organizada!!!.

4.- Unidad internacional de las fuerzas anti-imperialistas, el movimiento obrero y popular de los Estados capitalistas del centro, los Estados o gobiernos anti-imperialistas en proceso de liberación nacional o transformación hacia el socialismo, el movimiento de resistencia a la globalización capitalista neoliberal y el movimiento pacifista contra el militarismo y la guerra.

8. Intelectualidad de cátedra. ¿Quedan comunistas todavía por ahí?

La intectualidad de cátedra, es necesaria y admisible en los partidos comunistas, pero deben ponerse al servicio de la causa y no al revés.

Marx y Engels tras la Crítica del Programa de Gotha desarrollaron una fuerte pugna con el SPD al poner la revista del partido al servicio de la intelectualidad burguesa (Hochberg, Bernstein y Schramh) quienes abogaban por que el partido debía de perder su contenido clasista, no debía ser un partido exclusivamente obrero, sino universal con valores humanistas y dirigido por burgueses filantrópicos altruistas, procedentes de las clases «cultivadas y poseedoras» (11) imprescindibles para dirigir la actividad legal del partido, renunciando a la estrategia revolucionaria (república democrática y socialismo) y a la organización extralegal del partido.

¿No nos suena esto a los intentos de algunos de convertir a IU hoy en un partido de «nuevo tipo», con el objetivo de liquidar al partido comunista y pervertir el frente de izquierdas?

Marx y Engels exigieron a la dirección del SPD (Bebel, Liebknecht y Bracke) bajo la amenaza de ruptura (12) la separación del partido de los «elementos corruptores» (13), y oportunistas, invitándoles a formar un partido pequeño burgués a parte si así lo deseaban, incluso no descartaban llegar a acuerdos para formar bloques con ellos.

No por eso Marx y Engels dejaron de valorar positiva la incorporación de intelectuales de la pequeña-burguesía al partido, siempre que sus conocimientos e instrucción adquiridas de forma «cultivada», fuese liberada de toda influencia de prejuicio burgués y puesta al servicio de la teoría e ideología revolucionaria.

Lenin llega a la misma conclusión, sin una teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario, defendiendo la hegemonía obrera en la composición del partido, combatiendo la voluntad de una parte de la intele ctualidad pequeño burguesa de engrandecer la actividad legal parlamentaria bajo el zarismo y liquidar la organización política de la clase obrera .

Hoy en la actualidad, en torno la intelectualidad, tenemos una universidad clasista, que prepara las élites políticas y económicas que el capitalismo neoliberal necesita, por un lado los intelectuales que adquieren la capacidad profesional y técnica (abogados, jueces, ingenieros…) y por otro los «intelectuales orgánicos» (Gramsci) que adquieren la capacidad de mandar. La masificación universitaria de los años 60-70 se introdujo la división clasista en los campus y generó una fuerte invasión del pensamiento marxista en la universidad española. Pero como decíamos al principio esa época ya ha pasado, el neoliberalismo ha fragmentado y desideologizado el conocimiento, además de mantener y potenciar su jerarquización social.

La alternativa de ganar a la intelectualidad para la causa de la clase obrera pasa por volver a introducir e impulsar la lucha ideológica en el frente de masas universitario, como uno más, porque los intelectuales que buscan transformar la realidad tienen mucho más que aprender del movimiento obrero que de la ideología dominante que se inculca desde las cátedras de hoy absorbidas por la jerarquización-disgregación del conocimiento y dominadas por el pensamiento neoliberal, y los que entraron en la universidad en la década de los 90 adiestrados en la teoría comunista en vez de conocer las «nuevas» armas teóricas de la burguesía para combatirlas mejor, han salido contaminados del pensamiento burgués (sociología weberiana, idealismo, positivismo, metafísica) y sinceramente creo que lo van a tener muy difícil para poder liberarse de su adoctrinamiento academicista.

NOTAS:

(1) Para Bernstein el advenimiento del socialismo lo provocará de la toma de conciencia moral y ética de las personas gradualmente sin convulsiones inútiles al filo de la evolución y las mejoras económicas, donde éstos cambios se realizaran bajo el efecto de la expansión del ideal socialista como orden moral que se impone en la mayoría de las cabezas de los hombres bajo la forma democrático-liberal. De ahí su afirmación de que el fin no es nada y el movimiento lo es todo. La democracia liberal se convierte no en un medio necesario en la lucha por el socialismo sino en el fin político adecuado para implantar el socialismo mediante las reformas.

(2)«En un aspecto, tal trabajador de comercio es un asalariado como cualquier otro, en otro aspecto ¿puede el capitalista comercial apropiarse de la parte de plusvalía que le cede el capital industrial, sin el proletariado comercial?…Así como el trabajo impagado del obrero crea directamente plusvalor para el capital productivo, así el trabajo impagado de los asalariados cojmerciales crea para el capital comercial una participación en dicho plusvalor» (K. Marx, El Capital. Ed. S.XXI. Tomo IIIº, Vol. 6º, págs. 375, 376 y 377).

(3) En el libro primero de El Capital dentro de la clase obrera inglesa Marx distinguía entre las capas mal remuneradas (algodoneros, obreros agrícolas, tejedores, costureras…), la denominada «infantería ligera del capital» obreros procedentes del campo, nómadas e intestables que ocupan los trabajos más precarios (construcción, tendido de vías férreas, fabricación de ladrillos, etc), con la irrupción de la gran industria el recurso del capital en el empleo del trabajo infantil, la irrupción de la mujer obrera y los jóvenes obreros como sectores no cualificados, etc, además del sector más estable, cualificado y mejor remunerado de la clase obrera. El análisis de Marx nos presenta una clase obrera inglesa diversa, sin que por ello abandone el concepto de clase, concluyendo que esa diversidad nivela a la baja el salario medio, el valor real de la fuerza de trabajo.

(4) Ver A. Gramsci. Cuadernos. Libro V, pág. 156. Ediciones Era. México.

(5) A. Gramsci. Cuadernos Libro IV, pág. 252. Ed. Era. México.

(6) Es sobre el carácter clasista del Estado y la cuestión del poder político como terreno para la lucha por la hegemonía del proletariado donde Gramsci también diferencia la pequeña de la gran política. Para la clase dominante en el capitalismo su tarea hegemónica pasa entre otras cosas por mantener a los dominados entretenidos dentro de la pequeña política, lograr que la lucha de clases no se manifieste en el campo estatal, y que la misma se reduzca a la pugna en su interior sobre las cuestiones cotidianas, reivindicaciones inmediatas, sin llegar a cuestionar el dominio estatal de clase. Por ej. en las democracias burguesas actuales los parlamentos escenifican «grandes» debates de pequeña política, sobre todos los aspectos de la vida nacional, siempre que se mantenga la intocabilidad de las relaciones de producción dominantes, y se previene que no entren en la discusión la «gran política» tendente a reordenar la sociedad y el poder estatal sobre bases revolucionarias acorde con los intereses de las clases subalternas.

(7) «…la lucha contra la aristocracia obrera la sostenemos en nombre de las masas obreras y para ponerlas de nuestra parte; la lucha contra los jefes oportunistas y socialchovinistas la sostenemos para ganarnos a la clase obrera. Sería necio olvidar esta verdad… Y tal es, precisamente, la necedad que cometen los comunistas alemanes de izquierda, los cuales deducen del carácter reaccionario y contrarrevolucionario de los cabecillas de los sindicatos la conclusión de que es preciso… ¡¡salir de los sindicatos!!, ¡¡renunciar al trabajo en ellos!!, ¡¡crear formas de organización obrera nuevas, inventadas!!. Una estupidez tan imperdonable, que equivale al mejor servicio que los comunistas pueden prestar a la burguesía. Porque nuestros mencheviques, como todos los líderes sindicales oportunistas… no son mas que agentes de la burguesía en el movimiento obrero… No actuar en el seno de los sindicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas… a la influencia de los líderes reaccionarios, de los agentes de la burguesía, de los obreros aristócratas u obreros aburguesados…» (La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo), págs. 38 y 39. Ed. Progreso).

(8) «Para saber ayudar a la masa y conquistar su simpatía, su adhesión y su apoyo no hay que temer las dificultades… los insultos, las persecuciones de los jefes… y se debe de trabajar sin falta allí donde estén las masas. Hay que saber hacer toda clase de sacrificios y vencer los mayores obstáculos para llevar a cabo una propaganda y una agitación sistemáticas… y pacientes en las instituciones, sociedades y sindicatos, por reaccionarios que sean, donde hayan masas proletarias o semiproletarias.» (La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, p. 39, Ed. Progreso).

(9) «Los comunistas deben ingresar en todas las organizaciones fascistas de masas, que gocen del monopolio de la legalidad en un país dado. Aprovechando hasta la mas mínima posibilidad legal y semilegal de trabajo, dentro de ellas, para enfrentar los intereses de las masas adheridas a estas organizaciones con la política del fascismo y disgregar la base de masas de éste…¿Dónde se encuentran las masas obreras? Y aquí tenemos que declarar abiertamente: la labor dentro de los sindicatos es la cuestión más candente de los Partidos Comunistas.

Debemos conseguir que se de un viraje verdadero en la labor sindical, y colocar en lugar central la cuestión de la lucha por la unidad sindical. ¿En que radica la fuerza de la socialdemocracia en los países occidentales?…En que se apoya en los sindicatos. ¿En qué radica la debilidad de nuestros Partidos Comunistas en los países occidentales?.

En que no se han compenetrado todavía íntimamente con los sindicatos y algunos elementos de estos Partidos Comunistas no quieren compenetrarse íntimamente con ellos. Por esta razón la tarea principal de los Partidos Comunistas de los países occidentales consiste, en el momento actual, en desarrollar y llevar a termino la campaña por la unidad del movimiento sindical en hacer que todos los comunistas sin excepción, entren en los sindicatos, en desplegar dentro de ellos una labor sistemática y paciente para lograr la cohesión de la clase obrera contra el capital, y en conseguir de este modo que los Partidos Comunistas puedan apoyarse en los sindicatos…el obrero comunista, el obrero revolucionario, que no pertenezca al sindicato de masas de su oficio, que no luche por convertir este sindicato reformista en una verdadera organización sindical de clase, que no luche por la unidad del movimiento sindical sobre la base de la lucha de clases; ese obrfero comunista, este obrero revolucionario, no cumple con su deber proletario primordial» (Las tareas de los comunistas en los distintos sectores del movimiento anti-fascista. Resoluciones y Acuerdos del VIIº Congreso de la Internacional Comunista. Agosto 1.935. www.jcasturias.org ).

(10) No obstante, hay que hacer un paréntisis y añadir que actualmente una gran parte de los denominados «trabajadores autónomos» han surgido a raíz de la política de flexibilización del mercado de trabajo en nuevas actividades segregadas de grandes empresas (servicios, transporte, construcción, teletrabajo y hostelería) que encubren relaciones laborales de explotación. Aproximadamente un tercio de los autóomos son semi-proletarios, antiguos obreros que ahora trabajan por su cuenta y son subcontratados por el antiguo patrón, no tienen trabajadores a su cargo, no disponen de ninguna forma de negociación sobre sus condiciones laborales ni tarifas, y sin embargo tienen todas las obligaciones de un empresario (18% IRPF, IVA e impuesto actividades económicas) como dueño de sus medios de producción y ninguno de los derechos de un trabajador asalariado. Desaparecen derechos de protección social, descansos, vacaciones, seguridad social, subsidio desempleo, IT sólo a partir de los 15 días de baja y su pensión media es un 40% más baja al resto de asalariados. Transformar al obrero en «pequeño burgués» se ha convertido en una buena manera de liquidar derechos sociales conquistados por el movimiento obrero.

(11) Circular de Marx y Engels en 1.879 a Bebel, Liebneck y Bracke, El manifiesto de los tres de Zurich Obras Escogidas, Tomo IIIº, pág. 92. Ed. Progreso.

(12) «…Durante cerca de 40 años venimos destacando la lucha de clases como fuerza directamente propulsora de la historia, y particularmente la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado como la gran palanca de la revolución social moderna. Esta es la razón de que no podamos marchar con unos hombres que pretenden extirpar del movimiento esta lucha de clases. Al ser fundada la Internacional, formulamos con toda claridad su grito de guerra: la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos. No podemos, por consiguiente, marchar con unos hombres que declaran abiertamente que los obreros son demasiado incultos para emanciparse ellos mismos, por lo que tienen que ser liberados desde arriba, por los filántropos de la gran burguesía y de la pequeña burguesía. Si el nuevo órgano de prensa del partido sigue una orientación en consonancia con los puntos de vista de esos señores, si en vez de ser un periódico proletario se convierte en un periódico burgués, no nos quedará… mas remedio que manifestar públicamente nuestro desacuerdo y romper la solidaridad que hemos tenido con ustedes al representar al partido alemán en el extranjero…» (Circular de Marx y Engels en 1.879 a Bebel, Liebneck y Bracke, El manifiesto de los tres de Zurich Obras Escogidas, Tomo IIIº, pág. 97. Ed. Progreso.

(13) Circular de Marx y Engels en 1.879 a Bebel, Liebneck y Bracke, El manifiesto de los tres de Zurich Obras Escogidas, Tomo IIIº, pág. 96. Ed. Progreso.