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Entrevista a Esther Jorquera, de la Plataforma No a la Copa América de Vela Barcelona 2024

«La Copa América es la gasolina de la actividad económica que favorece a las élites»

Fuentes: VIento Sur

La trigésimo séptima Copa América de vela ya está aquí. Termina la cuenta atrás en el marcador gigante situado en medio de la playa de la Barceloneta. Hasta el 27 de octubre la competición de vela más importante del mundo ocupará el frente marítimo de la ciudad. Los organizadores calculan que, en estos más de dos meses, Barcelona recibirá unos dos millones y medio de visitantes y generará mil doscientos millones de euros. En cambio, entidades vecinales denuncian que la copa profundizará todavía más algunos de los problemas de la ciudad, como por ejemplo la saturación turística y el precio de la vivienda.

Para analizar el impacto de la competición, conversamos con Esther Jorquera, miembro de la Plataforma No a la Copa América de Vela Barcelona 2024, organización que prepara movilizaciones para estos días próximos. Como vecina de la Barceloneta, antes de la entrevista nos hace un pequeño recorrido por el barrio y nos muestra algunos de los efectos visibles de la llegada de la competición. Además, nos explica con nostalgia como los muelles en que iba a pescar de pequeña ahora se han convertido en el aparcamiento de todo tipo de yates de lujo.

Hoy empieza la Copa América de vela. ¿Qué efectos notáis en el día a día del barrio?

De momento, un alto nivel de presencia policial, como no lo habíamos visto nunca. Además, los espacios públicos del alrededor del barrio, como por ejemplo la plaza de Mar y el paseo Marítimo, están ocupados por la copa, con una zona para seguidores, tiendas, bares… También ha aumentado la afluencia de visitantes con un alto poder adquisitivo, con vehículos de alta gama. Y, sobre todo, ha habido muchos desahucios y un proceso de sustitución de la población del barrio. Ha llegado mucha gente que se quedará durante la copa y ha alquilado un piso o se lo ha comprado, porque son los únicos que se los pueden permitir.

Como vecinos, ¿os han informado de los detalles del despliegue de seguridad previsto para la competición, que incluye la restricción de circulación de vehículos por el barrio?

No. Nos han hecho llegar o hemos ido a buscar las acreditaciones para entrar, pero no tenemos ni idea de cómo piensan restringir el paso de los vehículos. No sabemos si habrá vigilancia todo el día, ni los nuevos recorridos de las líneas de autobuses afectadas. Es una incertidumbre total. Sí que notamos los efectos delPla Endreçadel ayuntamiento. Y no me refiero a la limpieza de las calles, sino de la que hacen con las clases más vulnerables del barrio.

Cuando os constituisteis como plataforma, presentasteis un manifiesto contra la organización de la competición. ¿Cuántas adhesiones habéis conseguido hasta ahora?

Se han adherido unas ciento cuarenta asociaciones de la ciudad y también muchos más vecinos a título individual. Son entidades muy transversales, centradas en la justicia social y el feminismo, y la mayoría están implicadas en los movimientos vecinales.

¿Cómo os explicáis que una competición que ha dejado deudas en ciudades como València y en la última sede, Auckland, ahora se haga en Barcelona?

Los macroacontecimientos como la Copa América son la gasolina que enciende la actividad económica que favorece a las élites. Fomentan la compra de pisos, favorece el lobby del turismo, dan visibilidad a las grandes marcas como Louis Vuitton y Prada, que son patrocinadoras del acontecimiento. No importa que se pierda dinero público, importa que se nutra a las grandes empresas privadas. Este componente económico se impone al bienestar de los ciudadanos.

Desde la primera conferencia de prensa en que se presentó la Copa América de Barcelona ha habido un baile de cifras respecto de la inversión pública que se ha hecho para acoger la competición. ¿Cuánto os consta que se han gastado las administraciones?

Hemos pedido por todos los medios informes de absolutamente todo. Solo hemos accedido a las cifras que son públicas, pero estimamos que entre el estado español, la Generalitat y el ayuntamiento han puesto más de 80 millones de euros. De hecho, solo la villa que han instalado en el Moll de la Fusta ya cuesta 220.000 euros. Hay muchos problemas en esta ciudad para gastarte esta cantidad de dinero en una competición dirigida a las élites y totalmente opaca.

¿Por qué creéis que hay esta opacidad?

Tienen el beneplácito del estado español, que firmó un decreto que valida esta opacidad. Se acogen a estas cláusulas de confidencialidad de los contratos que han firmado. Además, es muy fácil de explicar la competición y todas las cosas buenas que se supone que nos aporta, pero hay un problema social muy grave: la economía de las familias va a la baja, pagamos alquileres cada día más caros, pagamos impuestos a veces un poco exagerados… Si dices abiertamente que te has gastado tanto dinero público, crecerá la oposición. Y esto no les interesa.

Habéis detectado intervenciones en el barrio que no constan como inversión para la Copa América, pero ¿que sospecháis que se han hecho para la competición?

Sin duda. Todo el paseo de Borbón se ha reformado deprisa y corriendo: el carril bici, la mejora del pavimento, las cañerías… Son obras que se tendrían que haber hecho hace años, pero que se han acelerado ahora por la copa porque quieren limpiar la cara del barrio y mejorar la imagen que la gente tiene de la competición. Además, el ayuntamiento dijo que se invertirían diez millones de euros a cambio de los problemas que originaría, pero sabemos que este dinero se destinará al Pla Endreça y, por lo tanto, irá en contra de las clases trabajadoras y las personas más vulnerables y racializadas. Nos intentan vender la moto, pero nosotras ya no la compramos.

¿Por qué?

Desde el 1992, o incluso antes, hemos sufrido este tipo de intervenciones. Con los Juegos Olímpicos estábamos muy contentas, pero no sabíamos qué pasaría después. La pérdida de identidad, de vivienda, el encarecimiento de la ciudad… Quien podrá vivir aquí al final? Solo vivimos del turismo y ahora morimos de éxito, no? No es esto.

Hace unas cuántas semanas, el alcalde Collboni anunció una inversión de treinta y un millones de euros para equipaciones para el barrio. A pesar de que lo negó, ¿consideráis que son una manera de compensar las molestias por la copa?

Sí. Se piensa que nos chupamos el dedo. Que no se olvide que, a pesar de que somos clase trabajadora, no somos nada tontas. Además, es una inversión que el barrio necesita. Y de que sirve si no sé si de aquí a unos meses yo o mi vecino tendremos que marchar?

Uno de los argumentos en favor de la Copa América que han empleado las autoridades para justificar la organización es que dinamizará la economía del barrio y generará lugares de trabajo. ¿Lo notáis?

No ha cambiado la actividad económica del barrio en un sentido positivo para los vecinos, todo lo contrario. Sube el precio del alquiler todavía más de lo que ya subía, aumentan los precios de los productos de primera necesidad, se nos priva de la movilidad libre… Y sobre los lugares de trabajo, siempre los prometen, pero no llegan nunca. Igual que cuando construyeron el Hotel Vela. Perdona, pero en el Hotel Vela no trabaja nadie del barrio! Y encima ahora piden voluntarios!

Habéis estado muy críticos con este llamamiento para atraer voluntarios.

Es que primero prometen lugares de trabajo y después piden que trabajemos gratis! Desgraciadamente, hay gente que acepta y no le podemos decir nada. Pero estos dos mil voluntarios podrían ser dos mil lugares de trabajo más.

La Barceloneta es uno de los barrios que más ha sufrido la gentrificación estos últimos años. ¿Creéis que la Copa América de vela puede ser la estocada final que haga perder la esencia?

Es la estocada para acabar de rematar ya no solo el barrio de la Barceloneta, sino la ciudad. La gente tiene que marchar por el encarecimiento de los pisos, porque no hay tiendas donde ir a comprar, bares donde ir a charlar… Marchan los amigos, los familiares… Hay gente que paga doce mil euros y hasta veinticinco mil euros el mes por pisos de sesenta metros cuadrados por la Copa América. Hace muchas décadas que quieren cambiar el espíritu del barrio y de la ciudad. De hecho, en las ciudades más importantes del planeta ya no viven vecinos, ya han perdido la personalidad. Barcelona se aboca exactamente a lo mismo. Hay muchas empresas interesadas en sustituir las clases trabajadoras por unas élites más a su nivel respecto de la capacidad de gasto. Nosotros no interesamos.

Otro de los argumentos para organizar la Copa América es volver a abrir la ciudad al mar. ¿Qué pensáis?

Estos últimos días hemos visto el jefe de la organización, Grant Dalton, aleccionándonos con una actitud bastante paternalista sobre cómo tenemos que hacer las cosas, como tenemos que abrirnos al mar y a la vela. Perdone, señor, pero tengo treinta y siete años y la primera vez que hice vela tenía siete. Siempre hemos sido abiertos al mar. Quien no tenía un patín de vela, iba a buscar mejillones con los abuelos o tenía un padre pescador. Intentan disfrazar la copa, pero sabemos que son un lobo con piel de cordero.

La Copa América de vela se proyecta como una competición respetuosa con el medio, pero habéis denunciado que es falso. ¿Por qué?

Lo único sostenible, entre comillas, son las embarcaciones que compiten, que funcionan con tecnología punta y con viento. Pero no nos dicen que estas barcas que salen a navegar por el placer de sus propietarios y de las grandes empresas que los patrocinan van acompañadas por dos embarcaciones más que funcionan con gasóleo. Además, han reservado unas trescientas plazas del puerto de lujo del Puerto Viejo para megayates que tienen un gran impacto en cuanto a las emisiones de CO₂. Finalmente, si se espera que vengan dos millones y medio de personas, no vendrán en bicicleta. Vendrán en avión.

Estas últimas semanas, habéis insistido que el objetivo por ahora es evitar que la Copa América de vela se vuelva a hacer en la ciudad. ¿Creéis que hay un riesgo real?

Sí, nos consta. El mismo alcalde dijo en la televisión que Barcelona era una ciudad óptima para convertirse en sede fija de la competición. Y, además de la voluntad de los entes públicos, también hay voluntad de los organizadores y de las empresas privadas. Pero hay más países interesados, como por ejemplo los Estados Unidos. Por lo tanto, espero que ganen y se lo lleven, porque es el último campeón quien elige la sede de la edición siguiente. Creo que es la primera vez que quiero que los Estados Unidos ganen, porque no la queremos ni aquí, ni en ninguna parte de los Países Catalanes. Y, si puede ser, tampoco en el resto del estado español, porque todo sale de nuestro dinero. Allá donde vaya, dejará una impronta negativa.

Respecto del apoyo político, ¿os habéis sentido solos en la oposición a la competición?

Sí, el único partido que se ha opuesto con contundencia desde el primer momento ha sido la CUP. Por mucho que ahora los Comunes lo intenten, salieron en la foto. Firmaron. Podrían haberse negado, tal como hicieron en València.

Artículo original: Vilaweb

Fuente: https://vientosur.info/la-copa-america-es-la-gasolina-de-la-actividad-economica-que-favorece-a-las-elites/