La cultura se ha masificado en los últimos 50 años gracias a las innovaciones tecnológicas. Podemos citar el ejemplo de la televisión, el cine, los libros y tantos otros elementos culturales. Los avances en la producción masiva de productos culturales fueron importantes para lograr este nuevo estadio de la cultura a pesar de las aún […]
La cultura se ha masificado en los últimos 50 años gracias a las innovaciones tecnológicas. Podemos citar el ejemplo de la televisión, el cine, los libros y tantos otros elementos culturales. Los avances en la producción masiva de productos culturales fueron importantes para lograr este nuevo estadio de la cultura a pesar de las aún deficiencias que existen en las políticas oficiales en muchas partes del mundo. Una parte de la población mundial aún no sabe leer ni escribir. Como tampoco tienen acceso a los elementos que hacen a una vida digna.
Pero el motivo de este artículo es para llamar la atención sobre la relación entre la cultura (en general) y las personas con deficiencias auditivas. Los sordos (e hipoacúsicos) tienen diferentes dificultades para acceder a los diferentes trabajos de los artistas e intelectuales. Aquí no se tratará el tema de la imposibilidad de acceder a una producción cultural por cuestiones económicas (aunque eso no signifique que sea menos importante).
Las personas con discapacidades auditivas para poder apreciar un buen producto cultural necesitan que el mismo esté adaptado a su dificultad. Una película tendría que ser subtítulada, un compacto tendría que tener las letras de las canciones (o una guía para aprender a escuchar un instrumental), una obra de teatro tendría que tener, de parte de los actores y actrices, una buena expresión labial y así podríamos seguir buscando las mil y una maneras de adaptaciones que se podrían lograr para una integración de los sordos en el ámbito cultural. Han aparecido en las últimas décadas grandes inventos que posibilitaron tal integración.
La aparición del DVD ha instalado la opción de subtítulos en las diferentes películas. Eso ha permitido que muchas personas sordas hayan podido por primera vez en su vida disfrutar una producción cinematográfica nacional. Pero aún hay un largo camino para recorrer y lograr la integración cultural. En muchas salas de cine de Argentina (y también de muchas partes del mundo) no han puesto en práctica la posibilidad de subtítulos. Como tampoco la instalación del sistema de aro magnético (que permite a los no oyentes escuchar el audio directamente en sus audífonos).
En cuanto a la producción discográfica también falta crear conciencia en los que están en el mundo de la música. Salvo los sordos totales, los hipoacúsicos pueden disfrutar una buena música. Pero podrían disfrutarlo mucho más si las letras de las canciones están impresas en la carátula de los discos compactos. Igual no hay que dejar de reconocer la importancia de internet en este tema. Muchos particulares (y pocos músicos) suben a la red las letras para que los hipoacúsicos puedan acceder a las mismas.
En el ámbito teatral también es necesario instalar una conciencia sobre la integración de los discapacitados auditivos al mismo. Los actores deberían tener una predisposición para lograr entender su exposición actoral a través de la buena gesticulación de las palabras. Como también la posibilidad de tener un traductor de lengua de señas para los sordos totales. Otra de las posibilidades que podrían ayudar a los no oyentes sería que en los programas de las obras teatrales tengan un buen resumen de la historia a ver para poder seguir el hilo de la misma sin perderse.
La integración de las personas con disminución auditiva en la cultura se podría lograr con la toma de conciencia de parte de los músicos, directores, productores, actores, compañías discográficas y cinematográficas. Pero no recae exclusivamente en ellos la responsabilidad, también en los estados que tienen que garantizar el derecho a la cultura de esa parte de la población. Es necesario una campaña desde los diferentes sectores de la sociedad de sordos para lograr el acceso a la cultura por parte de los sordos e hipoacúsicos. Es importante la cultura en el desarrollo humano. Porque, como dijera el genial cubano José Martí, «la cultura nos hará libres».