La Ertzaintza cargó con saña contra los centenares de donostiarras que se disponían a abandonar la encartelada de Etxerat que, como cada viernes, denunció la situación que padecen los presos políticos vascos a cientos de kilómetros de sus hogares. Al menos, dos personas resultaron heridas y tuvieron que ser atendidas por los pelotazos lanzados por […]
La Ertzaintza cargó con saña contra los centenares de donostiarras que se disponían a abandonar la encartelada de Etxerat que, como cada viernes, denunció la situación que padecen los presos políticos vascos a cientos de kilómetros de sus hogares. Al menos, dos personas resultaron heridas y tuvieron que ser atendidas por los pelotazos lanzados por la Policía autonómica. Una de las personas lesionadas es un hombre de 85 años de edad que se encontraba en la plaza de la Constitución viendo una exhibición de jotas, ajeno a la movilización. Pero la Ertzaintza entró hasta el corazón de la ciudad persiguiendo a los familiares de los presos.
El veto impuesto por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón no había conseguido que Etxerat cejara en su empeño de llevar a cabo ese acto de solidaridad con sus allegados y de denuncia de la dispersión. Centenares de personas, en su mayoría de avanzada edad, partieron desde Alde Zaharra alzando las imágenes del centenar de donostiarras que se encuentran presos, tal y como lo vienen haciendo durante diecinueve años todos los viernes.
Cuando asomaban por la calle San Juan, en un escrupuloso silencio y con sus singulares pañuelos blancos atados al cuello, vieron como se materializaba el veto impuesto por el tribunal especial español: doce furgonetas de la Ertzaintza estaban apostadas a su espera.
Los familiares de presos que abrían la encartelada portando la pancarta -en la que se leía «Euskal presoak eta iheslariak etxera»- se quedaron inmóviles durante más de diez minutos ante el cordón policial. Tras ser identificados por los uniformados y viendo su negativa a dejarles pasar, los integrantes de Etxerat recogían la pancarta y se disponían a dejar atrás el Boulevard entre aplausos y gritos de ánimo para los represaliados. En ese momento llegó la primera carga de la Ertzaintza.
Las personas que pretendían abandonar el Boulevard se vieron sorprendidos por detrás con una dura carga, lo que obligó a la gente a dispersarse por toda la Parte Vieja en busca de refugio ante los pelotazos, lanzados en alguna ocasión, a menos de diez metros de distancia.
Fueron muchos de ellos los que buscaron cobijo en la plaza de la Constitución, pensando que por el hecho de encontrarse repleta por el certamen de jotas navarras, ello haría parar las acometidas policiales.
Se equivocaron. Los agentes de la Ertzaintza los siguieron hasta allí y cargaron en el interior de la plaza, hiriendo por lo menos a un anciano de 85 años que fue trasladado en ambulancia al hospital. Otra persona también fue herida de un pelotazo en la pierna.
Las cargas, sin embargo, no evitaron las muestras de solidaridad y un grupo de jóvenes cogió el testigo y las fotos de los presos políticos para dirigirse de nuevo con determinación hacia el cordón policial, lo que provocó más cargas y carreras.
Después de que el juez Garzón decretara la ilegalidad de un sinfín de actos en favor de los derechos de los represaliados previstos para la Aste Nagusia donostiarra, otro juez, Eloy Velasco ha vuelto a prohibir la manifestación convocada para hoy. El razonamiento esgrimido es «prevenir un posible enaltecimiento terrorista con escarnio a sus víctimas».
Tras un segundo auto de Garzón, el movimiento pro amnistía llamó a la ciudadanía a participar en la manifestación que partirá hoy a las 19.00 desde el Kursaal donostiarra, precisando que su intención era manifestarse, como cada año, en favor de los derechos de los presos.
Mientras tanto, en Tafalla, donde, al igual que en la capital guipuzcoana, estaba prohibida la encartelada de los viernes, no aparecieron ni las fuerzas policiales ni la Guardia Civil y cientos de personas desarrollaron la movilización con normalidad.
Pese a prohibiciones y amenazas, las muestras de apoyo se sucedieron por la geografía vasca. Como ejemplo, en Arbizu se reunieron 65 vecinos y 87 en la vecina Etxarri Aranatz; en Bilbo, 110; en Lekeitio, 100; 135 en Zarautz; 32 en Mundaka; 42 en Lazkao; 260 en Iruñea y los mismos en Gasteiz; 90 en Hernani; 12 en Bera y 122 en Orereta.