Lo que ha ocurrido en esta crisis del Partido Popular ha sido un golpe de mano de libro. Muy parecido en cuanto a su estrategia a un golpe de Estado.
La chispa ha sido el intento de investigar un trato de favor a un familiar por parte de una administración pública. ¡Qué temeridad! Pablo Casado y Teodoro García Egea no eran conscientes de con quién se la estaban jugando. Ese alguien tiene detrás mucho apoyo mediático y económico y además de un gurú barbudo, todo un paradigma de las artimañas políticas. Este ha sido extraordinariamente hábil, ya que ante la posibilidad de que su protegida fuera investigada, ha puesto en práctica la técnica o táctica que se llama “tirar un gato muerto sobre la mesa”… La técnica hace referencia a un gato metafórico, no uno de verdad, y se refiere a hacer una maniobra tan impactante que cambia todo el foco de atención, haciendo que la gente no hable de otra cosa. Y lo ha conseguido. En lugar de hablar del más que posible caso de corrupción, se habló del espionaje. ¿Existió tal espionaje? Su protegida pasó de ser acusada a ser víctima. ¡Qué extraordinaria habilidad! En buena lógica, en la dirección del PP se trató de investigar y de abrir un expediente. Pero, por lo que parece en el PP eso de investigar la corrupción propia es un delito, además de ser una práctica poco habitual.
A continuación en este golpe de mano se puso en marcha otra etapa. Entró en funcionamiento el aparato mediático capitalino muy bien regado económicamente desde la Comunidad Autónoma de Madrid. La Razón, El Mundo, El Confidencial, ABC, entre otros. También las grandes cadenas de radio y televisión. La gran mayoría de los medios digitales. Todos estos medios han actuado como auténticos palafreneros de sus amos. Luego en otra fase, llegó la presión de la calle, a través de una manifestación convocada desde las redes sociales e ilegal ante la sede del PP, ya que no se solicitó autorización ante la autoridad gubernativa. Ni tampoco se hizo nada por desconvocarla desde las instituciones. Las fuerzas del orden público la permitieron. ¿Habrían actuado igual si los manifestantes hubieran sido los jubilados, los estudiantes, grupos de Stop-desahucios o alguna de las mareas? El papel de esa movilización callejera ante la sede del PP, en la calle Génova, de sus supuestas «bases» se asemejan más a un putch extremista trumpista que a la de un partido sujeto a la fuerza de la ley y el respeto a sus propios reglamentos.
Consecuencia de lo expuesto, se extendió como un mantra «La situación es critica, hay que tomar medidas por el bien de España». Ya no se hablaba prácticamente de la corrupción. Se hablaba del gato muerto.
Muchos dirigentes populares al principio de la crisis se mantuvieron agazapados, calladitos, pero ante la evolución de los acontecimientos se les soltó la lengua, y se han manifestado sin ambages en contra de Casado- ¡vaya ejemplo de lealtad!-. Mas, estos comportamientos son muy corrientes en la actividad política. Para conocer a fondo todas las miserias humanas nada más eficaz que la vida política. Es muy oportuno en estos momentos recurrir a algunos comentarios del conde de Romanones, que de política sabía un poco: “En política es fácil rodearse de amigos con buena ropa… mientras sopla la fortuna. Cuando el viento cambia, esos amigos, aunque conserven la ropa, ladean los tacones. “Al que gobierna le es esencial estar bien rodeado. Escoger los colaboradores, aun los más modestos, requiere especial cuidado. No basta que sean inteligentes y cultos, abnegados y activos. Se necesita que al respirar el ambiente de la cumbre, no se despierte en ello la ambición”. “Cuando se derrumba uno desde las alturas del Poder, es difícil averiguar quiénes son los últimos en abandonar al caído; porque al caído todos le abandonan de golpe. Acontece como con las ratas cuando el barco comienza a hacer agua”.
Se extendió primero de una manera generalizada, medios y clase política popular, pedir la cabeza de García Egea, puro teatro, querían más, querían la cabeza de Casado. Asesorada por Herodías, Salomé pidió a Herodes la cabeza del Bautista, que le fue entregada en una bandeja.
Casado muy sorprendido se preguntó qué había hecho. Cual moderno Segismundo se lamentó: ¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, ¿qué delito cometí contra vosotros naciendo…? Bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido«. El delito, insisto, ha sido tratar de averiguar un caso más que posible de corrupción en su partido, que afecta a un personaje muy importante. ¡Qué ingenuidad! No sabías con quién te la estabas jugando. Casado y García Egea deberían haber leído al conde Romanones: No tires a matar sin estar el toro igualad; ni tú, luchador político, descargues el golpe decisivo hasta que tu adversario se encuentre en condición de no poder devolvértelo. “Si no puedes vencer al enemigo con rapidez y de frente, no te apresures; espera la ocasión, y hasta que ésta llegue, permanece a la defensiva”.
Ahora, cual si fuera el bálsamo de Fierabrás para todos los males del partido popular, llega Alberto Núñez Feijóo, al que todos los dirigentes y medios rinden culto y pleitesía. Puede servir de ejemplo Jorge Azcón, el alcalde de Zaragoza y máximo dirigente del PP en Aragón, quien respecto al posible liderazgo del presidente de Galicia Alberto Núñez Feijóo, ha indicado que es una «referencia» y un «valor» en este momento, «el dirigente territorial en Europa que mejor puede acreditar el éxito de la política» ya que «tiene cuatro mayorías absolutas a sus espaldas», que ha logrado con independencia «de que los vientos le soplaran a favor o en contra al PP» y «en momentos extraordinariamente complicados». «Nadie en España tiene el currículum de Núñez Feijóo, posiblemente nadie en Europa», ni su «bagaje». «Esta no es una valoración, es un hecho», ha sentenciado Azcón, aunque pueda haber quien «no lo vea». ¡Qué clarividencia! ¡Cómo no vamos a verlo! Pocos días antes apoyaba incondicionalmente a Pablo Casado.
Quiero arriesgar. La solución de Núñez Feijóo será provisional. Mientras tanto algunos permanecen agazapados en la Puerta del Sol, como si la cosa no fuera con ellos, cuando han sido los desencadenantes de esta crisis política del PP. Al final emergerá la ínclita, todo un paradigma de las prácticas trumpistas, cual si fuera una enviada de la divinidad. La cual ha manifestado sin ambages que está presta pactar con VOX, a lo que se negaba Casado. Podría ser que aquí esté el meollo de la cuestión.