La Revolución cubana no es el paraíso en la Tierra, ya lo sabemos, pese a la belleza de la isla y la enorme cordialidad de su gente. Tampoco es una modélica democracia cómo la del Reino de España, en donde su Rey emérito, Juan Carlos I, está huido desde hace un año en una de las dictaduras teocráticas del Golfo Pérsico por presuntos delitos de blanqueo de capitales y tráfico de armas, aún por aclarar.
Un Rey inviolable, de hecho, como su hijo Felipe VI. Ambos ininvestigables por el Parlamento español, ya que el PSOE, PP y Vox rechazan la creación de una comisión de investigación. Ya se sabe, una democracia plena.
El socialismo resultante de la Revolución cubana, que es manifiestamente mejorable, goza del apoyo mayoritario de su digno pueblo. De no haber sido así no habría sobrevivido al acoso de la mayor potencia militar de toda la historia de la humanidad, que mantiene sometida a la isla a un criminal bloqueo económico desde hace 60 años. La misma potencia militar que apoyó en España la genocida dictadura franquista e instaló bases militares extranjeras en nuestro suelo.
Bases que ponen en riesgo a nuestros pueblos, especialmente a nuestra querida Andalucía, por la peligrosísima base naval de Rota, que además no aporta seguridad alguna frente a las provocaciones del Rey de Marruecos. Un Rey opresor de su pueblo y conocido sátrapa, amigo de los Borbones. Un reino alauita que, como el Reino de España -una monarquía militar-, simula ser una democracia plena, con su Parlamento y todo, principal enclave imperialista de EE.UU. en el Norte de África.
La admirable Revolución cubana acabó con la infame dictadura militar de Baptista, un feroz anticomunista apoyado por el imperio USA, que asesinó a miles de opositores, aliado a miembros de la mafia, entre otros al conocido gánster Lucky Luciano.
Cuba es ejemplo de generosa solidaridad internacionalista, con sus famosas brigadas médicas, cuya ayuda humanitaria a países en situaciones de graves emergencias sanitarias está siendo capital. Cuba goza de una sanidad pública envidiable. Es un admirable país que ha sido capaz de desarrollar y producir, en un tiempo record, pese al criminal bloqueo económico, una vacuna efectiva contra la enfermedad del coronavirus Covid19, algo que muy pocos países del “primer mundo” han logrado.
La actual campaña lanzada por el imperio y sus aliados contra Cuba, que secundan en España conocidos intelectuales orgánicos de la monarquía, entre otros el académico Luis María Anson, es nauseabunda.
Ayer tarde, tras una semana de persistentes lluvias, pasé junto al magnífico edificio de la Alcaldía de Paris, a orillas del Sena. Muy cerca se encuentra un jardín que lleva por nombre el de nuestro genial poeta, dramaturgo y prosista Federico García Lorca (1898-1936), asesinado en las primeras semanas tras el golpe militar del 18 del julio. En ese bello jardín he tenido ocasión de observar y fotografiar un gigantesco mural contra Cuba, cuyo lema es “patria y vida”, promovido por la mafia cubana de Florida.
Por si fuese poco, la justicia “imparcial” del Reino de España impide la búsqueda del lugar donde se hallan los restos del poeta asesinado, en las proximidades del Barranco de Víznar, y de su posible exhumación. Asesinato magistralmente narrado por el excelente hispanista Ian Gibson, en su obra La represión nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de Federico García Lorca (París, 1971), traducida al inglés como The Death of Lorca (Londres, 1972).
La dignidad herida de un pueblo hermano merece el apoyo y comprensión de todos los demócratas. Denunciemos, por tanto, esta infame campaña imperialista lanzada contra el pueblo cubano. Exijamos el fin del bloqueo y de las sanciones económicas.
Manuel Ruiz Robles es Capitán de Navío de la Armada, miembro de la UMD y del Colectivo Anemoi. Presidente Federal de Unidad Cívica por la República.