«La evolución de la desigualdad en España es un fenómeno preocupante: mientras los salarios pierden peso y capacidad de poder adquisitivo, las grandes empresas aumentan beneficios y la riqueza en España sigue concentrándose en manos de unos pocos», sostiene Franc Cortada, director de Oxfam Intermón. La ONG publica este lunes su informe anual sobre desigualdad con motivo del inicio del Foro Económico Mundial en Davos [puedes consultar el texto íntegro del informe internacional aquí y el de la versión sobre España aquí] que revela, entre otros muchos datos, que el valor conjunto de la riqueza de los milmillonarios españoles —son 26 según la lista Forbes y están encabezados por Amancio Ortega con 67.000 millones de euros—ha aumentado en casi 3.000 millones de dólares —2.767 millones de euros, al cambio actual—, lo que equivale a un aumento de aproximadamente 3 millones de dólares al día —2,77 millones de euros, al cambio actual—, desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.
A nivel global, la fortuna de los milmillonarios crece a un ritmo de 2.700 millones de dólares al día. Es decir, por cada dólar que recibe una persona del 90% más pobre de la humanidad, los más ricosganan 1,7 millones de dólares. «Las élites se están reuniendo en un contexto en el que la riqueza y la pobreza extremas en el mundo se han incrementado simultáneamente por primera vez en 25 años», asegura Cortada.
Oxfam también detecta en su informe Sobra mucho mes a final de sueldo que los milmillonarios españoles han recuperado con rapidez el dinero perdido durante la pandemia del coronavirus y en la actual crisis de precios por la guerra de Ucrania, incluso por encima del crecimiento de España. «Al igual que ya sucedió durante la crisis de 2008, los milmillonarios también se ven afectados por las crisis y el valor de su riqueza cae. Pero con la recuperación, sus ganancias acostumbran a superar lo perdido entonces», afirma la ONG. En concreto, si en 2008, el 1% con mayor riqueza concentraba el 15,3% de la riqueza neta total, en 2021 ya era el 23,1%. Es decir, uno de cada cuatro euros.
El 90% del incremento de precios se debe a los beneficios de las empresas
Las grandes compañías españolas tampoco han salido mal paradas de esta doble crisis: sus beneficios o se han mantenido o han crecido, es decir, no han tenido pérdidas. Durante 2022, la tendencia se ha acelerado y, sólo en el tercer trimestre, las empresas del IBEX 35 anunciaron resultados un 30% superior al mismo periodo del año anterior. En 2021, sus beneficios (75.496 millones de euros) fueron un 63% superiores a los de 2019 (46.262 millones de euros) y un 55% por encima de la media de los cinco años anteriores a la pandemia.
«Estamos ante una crisis alimentada porque algunas de las grandes empresas y los súperricos se han aprovechado del contexto de incertidumbre, la pandemia y la guerra en Ucrania y están sacando tajada, inflando precios y márgenes, a costa de una gran mayoría», expone Cortada. Sólo durante el año 2022, el 90% del incremento de los precios se puede explicar por los aumentos de los beneficios de las empresas agravando así esta crisis de coste de vida.
«Si hasta ahora el comportamiento del mercado laboral, y especialmente el desempleo, ha sido el elemento determinante para explicar los altos niveles de desigualdad económica en España, ahora vemos como el mayor dinamismo de los beneficios empresariales frente a unos salarios que pierden poder adquisitivo amenazan con hacer la desigualdad más profunda», expone el informe. El documento también destaca que, pese a los «notables incrementos de empleo de los últimos tres años, con 671.000 empleos más», la participación de la remuneración de las personas asalariadas en «la distribución primaria de la renta ha sufrido un descenso reseñable».
Así, en términos reales, los sueldos caen a niveles similares a los peores años de la crisis que se inició en 2008. En concreto, ya son un 4% más bajo que hace quince años. Y la perspectiva no es nada halagüeña: según destaca el informe, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios en 2026 respecto a 2008 sería de diez puntos en el caso del salario medio, y de cinco puntos en el caso de las personas trabajadoras con salarios sometidos a negociación colectiva. «Este proceso supone una devaluación salarial que doblaría la experimentada durante la crisis económica entre 2008 y 2014», reconoce Oxfam.
Por ello, Cortada explica que es «esencial» garantizar que «los salarios puedan recuperar su poder adquisitivo». Los sueldos son prácticamente una de las pocas cosas que no ha subido durante el último año: Desde finales del primer trimestre de 2021, el crecimiento mensual promedio de los salarios es del 1,7%, mientras que el de los precios es superior al 6%.
Se ha reducido un 26% el poder de compra de los hogares más vulnerables
«Lo que cuesta llenar el carro de la compra, la luz y la calefacción en el hogar o la gasolina y el transporte ha aumentado de manera notable, mientras que los ingresos, y especialmente los salarios, no lo hacen con la misma intensidad«, expone el informe de Oxfam que señala la realidad de millones de hogares en España: aquellos en los que llegar a fin de mes es cada vez más complicado «sin haber curado aún las heridas de la pandemia».
«Sin embargo, este impacto va por barrios, y no afecta a todos los hogares de la misma manera», asegura el informe que también destaca que «los aumentos de precios afectan de un modo más acentuado a las familias con menor renta, que deben destinar una mayor parte de sus limitados ingresos a estos productos básicos que son difícilmente reemplazables y a los que es difícil renunciar». Así, y trasladado a cifras, la subida de precios entre enero y noviembre de 2022 ha reducido el poder de compra de los hogares en peor situación un 26% más que el de aquellos con mayores ingresos. El máximo se alcanzó en el mes de marzo, cuando fue un 37% más caro.
Desgranado, mientras que en los hogares con menor poder adquisitivo ha sido un 12,6% más caro mantener el mismo patrón de consumo que el año anterior. En cambio, los más pudientes, sólo han visto incrementado su cesta de la compra un 10%.
«España tiene que dejar de ser uno de los países con mayores niveles de desigualdad»
La ONG recuerda en su informe que según los últimos datos oficiales disponibles, de 2020, España se encuentra entre los países más desiguales de Europa, ocupando el quinto puesto de los 26 para los que se dispone de información. Tan solo Bulgaria, Letonia, Lituania y Rumanía presentan niveles de desigualdad superiores.
Por ello, Oxfam pide al Gobierno de Pedro Sánchez que de manera inmediata impulse un pacto de rentas junto con el conjunto de los actores sociales, para evitar que los salarios sigan sufriendo el efecto directo de la inflación. «Es el momento de pasar de las medidas de urgencia y reactivas a otras de mayor calado y que impliquen a los diferentes actores sociales», explica Cortada que señala que hay que conseguir que «España deje de ser uno de los países con mayores niveles de desigualdad» necesita «una combinación de políticas fiscales, sociales y salariales».
Entre las medidas, Oxfam propone profundizar en la reforma fiscal, reforzar la lucha contra la evasión y elusión fiscal, revisar los impuestos a los beneficios caídos del cielos, el de sociedades así como el de patrimonio «sin distorsiones territoriales ni exenciones ineficientes», ampliar la cobertura y agilizar los trámites del impuesto mínimo vital, dar apoyo público a autónomos y pequeñas y medianas empresas, y sacar adelante una ley que exija a las empresas prevenir y mitigar las vulneraciones de los derechos humanos y medioambientales allí donde operen.
El 1% más rico acumula el 63% de la riqueza producida en el mundo desde 2020
Pero la desigualdad no es solo una cosa de España y Oxfam también publica este lunes un nuevo informe, La ley del más rico, sobre la desigualdad a nivel mundial. En concreto, según la ONG, el 1% más rico acapara casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021, valorada en unos 42 billones de dólares. Es más, durante la última década, este 1% más rico acumula la mitad de la nueva riqueza.
Y estas cifras en una coyuntura mundial marcada por la actual crisis de precios que, según defiende Oxfam, es también una crisis de desigualdad. Por poner un ejemplo, la ONG destaca que países enteros se encuentran al borde de la bancarrota y los más pobres destinan cuatro veces más recursos al servicio de la deuda que a los servicios de salud pública. Mientras, 95 grandes compañías de energía y alimentación han duplicado sus beneficios y han generado unos beneficios extraordinarios de unos 306.000 millones. Según esta organización, está codicia alimenta la inflación y, en Australia, EEUU o Reino Unido, estos enormes beneficios empresariales han contribuido como mínimo al 50 % del crecimiento de la subida de precios.
Como sucede en España, en el otro lado de la balanza, están los más vulnerables dejando cifras nada halagüeñas. Al menos 1.700 millones de trabajadores viven en países donde el crecimiento de la inflación se sitúa por encima del de los salarios. Más de 820 millones de personas en todo el mundo, es decir, aproximadamente una de cada diez, pasan hambre. Además, la desigualdad suele tener rostro femenino: mujeres y niñas suelen comer en último lugar y en menores cantidades, y representan casi el 60 % de la población mundial que padece hambre.
Garantizar que el 1% más rico tribute a unos tipos considerablemente más elevados
Ante esta desigualdad, el informe de la ONG muestra «cómo una imposición adecuada a los ultra ricos puede ser la vía para lograr un mundo más justo, sostenible y sin pobreza«. Según Oxfam, aplicar una mayor presión fiscal a los súperricos reduce «su enorme concentración de riqueza y evita que siga creciendo su número, creando sociedades más igualitarias y evitando la aparición de élites poderosas, no sometidas a control y que adquieren casi naturaleza de aristocracia» al tiempo que «reduce desigualdades sociales que resultan destructivas».
Por cada dólar recaudado en ingresos fiscales a nivel global, únicamente cuatro centavos proceden de gravar la riqueza. Y este fenómeno es aún más pronunciado en aquellos países de renta media y baja, donde existen mayores niveles de desigualdad. «Por ejemplo, uno de los hombres más ricos de la historia, Elon Musk, tributa a un ‘tipo impositivo real’ del 3,2%, mientras que Jeff Bezos, otro de los milmillonarios más ricos, lo hace a menos del 1 %. En cambio, Aber Christine, una de las mujeres con las que Oxfam colabora en Uganda y que se gana la vida comerciando en el mercado, paga en impuestos el 40% de lo que logra vender», explica el documento.
Ante esto, Oxfam insta a los países a aplicar una combinación de medidas fiscales que garantice que «el 1% más rico tribute a unos tipos considerablemente más elevados». Su idea pasaría por acercar su contribución en torno al 60% sobre el conjunto de sus rentas. Este porcentaje debería ser incluso más elevado para los multimillonarios y los milmillonarios. «Este nivel de presión fiscal debería aplicarse a la totalidad de sus ingresos, tanto los derivados del trabajo como de sus rentas de capital», afirma la ONG.