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La descomposición del régimen

Fuentes: Rebelión

«La rebelión no nace sólo, y forzosamente, en el oprimido, sino que puede nacer también ante el espectáculo de la opresión de que otro es víctima» El hombre rebelde. Albert Camus El Valle de los Caídos Como todo el mundo sabe, el Valle de los Caídos es un gigantesco monumento funerario, de exaltación de la […]

«La rebelión no nace sólo, y forzosamente, en el oprimido, sino que puede nacer también ante el espectáculo de la opresión de que otro es víctima»

El hombre rebelde. Albert Camus

El Valle de los Caídos

Como todo el mundo sabe, el Valle de los Caídos es un gigantesco monumento funerario, de exaltación de la dictadura fascista mediante el culto a la personalidad genocida del dictador que ordenó su construcción. Cientos de presos políticos republicanos contribuyeron forzosamente con su sufrimiento y el de sus familias a tal crimen. Muchos de ellos murieron como consecuencia de las penalidades sufridas.

Una reciente proposición no de ley del PSOE, sin ningún valor normativo, ha sido aprobada por mayoría en el Congreso. Insta al gobierno a exhumar los restos del general Franco, junto a los del fundador del fascismo español, que habrían de ser entregados a sus respectivas familias.

A dicho traslado se opone sistemáticamente el PP, actual partido en el gobierno. Un partido trufado de franquistas no arrepentidos y de innumerables cargos públicos investigados por corrupción. Partido que fue fundado por un exministro de la dictadura, responsable de crímenes de lesa humanidad, que no prescriben. Un partido beneficiario directo, junto a los Borbones, del golpe militar fascista de 1936 y de la consiguiente guerra de exterminio auspiciada por Hitler y Mussolini.

Por lo tanto, ¿de qué «Estado de derecho» se nos está hablando?

El libelo del general

Hace unos días, un general de división en la reserva, antiguo ayudante del rey y ex comandante general de la Infantería de Marina, ofuscado por sus delirios patrióticos, arremetía contra Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, y por extensión contra Anne Hidalgo, alcaldesa de París, que también presidia el acto. Se trataba de la inauguración en Madrid del Jardín de los Combatientes de La Nueve.

Este peculiar militar español se expresaba en su artículo El sectarismo de la alcaldesa Carmena con indudable inquina refiriéndose a la primera autoridad del Ayuntamiento de Madrid; alcaldesa por la voluntad mayoritaria del pueblo de Madrid, que no por la voluntad de un dictador genocida:

«Sucede que esto requeriría que Vd. y sus correligionarios se desposeyeran del odio que les invade, tarea que se evidencia harto imposible viendo las caras de los pocos que allí estaban rodeados de banderas republicanas».

Sin embargo, la actitud de los asistentes al acto de inauguración del Jardín de los Combatientes de La Nueve fue muy diferente a la que narra este inefable general.

La ley de Amnistía

Una de las claves que explican la descomposición actual del régimen, y la consiguiente crisis del Estado español, es la llamada ley de amnistía de 1977, aún en vigor. En realidad, no se trató tan solo de una ley de punto final, por la que los crímenes de lesa humanidad del franquismo quedaban impunes, sino que además blindaba al ejército franquista frente a los valores democráticos.

Por la citada ley de «amnistía» quedaban expulsados del ejército los militares de la Unión Militar Democrática (UMD). La UMD fue una organización clandestina antifranquista fundada por el comandante Luis Otero. Los compañeros detenidos a finales de julio de 1975 fueron encarcelados y condenados en consejos de guerra, sin ninguna garantía, a largos años de prisión. Todos los que fuimos miembros de la UMD quedamos, de este modo, señalados y aislados en un ejército abrumadoramente franquista.

Nuestros compañeros expulsados fueron reingresados, por la puerta trasera, muchos años más tarde, cuando esta disposición administrativa ya no tenía ningún efecto real sobre los valores dominantes en las fuerzas armadas. Algo similar a lo que está sucediendo con nuestro compañero el ex teniente Segura, denunciante de corrupción, víctima de la misma «justicia militar», controlada de facto por el generalato.

El acabar con la corrupción fue una de las muchas reivindicaciones democráticas de la UMD que, como tantas otras, fueron traicionadas por el régimen actual. Acabar con esta lacra estructural no será factible sin un proceso constituyente en libertad, que rompa definitivamente con el franquismo, pues la Transición se ha ido transformando desde sus inicios en un gigantesco acto de corrupción política, continuada, que nos compromete en el presente a todos por acción u omisión.

El régimen de la Transición estableció una autonomía militar cuyos efectos condicionaron el libre desarrollo de un proceso constituyente realmente democrático. Lo sigue condicionando: Artículos 8 y 62 de la Constitución española.

El poder oculto

La institución monárquica, además de ser una institución esencialmente antidemocrática -el rey es inviolable y su cargo hereditario- es un serio obstáculo para la emancipación de nuestro pueblo. Es cómplice de la explotación neoliberal que asfixia a millones de jóvenes y familias del pueblo trabajador. También responsable, como máxima autoridad del Estado, de la quiebra de pequeños y medianos empresarios, víctimas de la codicia de las élites financieras, con la que tantos lazos tiene la familia real.

¿Cómo se puede ser libre con salarios de miseria?

¿Cómo se puede ser insensible al drama de nuestra juventud, arrojada al paro o a la emigración económica sin esperanza alguna de un futuro digno?

¿Cómo se puede hablar de justicia social cuando la princesa de Asturias, una niña de escasa edad, goza de un sueldo escandaloso con cargo al erario público, mientras la pobreza infantil y la desnutrición alcanzan los dos millones y medio de niños y niñas en el Reino de España?

Nuestro manifiesto «Las Fuerzas Armadas con el pueblo», que tuvo y está teniendo una amplia repercusión, hecho público en el Club de Amigos de la UNESCO de Madrid el jueves 23 de enero de 2014, expresa nuestra posición como colectivo de militares demócratas frente a la monarquía, que seguirá siendo franquista y corrupta por mucho que se camufle.

Es urgente que las fuerzas políticas de izquierda promuevan un frente amplio que ponga en primer plano la lucha por una democracia real, sin la cual no habrá libertad ni justicia social para el pueblo trabajador, ni tampoco el respeto debido a la soberanía de los pueblos de nuestra patria.

Apoyemos, pues, la constitución de un Consejo Revolucionario de amplio espectro, social y plurinacional, embrión de un gobierno provisional, que de forma democrática proclame la República y convoque elecciones a Cortes Constituyentes.

Manuel Ruiz Robles es capitán de navío de la Armada, coordinador del colectivo de militares Anemoi, miembro de la ACMYR

Contacto: colectivoanemoi @militaresporlarepublica.org

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.