Imaginemos nuestro país mucho más endeudado aún. El aumento de la deuda para financiarnos traerá consigo una mayor profundización de lo que está ocurriendo ya; recortes sociales a gran escala. Esto lo sabe cualquier economista. Los recortes están siendo una consecuencia del endeudamiento, no el efecto directo de una política económica emprendida. La economía griega […]
Imaginemos nuestro país mucho más endeudado aún. El aumento de la deuda para financiarnos traerá consigo una mayor profundización de lo que está ocurriendo ya; recortes sociales a gran escala. Esto lo sabe cualquier economista. Los recortes están siendo una consecuencia del endeudamiento, no el efecto directo de una política económica emprendida.
La economía griega no genera en la actualidad riqueza suficiente para pagar los intereses de su deuda contraída.
En nuestro país, en 2010 y siguiendo datos del Libro amarillo de Presupuestos Generales del Estado, el pago de nuestra deuda y sus intereses fue superior al gasto en Servicios Públicos Básicos: Defensa, Seguridad Ciudadana, Justicia, Instituciones Penitenciarias y Política Exterior.
Fue más del doble del dinero que se destinó al fomento del empleo.
Fue 5 veces más de lo que se gastó en Sanidad, 5 veces más de lo que se gastó en Educación o 20 veces más de lo que se destinó a Cultura.
Fue mucho más del doble de lo presupuestado para planes de I+D+I; o 15 veces más que lo dedicado a la Ley de Dependencia.
Y fue superior a la recaudación proveniente de los Impuestos Especiales (21.441 millones de euros), es decir, Alcohol y bebidas derivadas, Cerveza, Productos Intermedios, Hidrocarburos, Tabaco y Electricidad (los ciudadanos y ciudadanas debemos visualizar el motivo del aumento en todos estos tipos de Tasas: estamos financiando deuda directa o indirectamente).
En 2010, casi el 93% de los gastos financieros de nuestro país correspondieron a los intereses de la deuda pública.
Cuando nos levantamos cada mañana a trabajar y pagamos nuestros impuestos en cada paso que damos, estamos trabajando más para financiar las ganancias de aquellos que se benefician con el negocio de la deuda que a mejorar la Sanidad, la Educación o la Justicia de nuestro país.
Y en 2011 está siendo mucho peor aún. A ello sumemos el desplome anunciado por la banca del crédito (mayor del previsto) para el segundo semestre de este año.
Hoy mismo se han colocado más de 3.000 millones más en deuda pública.
El pasado 24 de mayo la tesorería pública adjudicó a 3 meses, deuda por valor de 999 millones de euros. Sin embargo, y esto es lo más interesante, los mercados solicitaban 6.578 millones. El tipo marginal de adjudicación ha sido 1.418 por ciento.
En esa misma fecha y a seis meses, se colocaron 1.300 millones de euros. Los mercados solicitaban 7.098 millones. El tipo marginal de adjudicación a este plazo fue del 1,798 por ciento.
Con estos dos ejemplos queda claramente reflejada la situación de endeudamiento en la que los mercados habrían querido dejar a nuestro país si por ellos fuera. Queda claro que lo que les importa es su negocio y su beneficio. Y son capaces de reventar de sufrimiento a una nación entera (como está ocurriendo en el caso griego) si de ellos dependiera, con tal de ganar más dinero.
El Tesoro Público realizará en 2011 unas emisiones brutas de alrededor de 192.000 millones para refinanciar los vencimientos de deuda y cubrir nuevas necesidades. Refinanciar los vencimientos¡¡.
Debemos tener en cuenta que según el Instituto Nacional de Estadística, el PIB español en millones de euros, asciende en el 1º T de 2011 a 270.620.
El incremento en el volumen de deuda en 2011 se estima en unos 43.300 millones para el Estado, hasta situarse en 594.800 millones. Pero todo ello es categorizado por la propia Elena Salgado como asumible apelando a un porcentaje del PIB «razonable» que zanja el debate en esos círculos de «representación política» que no sufren el desahucio de sus viviendas, los sueldos miserables, la escasez de bienes básicos o el destructor panorama de sus hijos desempleados o maltrabajando sin cotizar.
Tal es la naturaleza de estas personas. Y ese es el tipo de violencia extrema que están dispuestos a ejercer. Y que de hecho están ejerciendo, porque los países están sufriendo los acontecimientos presentes y un horizonte de empeoramiento sustancial de la situación.
Existen instituciones financieras especializadas en el negocio de la deuda. Todo un asalto con respaldo legal. Y contemplamos a diario las maniobras de unas agencias de calificación cuya primera finalidad de existencia en la actualidad es operar como sea para que los tipos marginales a los que los países emiten su deuda sean lo más ventajosos posible para el negocio, con las consecuentes desventajas para los ciudadanos y ciudadanas.
Toda esta gente quiere que la «crisis» continúe. Es su mayor interés. Con ella están ganando sumas galácticas. Una auténtica exhibición de inmoralidad. La nueva burbuja; la de la deuda pública, anunciada ya desde hace tiempo por numerosos especialistas. Se naturaliza la expresión «los mercados siempre actúan contra los países más débiles». No les importan en absoluto las personas.
Hoy mismo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha declarado que los altos bonus que aún está ofreciendo la industria bancaria indica que las instituciones financieras están generando demasiados beneficios.
¿A donde conduce todo esto?. ¿Cuál es el modelo que se persigue?. ¿A dónde se pretende llegar?. Las consecuencias son claramente predecibles.
Están dibujando un gran escenario de violencia futura. Debemos pararlo ahora. Evitemos la violencia del futuro.
No se debe seguir apoyando de ninguna manera el actual sistema de funcionamiento. Continuar con comportamientos contemplativos supone agregar gradientes de complicidad.
No podemos ser cómplices por más tiempo de lo que se continúa gestando y que viene a añadirse a los años de «crisis» ya sufridos. Las consecuencias son totalmente predecibles.
Juan Luis Rodríguez – Attac Sevilla.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.