En los últimos meses hemos presenciado al menos dos ejemplos claros de lo que occidente (entiéndase capitalismo según la caracterización realizada por Roberto Fernández Retamar) llama “defensa de la libertad de expresión”.
En un primer momento, los actos de provocación y propaganda pro-imperialista efectuados en Cuba a través del autonombrado Movimiento San Isidro (MSI), que cuando fue llamado a dialogar y presentar sus propuestas de cambio y renovación en el campo artístico cubano, quedó desenmascarado por la carencia de planteamientos y prefirió continuar realizando shows mediáticos como artilugio, para querer sin lograrlo, acusar a la Revolución de represora y dictadura.
En un segundo momento más reciente, algunos músicos cubanos como Maykel Osorbo y El Funky junto a Gente de Zona, lanzaron una nueva provocación con la difusión de una canción llamada “Patria y Vida”, solo que ahora desde Miami, Florida, localidad estadounidense caracterizada por aglomerar a los más fervientes terroristas contrarrevolucionarios que durante décadas han realizado y financiado con la ayuda y anuencia de los gobiernos imperialistas un sinfín de agresiones contra la isla. En una de sus partes la letra de la canción menciona: “Ya no gritemos Patria y Muerte sino Patria y Vida”. Es evidente que al igual que las supuestas “propuestas estéticas” del movimiento San Isidro, los músicos atentan contra los símbolos patrios cubanos y en especial contra aquellos enaltecidos por la Revolución, la frase “Patria o Muerte” (que no “Patria y Muerte”) expresada por Fidel Castro, no únicamente marcó la lucha del pueblo cubano por su liberación y se convirtió en un himno de resistencia ante las agresiones del imperialismo estadounidense acrecentadas tras el triunfo de la Revolución en 1959, etapa que dichos músicos no vivieron desde su origen, sino que la frase marcó y marca aún a miles de millones de seres humanos que creemos y luchamos desde diversas trincheras y partes del mundo por el fin del imperialismo, de la opresión capitalista y de toda injusticia.
Dicho de forma que puedan entenderlo esos mismos músicos, renunciar a dicha frase no es sólo declararse en contra de la Revolución, sino que es declararse en contra de todos quienes en el mundo de una u otra forma hemos defendido a su patria y a su pueblo con orgullo, conciencia y amor frente a cualquier agresión. Es muy curioso que ambas manifestaciones contrarrevolucionarias hablen de libertad mirando hacia los Estados Unidos como su ideal, algo que José Martí (de quien también reniegan) advirtió. Son sabidos los vínculos y el financiamiento que reciben por parte de las agencias estadounidenses y su colaboración con la organización de intentos desestabilizadores al interior de la sociedad cubana, la fama que gozan y la que aspiran a gozar, es favorecida por grupos criminales de verdaderos terroristas que han atentado en diversas ocasiones contra la vida de cientos de cubanos, pretenden hablar de libertad cuando son simples marionetas de interés inhumanos. Pero tal y como ha sucedido durante más de sesenta años de Revolución, el pueblo ha sabido diferenciar entre reclamos justos y propositivos para el bien de Cuba, y patrañas de grupos como los ya mencionados.
Es de notarse también, que ambos grupos de artistas nada mencionan sobre el fin del bloqueo económico y comercial que agrede a Cuba desde hace más de 60 años convirtiéndose en uno de los más extendidos crímenes de Lesa Humanidad, piden libertad, pero invocan la llegada del imperialismo sabiendo la devastación que ha generado en otras naciones, dicen que ahora hablaran de “Patria y Viva”, pero desean una invasión que significaría muerte y destrucción. Lo más curioso, es que cuando han acusado de represión al gobierno cubano, el pueblo no ha salido a las calles apoyándolos, cosa que sí ha sucedido con la reciente represión y encarcelamiento del rapero español Pablo Hasel, que ha despertado el malestar en diversas ciudades de la vieja potencia colonial de occidente, aunque claro, ni los medios de comunicación pro-imperialistas, ni los grupos de artistas que dicen luchar “por la libertad”, incluidos los aquí cuestionados, han dicho nada para exigir la libertad de Pablo Hasel y el fin de la monarquía española cuya sola existencia nominal y real, significa una clara agresión a la verdadera democracia y libertad.