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Un Marx desconocido

La Deutsche Ideologie (VI)

Fuentes: Rebelión

«Estos marxistas ‘profundos’ se han olvidado del ABC del Socialismo.» (Rosa Luxemburg, 1918) «Corremos el riesgo de conocer a Luxemburg o Lenin de la A a la Z, e ignorar los escritos del propio Marx.» (David Riazanov, 1924) «Marx y Engels hablan tanto, y tan bien, que uno termina por creerse uno de sus íntimos.» […]

«Estos marxistas ‘profundos’ se han olvidado

del ABC del Socialismo

(Rosa Luxemburg, 1918)

«Corremos el riesgo de conocer a Luxemburg o Lenin de la A a la Z,

e ignorar los escritos del propio Marx.»

(David Riazanov, 1924)

«Marx y Engels hablan tanto, y tan bien, que uno

termina por creerse uno de sus íntimos.»

(Louis Althusser, 1965)

Die deutsche Ideologie, la obra maldita de Engels y Marx que compone una de las «obras de la ruptura» (Althusser), era presentada en la autocomprensión de ambos como una obra importante coyunturalmente, que enfrentaba, desde el momento negativo de la crítica, sus propios y novísimos puntos de vista (que denominaban materialistische Standpunkt) con la concepción ideológica dominante en la filosofía política de la izquierda alemana. Además, Marx la consideraba un ajuste de cuentas definitivo con su anterior conciencia filosófica (philosophischen Gewissen).1 Al mismo tiempo en el mismo prólogo de la Kritik de 1859, Marx no explicaba las razones últimas de haber abandonado su publicación, salvo por causas coyunturales o misteriosas, aunque también sospechamos de razones políticas desde afuera, en especial la omnipresente censura del estado prusiano y, lo más curioso, desde dentro del campo de la izquierda alemana. Marx le confesará a Annenkov a fines de 1846 que el Manuskripte de La ideología alemana estuvo de alguna manera vetado: «no puede usted imaginarse las dificultades que una publicación de este tipo (es decir: Die deutsche Ideologie, NGV) encuentra en Alemania, tanto por parte de la policía como por parte de los editores, que son representantes interesados de todas las tendencias que yo ataco.»2 Y todavía más: Marx le reconoce a Annenkov que tanto La sagrada Familia de 1844 como La ideología alemana de 1845-1846 han sido obras polémicas que incluso han llegado a irritar a los propios miembros y amigos de su círculo comunista por su ataque sin medias tintas a las «utopías y declamaciones» de los ideólogos alemanes. Hemos señalado con anterioridad que tanto Engels como Marx siguieron intentando, incluso hasta el año 1847, no sólo ampliar el manuscrito original con nuevas aportaciones, sino esforzándose en encontrar un editor confiable en Alemania. Tenemos además pruebas indirectas que corroboran la importancia de DI con respecto a la Kritik de la economía política en evolución y maduración, y viceversa. En febrero de 1845, poco antes de ser expulsado por exigencia del gobierno prusiano de París, Marx firma un contrato con el editor republicano Carl Friedrich Julius Leske de Darmstadt para la publicación de una obra extensa in-octavo titulada Kritik der Politik und Nationalökonomie, pensada en dos volúmenes.3 El plan para esta obra aparece esbozada por Marx en agosto de 1844 en el «Vorrede» de los así llamados manuscritos filosóficos-económicos de París; allí explica que «me propongo abordar en sucesivos estudios, por ejemplo, la crítica del Derecho, de la Moral, de la Política, etc., y, por último, en un trabajo especial, trataré de exponer la conexión de la totalidad (Zusammenhang des Ganzen), la relación entre las diversas partes y, finalmente, de criticar la elaboración especulativa de aquel material.»4 Como señalaba Cesare Luporini,5 un programa impresionante de crítica a todo lo existente, una auténtica theoretische Revolution en el cual se propone separar las diversas materias en orden lexicográfico-ideológico de importancia (primero: el Derecho; segundo; la Moral; tercero: la Política), luego reconstruir científico-críticamente la concatenación-conexión necesaria de la totalidad (aunque negada en la apariencia ideológica burguesa, en su reproducción «natural»), camino que se opondría a la elaboración meramente especulativa, el spekulativen Bearbeitung que practicaba la izquierda de la época (y Marx cita al pasar a algunas de sus figuras en especial Bruno Bauer con su crítica-crítica pura, etc.). Marx reclama que el nuevo método del Comunismo crítico (que denomina todavía positive Kritik, Crítica positiva o kritische Auseinandersetzung, análisis crítico) se basa en dos presupuestos: 1) resultados sin presupuestos derivados de datos empíricos contrastables (daß meine Resultate durch eine ganz empirische), que a su vez están guiados por 2) un concienzudo análisis y estudio crítico de la materia (auf ein gewissenhaftes kritisches Studium… gegründete Analyse gewonnen worden sind). Como señalaba a Oppenheim en una carta de 1842 «la verdadera Teoría (wahre Theorie) debe esclarecerse y desarrollarse dentro de condiciones concretas (konkreter Züstande) y a la luz de realidades dadas (bestehenden Verhältnissen).»6 El rol central en Marx lo juega la Kritik, que entiende como un ambicioso método que supera la forma limitada de crítica de la izquierda existente (anclada en la razón teológica, «prisioneros de la Filosofía») y con sus prejuicios en torno al sujeto revolucionario, la Masa. Para Marx, siguiendo el ritual de lectura jovenhegeliano, la Kritik tenía una multidimensión y su tarea era la de analizar y detectar lo irracional de toda positividad, de toda figura de la Historia, la no coincidencia entre lo real y lo racional, la precipitación en la inactualidad de toda institucionalidad creada. Esto como primer momento, pero en una segunda instancia, la Kritik tenía que precisar la pre-eminencia del futuro y elaborar (al menos plantear la problemática de manera correcta) de la intervención (teórico-práctica) en la dirección correcta. Tras lo real y lo racional, se abre en todo momento de la época burguesa una división marcada y actual en la cual puede fungir la crítica de lo existente; y el paso siguiente era que el fundamento de esta Kritik ya no era como en Hegel lo racional y la Idea que descubre y soporta exclusivamente la figura demiúrgica del filósofo, sino que para ser productiva necesita un corazón: «La cabeza de esta emancipación es la Filosofía; el corazón, el Proletariado» y en el candoroso suelo popular un nuevo sujeto denominado proletario: «la Filosofía encuentra sus armas materiales (ihre materiallen Waffen), el Proletariado encuentra en la Filosofía sus armas espirituales (seine geistigen Waffen).»7 La nueva Kritik, comunista crítica, exige, como toda revolución, un elemento material pasivo (passiven Elementes), una base material (materiellen Grundlage), ya que «en un Pueblo la Teoría sólo se realiza en la medida en que es la realización de sus necesidades (Bedürfnisse)», y precisamente la izquierda de la época carece de todos los elementos necesarios para convertir su teoría en crítica radical.

Aunque esta ambiciosa obra finalmente nunca fue terminada, ya veremos las razones complejas de la interrupción, podemos conjeturar que el primer libro, que trataría sobre la Kritik a la Política, ¿acaso una etiología de la alienación política de inspiración spinoziana?,8 consistiría en su trabajo crítico sobre la Filosofía del Derecho de Hegel, o sea el trabajo incompleto escrito en 1843: Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Kritik des Hegelschen Staatsrechts; además de este trabajo Marx considerará pertinente incluir la crítica a la izquierda realmente existente, cuyos fundamentos son todavía la crítica teológica (theologische Kritik), el campo de la izquierda jovenhegeliana que, aunque «al iniciarse el movimiento representara un factor real de progreso», ahora no es otra cosa que «la culminación y la consecuencia, teológicamente caricaturizada del viejo Trascendentalismo filosófico, especialmente del hegeliano. Esta interesante justicia de la Historia, que condena a la Teología, desde siempre el lado putrefacto de la Filosofía, a representar de por sí, además, la disolución negativa (negative Auflösung) de la Filosofía, -es decir: su proceso de putrefacción-, esta Némesis histórica, será extensamente demostrada por mí en otra ocasión.»

El primer aporte de esta «extensa demostración» será la Die heilige Familie, oder Kritik der kritischen Kritik. Gegen Bruno Bauer & Konsorten de 1844, a la que completará como pars destruens, que cancelará la tarea de exponer el proceso de putrefacción de la izquierda alemana y francesa, Die deutsche Ideologie de 1845-1846. Resulta claro para Marx que la Kritik de la Política no sólo abarca la deconstrucción de la teoría más sofisticada de la burguesía europea de la época (su punctum saliens era sin duda la Filosofía política de Hegel), y la reacción contraliberal, sino los fundamentos equívocos de la propia izquierda en sus desvaríos teóricos, en sus «utopías y declamaciones» (simbolizados en la figura de Bruno Bauer pero también por Ludwig Feuerbach o en el francés Proudhon) y en sus exponentes prácticos y militantes (Grün, Kriege, Weitling). No es casualidad que Marx señalará que el nuevo Comunismo debía tener como primera tarea la de deshacerse de estos «hermanos falsos».9 El manuscrito de esta obra binaria de crítica político-económica parece o bien haberse perdido más tarde, ya que por su correspondencia todavía existía físicamente en 1847,10 o bien haberse destruido después de haberse reciclado en los textos económicos de Marx de 1857, los manuscritos de 1857-1858 y la Kritik de 1859. Pero lo importante es que Marx «detiene» su formación y exégesis de Economía Política que había comenzado en París, Bruselas y en el viaje político-intelectual con Engels a Manchester, para liquidar críticamente y por segunda vez a la «nueva» izquierda alemana, la vanguardia teórico-práctica en esos momentos en Alemania. Y aquí hay que señalar otro grueso error de marxólogos del Dia Mat, ya que era un dogma indiscutible que Engels y Marx en esa época criticaban a los jóvenes hegelianos (considerados un mero «grupo intelectual», lo que no es cierto) por su distanciamiento y posterior hostilidad frente a las masas, cuando en realidad el Socialismo verdadero (whare Sozialismus) había crecido, se había desarrollado e incluso había extendido su influencia precisamente en las masas! Por ello era un problema actual, práctico real y por ello Engels y Marx le dedican no una, sino dos extensas y detalladas críticas demoledoras en tan corto tiempo.11 El cambio del plan de redacción y publicación de la obra económica perdida, Kritik der Politik und Nationalökonomie, indica la estrecha relación en Marx entre problemática y metodología, ya que la forma de existencia más inmediata (Daseinform) de la sociedad burguesa es la ideología y la política, y es a través de este desenvolvimiento dialéctico que puede accederse a la Kritik de las categorías de la Economía política. Es significativo ya que indica que Die deutsche Ideologie alumbra un importante aspecto: que Marx no desarrolló la idea comunista a partir de una parcial recuperación del corpus pre-existente o deducida de una negación del objeto filosófico, sino que el neue Kommunismus (el mismo Engels denomina a la nueva idea comunista de Marx en esta época como «Comunismo crítico», kritischen Kommunismus)12 se configuró a través de una discusión crítica (despiadada) con las formas teórico-prácticas de comunismo y socialismo existentes; y que el valor de esta Kritik a la propia izquierda es para Marx servir de insustituible propedeútica y acceso real al problema de la plusvalía. Es decir: contra Althusser, el origen del Comunismo crítico entre 1845-1846 revela que es inseparable el Marx político del Marx filósofo, que no puede entenderse su crítica y su método sino desde un análisis unificado de las dos dimensiones. Política y Teoría son en Marx se encuentran en plena correspondencia y en recíproco: el trabajo político, y los problemas que genera, contribuyen y alimentan la evolución teórica. No existe una esquemática (e inexistente) subordinación absoluta y unidireccional en Marx de lo teórico a lo político (como parecería subrayar cierta tradición interpretativa engelsiano-stalinista). Es imposible de comprender (salvo deformando en una reconstrucción abstracta, escolástica o vulgar) si se establece una «lectura separada» y se anula y oblitera el nexo vital en Marx entre lo político y el logos. El mismo Marx maduro reconocía en 1859 este toma y daca en su evolución intelectual, su inseparable síntesis de teoría y política y viceversa, cuando señalaba que «durante los años 1842-1843… me vi por primera vez en el compromiso de tener que opinar acerca de lo que han dado en llamarse ‘intereses materiales’ (materielle Interessen)… me brindaron una primera ocasión para ocuparme de problemas económicos (ökonomischen Fragen)», para señalar que ya en esos años liberales, le parecía que el Comunismo y Socialismo realmente existente en la izquierda de la época, tanto en Alemania como en Francia, una Stümperei, un dilentantismo sofisticado, chapucería teórico-práctica. A partir de este momento Marx se esforzará por permanecer fiel a este programa de investigación científica qua política.

Lo cierto es que Marx hizo saber explícitamente a su editor Leske, en el verano de 1845, que se veía obligado a interrumpir su trabajo sobre la NationalÖkonomie porque era indispensable para el lector, como acceso a la crítica de la Economía Política, como una suerte de propedeútica al nuevo Standpunkt comunista, la polémica ideológico-política-filosófica plasmada en Die deutsche Ideologie. Entonces para Marx es muy claro que la crítica de la Política (y a sus fundamentos filosóficos últimos) es la propedeútica indispensable para el acceso y comprensión de la nueva idea comunista: Marx tiene en cuenta la dimensión de la reproducción ampliada del capitalismo, ya que es el propio System de cambio desarrollado (la sociedad burguesa) el que provoca necesariamente la abstracción-ilusión política, proceso independiente y falsamente natural que disuelve las relaciones de dependencia y dominio materiales, que en la reproducción se presentan de tal manera que los individuos son ahora dominados por «abstracciones». Dirá Marx en los Grundrisse de 1857-1858 haciéndose eco de la valencia política de la crítica a la Política de una década atrás: «La ‘Abstracción’ (Abstraktion) o la Idea (Idee) no es, sin embargo, nada más que la expresión teórica (theoretische Ausdruck) de las relaciones materiales (materiellen Verhältnisse) que los dominan. Como es natural, las relaciones pueden ser expresadas sólo bajo la forma de ideas, y entonces los filósofos han concebido como característica de la Modernidad la del dominio de las ideas, identificando la creación de la libre individualidad con la ‘ruptura’ de este dominio de las ideas. Desde el punto de vista ideológico (ideologischen Standpunkt), el error era tanto más fácil de cometer por cuanto ese dominio de las relaciones (esta dependencia material que, por otra parte, se transforma de nuevo en relaciones de dependencia personales determinadas, pero despojadas de toda ilusión) se presenta como dominio de ideas en la misma conciencia de los individuos, y la fe en la eternidad de tales ideas, es decir: de aquellas relaciones materiales de dependencia, es, of course, consolidada, nutrida, inculcada de todas las formas posibles por las clases dominantes.»13 Si la Abstraktion política (cuya figura es el citoyen abstracto, formal, constitucional, falsamente universal e igualitario), es el resultado necesario, natural y objetivo de las relaciones materiales bajo el capitalismo, es más: un resultado reforzado y reproducido por las instituciones dominantes, para Marx resulta claro que la Kritik de la política, anular el signo igual entre la existencia política y la existencia real (no escindida entre economía y política) es el primer paso en el modo de exposición de su nuevo método, de su kritische Kommunismus. Este cambio fundamental del plan de publicación por defectos en el modo de representación de la crítica, en su Darstellung dialéctico, es quizá tan o más importante para la comprensión de Marx que la sobredebatida modificación de los libros del plan original de Das Kapital que tanto obsesionó a políticos socialistas como Rosa Luxemburg, marxólogos de la talla de Grossmann y especialistas burgueses en la primera mitad del siglo XX.14 Y el Marx maduro mantuvo esta tensión metodológica (de enorme consecuencias científicas y políticas) que jamás abandonó.

Esto quiere decir de manera fundamental que Die deutsche Ideologie (junto a Die heilige Familie, el artículo «Die juden Frage» contra Bruno Bauer y la Kritik a la filosofía del derecho de Hegel) eran autointerpretados por Marx como antesalas a la disección de la anatomía de la sociedad burguesa, como Vorbildung, Vorbereitungsunterricht… Es la crítica a la Política, la auténtica Darstellung (presentación) de la idea comunista, lo que permite la clarificación de la Kritik a la economía política, y no al revés; es ella la que permite comprender en su totalidad lo que el Marx maduro llamará el System der bürgerlichen Ökonomie, el sistema de la Economía burguesa (cuyos componentes son Kapital, Grundeigenthum, Lohnarbeit, Staat, auswärtiger Handel, Weltmark).15 Sin la Kritik de la política bourgeois y de la ideología de la izquierda realmente existente, la secuencia dialéctica (Marx la denomina Reihenfolge, es decir: orden de sucesión) que lleva de la forma mercancía a la forma estado y al mercado mundial del capitalismo resulta incomprensible o incompleta. Se cae en lo que el Marx llamará en los Grundrisse de 1857-1858 «manera idealista de exposición», cuya valencia política y científica es negativa.

Queda sin sentido entonces el falso problema del punto ciego en la teoría de Marx que supuestamente se habría «paralizado» por la «representación burguesa del estado, de la política» que plantearon muchos marxistas confundidos (como Althusser)16, que llegó a afirmar que «tampoco a propósito de la sociedad capitalista y el movimiento obrero la teoría de Marx dice casi nada acerca del estado, ni sobre la Ideología y las ideologías, ni sobre la Política», o la crítica poco fundamentada desde el ala izquierda del Liberalismo (del que una muestra es el extenso debate circular generado por el filósofo liberal Norberto Bobbio)17 no solo de la discontinuidad absoluta entre un Marx juvenil y uno maduro, sino además de la eventual disimetría en la obra de Marx entre el desarrollo de la crítica de lo político (entendida como análisis histórico-estratégico de las formas del estado, a la ideología y la conciencia) y el de la economía política. Dos críticas, dos objetos, ya que para Marx el capitalismo es la escisión en economía y política, la famosa «lógica específica del objeto específico». La crítica de la alienación política (como «abstracción realizada») y de la ideología no es una mera via regia a Das Kapital, no significa su reducción lineal ni una sucesión genealógica, ni siquiera la dimensión obsoleta de un «Marx premarxista» (Althusser) sino su vital complemento y necesaria propedéutica. Puede decirse que desde 1844 Marx consideró la unidad indisoluble de las dos críticas pero con un rol diferente de cada uno de ellas dentro del nuevo método materialista, dentro del marco del «nuevo Comunismo» o del «Comunismo crítico» (Engels).

Coincidimos en la idea que si existe algo como un «programa de investigación científica» en Marx, es imposible considerarlo como tal sin establecer un nexo necesario con el programa de los clásicos (Spinoza-Leibniz-Kant-Hegel-Fichte). Si, siguiendo el juicio del Engels tardío, de la «descomposición de la escuela hegeliana» brotó una nueva corriente, y el concepto de Auflösung, des-composición, puede entenderse como ruptura y actividad de «desordenar» y «corromper» el System de Hegel, y por qué no, de «discontinuarlo» desde una inversión materialista. En pocas palabras: si de éste materialistischen Standpunkt crítico sobre el (joven) Hegelianismo es de donde surgió la idea comunista moderna («asociada primordialmente al nombre de Marx» como no se cansaba de subrayar Engels), es evidente que entonces como pars destruens terminal, el manuscrito de la Die deutsche Ideologie tiene una importancia crucial, tanto, igual o mayor que la tan remarcada crítica de la ökonomische Politik de 1857-1859, para entender el núcleo científico del programa de exposición e investigación marxiano.

Notas:

1 Marx, Karl; Zur Kritik der politischen Ökonomie; Franz Duncker, Berlin, 1859; ahora en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke, Band 13, (Karl) Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1971, p. 10 y ss.; en español: Marx, Karl; Contribución a la Crítica de la Economía Política, Siglo XXI, México, 1980, p. 6 y ss.

2 En una carta a Annenkov del 28 de diciembre de 1846; en español: Karl Marx; Miseria de la Filosofía. Respuesta a la ‘Filosofía de la Miseria’ del señor Proudhon; Siglo XXI, Buenos Aires, 1974, p. 183.

3 El contrato original en: MEGA (2), III/1, pp. 851/852; véase la introducción de Maximilien Rubel a: Marx, Karl; Ouvres. Tome II. Economie, Bibliothéque de la Pléiade, Paris, 1968, p. LIV y ss.; especialmente sobre este proyecto, las páginas LXIII-LXVII.

4 Marx, Karl; «Ökonomisch-philosophische Manuskripte. Vorrede»; en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke , Ergänzungsband, 1. Teil, Dietz Verlag, Berlin (DDR), 1968, pp. 467-468; en español: Marx, Karl; «Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Prólogo», en: Escritos de Juventud, FCE, México, 1982, p. 557-559.

5 Luporini, Cesare; «Critica della politica e critica dell’economia politica»; en: Critica Marxista, XVI, 1978, p. 22; aunque creemos que Luporini se equivoca al plantear la existencia invariante en Marx de dos críticas separadas: una de carácter específico a la materia tratada y otra crítica a la filosofía especulativa en sí.

6 Carta al gerente del diario liberal Rheinische Zeitung, Dagobert Oppenheim, 25 de agosto, 1842.

7 Marx, Karl; «Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung»; en: Karl Marx/ Friedrich Engels; Werke, Band 1, (Karl) Dietz Verlag, Berlin (DDR). 1976, p. 391; en español: Marx, Karl; «Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Prólogo», en: Escritos de Juventud, FCE, México, 1982, p. 502.

8 Véase el trabajo poco conocido del joven Marx sobre el Spinoza político: Marx, Karl; «Exzerpte aus Benedictus de Spinoza»; en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich;Gesamtausgabe, Teil 1, Band 10, Text und Apparat, Dietz Verlag, Berlin (DDR), 1976 pp. 233-276; en español: Marx, Karl; Cuaderno Spinoza; estudio preliminar, notas y traducción de Nicolás González Varela; Montesinos, Mataró, 2012.

9 Carta de Marx a Weydemeyer, del 1 de febrero de 1859.

10 En una carta a Annenkov del 28 de diciembre de 1846, Marx le comunica, discutiendo el libro de Proudhon Philosophie de la Misére, que «hubiera querido envíarle con esta carta mi libro acerca de Economía Política, pero, hasta ahora, no me ha sido posible imprimirlo y tampoco el de las críticas a filósofos y socialistas alemanes del cual le hablé en Bruselas.», o sea: Die deutsche Ideologie; en español: Karl Marx; Miseria de la Filosofía. Respuesta a la ‘Filosofía de la Miseria’ del señor Proudhon; Siglo XXI, Buenos Aires, 1974, p. 183. El gran marxólogo Maximilien Rubel se pregunta ¿qué libros, qué críticas? Y especula que incluso puede ser una exageración de Marx, ya que el trabajo original pensado para Leske estaba interrumpido sine die, y concluye que en Marx aparecía una urgente necesidad de polemizar contra los ideólogos y filósofos de la izquierda alemana por su creciente hegemonía en los círculos obreros y en la Intelligentsia progresista y liberal.

11 Sin contar los artículos, panfletos y circulares polémicos contra la misma tendencia.

12 Engels, Friedrich: «Zur Geschichte des Bundes der Kommunisten»; en: Sozialdemokrat , Nr. 46, 47 und 48 vom 12. 19. und 29. November 1885, luego como parte del Broschüre : Karl Marx, Enthüllungen über den Kommunisten-Prozeß zu Köln , Neuer Abdruck mit Einleitung von Friedrich Engels und Dokumenten, Hottingen-Zürich 1885; ahora en: Karl Marx/Friedrich Engels; Werke . Band 21, (Karl) Dietz Verlag, Berlin (DDR), 1975, p. 215.

13 Marx, Karl; «Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie», en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke, Band 42, Dietz Verlag, Berlin (DDR), 1983, pp. 98-99; en español: Marx, Karl; Elementos fundamentales para la crítica de la Economía política (Grundrisse 1857-1858); Siglo XXI, México, 1986, pp. 93-94.

14 O sea: entre el plan primitivo de 1857 (quizá generado de la obra inconclusa propuesta a Leske ya que contenía el esquema de materias aunque no el de seis niveles de abstracción o «libros») y el de 1865-1866 de cuatro partes o procesos; véase el trabajo clásico de Román Rosdolsky: Génesis y estructura de ‘El Capital’ de Marx. Estudio sobre los ‘Grundrisse’; Siglo XXI, México, 1983, capítulo «La estructura de la obra de Marx», p. 36 y ss.; sobre los cambios de plan de Marx sobre el sistema económico-político burgués y la historia genética de Das Kapital el trabajo del agudo colaborador de la Escuela de Frankfurt, Henryk Grossmann: «Die Änderung des ursprunglichen Aufbauplans des marxschen ‘Kapital’ und ihren Ursachen», en: Archiv für die Geschichte des Sozialismus und der Arbeiterbewegung, Leipzig, XIV, 1929, pp. 305-338; en español: «Modificación del plan originario de la estructura de ‘El Capital’ de Marx y sus causas»; en: Ensayos sobre la teoría de las crisis. Dialéctica y metodología en ‘El Capital’; Pasado y Presente, México, 1979, pp. 41-70.

15 Es decir y en orden lexicográfico: Capital, gran Propiedad, Trabajo asalariado, Estado, Comercio exterior, Mercado Mundial; en: Marx, Karl; Zur Kritik der politische Ökonomie; original de 1859, ahora en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich – Werke, (Karl) Dietz Verlag, Berlin. Band 13, 7. Auflage 1971, Berlin (DDR), 1971, p. 7; en español: Contribución a la crítica de la Economía Política, Siglo XXI Editores, México, 1980, p. 3.

16 Althusser, Louis; «El Marxismo como teoría ‘finita'»; en: AA.VV.; Discutir el Estado. Posiciones frente a una tesis de Louis Althusser; Folios Ediciones, México, 1982, p.13.

17 Un debate que tuvo como foro la revista del PSI, Mondo Operario: Bobbio, Norberto; «¿Esiste una dottrina marxista dello Stato?», en:AA.VV., Il Marxismo e lo Stato, Roma, Quaderni di Mondo Operaio, Roma, 1976; en español: Qué socialismo: Discusión de una alternativa; Plaza&Janés, Barcelona, 1978.

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