El programa ortográfico de mi ordenador quiere que lo escriba con zeta; pero, en este caso, «naci» es apócope de «nacionalista» (o más bien contracción de «aquejada de un nacionalismo rancio y espurio»), y por lo tanto va con ce. La España naci, aunque no tiene nada de libre (de hecho, su fundamento mismo es […]
El programa ortográfico de mi ordenador quiere que lo escriba con zeta; pero, en este caso, «naci» es apócope de «nacionalista» (o más bien contracción de «aquejada de un nacionalismo rancio y espurio»), y por lo tanto va con ce. La España naci, aunque no tiene nada de libre (de hecho, su fundamento mismo es el miedo a la libertad propia y ajena), hay que reconocer que es una y grande, como la quería Franco. Alarmantemente una, compacta, monolítica; y alarmantemente grande, es decir, populosa (al contrario que la izquierda, pequeña y desunida). Los casi diez millones de personas que votaron al PP tras el 11-M y a pesar del apoyo de Aznar a la invasión de Irak (es decir, después de que el anterior Gobierno mintiera criminalmente al afirmar que los iraquíes tenían armas de destrucción masiva y al atribuir a ETA los atentados de Atocha), son nacis, o lo que es lo mismo, descerebrados y/o fascistas en el más estricto sentido del término. Y hay más, muchos más. Quienes llaman «héroes», «pacificadores» o «humanitarios» a los soldados españoles que colaboran con la banda armada estadounidense en sus campañas de expolio y exterminio en Afganistán e Irak, son nacis. Quienes honran y condecoran a los invasores abatidos por la heroica resistencia iraquí, son nacis. Quienes practican y promueven la tortura, quienes absuelven o indultan a los torturadores, quienes los encubren, quienes callan y miran hacia otro lado, son nacis. Quienes aprueban la dispersión de los presos políticos, quienes les niegan incluso el estatuto y el nombre de presos políticos, son nacis. Quienes niegan el derecho de autodeterminación de los pueblos, quienes les niegan a Cataluña o a Euskal Herria el derecho a ser y a llamarse nación, son nacis. Quienes promulgan leyes para ilegalizar a los partidos que ejercen una oposición auténtica y para convertir en «terrorismo» cualquier forma de disensión o protesta, son nacis. Quienes promueven y apoyan juicios indiscriminados contra supuestos «entornos» e invisibles «conspiraciones», son nacis. Quienes afirman que Gibraltar es España porque está en la península y que Canarias, Ceuta y Melilla también son España a pesar de estar en Africa, son nacis. Quienes llaman «aliados» a los terroristas estadounidenses y «Ejército israelí» a los terroristas sionistas, a la vez que llaman «terroristas islámicos» al Ejército de liberación palestino y a cuantos se defienden del terrorismo judeocristiano, son nacis. Quienes, siguiendo a José Antonio, dicen que la familia patriarcal es la célula de la sociedad, son nacis. Quienes, siguiendo a Franco, llaman «democracia» al gobierno de una oligarquía criminal, son nacis. Quienes vituperan, discriminan, explotan, acosan o maltratan a los inmigrantes, son nacis… El programa ortográfico de mi ordenador se empeña en escribirlo con zeta. Y, bien mirado, no le falta razón.