En estos días en los que se habla de la refundación de la izquierda española en el marco de la crisis capitalista hace falta más que nunca la profundización de los debates sobre la propia crisis y especialmente sobre las políticas gubernamentales. Esto nos ayudará a establecer unas bases de las que partir, pero para […]
En estos días en los que se habla de la refundación de la izquierda española en el marco de la crisis capitalista hace falta más que nunca la profundización de los debates sobre la propia crisis y especialmente sobre las políticas gubernamentales. Esto nos ayudará a establecer unas bases de las que partir, pero para ello hace falta debatir, poner análisis encima de la mesa sean coincidentes o no, etcétera, porque de lo contrario el debate se centra de nuevo en listas electorales, institucionalismo, luchas entre burocracias políticas y sindicales, supeditaciones a las fuerzas de gestión del sistema, etc.
A mí, en esta ocasión, me parece muy importante aportar algunos datos y análisis sobre la gestión de la crisis por parte del Gobierno en favor de los sectores financieros para poder debatir sobre cómo la «salida» de la crisis se está llevando de forma brutal por el carril de la derecha política, y encadenarlo con una visión de la historia económica de este país en los últimos treinta años en el sentido de identificar brevemente la concentración de la riqueza en nuestro país, abundando con algunos datos más respectivos a la legislatura del 2004-2008 , porque da la impresión de que se tiene un análisis muy asentado de los Gobiernos de F. González y Aznar, pero no del primero y lo que va del segundo de Rodríguez Zapatero (No es la intención de este artículo hacerlo, pero sí dar algunos datos concretos que sirvan para visualizar determinadas realidades sensibles para la izquierda), cuando debería ser algo central para comprender la crisis cultural de la propia izquierda española.
La crisis en España llegó para quedarse, dejar profundas huellas en el futuro y enormes hipotecas para la clase trabajadora. Y más cuando en nuestro país tenemos una crisis propia fruto del modelo desarrollo heredado del último franquismo y profundizando en los últimos treinta años por los partidos de Gobierno, con una alta financiarización de la economía, la destrucción del tejido industrial, la sobrecarga de la economía en sectores improductivos como el Turismo y la Construcción, etc.
En la supuesta época de bonanza , o más bien de enorme acumulación de capital a la vez que precarización de los índices sociales a todos los niveles, España pasó a ser proporcionalmente el país más endeudado del mundo, con la mayor deuda per cápita del mundo y el segundo en términos absolutos , superada por Estados Unidos. Una tendencia imparable desde finales de los años noventa hasta nuestros días. Por supuesto en la época de crisis la socialización de las pérdidas lleva a que sea el Estado uno de los que más se está endeudando proporcionalmente del mundo, con políticas claramente supeditadas al capital financiero.
Los 250.000 millones del plan de rescate financiero en nuestro país, más los hasta 90.000 millones del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria son el mejor ejemplo, cantidad incomparablemente superior a la dedicada para la protección social y reactivación de la economía, al margen del dinero al sector automovilístico, eléctrico, etc. El Gobierno está recurriendo a la financiación exterior, emisión de deuda pública, curiosamente siendo ésta un nutriente fundamental para el sector financiero .
En raras ocasiones se habla de la situación de la banca (nominalmente) española, entre otras cosas porque supondría reconocer la «ineficacia» de los organismos supervisores. Esta tiene una deuda total declarada de 800.000 millones de euros con entidades extranjeras, teniendo que devolver en los próximos cuatro años 240.000 millones de euros , para lo que las garantías del plan de rescate bancario les ha permitido que el Banco Central Europeo les transmita financiación barata hasta el punto de convertir la deuda en una fuente central de sus beneficios. La banca recibe «préstamos» del Estado o financiación del BCE a un interés mínimo del 1%, compran deuda pública, la cual el Gobierno tiene que devolver con unos intereses bastante mayores (Sobrepasando incluso el 4%), con un rendimiento durante años al ser títulos de deuda pública a largo plazo. Y por otra parte el Fondo de Adquisición de Activos Financieros (FAAF) está permitiendo a la banca que el Estado adquiera a unos precios muy elevados sobre su valor real activos tóxicos de los que no podían deshacerse en el mercado.
Así el Estado se hace cargo de los agujeros negros de la Banca y ésta hace un negocio redondo mientras la ciudadanía se ahoga con la crisis y el Estado crea un agujero negro a pagar por la misma ciudadanía durante por lo menos los próximos veinte o veinticinco años a la vez que se producen todo tipo de recortes en los servicios sociales (Privatización de la Sanidad y la Educación, pensiones miserables, desprotección laboral, falta de financiación a las entidades públicas, etc.).
Mientras, la Banca sigue teniendo un algo nivel de beneficios en el contexto de una crisis financiera. El BSCH, el BBVA, La Caixa, Caja Madrid y el Banco Popular acumularon 13.602 millones de beneficio neto en los tres primeros trimestres del año, tendencia que no bajará sino que probablemente subirá, o incluso en el caso del BSCH su Presidente afirma que al cerrar el año obtendrán beneficios similares al año anterior. Por su parte las empresas del Ibex 35 (6 compañías han obtenido el 72% del beneficio total) habían ganado en el mismo periodo 31.590 millones (30% menos que el año anterior), manteniendo en general los grandes grupos sus beneficios (Habiendo incluso quien los supera como pueden ser por ejemplo las grandes eléctricas o Telefónica.).
Por el otro lado tenemos alrededor de 4,5 millones de parados reales, más de un millón de hogares en los que no entran ningún ingreso laboral, reducción drástica en los PGE de la inversión en I+D+I, dos versiones del Plan E que alimentan fundamentalmente a los sectores económicos dominantes en nuestra economía antes del estallido de la crisis, la confirmación por parte del Banco de España de la congelación del crédito a las familias y el descenso aún más de éste a las empresas según el último informe, una contra reforma fiscal aprobada recientemente que restará poder adquisitivo a casi el 90% de la ciudadanía, el peligro de una reforma laboral a la «alemana» que reduzca el salario entre un 10% y un 15%, el país proporcionalmente más endeudado del mundo, una deuda exterior que supera el 150% del PIB, una estructura productiva supeditada a las estructuras de poder occidental con el 75% de las exportaciones destinadas a la UE, la ruina del sector agrícola y ganadero con por ejemplo la desaparición del 86% desde las explotaciones lácteas desde 1984, una profundización en el reparto del pastel entre las rentas del capital y las rentas del trabajo, etc.
Y quien piense que este último elemento se debe a la crisis decirle que, lamentándolo mucho, se equivoca. La prueba está en que entre los años 2004 y 2008 el salario real ha descendido el 1,2 % y el salario relativo en el mismo periodo alrededor de seis puntos porcentuales . Y alargando el periodo de tiempo de análisis, según el INE, los salarios representaban el 6 4% del PIB en 1974 y hoy están por debajo del 46%, siendo antes del estallido de la crisis el 60% de los trabajadores «mileuristas» y el 11% con ingresos alrededor de 500 € . La situación inversa es que el 10% más rico de la población española obtiene el 31% de la riqueza global generada en el país y el 70% de la riqueza financiera.
Hay en estos treinta años (A pesar del notable aumento del número de trabajadores asalariados) una continuidad en los distintos Gobiernos en los patrones de la cuestión económica en lo que se trata de la adaptación y desarrollo del modelo económico impuesto en España desde los podres dominantes a través de los grandes partidos políticos (Bien hablemos en una primera época de reformas industriales, de reformas laborales, etcétera a en una última fase de reformas fiscales, laborales, etc.) y de igual forma el descenso de las rentas del trabajo ha seguido una tendencia quinquenal muy similar.
Por concretar, en el último periodo además hay que añadir como un punto importante para el debate con el objetivo de combatir el discurso de la lucha y desarrollo de la igualdad lanzados desde los partidos políticos de poder, especialmente desde el aparato de propaganda y creación de imagen de ZP (Lo que no quiere decir, en principio, que sea ni mejor ni peor, pero sí que su aparato de propaganda ha triunfado en crear una imagen del personaje al margen de si obedece o no con la realidad de sus políticas), para lo que sirven los siguientes datos para demostrar la ampliación notable de la desigualdad social en nuestro país:
– El Índice de Gini (Valor que oscila entre 0 y 1, siendo la distribución de la riqueza más equitativa cuanto más cercana está a 0 y viceversa) en el año 2004 estaba situado en el 0,307 , y al acabar la legislatura en el año 2008 el índice se situó en el 0,325 (Aumento de la desigualdad del 6%).
– A través de la Curva de Lorenz , que es un método para medir la distribución de la renta dividiendo la población y la renta en décimas parte y establecer el porcentaje de la renta total que recibe cada una de esas décimas partes, desde el 10% más pobre al 10% más rico. En base a esto entre los años 2003 y el 2007 (Periodo económico expansivo) el 60% de la población (6 primeras partes) perdió renta real , y de las cuatro partes siguientes la del 1 0% más rico de la población se apropia del 31% de la riqueza y del 70% de la riqueza financiera.
Claramente la clase dominante en el plano económico (Y en el político) se apropia cada vez de más riqueza y las rentas del trabajo de cada vez menos.
Además, como venimos denunciando algunos, se están profundizando las desigualdades entre las Comunidades Autónomas (CC.AA), y aumentarán aún más con el nuevo modelo de financiación autonómica. Así en 1975 once CC.AA superaban la renta media nacional y hoy sólo la superan ocho, y a su vez en 1975 eran seis las CC.AA que tenían una renta inferior al 90% de la renta media nacional y hoy son ocho.
En definitiva todo esto forma parte de la batalla ideológico y cultural. El que la clase dominante, con el BSCH a la cabeza, conquiste las conciencias con sistemas políticas ligados a límites contextualizados en el marco de los intereses económicos hegemónicos y sus luchas entre ellos evidencia la victoria histórica de la derecha política, social y cultural . El que pueda ligar a la base social conservadora y a la base social progresista a dos partidos políticos que forman parte de las estructuras de poder también evidencia la derrota histórica del movimiento político, social y cultural que ha apostado por la construcción de modelos económicos y sociales alternativos al capitalismo.
Estas dos conclusiones (La victoria de unos y la derrota de otros) deben ser un elemento central para la construcción de bloques y espacios que tengan como elemento común la voluntad de ser contrapoderes y transformarse por el camino en poderes anticapitalistas de carácter socialista.
Para lo que es necesario debatir también la cuestión de la gestión de los programas políticos en las instituciones cuando se está en minoría, como en la actualidad. Es decir, no situar el eje en si se pacta o no con otras fuerzas políticas, sino en cómo enmarcar los pactos en estrategias programáticas y de desarrollo político que determine la construcción de nuevas realidades más allá de la gestión del sistema. Abordaremos esta cuestión en una próxima entrega con ejemplos prácticos de la negativa experiencia de Izquierda Unida (tanto del modelo representado por G. Llamazares como por elementos centrales de la dirección del PCE).
Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.